La vecina
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por chinadoll.
Cuando descubrí que me gustaba sentirme observada por extraños,lo mantuve en secreto.
-estas enferma!- me decía para mis adentros.
Pero esa sensación creaba un tipo de adiccion dentro de mi, que me llevába a perderme entre mis dedos en sitios donde podía ser vista, y cuanto más observada, más me gustaba.
Hace ya un tiempo que se mudaron dos hermanos al piso de delante del mío.
Puerta con puerta, ventana con ventana, nos vemos y saludamos de vez en cuando, cada día con más simpatía.
Creo que me han visto.
Un día estaba con mi mejor amiga, escuchando música en mi habitación,mis padres no estaban y decidí abrir la ventana de par en par para fumarme un cigarrillo.
Yo iba en pijama, si se le puede llamar así: unos shorts azules y una camiseta negra resquebrajada y con girones por todos lados.
La ventana de mi habitación da directamente a la suya, y tambien puedo ver la ventana de su baño y su cocina.
Estaba ya acabandome el cigarrillo cuando uno de ellos entró en la habitación, tambien con las ventanas abiertas y sin persianas.
Le llamó la atención la música de fondo que provenía de mi habitación, y miró, y ahí estaba yo haciendo el imbecil con medio cuerpo fuera de la ventana para evitar que el humo invadiese la estancia.
Nos saludamos y corriendo muerta de vergüenza me metí para dentro.
Pero la ventana quedó abierta.
Al poco fui a la cocina a buscar algo de merienda y de repente mi amiga empezó a llamarme a gritos para que fuese.
Antes de entrar a la habitación me advirtió que me agachase para no ser vista.
Nos asomamos discretamente a la ventana y pudimos ver como mi vecino de enfrente se daba una ducha.
Estaba completamente desnudo y a pesar de que él nunca me ha atraído, empecé a notar como se mojaban mis shorts azules con esa escena.
Sin pensarlo empecé a apretar mis piernas mientras le estaba espiando.
Al poco mi amiga, muy recatada ella, decidió que había que cerrar corriendo la ventana y disimular lo que había pasado.
Cuando se marchó volví a abrir la ventana, aun era de día pero obviamente el vecino ya no se estaba duchando.
Estaba en la habitación viendo la tele así que decidí que era un buen momento de devolverle el regalo.
Me quité la ropa como si me fuese a cambiar, la tiré al suelo y me senté en la cama, mirando hacia la ventana.
Empecé a acariciar mis pechos cada vez con más intensidad, cada vez me sentía más mojada entre las piernas, pero evitaba tocarme aun.
Cuando mis pechos se pusieron rojos de pellizcos y arañazos, entonces bajé mi mano hacia mi coño.
Lo llevaba depilado, era de las primeras veces que lo llevaba así, me encantaba sentir todo mi tacto.
Empecé acariciando suave, con las piernas abiertas y jugando con mi flujo, desde mi cama no podia ver si él veía lo que estaba pasando, pero me daba igual.
Estaba disfrutando de las caricias y los apretones en el clítoris, que hacen que se me erice la piel.
Introducí un dedo dentro de mí, estaba chorreando y lo movia hacia adelante y hacia atras.
Con la otra mano dejé mi pecho y empecé a tocar en circulos mi clítoris.
Los jadeos eran cada vez más fuerte y si el vecino no se percató de lo que estaba haciendo, es que estaba muy ocupado con lo suyo.
Me estaba estimulando por dentro y por fuera, de rodillas, completamente desnuda en frente de la ventana.
Introducí otro dedo, sentía que deseaba una polla dentro y que con mis dedos no era suficiente así que cojí mi vibrador de conejito y empecé a follarme a mi misma.
Puse la almohada entre mis piernas y éste quedó perpendicular, como si fuese el pene de alguien debajo mío y me lo metí.
Primero suave, lo tenía bien apretado y al principio dolía, movía las caderas hacia adelante y hacia atras, luego en circulos para abrirme bien, poco a poco fui aumentando la intensidad, mis caderas ya no coordinaban los movimientos y tuve que estirarme en la cama abierta de piernas, metiendo y sacando con fuerza aquel pene de plástico que me estaba volviendo loca de placer.
El conejito que llevaba para estimular el clítoris estaba haciendo su función.
La vibración y la presion contra mi coño hacia que mi cuerpo combulsionara de placer.
Me estaba reventando mi propio coño con un pene de plastico y se lo estaba enseñando a todo el vecindario.
Mis fluidos cada vez eran mas densos y blancos, y la cantidad aumentaba a medida que me acercaba al momento de correrme.
No tardó en suceder y tampoco tardaron en oirse mis gritos de placer resonando por todo el patio de luces.
Jadeando y sin aliento me quedé estirada en la cama hasta que entró el frio a rozar mi piel.
Entonces me levanté de la cama y sin vestirme fui a cerrar las persianas de mi habitación.
Se acabó mi espectáculo.
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