La Hija De Mis Vecinos
Aún recuerdo perfectamente la primera vez que ví un coño, y ocurrió de la forma más inesperada, estaba entrando en la adolescencia y mi vecina y mejor amiga me brindó el mejor espectáculo de la vida.
Aún recuerdo perfectamente la primera vez que ví un coño real, y ocurrió de la forma más inesperada, estaba entrando en la adolescencia y aún no era una prioridad el sexo opuesto al menos no hasta ese día. Esa tarde yo me encontraba sentado en la sala de mi casa jugando videojuegos en mi consola, sin que nadie me molestará, pues me había quedado solo en casa, ya que mis papás habían salido a alguna clase de fiesta con sus amigos a la que me negué a ir.
Llevaba ya un buen rato jugando sin ningún tipo de interrupción hasta que oí que llamaban insistentemente a la puerta principal de la casa, después de un par de minutos en los que la persona al otro lado de la puerta seguía tocando el timbre constantemente me levanté del sofá y me dirigí a abrir la puerta y ver que querían. Era Carolina, la hija de los vecinos de mis papás, una niña pequeña un año menor mío, delgada, de piel blanca y cabello negro, nunca la había detallado más allá pero siempre me había parecido muy bonita, podría decir que éramos buenos amigos gracias a las muchas veces que habíamos jugado juntos en las tardes después del colegio.
– Pipe, me prestas tu baño que ya me estoy haciendo pis?… Es que no hay nadie en mi casa y me quede por fuera… – Me dijo apenas abrí la puerta, mientras apretaba fuertemente sus piernas una contra la otra y se agarraba su entrepierna con sus manos
– Claro, pasa ya sabes dónde queda el baño… – Le dije entre risas pues sus movimientos eran muy cómicos…
Como Carolina era de completa confianza y ya muchas veces había estado en mi casa no ví la necesidad de acompañarla al baño, así que me dirigí hacía la sala con el fin de disponerme a seguir con mi videojuego. No habían pasado ni dos minutos desde que me había sentado en el sofá cuando escuché la voz de Carolina desde el interior del baño…
– Pipe, puedes venir?
– Dime, ya estoy aquí?…- Le dije desde el otro lado de la puerta del baño
– Necesito pedirte un favor… Puedes entrar?, La puerta está sin seguro…
En mi inocencia no se me pasaba por la mente lo que iba a ocurrir, ni siquiera pensé en lo que me iba a encontrar allí dentro, así que entre al baño sin pensarlo dos veces. Solo fue hasta cuando estuve dentro y vi a mi vecina y mejor amiga sentada en el inodoro que caí en cuenta de la magnitud de la situación. Esa fue tal vez la primera vez que detalle a Carolina, estaba sentada con las piernas cerradas, unos leggins azul celeste a la altura de sus tobillos dejando a la vista unas piernas largas y finas que me cautivaron, llevaba además una blusa blanca con una flor morada estampada que le quedaba ajustada a su cuerpo ya en desarrollo, haciendo que sus tetas sobresalieran, fue hasta ese momento que me di cuenta que Carolina tenía unas tetas grandes para su edad, y aunque no eran más grandes que el tamaño de una manzana, su cuerpo delgado las hacía sobresalir.
– Dime, que necesitas… – Le dije después de inspeccionar su cuerpo por algunos largos segundos…
– Es que… Necesito … Me puedes… – Creo que ella también fue consciente de la situación hasta ese momento, y la vergüenza no la dejaba hablar…
– Tranquila dime lo que sea, para eso somos amigos…
– Pipe prométeme que no le dirás a nadie de esto… – Me dijo en un tono serio
– Te lo prometo, pero ahora dime qué ya me estás asustando
– Es que cuando me fui a limpiar mi chochito después de hacer pis sentí una especie de dolor, y me mire y lo tengo rojito… Puedes mirar si tengo algo?
– Cómo?… – No podía creer lo que me estaba pidiendo…
– Si, lo que oíste, que si me puedes revisar mi chochito… – Lo dijo con una naturalidad y tranquilidad que hizo que diera el siguiente paso …
– Está bien, pero yo no sé nada sobre eso…
Una vez escuchó mi aprobación, Carolina abrió sus piernas invitándome a que me acercara, así que me puse de rodillas y me acerqué hasta quedar con mi cara muy cerca de su coñito. Era el primer coño que veía en mi vida y me pareció el más hermoso y perfecto que podía existir, aún completamente cerradito, solo visible sus labios mayores y un pequeño botoncito que comenzaba a sobresalir en la parte superior, además de unos pocos vellitos muy delgados que resaltaban en la blanca piel de su pubis.
– Ves algo… – Me dijo sacándome de mis pensamientos
– No, no veo nada raro… Lo único que veo es que tienes un coñito muy bonito…
– Ay, bobo, no digas tonterías… – Me dijo mientras reía levemente
Note que sobre la parte inferior de su labio izquierdo tenía un pequeño granito y el área alrededor estaba completamente roja, hasta llegar casi a la entrada de su vagina, además ví que tenía algunos rastros de césped en sus piernas y su ropa.
– Qué estabas haciendo antes de entrar a mi casa?… – Le pregunté queriendo aclarar la situación.
– Estaba jugando con una amiga en el patio trasero de mi casa con el césped que había podado mi papá.
– Ya me lo imaginaba,
de seguro parte del césped entró por entre tu ropa y algún insecto te picó.
– La culpa es de Liliana, ella me echó pasto entre la blusa y el pantalón…
– Tienes un pequeño granito en tu coñito pero seguro te pasará pronto, pero debes quitarte todo el césped que tengas para que no te vaya a picar otro insecto…
– Me ayudas a limpiarme el césped, por favor Pipe… – Me dijo levantándose del inodoro y comenzando a quitarse su blusa…
Yo permanecía de pie sin poder pronunciar palabra, tratando de procesar la información. Carolina por su parte se había terminado de quitar su pantaloncito tipo leggins y su blusa, quedando solo con un pequeño sujetador rosado. Y dándome la espalda me pidió que comenzará a limpiarla y retirar los rastros de césped que tenía, con mis manos temblorosas comencé a quitarle las pequeñas hojas de su cuerpo, bajando desde su espalda, al llegar a sus redondas nalgas no pude evitar estrujarlas entre mis manos, sobrepasandome en mis acciones pero sin llegar a recibir oposición por parte de ella. Carolina se giró quedando frente a frente así que seguí en mi tarea pero ahora en su abdomen y subiendo hasta llegar a sus tetitas, las cuales Carolina no tardó en sacar por encima del sujetador…
– Son perfectas… – Le dije mientras agarraba una con mi mano derecha y la amasaba y acariciaba, sintiendo la suavidad de su piel y lo firme de su pecho, notaba además como su pequeño pezón marrón se iba poniendo cada vez más duro.
– Ahhh… Ya terminaste?…- Me dijo con la voz entrecortada y la respiración acelerada
– Si… Pero espera voy por una pomada para tu coñito
Sali rumbo al cuarto de mis padres y tomando una de las cremas que había visto que utilizaba mi mamá regrese al baño, al entrar Carolina ya se había acomodado sus pechos entre su brasier y se había colocado su blusa. Tome un poco de crema con dos dedos y acercándome a ella se la puse sobre el área enrojecida, no sin desaprovechar el momento para acariciar parte de su coñito, sintiendo la humedad que comenzaba a desprenderse de él.
Carolina me detuvo después de unos instantes y colocándose su ropa salió del baño no sin antes darme un pequeño beso en la boca y darme las gracias.
Regrese a la sala y continúe jugando en mi consola pero pensando y recordando el hermoso coñito de mi vecina y mejor amiga, ya llegaría el momento de volver a tenerla desnuda para mí.
CONTINUARÁ…
No duden en escribirme a mi correo [email protected] y dejarme sus comentarios, sugerencias y sus propias anécdotas.
Bien narrado y excitante espero la continuación pronto.
Ups… Que emoción haber tocado un coño, ojala ella hubiese dejado tocar se más.