Memorias Cornudas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi esposa, era un bombón de mujer.
Todo en ella estaba perfecto.
Estatura regular, nalgas paradas, busto pequeño, pelo largo, de carácter alegre.
Teníamos poco tiempo de haber empezado con la onda de compartir la esposa; aquí debo aclarar que me tardé más de un año en persuadirla para que me cumpliera la fantasía de verla coger con otro.
Arturo era un muchacho que ya teníamos tiempo de conocer.
Era amigo de un primo mio, así que no fue difícil elegir quien habría de ser el sancho.
La manera de como logramos que tuvieran su primer encuentro sexual fue de tal manera que él no se diera cuenta que era parte de un plan, pero es larga la historia para narrarse en este momento.
Pero una vez que empezó, no había manera de alejarlo de nuestras vidas.
Cada fin de semana ahí lo teníamos en la casa, ya hasta parecía miembro de la familia, de tal modo que si salimos de compras o de paseo, estaba pegado a nosotros.
Generalmente los sábados por la tarde mi niño quería estar con sus abuelos y, eso nos daba libertad para ir a cenar o, al cine.
La nena la dejábamos encargada con la vecina, que era mi cuñada y queda así todo listo para el destrampe.
Así que una vez ya estando en casa ,yo fingía estar cansado y con sueño.
Mi esposa me dice; ve a dormir.
Yo voy a preparar la cama del niño para Arturo.
Yo siempre he sido de sueño muy pesado, pero en ocasiones como esta me quedaba despierto escuchando todo lo que decían e imaginando lo que estaban haciendo.
Lo usual era que un rato después de encerrado en mi recámara, mi esposa entre a ver si ya "estoy dormido".
Tras una breve plática me dice Mary; Yo estoy lista.
Dale, le decía yo; cogetelo ahí mismo en la sala, no voy a salir.
Lo que mi mujer hacía era "ponerse cómoda" , vestirse para dormir que consiste en panties y bra transparentes con un neglige a media nalga igualmente transparente.
Así que imagínese el impacto tan tremendo para un jovencito de apenas dieciocho años.
Mi esposa en realidad lo disfrutaba mucho, hasta pienso que se enamoró de El.
Y cómo no, si el chaval éste le echaba tres palos cada vez y lo más notable era su instrumento; en centímetros no lo sé pero eran dos manos de mi esposa y sobraba libre la cabeza.
Según mi mujer la cosa se desarrolla asi; Dejamos a media luz la sala, pongo música con volumen bajito "para no despertarte" y me empieza a fajar y yo a él hasta dejarlo en calzones, a veces bailamos o yo le bailo, pero pronto se excita asi que empiezo a mamarle la vergota hasta que ya no aguanto y me pongo de perrito para que me de duro, me gusta mucho esa posición pero así no acabo.
Entonces se sienta en el sofá y lo monto, así para mi es la gloria; lo cabalgo con fuerza y me mama las tetas y lo beso y hasta grito y me calla, diciéndome; vas a despertar a Luis.
Oh, perdón es cierto, no hagamos ruido.
Termina él a chorros dentro de mi y permanecemos un ratito así abrazados hasta que siento que el semen me escurre y su verga se pone blanda.
Es cuando le digo; voy a ver si mi esposo no ha despertado.
Veo que mi esposa entra sin hacer ruido y sube a la cama y me dice; vengo bien cogida, tocame.
Mi vieja viene completamente encuerada.
Y el neglige? Me quitó todo!! Y riéndose me dice Arturo también está encuerado.
Meto mis dedos en su panocha y los saco todos embarrados de leche.
Acerco mi nariz y huelo, todo allá abajo oliendo a sexo.
No quise chuparle la panocha porque me daba cierto asco.
Si te fueras a bañar, si te la mamo, la dije.
Ya me voy otra vez con él, le dije que sólo venía a cerciorarme que estuvieras dormido.
Está bien, le digo, ve y me dice; Oye; me quiero quedar toda la noche con él, allá en la cama del niño.
Bueno, pero procura venirte para acá antes de que amanezca y, mañana me cuentas que tanto más hicieron.
La relación con este muchacho duró dos años, durante los cuales ocurrieron tal cantidad de cosas que afortunadamente no se salieron de control y todo quedó hecho con discreción entre ellos dos y yo.
Una de las cosas que siempre quise que hiciera mi esposa con Arturo era que en un lugar público y de preferencia en un lugar donde no fuéramos conocidos, se exhibieran como si fueran pareja y, desde luego que yo estuviera por ahí escondido o a distancia para verlos; pero no se pudo.
Lo que si pasó y nunca lo voy a olvidar porque me provocó mucho morbo y me hizo sentir cornudo al cien porciento fue la vez que acordamos ir a un día de campo, familiar por cierto.
Ó sea, que íbamos nosotros dos, mis niños y Arturo.
El lugar al que fuimos es un balneario que está a un lado del aeropuerto.
En ese entonces, recién empezaba a funcionar, así que ese día preparamos todo lo necesario; los niños con sus trajes de baño, sus flotadores inflables, mi esposa se puso su bikini, encima se puso un short y arriba una blusa tipo polo.
Yo, abajo de mi pantalón me puse mi traje de baño también.
Hasta un libro me llevé por si se podía, me pondría a leer.
Salimos temprano de casa pasamos a la casa de Arturo para levantarlo y nos encaminamos hacia allá.
Al llegar, busco un lugar apartado para estacionarme y me acomodo bajo unos árboles.
Los niños que ansiosos estaban por entrar al agua me obligaron a irme con ellos.
Me despojo de mi pantalón y la playera y le digo a mi esposa que allá nos alcancen.
Me dice; nosotros nos llevaremos las toallas, la hilera, lo de la comida.
Bien, no olvides la cámara.
Les voy a tomar muchas fotos.
Casi una hora se tardaron en llegar a la alberca.
Eso sí, traían una cara de felicidad que se notaba que algo había pasado.
Mientras Arturo se queda cuidando nuestras cosas en la mesa que escogieron, Mary se viene al chapoteadero donde estoy con los niños.
Ya para entonces había ya mucha gente en la alberca y niños en la alberquita.
Le pregunté que pasó? Porque se tardaron tanto?
Que crees? No sé, dime.
Te voy a contar; luego que se vinieron ustedes, yo me quité el short y el polo y me dice Arturo que él trae su short en su mochila.
Y, en lo que él se desviste yo me paso al asiento trasero y, me empieza a agarrar y pues tú sabes como soy yo.
Ya empezando, tienes que terminar el trabajo.
Si, ya me imagino.
Estaban solos todavía? No había nadie?
No, nadie.
De hecho, después de que le dí una sabrosa mamada y él quiso metermela ahí mismo, no pudimos; ya ves que él es muy alto.
Nos salimos del carro y, no imaginas la sensación de libertad que se siente al echar un palo al aire libre.
Arturo en pelota y yo en bikini.
Me hizo el calzón a un lado y me la dejó ir, así parados, me levantó una pierna y empezó el mete y saca.
No duramos mucho así porque le estaba rozando y me dice; mejor quitatelo.
Y luego? Que hiciste?
Miré para todos lados y, no había nadie.
Me lo quité y, ahí tienes a tu esposita prácticamente desnuda cogiendo con un chaval diez años menor, a plena luz del dia y a menos de doscientos metros de su familia.
Todo esto conforme me lo contaba me estaba provocando una erección que tuve que entrar más a lo hondo para que no se notara.
Y luego?
Me puso de perrito, se la volví a mamar y por último me puso de espaldas encima del carro, por cierto extendí una toalla porque estaba caliente.
Me supongo, le dije.
Todo esto me lo estaba imaginando como si yo los estuviera mirando.
Que situación tan caliente.
Y luego?
Así estuvimos bastante rato, no sé cuántos orgasmos tuve, pero si que disfruté como no te imaginas.
Tan entregada estaba que no supe en que momento llegaron otras personas !!
Y luego? Que pasó? Que hicieron?
Te lo juro, no escuchamos cuando llegó ese auto y se estaciono cerca del nuestro.
Rápidamente y, tratando de cubrirme como fuera me volví a poner la parte de abajo del bikini y Arturo igual, se puso el short.
De reojo y sin ver directamente a los del otro carro vi que eran una pareja joven, pero si los veo por aquí no sabría decirte cuáles son.
Por una parte, estuvo mal que se expusieron así aquí.
Este lugar es municipal y hay vigilancia.
Que tal que si les da la gana y los denuncian? Ya me imagino a ustedes dos detenidos por faltas a la moral.
En verdad, no supe que tanto rato nos vieron, pero que les dimos show, si se los dimos, me decía Mary sin dejar de reír y lo peor, es que si me miran aquí contigo y los niños, se han de estar diciendo entre ellos: Mira que vieja tan puta! El señor cuidando los niños y ella allá poniendo los cuernos con el otro.
Toda esta situación me provocó un morbo que todo el día no dejé de pensar en ello.
Arturo se nos unió en la alberca y como si nada hubiera pasado empezamos a jugar en el agua.
Yo seguí vigilando mis hijos y Mary se pasó a la otra alberca más honda donde estaba él.
Ella es muy miedosa, no sabe nadar y le dice a Arturo delante de mí; que tal si me das unas clasecitas? Cómo le hago para flotar?
Ve con él, para que te enseñes, le dije.
Ahora si, con mi permiso y delante de tanta gente dentro del agua, se la lleva hacia lo más profundo.
Veo como la carga y la pone a flotar sosteniendo a mi esposa con sus brazos bajo su estómago y la hace que mueva los brazos, de pronto él los quita y Mary se hunde tirando manotazos y rápido Arturo la abraza para ponerla en pie.
Y así, una y otra vez hasta que dejó de ponerles atención y me dedico a jugar con los niños.
Les digo, quedense quietos voy a traer la cámara para tomarles unas fotos.
Está bien, papi.
No tardes.
Voy por la cámara y le pongo el lente telefoto y busco desde lejos a mi esposa.
Los veo juntitos a los dos.
El estaba atrás de ella, me supuse que la tenía bien pegada a su paquete.
Les tomé varias fotos, mismas que todavía conservo.
Y hay otras que saqué sin que ellos se dieran cuenta más atrevidas, y con gente alrededor.
Se imaginan? Eso era lo que yo deseaba.
Les tomo varias fotos a los niños ahí, chapoteando y les digo que si ya se cansaron los podía llevar a ver los aviones cuando despegan y aterrizan, me dicen que si.
Les aviso a Maria y a Arturo que vamos a ir a ver los aviones.
Me dicen que si, que aquí van a estar ellos.
Nosotros nos fuimos a la lomita desde donde estuvimos bastante rato mirando como los aviones despegan o aterrizan.
De regreso, otra vez y a lo lejos los localizo con el telefoto.
Esta vez, Arturo y ella de frente dándose de besos, me supuse que abrazados porque mi esposa estaba sumergida hasta los hombros.
Como él es más alto los brazos suyos la tenían bien pescada.
No quise acercarme más por temor a que los niños fueran a verlos, así que me los llevé a los juegos que hay allí, donde estuvieron divirtiéndose hasta que mi esposa y Arturo llegaron donde estábamos.
Ya para entonces teníamos hambre.
Mi esposa se puso a preparar todo, y le digo a Arturo; te toca jugar con los niños, yo le voy a ayudar a Mary con la comida.
Mientras preparamos todo, le dije; ya te vi.
Que cosa viste?
Pues que estaban fajando ahí dentro de la alberca.
Sii, Los niños, también miraron?
No.
Sólo yo y, por cierto también tomé fotos.
De verdad?
Si, varias, oye y no te sentías incómoda porque acaso hubiera gente conocida?
Fíjate que si miraba a todas las gentes que estaban allí y, muchos estaban haciendo lo mismo que nosotros.
Y que crees?
Se me ocurre que ya más tarde y casi oscureciendo se pone más bueno.
Eso sí.
Ustedes que fue lo que hicieron?
Sólo eso, faje leve.
Un rato me arrincono en una esquina y le estuve sobando por encima del short.
El si me agarró por todas partes, pero se supone que me estaba enseñando a nadar.
Pues sí, eso hasta yo lo vi, y se supone que no hay nada malo en ello.
Pues te propongo una cosa, me dice; que te parece si después que comamos y descansamos un rato a la sombra, volvemos otra vez a nadar.
No me quisiera ir sin intentar hacerlo bajo el agua.
Andale, te atreverías ? Ten en cuenta que tendré que mantener los niños alejados y la gente que esté en ese momento en la alberca podrían darse cuenta.
Bueno, ya veré si se puede.
Si no, pues no lo hacemos.
Una vez acordado lo siguiente, nos dispusimos a comer.
Después tomé fotos a todos, a mi esposa con su traje de baño de dos piezas.
Se veía estupenda.
La parte de abajo no era como las de hoy en día que son con más de media nalga descubierta.
El de ella era tipo francés, sólo la punta de la nalga mostraba.
Arturo nos tomó a mi esposa y a mí, y con los niños.
Después él quiso una foto con mi vieja.
Claro que sí, le digo.
Son para el recuerdo.
No fue sólo una, varias.
Una, en la que está sentado encima de la mesa y mi esposa se coloca atrás de El echándole los brazos por sobre los hombros.
Otra, una al lado del otro.
Y otra, así juntos y le dije, abrazala, les doy permiso.
Esto les provocó tanta risa, que me imaginé que pensó " pobre pendejo; ya me la cogi, me la faje y apenas.
Me stás dando permiso de echarle el brazo", del modo que haya sido nos reímos todos.
Las fotos todavía las tengo, y no olvido todo lo que este día pasó.
La niña se me durmió, la acosté bajo la sombra del árbol y yo me quedé cuidándola mientras leía un libro.
Arturo y mi niño se fueron a jugar fútbol y mi mujer anduvo recogiendo las cosas y llevándolas al carro.
Ya entrada la tarde, quisieron entrar a la alberca otra vez y, de igual manera yo me fui a cuidar los niños, Arturo y Mary se metieron a la otra alberca.
Me dediqué a vigilar a mis hijos, pero sin querer ser muy evidente evitaba mirar hacia donde estaban ellos porque quería darles la chance de que fajaran otra vez y también , que la gente que estaba alrededor no me relacionara con mi esposa.
El disfrute mio era que Ella gozara de su compañía de la manera que pudieran, prácticamente en mis narices y que debido a las circunstancias y el lugar donde estábamos no podía nadie tomarlo a mal.
Mis hijos no tardaron en cansarse y les dio frío, tuve que sacarlos del agua y me los llevé a una banca.
Mi esposa, al ver que ya no estábamos en el agua va a ver y le explico.
Me dice; si quieres que ya nos vayamos, tú dices.
No, nosotros estamos bien.
Sólo que ya tenían frío, por eso los saqué.
Ah, bueno entonces dejame ir otro rato, ya hay muy poca gente en el agua.
Guiñando el ojo le dije; anda y ve a ver si pueden hacer lo que me dijiste.
El sol ya estaba cayendo y el público que había poco a poco se fue retirando, por mi parte y luego que los niños se secaron y se pusieron ropas, me los llevé al carro.
Allá estaremos esperando por ellos.
Casi oscurecía, cuando va el guardia de seguridad a decirme que ya van a cerrar.
Le contesto que sólo estoy esperando a unos familiares.
Está bien, faltan treinta minutos más.
Ya casi por cumplirse la media hora llega Arturo y me dice que Mary fue al baño y que venía por su ropa, y una bolsa para echar la ropa mojada.
Le doy una falda y una playera para que se la entregue y le digo que no tarden, que ya vinieron a corrernos.
Sí, ya se.
A nosotros también nos sacaron de la alberca.
Ah si? También? Le contesto, tratando de saber más.
Si, también.
De cualquier modo ya solo habíamos seis personas.
Dos parejas y nosotros dos.
Ah, mira.
Por lo anterior, deduje que si habían logrado follar como después me lo confirmó Maria, en una alberca.
A grandes rasgos y detalles más o detalles menos, era lo que quería sacar de mis recuerdos y compartir de manera anónima por obvias razones, con ustedes.
Y sólo para terminar, en camino de regreso todos empezamos a decir lo bien que lo habíamos pasado, que nos divertimos mucho y que teníamos que repetirlo.
Al llegar a dejar a Arturo a su casa y después que se encamina, yo le hablo y le digo; eh, espera.
Me bajo del carro y voy donde él y le digo; solo quisiera agradecerte que hayas venido con nosotros, los niños disfrutaron mucho.
No, no tienes que darme las gracias.
Yo también lo pasé de lo mejor.
Ah y cuando reveles las fotos me das una.
Seguro que si, cuenta con ellas.
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