Masturbándome para la taxista
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Todo comenzó una noche en que iba de regreso a mi casa después de ver a mi novia pero mi auto tenía una falla la cuál me obligó a dejarlo en la estacionamiento donde lo guardo cerca del trabajo pero lejos de casa. Eran las 11 de la noche y salí de allí caminando por la calle con cautela y esperando encontrar un taxi de sitio que son los más seguros, pero mientras caminaba por la calle sonó un claxon y grata fue mi sorpresa al ver que se trataba de una mujer taxista. Una señora sencilla como de 45 a 50 años. De inicio y por mi seguridad me sentí aliviado.
Bien después subí, le indiqué la dirección e iniciamos el camino sin mayor novedad. Sólo que a poco de comenzar me dí cuenta de que la situación era favorable para mis fines cachondos y exhibicionistas y decidí hacer algo que jamás había hecho ni imaginaba atreverme a hacerlo.
Antes deberé contarles que soy un exhibicionista inexperto y hasta ese momento frustrado. Varias veces había intentado que mujeres solas me vieran masturbarme desde mi auto acercándome a ellas con el típico pretexto de preguntar direcciones pero sin mucho éxito, tal vez por mi falta de experiencia y decisión.
En otras ocasiones aunque más arriesgado me sacaba el pene en mi cubículo junto al de mi compañera que al ser de cristal en un descuido podría ver todo, y es que ella aunque delgada se viste muy femenina y con sus grandes y deliciosas tetas y sus escotes pronunciados me ponía a mil.
Otra cosa que me pone súper cachondo es ver a una mujer con los pezones erectos, eso sí me puede enloquecer. Por tanto una noche era el último en salir de mi trabajo y sólo quedábamos la recepcionista y yo, por lo que en el área de recepción mientras platicábamos noté sus pezones (muy grandes por cierto) erectos y notándose claramente aún cuando su sostén era bastante grueso. Acto seguido disimuladamente tocaba mi pene buscando endurecerlo y que ella pudiera notarlo. En algún momento de la plática ella se acercó más y de pronto mi pene se hinchó por completo bajo el delgado pantalón de vestir y el también delgado boxer que usaba yo ese día y sus pezones rápidamente hicieron lo mismo. La verdad no sé si fue casualidad porque a ella eso le pasa muy seguido y en cualquier momento por una cuestión hormonal pero no hizo ningún comentario ni gesto al respecto, por eso creo que fue coincidencia.
Por tanto y regresando al taxi, eran ya muchos intentos sin suerte por lo que de pronto y no sé como hablábamos de sus historias taxistas con jóvenes fiesteros que ha transportado y le pregunté sobre si ha tenido pasajeros borrachos, cachondos, etcétera. Y después de pensarlo por un momento me atreví a preguntarle si ella era de mente abierta a lo que me respondió preguntando por qué se lo decía, e inventé lo primero que se me vino a la mente.
Le dije que tenía un padecimiento que afectaba mi circulación sanguínea y que el medicamento que me recetaron para contrarrestar elevaba mi flujo sanguíneo y que ahora mismo como regularmente pasaba, tal cantidad de sangre hacía que mi pene se erectara involuntariamente y que después de un cierto tiempo era doloroso y muy incómodo al no poder controlarlo, y que la única manera de aliviar mi dolor era masturbándome hasta eyacular. Le dije que me apenaba la situación y le conté de la descompostura de mi auto y que por eso había tenido que tomar taxi, de lo contrario dentro de mi auto no tendría problema.
Le pregunté entonces si no tenía inconveniente en que me masturbara y eyaculara para calmar mi dolor aprovechando que ya era tarde y que nadie nos vería ni molestaríamos a nadie. No podía creer que se lo había dicho pero menos podía creer su respuesta, Me dijo está bien hágalo pero por favor no vaya a manchar el auto, tome le presto un pañuelo.
En ese momento mi pene se hinchó de manera increíble por la emoción y comencé tocándolo suavemente pero ante las miradas curiosas de la señora por el retrovisor mientras manejaba decidí abandonarme a mi placer y bajé mi pants y boxer hasta los tobillos, subí mi playera y comencé a masturbarme frenéticamente, a tocarme el pecho, los pezones, a masajear mis güevos, a gemir y en muy poco tiempo estallé en un orgasmo increíble y abundante, con mucha fuerza ante la mirada atónita de la señora taxista a la que creo incluso salpiqué ligeramente.
El auto quedó también todo salpicado de mi semen en su interior pero la señora me dijo que no me preocupara y que esperaba que con eso me sintiera mucho mejor, a lo que respondí con una gran sonrisa diciéndole que no podía imaginar cuán bien me sentía.
No sé si la señora se creyó la absurda historia o no pero la situación fue por demás excitante y aunque me quité la cosquillita de exhibirme, aún me masturbo recordando lo sucedido y esperando encuentrar chicas que gusten de verme masturbarme para placer mío y también de ellas. Dos desconocidos que se verán una vez en la vida para un momento cachondo y nada más.
Bien esa es la historia de mi primer masturbación para una mujer desconocida. Espero les haya gustado.
Si alguna mujer quiere verme masturbarme hasta el clímax, por favor dejen su correo en los comentarios o escrìbanme a mikerocko28@yahoo.com.mx Hombre 29 años, 1.76 m 80 kg Suficientemente bien dotado.
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