Las peripecias sexuales de Rita II. (Cuento corto).
Rita, luego de experimentar por primera vez una relación sexual anal y de ser observada por su madre, siguió con su vida llena de peripecias sexuales. .
Como no podía ser de otra manera, más tarde o más temprano Rita iba a quedar embarazada, y eso fue lo que sucedió, dejó correr la primera y la segunda falta, a la tercera le puso en conocimiento a Brian, el joven quedó azorado ante la noticia. Le dijo:
-No puedo creer que no te hayas cuidado, bebé.
-Nunca lo hablamos eso, dijo Rita.
-Lo di por sobreentendido, dijo Brian.
-Bueno, ahora ya está. Dijo Rita.
-De cuánto estas, preguntó Brian.
-De tres meses y un poco, le respondió Rita.
-Bueno, dijo Brian, yo no tengo ningún interés en ser padre, ni tampoco en convivir con vos, así que no espere nada de mí. Como máximo lo que puedo hacer es reconocerlo, pero no me traigas ningún inconveniente a mi vida.
-Está bien, dijo Rita.
– Si querés y me necesitas, acá estoy.
-Me acabás de decir que no te traiga problemas y me decís eso ahora.
-No, boluda, te digo que estoy por si querés coger.
-Y eso más que seguro, así que estate atento.
La respuesta de Rita era coherente con lo que experimentaba, desde que había sabido que era madre comenzó una revolución hormonal dentro de la joven que la ponía muy excitada, estaba caliente todo el tiempo. Y ya había recurrido a la masturbación, la que había experimentado dos y hasta tres veces por día. Estaba insaciable.
A todo esto, debió también informar de su estado a su madre, Mónica recibió con beneplácito la posibilidad futura de ser abuela y le dijo que nunca había tenido relaciones sexuales con una preñada. Cosa que iba a ocurrir durante el embarazo de Rita en varias ocasiones, Mónica era también muy activa sexualmente, en eso su hija salía a ella y a su padre, sobre todo desde que su marido se había ido de la casa.
Brian y Rita siguieron manteniendo de cuando en cuando relaciones íntimas. Ya no había inconvenientes en usar todos los agujeros, es más Rita experimentaba una cierta sensación de placer mayor cuando se la metían por el conducto anal que cuando la penetraban por la vagina.
Cierta mañana se apersonó en su casa Brian y le dijo que su amigo del alma, Robertito, a quien le decían Toto, estaba muy admirado de su belleza, sobre todo, al verla con ese vientre de siete meses que ostentaba glamorosa la joven. Rita a todo esto le preguntó:
– ¿Qué querés que haga?
-Quiero ver cómo te coge Toto, me encantaría verte coger como él y ver cómo te calentás.
-¿Eso querés, tarado? Le dijo Rita, casi enfadada. Y siguió: ¡vas a entregar a tu mujer preñada?, sos un hijo de puta.
-Dale amor, no seas malita, que te hace, yo quiero mirar, nada más.
-Bueno, decile a tu amigo y vengan esta noche. ¿Te parece bien?
-Me parece perfecto, dijo Brian y salió disparado en busca de su amigo para darla la buena nueva.
Rita le dijo a su madre que por la noche iban a venir Brian y un amigo para charlar un rato, le avisaba porque no quería molestar, a lo que su madre respondió que no era molestia y que podían hacer lo que quisieran. Ella iba a estar en su pieza viendo una película que le había recomendado Milena, la vecina, madre de la joven con la que se había ido su ya ex esposo. Iban a ver la película juntas.
Rita se duchó, se arregló el cabello, lo tenía largo y lo peinó hacia atrás, con un rodete por la parte trasera que envolvió en una coqueta red roja, pintó sus ojos con una línea debajo de ellos y una sobre las pestañas de los parpados, a los que pintó de color dorado hasta las cejas, a las que les dio un color amarronado, lo cual le hacían resaltar sus ojos renegridos. Se colocó rubor en las mejillas con los cual las hizo más rojizas, le daban un toque de mujer fatal sumamente interesante.
Las uñas las había pintado de negro al igual que las uñas de sus pies, se colocó un baby doll de color blanco que llegaba hasta debajo de sus caderas, el borde tenía unos flecos de un color rosado más intenso, se ataba por debajo de las tetas con una cinta rosa, las trasparencias permitían ver difusamente su enormes y bellos pezones en sus grandes tetas ya con producción de leche materna, estaba de cerca de ocho meses de embarazo. Se colocó una mínima tanga que apenas cubría su vulva, la que estaba totalmente rasurada, propicia para el tacto y para la lengua de alguien que quisiera experimentar el placer de mamar unos labios carnosos debajo de un gran vientre que aparecía prepotente entre el tul del baby doll. Se puso unos zapatos de tacos altos y finos de unos 9 centímetros, lo cual la hacían a la joven más espectacular.
Llegó el momento entonces, llamaron a la puerta, abrió Mónica, creyendo que era Milena, pero no eran los jóvenes Brian y Toto, que ingresaron a la casa, la saludaron y preguntaron por Rita, la madre les dijo que los esperaba en el dormitorio. A todo esto, llegó también Milena, una mujer imponente, más o menos similar a Mónica en cuanto a su cuerpo, pero con una cabellera más frondosa y larga, los jóvenes la miraron de arriba abajo, Milena gustaba de hacer mohines a todos los hombres y mujeres que se les cruzaran por delante, siempre con llamativa vestimenta, ahora estaba con una minifalda, zapatos bajos y una tolerita que no llegaba a cubrir su ombligo y, por supuesto, nunca usaba soutien.
Los jóvenes se dirigieron a la habitación Brian dejó pasar primero a Toto, quedó deslumbrado, Brian también, aunque en menor medida, él era un joven que se manejaba con los objetivos que se había propuesto, hoy era dejar que su amigo se cogiera a su mujer preñada y él quería ser un observador de lujo.
Toto dijo:
-Puedo.
Brian lo miró y le dijo que no tenía que preguntar, a todo esto, Rita, estaba espléndida, lo miró con una sonrisa y le dijo:
-Sacá la pija, quiero ver con que tengo que lidiar esta noche.
-Toto, dudó en hacer, Rita se acercó a joven, quien estaba un poco intimidado, la manoteo el bulto, le bajó el cierre del pantalón, se puso en cuclillas y sacó la pija de Toto, estaba algo lánguida, comenzó a chuparla tal como ella sabe hacer, desde el tronco hasta la cabeza, y se puso dura como un roble rápidamente. Luego comenzó a lamer la cabeza hasta ponerla colorada y casi que reventaba, luego le dijo con voz suave:
-Sacate la ropa, te quiero ver en bolas y venía a chuparme la concha mojada, nene.
A todo esto, Brian estaba sentado en una banqueta en un ángulo de la pieza observan todo con un placer y un morbo casi exacerbados. Era lo que él quería, gustaba de este tipo de cosas salvajes y raras, quizá para el común de la gente.
Toto hizo caso a lo que le pedía Rita, quien se recostó sobre la cama de espaldas, abrió sus piernas y dejó en un primer plano su vulva babosa a la espera de una lengua presta que comenzara a recorrer esa ranura ardiente. Eso hizo Toto, comenzó a chupar la concha de Rita quien comenzó con unos gemidos suaves hasta que se convirtieron en leves grititos de placer, se dio vuelta sin esperar que Toto tomara la iniciativa, se paró al borde de la cama con los brazos apoyados sobre el colchón y le dijo con voz prepotente:
-Sacame la tanga, chupame el culo y poneme la verga bien adentro.
Toto comenzó a lamer ese agüero rugoso y, además, le metió un dedo adentro, ella gemía como una perra desbocada y le pidió que se la metiera ya, a lo que todo hizo caso, le introdujo toda la pija en ojete a Rita, entró rápidamente y allí comenzó a darle serrucho a ese hermoso agujero dilatado para el joven amigo del padre de su hija.
Toto, a todo esto, luego de darle un rato largo por detrás y mientras Rita gritaba cada vez más fuerte demostrando que gozaba con esa verga en el culo, sacó la pija y se la metió por la concha, estaba muy mojada, a Toto se le salía de a ratos por la cantidad de fluidos vaginales de Rita. Esto calentó aún más a Toto quien le dio cada vez más fuerte, mientras Rita pedía que así fuera. La verga de Toto entraba y salía alternativamente de los dos agujeros. En el rincón de la habitación, Brian miraba con suma atención, se había bajado los pantalones hasta las rodillas y tenía su enorme verga en la mano, muy dura y de cuando en cuando le salía un poco de líquido transparente de la punta de la chota.
Brillaban sus ojos al ver que su amigo tenía a la madre de su hija sometida a su pija, gozaba mucho viendo a Rita coger y coger con otro. Era un sueño que había tenido hacía unos meses y ahora podía cumplirlo, su amigo respondía como un buen macho, la verga dura y siendo el que daba placer a una hembra insaciable como Rita, que cada vez pedía más y más.
Rita se dio vuelta y se puso sobre sus espaldas en la cama, Toto le metió la verga por delante y comenzó a serruchar esa argolla querendona, ella levantó las piernas para dejar también libre su conducto anal, Toto se dio cuenta de ello y comenzó a meter en uno y otro agujero, hasta que en un momento determinado estalló su pija derramando toda la leche en la cocha de Rita que gozaba y gritaba como una loca.
Toto se recostó sobre la cama al lado de la joven, extenuado, casi sexo, tenía la respiración entrecortada. Rita, mirando a Brian, abrió su concha con los dedos y haciendo fuerza hacia afuera comenzó a salir de su conducto vaginal el semen caliente recién derramado. Le dijo al joven Brian que estaba con su enorme verga pajeandola.
– ¿Te gusta?, hijo de puta, ¿te gusta?
-Me encanta, soso una verdadera puta, como siempre lo pensé.
-Entonces dame la leche vos también, putito, dame la leche. Dijo Rita con una sonrisa.
-No, dijo Brian, y se llegó hasta ella con los pantalones en los tobillos, Te voy a dar la leche en la cara, vení para acá putona de mierda.
Rita se sentó al borde de la cama, Brian apuro el zarandeo de la verga y le dio toda la leche sobre la cara a Rita, quien se reía y gozaba con las gotas de leche que resbalaban por sus mejillas y cerca de sus labios, había llegado la leche hasta sus cabellos. Brian, estaba relajado y feliz.
Rita, le levantó de la cama, algunas gotas de esperma habían caído sobre su vientre Brian la miró detenidamente cuando se retiraba la joven y le dijo:
-Me perdí de hacerte el culo, pero bueno, ya vendrá la oportunidad. Ahora bañate y sacate toda la leche, putita.
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