Las peripecias sexuales de Rita III. (Cuento corto).
Continúan las aventuras sexuales de Rita a pedido del padre de su hija. .
Rita había dado a luz una beba de casi tres kilos, al día siguiente la mandaron a su casa nuevamente. A pesar que Brian le había dicho que no estaba interesado en ningún tipo de compromiso, iba a visitarla casi todos los días. Por supuesto, a un joven un poco primitivo como Brian al décimo segundo día no pudo más y terminó garchando con Rita, cortando los días indicados por los médicos para que la mujer no tenga relaciones íntimas luego de ser madre.
Rita era una joven que se encontraba muy enamorada de su chico, llegaba a límites insospechado para satisfacer la voluntad del joven, que cada día le pedía una cosa nueva que hiciera en relación al sexo. Brian había tenido una relación con su sexualidad bastante confusa en su niñez y desde esa época le viene esa curiosidad por ver a otros teniendo sexo. Nunca conoció a su padre y su madre tenía relaciones sexuales con diversos hombres y siempre, sin ningún tipo de problemas, delante de él.
Pasado ya un tiempo, alrededor de unos seis o siete meses, vino un día a la casa de Rita a verla a ella y a su hija, Rita estaba en pleno ritual de darle el pecho a la pequeña, esta situación puso brioso, ansioso y caliente a Brian que sacó su enorme verga y se la puso en la boca a Rita, ella comenzó a mamarla, estaba enorme y la cabeza había tomada un color rojizo intenso, ella le dijo que dejaba a la pequeña y que fueron apara la cama, él le dijo que no, que el hecho que estuviera la nena en el medio de la relación era lo que le calentaba realmente.
Fue entonces que en la cama siempre estuvo presente la niña, mientras Rita y Brian daban rienda suelta a sus deseos sexuales desenfrenados. Pero lo que realmente le interesaba a Brian era el final de esta historia, le dijo que Rita que volviera a darle la teta a la nena, la sentó a la orilla de la cama, él se paró junto a ella y comenzó a hacerse la paja, al cabo de un par de minutos empezó a escupir todo el esperma sobre la pequeña bañándola de leche caliente. A Rita le gustó esto y se lo dijo, Brian respondió que esa era una manera de bautizar a su hija en su propia leche.
Mientras se acomodaba la ropa Brian le dijo:
-Rita, mañana vamos a ir a una fiesta con unos amigos y amigas a la casa de Tono. ¿te acordás de él?
-Por supuesto, dijo Rita. Me hiciste coger con él.
– ¿Y te gustó, putita?
-Sabés que me gusta todo aquello que a vos te excita, y sí, me gustó, porque lo vi en tu cara, estabas recaliente cuando me mirabas como cogía con Tono.
-Sí, me gustó, me gusta verte con otros. Me excita mucho verte, repitió lujuriosamente.
– ¿Y de qué se trata esa fiesta de mañana con tus amigos?
-Es una sorpresa, ya vas a ver. Pero te pido que vayas bien vestida. Erótica.
-Así lo haré, le respondió Rita.
Y llego el momento en que había que cambiarse para ir la fiesta que le había invitado Brian. Rita se duchó, y comenzó a maquillarse, se colocó un color dorado desde sus pestañas hasta las cejas, le cubría todo el parpado, luego se pintó los labios de rojo furioso, las uñas de las manos y los pies de negro, se puso rubor en las mejillas, pestañas postizas. Se había rasurado completamente el monte de Venus, se calzó una pequeñísima tanga blanca y un ceñido vestido negro con un escote que apenas le tapaban sus bellos pezones, todavía con mucha leche.
Así partió entonces al encuentro de Brian, éste le había dejado una dirección acudió, cuando llegó bajó del taxi y llamó a la puerta. Fue Brian quién le abrió, ingreso a una sala bastante amplia en donde se encontraban unas veinticinco a treinta personas, a las que no conocía, salvo un par de muchachos amigos de Brian y a una chica que vivía cercana a su casa y no más que eso. El ambiente estaba rodeado de luces de colores y de fondo sonaba una música muy melódica sin que dejara que la conversación de los contertulios no se pudiera escuchar, se encontraba en unos de los ángulos de la sala una barra en donde se podía consumir alguna que otra bebida espirituosa.
Rita esperaba con ansiedad qué podía ocurrir esa noche tan especial según lo que le había contado Brian, eran alrededor de las doce de la noche cuando el joven padre de su hija vino a buscarla y le dijo que subiera la escalera. La misma lleva a una habitación. Rita subió por las escaleras, abrió la puerta, y se encontró con tres jóvenes desnudos y con la verga erecta y un colchón tirado sobre el piso. Miró a los jóvenes, observó sus penes, se dio media vuelta y se encontró con Brian, él cerró la puerta detrás de sí y le dijo que se desnudara y comenzara a tener relaciones con los tres, que él iba a mirar como la hacían gozar durante un buen rato.
Rita se sacó despacio el vestido, quedó con sus senos al aire y su pequeña tanga en unos zapatones de tacos de unos diez centímetros, lo que la hacía más alta y espectacular de lo que realmente era. Fue hacia un costado donde se encontraba un sillón, un poco desvencijado, pero a los fines que Rita pretendía estaba correcto, colocado en un lugar estratégico, ella se puso en cuatro patas y se bajó la tanga, arqueó su cuerpo y dejó en un primer plano sus dos bellos huecos.
Para Rita los jóvenes amigos de su pareja no tenían nombre para ella, así que se encontraba mostrándose a tres sujetos que se le acercaron con una morbosidad casi implacable, uno de ellos le introduje la verga en la concha sin mediar una sola palabra, el otro se puso detrás del espaldar del sillón y le colocó la verga en la boca, mientras que el restante se acercó por el costado y comenzó a acariciarles las tetas y a apretarles los pezones, que tenía erectos, el joven se la cogía con fuerza, entraba u salía del cuerpo de la joven con una fuerza inusitada, mientras que el otro le introducía la totalidad de la pija en su boca, que por supuesto Rita chupaba con fruición.
Rita es una mujer que adora la verga, siempre fue una joven muy caliente, ardiente y nunca le hizo asco a nada, no porque fueran tres perversos machos que la querían fornicar por todos lados ella se iba a amedrentar, por el contrario, eso la ponía aún más briosa.
Uno de ellos la llevó al colchón, se tiró de espalda sobre el mismo y mirándola con lascivia tomo por la base su pija como incitándola a que ella se la introdujera en su argolla y comenzara a cabalgar, eso fue lo que hizo la joven y comenzó a moverse como si estuviera poseída por el demonio, al instante, una mano fuerte sobre su hombro la detuvo y le dijo:
-Quedate quieta un segundo que te la meto en el ojete putita hermosa.
Rita le hizo caso, se detuvo y el joven ingresó en su ano con todas sus fuerzas, el tercero que había tenido poca participación hasta el momento, se colocó con las piernas abiertas sobre el que estaba recostado y le uso la pija en la boca a la muchacha, así quedó totalmente sellada. A todo esto, Brian no podía más de su enorme gozo, se había bajado los pantalones, como era su costumbre, y se estaba acariciando la verga mientras miraba con atención cada uno de los movimientos de los participantes de este cuarteto infernal.
Los jóvenes participantes ingresaron sus vergas erectas por todos los orificios de Rita, quien estaba exultante, le encanta ser penetrada y le resulta muy gozoso chupar vergas y ahora que había experimentado por primera vez hacerlo con más de un hombre y, además, la doble penetración estaba con los sentidos a full, su forma de actuar era maravillosa, una mujer caliente, sin límites, voraz, a cada instante pedía más a los jóvenes, no con palabras sino con actitudes. Brian seguía extasiado toda la escena.
-Ahora que la han usado por todos lados a esta putita, quiero que le echen la leche en su cara muchachos. Dijo Brian con los ojos extasiados.
Y así fue, Rita se puso de rodillas sobre el piso y los tres jóvenes se colocaron delante de ella en abanico, cada uno se estaba haciendo una paja, las vergas estaban muy duras y las cabezas estaban coloradas. El joven del centro comenzó a acabar sobre el rostro de Rita, seguidamente el joven que estaba a su izquierda también empezó a derramar su semen sobre ella y por fin llegó el tercero que acabó una gran cantidad de gotas de esperma sobre la piel rosada de una Rita que no dejaba, alternativamente, de acariciar las bolas de los muchachos. Rita no dejó pasar un segundo que comenzó a mamar cada una de las vergas para delirio de los jóvenes y de Brian, que se paró del sillón y vino caminado hacia ella con la verga erecta y frotándola, pero no pudo llegar porque expelió su leche sobre el piso lanzando unos alaridos de gozo y placer extremo. De donde estaba parado todavía con gotas que caían de la cabeza de su verga ya un poco fláccida les dijo a sus amigos que el que tuviera ganas la meara a la putita.
Quien estaba al frente y el joven que se encontraba a la derecha de Rita comenzaron a orinar a la joven que continuaba de rodillas, sobre su rostro y su cuerpo se mezclaban los fluidos corporales: la leche ya fría y el pis cliente y amarillo, ya caían como si fuera una cascada por su cuerpo a borbotones entre sus tetas para pasar por su concha y caer al piso.
Al finalizar Rita se puso de pie y preguntó por el baño. Brian le indicó donde quedaba el mismo.
-¿Te gusta ser cornudo hijo de puta? Preguntó Rita con una sonrisa en su rostro y totalmente satisfecha por la cogida que había recibido.
-No, respondió Brian, lo que realmente me gusta es verte gozar como una puta, desde el día que te conocí, aquella noche en el baile, supe que eras muy puta, y me dije que te iba a sacar a esa cerda que tenías escondida dentro tuyo.
-¿Y te gusta? Preguntó Rita.
-Me enloquece, me saca de mí mismo, casi que me deja obnubilado.
– ¿Y ahora qué viene?, dijo Rita.
-No sé, dejame pensar un tiempo y te digo.
Rita se fue hacia el baño, los muchachos amigos de Brian se vistieron y se fueron uno a uno de nuevo a la reunión que había en la planta baja de la casona y Brian se puso a fumar un cigarrillo y esperar a la puta que estaba construyendo.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!