Mi amigo Carlos hizo de mi madre su mujer
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Era un verano cuando recién había terminado la escuela, tenía 18 años recién cumplidos y al igual que todos mis amigos lo que más tenía en mente en esa época era follar.
Yo había tenido ya relaciones con mi novia que había tenido desde los 16 años y habíamos terminado hacía ya varios meses y no pasaba nada nuevo, por lo que en esa época solo me masturbaba esperando alguna nueva oportunidad.
Y una de las fantasías que me perseguía siempre era ver como a mi madre la follaban otros tipos.
Mi madre era entonces una mujer ya algo madura, de 45 años pero mantenida como una mujer de 30, y su cuerpo era espectacular: medía 1.
63 metros, de piel morena pero no tan oscura, pelo castaño, rostro hermoso, de rasgos de mujer sudamericana que es.
Sus pechos diría que eran normales, pero su culo y sus piernas eran espectaculares: creo que cualquier hombre que lo miraba quedaba loco.
Mi madre era de una ciudad de muchos cerros, donde estaba acostumbrada a subir y bajarlos, por lo cual su culazo y sus piernas torneadas eran algo a esas alturas naturalmente bien mantenido con el ejercicio que hacía, que era básicamente la natación, lo cual ayudaba a que tuviera ese cuerpo bien mantenido y la energía que parecía tener en la cama; algunas veces yo la escuchaba follar con mi padre en la casa de la playa, donde las paredes son algo huecas, y pasaban a veces 45 minutos en que los escuchaba follar sin parar.
Cabe mencionar que mi padre es un hombre a su altura también, rubio de ojos azules, 1.
78 y muy bien mantenido ya que hace mucho deporte, muchas mujeres también lo quedan mirando y lo intentan seducir, mi padre tenía 44 años en ese entonces, un año menor que mi madre.
Pero volvamos a mi madre.
Desde que tengo uso de razón mi madre ha sido seducida por muchos tipos, recuerdo como si fuera ayer que en una reunión familiar cuando yo tenía unos 5 años (mi madre 32), un amigo de mis primos adolescentes por parte de mi padre que tenía unos 20 años decía a mis primos en frente mío que seduciría a mi madre y se convertiría en padre mío y de mi hermano, y mis primos, que no lo querían confesar, también se sentían atraídos por ella, la miraban pasar como babosos y sonreían con cara de aprobación a los dichos de su amigo.
Cuando mi padre estaba con sus hermanos, mi madre se quedó jugando cartas en otra habitación con mis primos y no me prestaba atención porque se divertía mucho con ellos, y yo me quedé ahí con mi hermano de 2 años durmiendo al lado.
Recuerdo que el amigo de mis primos se sentó al lado de ella y le hacía apuestas de que quien perdía debía dejarse recibir besos en la mejilla.
El tipo hacía trampa para darle besos en la mejilla, y con el rato se los daba más cerca del oído, y en una ocasión la tomó de la cintura, le dio un buen beso bien sonoro en la mejilla, y le dijo cosas a mi madre que la enrojecieron y la hicieron reír nerviosa, y luego le mordió la oreja, a lo que mi madre contestó con una risa coqueta que hizo que el tipo se animara a darle un beso, pero mi madre escondió su rostro.
Luego llegó mi padre al poco rato y el tipo se fue como si nada a otro lado, pero al despedirse al rato después recuerdo como tomó a mi madre de la cintura nuevamente y le dio un beso al lado de los labios.
Nunca se me borraron esas imágenes.
Y así pasaron los años, crecí escuchando a mi madre contar a sus amigas que cuando tenía 22 años entró a la universidad y que sus compañeros de 18 la intentaban seducir, pero mi madre a esa edad ya estaba de novia para casarse con mi padre, y mis amigas le dicen que tonta fue, que debía follar con ellos ya que mi padre ya graduado trabajaba en otra ciudad y no se iba a enterar.
Incluso contaba que un profesor la reprobó por no acceder a tener relaciones con él y por eso debió irse de la facultad.
Hasta ahí todo bien, yo al margen de esas cosas veía que mi madre y padre se respetaban mutuamente y eran bastante cómplices en todo aspecto, pero no podía sacarme la escena de mi cabeza de mi madre siendo seducida por el amigo de mis primos y por sus compañeros y profesor.
Cuando crecí y llegué a los 13, mi madre era toda una MILF de 40 años y eso era motivo de masturbación, imaginando a mi madre siendo tocada y follada por delante y por el culo por sus compañeros de universidad, por los padres de mis compañeros de curso, por los tipos del gimnasio al que iba, por los amigos de mi padre, y hasta por mis primos, donde el mayor ya había cumplido 20 y el menor 18, y muchas veces cuando íbamos a la casa en la playa, mi madre salía con ellos a caminar, pero no con los dos a la vez, sino con uno porque parecían ponerse celosos si iban ambos.
Mi padre trabajaba en los veranos, así que no iba mucho con nosotros a la casa en la playa (solo los fines de semana), por lo que en la semana me parecía que ambos alternaban para follarse a mi madre sin parar toda la noche una vez ya dormidos con mi hermano.
Con el tiempo, parecía que Antonio (el mayor) iba quedando de lado, sobre todo porque al cumplir los 20, Nicolás (el menor) llegó a vivir a mi casa por unos meses mientras encontraba donde vivir en la ciudad, ya que llegó a estudiar a la universidad, por lo que imaginaba que se hacía un festín con mi madre mientras íbamos a la escuela con mi hermano.
Para mí a esas alturas era normal pensar que mi madre era infiel todo el día a mi padre, ya que me contaba enojada cada vez que un tipo la intentaba seducir y la desnudaba y se revolcaba con ella con la mirada, por lo que me parecía una mujer con mucha oportunidad de tener sexo ocasional con tipos que conocía, porque además era ama de casa y mi padre trabajaba todo el día.
De hecho, en un viaje a Europa que hizo a sus 45 años con unas amigas, la imaginé todo el día follando con tipos allá, porque yo hablaba con ella por teléfono y aunque ella me decía que iba a dormir, sus amigas bromeaban con ella sobre los tipos que las invitaban a salir, vaya a saber uno si era cierto o no, pero hasta ahí yo alimentaba mis pajas pensando en como se la follaban a cada momento.
Con el tiempo yo asociaba a que el trasero escultural de mi madre de a poco iba cayendo de tanto que le daban por ahí y tanto "clap clap clap" al impactar sus nalgas contra los testículos de sus amantes.
Lógicamente, mis amigos durante la adolescencia la deseaban con locura y un par de veces descubrí a alguno robándose su ropa interior de su armario para masturbarse, por lo que los expulsé de inmediato de mi casa.
A veces comenzaban a molestarme diciéndome "qué pasaría si un día llegas a tu casa y vez a tu madre teniendo sexo en su cama con un tipo musculoso".
A mí esas cosas me molestaban, pero con el tiempo ya me las decían menos, y a la vez me ponían caliente y me venían deseos de masturbarme.
Volviendo al contexto de la historia, a los 18 volví a ver a un amigo que se fue a vivir afuera del país cuando teníamos 10 años, el se llamaba Carlos.
Cuando éramos pequeños, por alguna razón Carlos ya era muy precoz y ya sabía toda la teoría sobre la sexualidad, dudo que a esa edad lo haya puesto en práctica, y aunque nos unía mucho que éramos ambos muy fanáticos del fútbol, y que nuestros padres y familias también empezaron a hacer amistad a partir de nosotros, el a veces hablaba cosas que yo no entendía del todo.
Recuerdo que su padre, un tipo ni feo ni muy atractivo de rostro, pero sí algo musculoso y muy seductor (era psicólogo), hablaba cosas parecidas a él, y yo cuando pequeño me reía pensando que Carlos solo lo imitaba.
El punto fue que nos juntamos a jugar fútbol a los 18 cuando volvió al país, y se fue a mi casa luego de eso, donde estaban mis padres y mi hermano, ahora de 15.
Mis padres comenzaron a hablar con él, preguntando todo sobre cómo estaban sus padres, su hermano de 14 años que era amigo del mío antes de irse del país, y qué tal la vida afuera.
En un momento, mi hermano llegó, lo saludó, pero comenzamos a hablar de no recuerdo qué con mi padre y él, y mi madre siguió en la misma habitación que él hablando.
Luego el se quedó en casa hasta el día siguiente, cuando volvió a donde sus tíos donde alojaba durante esa visita.
Luego de cenar los cinco, con Carlos subimos a mi habitación, donde el me dijo que mis padres se conservaban bastante jóvenes, con 45 años mi madre y 44 mi padre.
El me dijo que su madre, que tenía 43 y su padre 42 no se conservaban tan bien, y me preguntó si hacían algún deporte o algo.
Le comenté que mi padre hace fútbol, tenis y trota mucho, y que mi madre antes iba mucho al gimnasio y entonces iba a natación.
Eso fue todo por esos días, y a los tres días después, partimos a la casa de la playa con mi madre y mi hermano, mi padre se quedaba trabajando en la ciudad, así que me dijeron que invitara a Carlos, y eso hice, sin sospechar lo que pasaría después.
Apenas llegó, noté que no quitaba los ojos del cuerpo de mi madre, que se iba a tomar sol en bikini, pero no eran las únicas miradas que mi madre de bien conservados 45 años robaba: pasaban tipos mayores, menores y de su edad, incluso con pareja, quienes miraban con envidia a mi madre y como sus hombres la deseaban, especialmente cuando tomaba sol boca abajo y lucía ese culazo espectacular.
Si bien me molestaba que lo hiciera, ya estaba acostumbrado como dije antes, y luego en la casa la miraba con sus minifaldas y vestidos veraniegos cortos, donde se veían sus muy buenas piernas y cuando se agachaba se le notaban todas sus nalgas a través del traje de baño.
Con los días, notaba que se ponía cada vez más cachondo con mi madre, y que en las noches se masturbaba diciendo su nombre cuando me creía dormido.
Un día al almuerzo mi madre molesta contó como de costumbre que la miraban mucho y la acosaban, esa vez era un policía la había detenido en el coche según ella solo para coquetearle y mirarle el escote.
Carlos le preguntó si había coqueteado de vuelta, y ella no dijo nada, solo se sonrojó mucho y se rió dijo que no fue necesario, y que la dejaron seguir sin más.
Yo le dije a mi amigo que no fuera entrometido, ya era mucho que se masturbara pensando en ella en mi casa, pero mi hermano no tomaba en serio esas cosas y sólo se reía, y mi madre me dijo que no era para exaltarse tanto.
En la noche, Carlos empezó a decir que le gustaba la forma en que mi mamá lo trataba, que le gustaba como era con todos, muy simpática, y dijo que además era muy bonita, en un momento empezó a hablar no sé por qué que ella era su mujer y que nosotros llevábamos el apellido de Carlos.
Mi hermano se reía como tonto nada más, pero yo, algo molesto e intrigado a la vez, le intentaba cambiar el tema, pero con el rato el seguía hablando de ella, y me preguntaba si ella me decía su opinión cuando hallaba lindo a un amigo mío, hasta que en un momento le pregunté si acaso le tenía ganas a mi madre:
Yo: ¿Qué pasa, acaso te gusta mi madre?
Carlos: Mira, yo no haría nada con ella, pero es tan simpática y además bonita.
Eso fue todo el diálogo, y al decirme que no haría nada con ella, me dio a entender que le haría de todo.
Al rato empezó a preguntarnos a mi hermano y a mí cosas como si alguna vez vi que ella entraba con mi padre a su cuarto y sonaba hacia afuera "clap clap clap", y cosas sobre su sexualidad.
Yo a esas alturas estaba algo inquieto, y la idea de ver a mamá en acción al fin me tenía algo ya cachondo, e hice una acción planificada con el fin de ver si mi amigo se animaba a hacer algo.
Un día que mi hermano se había ido con unos amigos a la ciudad, y sabiendo yo que Carlos despertaba temprano para masturbarse pensando que yo dormía, me hice el que llamaba a mi ex novia y le contaba que escuchaba que mi madre discutía con mi padre por móvil por tenerla descuidada en la cama esos meses de tanto que trabajaba.
Noté que Carlos se movió inquieto haciéndose aún el dormido, y luego hice como que terminaba de hablar con mi novia y me levanté.
Todo ese día, Carlos estuvo inquieto, algo descolocado y muy pensativo, mirando a mi madre con más cara de deseo que nunca antes.
Yo todas las noches me iba a dormir tarde, pero ese día pensé en dormirme más temprano, diciendo que me sentía.
Todo con el fin de ceder la pista a Carlos para ver si era capaz de concretar algo, y para ver además si mi madre era la ninfómana que yo creía.
Dejé la puerta del cuarto entreabierta, para que pensaran que estaba dormido allí, pero en verdad me fui al cuarto de mis padres a esconderme al armario, donde se escuchaba y veía desde un agujero todo lo que dialogarían ellos desde el cuarto de la TV que estaban, y luego los podría ver en acción en la cama de mis padres si todo andaba como pensaba.
Entonces empezaron a dialogar:
Mamá: ¿Te han gustado estos días en la playa, Carlos?
Carlos: Sí, claro, he podido aprovecharlo muy bien con Julio (ese es mi nombre, vale decir).
M: ¿Y no te has aburrido? Julio no sale mucho y ustedes se han quedado acá todas las noches con Pedro (mi hermano).
C: Es cierto, pero la playa es bastante divertida, y con Julio aprovechamos muy bien de contemplar el paisaje.
M: ¿Con el paisaje te refieres a los culos que se ven todos los días, no?
C: Así es, hay mujeres hermosas en esta playa.
¿Usted viene desde siempre?
M: Sí, la verdad vengo desde los 18 años, poco antes de conocer al padre de Julio.
C: Me imagino que se divertía mucho, ¿no?
M: Así es, con mis amigas nos dejábamos adular por los turistas extranjeros que vienen por acá y a veces salíamos a bailar con ellos de noche.
C: ¿Solo a bailar? – preguntó con tono sugerente.
M: ¡Carlos! – mi madre se comenzaba a reír nerviosa.
C: Es usted una mujer muy hermosa, supongo que más de alguno debe haber intentado conquistarla.
M: Así es, mis primeros romances los tuve en esta playa.
C: ¿Solo romances? – siguió con su tono.
M: ¡Detente Carlos, no seas insolente! Estamos en la casa de tu amigo y soy su madre, una mujer casada – todo eso lo decía sin parar de reír.
C: Bueno, veo que fueron jornadas muy divertidas.
M: La verdad, sí.
Mi primera relación la tuve con un extranjero en la playa.
Para ser la primera vez, creo que fue algo espectacular, dolió al principio, pero luego duramos mucho rato, el tenía experiencia y sabía mucho.
De ese modo, comencé a enterarme de detalles de la vida sexual de mi madre que no sé si quisiera haber escuchado, pero ya no había vuelta atrás.
Y eso no sería todo
C: ¿Y su vida sexual ha sido suficientemente satisfactoria desde entonces?
M: La verdad sí, no me quejo, el padre de Julio es muy atento en la cama.
C: ¿Entonces solo ha tenido relaciones con él desde entonces?
M: Desde que estamos casados se puede decir que sí.
C: ¿Se puede decir?
M: Bueno, estamos en una relación desde los 22 años míos, 21 suyos.
Yo ya tengo 45 años, y me casé a los 25 con el, ¿bastante tiempo juntos, no?
C: ¿Entonces usted tenía aventuras?
M: Algunas.
C: Me imagino cómo debe haber sido si usted fue a la universidad.
M: Te diré algo que no le he dicho a nadie: me fui a estudiar a la facultad de mi ciudad de origen en la montaña para poder vivir sola, allí cambiaba de amante una vez por año, y bueno, una vez al mes nos veíamos con el padre de Julio que ya trabajaba, pero me la pasé bien satisfecha todos esos años.
C: Que interesante, quien lo pensaría de usted.
M: Bueno, mis compañeros tenían 18 años cuando entré a la universidad de 22, y me salí a los 24 porque un profesor no me quiso aprobar por no dormir con él, yo no dormía con cualquiera, solo con hombres que me gustaban.
y ahí tuve relaciones con mis compañeros habitualmente, y me acostumbré a los hombres menores.
C: ¿Qué tan menores? – Carlos ya se acercó a mi madre, ella se acercó y se acostó en su pecho en el sofá donde estaban.
Se quedaron mirándose a la cara con complicidad.
M: Bueno, a los 30 ya empecé a frecuentar a hombres de 21 años aproximadamente, aunque hasta hace poco un sobrino de mi marido que tenía 18 me tuvo bastante satisfecha los meses que vivió aquí – confesaba mi madre, haciendo realidad las sospechas que yo tenía de ella, excitándome en demasía, deseando que follaran ya.
C: ¿Entonces es mentira lo que me dijo mi padre? – Preguntó Carlos, besando el cabello de mi madre y acariciando sus hombros.
M: ¿No me digas que Raúl te contó? – Dijo mi madre, cada vez más ruborizada
C: Solo me dio a entender que algo pasó – dijo Carlos, acercando su boca a mamá.
M: No lo puedo creer.
Bueno, debo confesar que Raúl es muy bueno en la cama, me sedujo bastante rápido apenas nos conocimos en los encuentros de padres.
C: Tengo claro que mis padres son muy abiertos de mente, y de hecho yo pensaba que mi madre algo había tenido con el padre de Julio – en ese momento recordé que Luisa, la madre de Carlos, normalmente adulaba el físico de mi padre, pero no pasaba a mayores.
M: La verdad no sé qué habrá pasado entre ellos – dijo mi madre recomponiéndose – pero ¿quieres seguir preguntando por tu padre y yo, o quieres hablarme algo de ti?
C: ¿Qué quieres saber?
M: ¿Tienes novia o qué?
C: La verdad tenía una, pero ella no quería tener mucho relaciones conmigo, y solo me hacía sexo oral.
Mi madre acercó su mano al traje de baño de Carlos y lo bajó, diciendo:
M: Típico de chicas jóvenes, pero no creo que lo haga tan bien como yo – en ese momento, los 18 cm de verga de Carlos entraron en la boca de mamá, quien comenzó a jugar con su lengua alrededor de ella.
C: ¡No puede ser, que bien lo haces! – Dijo, y pasados algunos segundos, empujó a mamá para que tragara entera su verga.
Mamá estuvo así unos minutos mientras Carlos disfrutaba, hasta que le preguntó si él se quedaría sin hacer nada.
Carlos se aproximó a su vagina, y sacando su traje de baño luego de levantar el corto vestido veraniego de mamá, comenzó a chupar.
No podía ser, Carlos y Mamá hacían un 69 espectacular en el sofá de la casa.
Estuvieron así hasta que Carlos no aguantó más y eyaculó en la boca de mamá, dejando también de succionarle a ella, y sin decir nada, se besaron, y Carlos agarró a Mamá de la cintura y la llevó contra la pared, mientras tocaba su culo, sus tetas y sus piernas, y ella le dijo que fueran a su cuarto.
Así fue como llegaron a la habitación donde mamá dormía con papá los fines de semana.
Carlos cayó encima de mamá, donde estuvieron besándose unos 5 minutos hasta que Carlos dijo que andaba sin condones, y Mamá dijo que no se preocupara, que ella tomaba píldoras anticonceptivas.
Carlos se excitó más ante la idea de follarse a mamá sin condón, y le sacó rápidamente el vestido, con lo que mamá le sacó la polera a él, ya estaban desnudos y por fin comenzarían a tener sexo.
C: ¡Te voy a follar más duro que mi padre!
M: Eso lo veremos, tu padre es espectacular en la cama.
C: ¿Qué es lo que hacía tan bien?
Mamá ubicó sus piernas en los hombros de Carlos, y le dijo que lo hiciera en esa posición, porque Raúl la follaba haciendo que ella elongara, porque según había leído en el Kamasutra, ella sentiría más placer.
Carlos se dispuso a sujetar las piernas de mamá y comenzó el mete y saca, Mamá se notaba que por fin disfrutaba después de algunos días.
Al rato, mamá al parecer se cansó de la posición y se puso en cuatro patas.
Pude ver como el rostro de Carlos se llenaba de excitación: por fin haría sonar las nalgas de mamá como el imaginaba mientras acariciaba con pasión sus piernas, sus pechos y golpeteaba sus nalgas con las manos mientras mi madre se excitaba mucho, diciéndole que se estirara para besarle cuello y espalda, con lo que mamá gemía mucho.
Comenzó a decirle:
M: ¡Ahora te pareces un poco a tu padre!
C: ¿Y qué más te hacía mi padre?
M: Tu padre me follaba como un toro, ¿recuerdas cuando el padre de Julio se fue a trabajar por meses afuera de la ciudad?
C: Sí recuerdo – decía mientras no paraba de embestir a mi madre.
M: Raúl fue mi marido durante esos meses, todos los días mientras ustedes iban a la escuela, Raúl se iba del trabajo a mi casa y follábamos toda la mañana.
– decía mi madre entre gemidos, mientras sus nalgas sonaban "clap clap clap" a un volumen que se escuchaba por toda la casa, Carlos la embestía con cambios de velocidad que la volvían loca.
C: ¿Y mi madre no se daba cuenta?
M: Claro que sí, pero Luisa siempre ha tenido amantes también, aunque ella prefirió que se fueran del país cuando vio que lo nuestro con Raúl era muy fuerte, nuestra química en la cama era muy buena.
De hecho se corría tanto adentro mío que a pesar de las píldoras, muchas veces estuve con retraso en mi periodo y pensando que podía quedar embarazada de Raúl, Luisa comenzó a insistir en que se fueran del país.
Aparte el padre de Julio, que nunca había sospechado de mí, comenzó a hacerlo cuando empecé a inventar salidas nocturnas con mis amigas y volvía cojeando y sin ganas de coger con él.
Carlos se volvió loco con eso y tomó a mi madre de los brazos y la comenzó a zamarrear, y le dijo:
C: Basta de Raúl, ¡Ahora eres mi mujer! Te voy a follar hasta dejarte sin fuerzas.
M: Sí, eso, cógeme que me hacía falta – decía mi madre entre gemidos y gritos exacerbados de placer.
C: Te voy a follar hasta que me pidas parar, y quiero que grites que soy el mejor hombre que has tenido en la cama.
M: Pero está Julio enfermo.
C: ¡Dilo ahora ya! – dijo Carlos, mientras cogía con más rapidez a mi madre, ahora de su cintura.
M: ¡Sí, sí, eres el mejor hombre con el que he cogido, no pares!
Así siguieron por varios minutos, hasta que mi madre dijo:
M: Ya basta, estoy cansada.
C: Una mujer como tú no se cansa, por lo que pararemos cuando me de la gana – Carlos parecía endemoniado embistiendo a mi madre en cuatro patas.
M: Por favor, para, que voy a caer tendida sobre la cama.
C: Esta bien, ya me acabo.
M: ¡No se te ocurra, que puedo quedar en cinta!
C: ¿Acaso no puedo dejar yo mi legado en ti?
M: ¡No te atrevas!
Mientras lo decía, Carlos comenzó a eyacular dentro de la vagina de mamá, desobedeciendo todo lo que ella había dicho.
Estuvo cerca de un minuto así, hasta que Mamá parecía satisfecha.
M: Creo que en años no sentía tanta leche dentro mío.
C: Tranquila, que aún tengo algo más – Carlos llevó su polla a la boca de Mamá, quien tragó lo restante y limpió la verga de Carlos con su lengua.
Mamá cayó tendida boca abajo en la cama, y Carlos, aún erecto, se dejó caer encima de ella, dejando su polla ad portas del culo de mamá.
Aun erecta cabía justo en el ano de mi madre.
M: ¿Qué haces?
C: Voy a sodomizarte.
M: ¿A quien has pedido permiso? – Preguntó, dando la vuelta hacia Julio, quien la besó largamente mientras acariciaba sus piernas abiertas en esa posición de poder.
C: Tu culo es lo que trae loco a todo el mundo, y quiero rompértelo.
M: Mi culo es solo de mi marido, ni se te ocurra.
C: Ese culo ha de merecer más.
A que Raúl también te enculó, ¿no es así?
Mamá rió y dijo "trae la vaselina que hay en la repisa del lado de la cama".
Carlos la llevó y se llenó la polla de vaselina, y mi madre boca abajo se vio repentinamente penetrada analmente.
M: ¿Qué hiciste? – dijo mi madre, algo adolorida por la poca costumbre a ser penetrada por atrás.
C: No te quejes, este culazo tiene lugar para esta verga.
¡Ay Dios, que rico se siente este ano apretadito!
Mamá rió de buena gana, mientras su ano se dilataba y comenzaba a ser embestida.
A los pocos segundos ya Carlos metía y sacaba su verga, y sus testículos sonaban y hacían moverse las nalgas de mamá, que nuevamente sonaban muy fuertes, mientras Carlos, cubriendo su cuerpo con el suyo, se tomaba de los hombros de mamá para embestirla con más fuerza, tomándola de los pechos también lo que la volvía loca, y tocando además sus muslos mientras ella mordía la almohada para que no se la oyera gemir tan fuerte.
M: Por favor para, que mañana no me voy a poder sentar.
C: ¿Otra vez con eso? Déjame, que he practicado mucho para aguantar en la cama esperando este momento y no quiero acabar ya.
M: Si quieres te puedes acabar en mis entrañas.
C: Bueno, eso cambia algo las cosas.
Carlos se dispuso a embestir a mi madre de tal forma que no resistió más y acabó en su culazo.
Mamá dijo que sentía que sentía el semen de Carlos hasta en los intestinos.
Mientras yo acababa mi masturbación en el armario, Carlos y mi mamá se bañaron juntos por una hora aproximadamente, disfrutando de buen sexo por un rato más.
Al día siguiente, pude ver a mi madre caminando lento, menos atlética que otros días, y pasaba más tiempo en cama diciendo que le dolía la cabeza.
Carlos y ella repitieron todas las noches las sesiones en nuevas posiciones, y yo los veía a escondidas; durante el día, yo me hacía escondía y podía ver como Carlos masturbaba a mamá mientras ella cocinaba, metiendole su polla por sobre el traje de baño mientras le decía cosas que seguramente la calentaban para la noche.
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