Mi Mamá usa Tanga diario
Relato el primer encuentro morboso con la ropa interior de mi madre.
Nunca le he contado esto a nadie, así que serán los primeros en leer esta confesión que durante mucho tiemo me ha calentado bastante.
Soy de Ciudad de México, y desde que tengo memoria, he visto a mi madre usar tanga todos los días, es algo que al principio me tenía sin cuidado, pero con el tiempo me empezó a generar curiosidad y mucho morbo. He de decir que en aquellos tiempos en que empecé a prestarle atención yo tenía alrededor de 13 años, y mi madre alrededor de 31, fue madre joven así que siempre me lleve muy bien con ella, ella es bonita, de tez blanca y tiene el cabello ondulado, mide alrededor de 1.65 y siempre ha conservado una muy buena figura, tetas normales pero eso sí… un culote enorme y delicioso.
Por la confianza que me tenía mi madre, siempre andaba por la casa en shorts pequeños como pijama, bata de baño, blusones, etc. Nunca la miré con ojos de morbo hasta que por la misma adolescencia se me empezaron a subir las hormonas, era de esas mujeres que les gustaba mostrar, cada que se agachaba por algo, cada que subía a algún banco para bajar algo de un lugar alto, cada que se sentaba, siempre se le marcaba el triángulo de la tanga, a veces tangas delgadas y a veces más anchas, pero siempre tanga, siempre traía algo metido entre las nalgas. Hasta ese momento no sabía si era porque eso le excitaba, o por qué lo hacía, ella era madre soltera así que supongo que tiene que ver con el llamar la atención de los hombres.
El punto es, que siempre traía todo metido entre sus nalgas, si usaba shorts, leggings, pants, o jeans, siempre su cola se tragaba todo, y por debajo por supuesto, alguna de las tangas de todas las que tenía. Eso poco a poco me empezaba a calentar cada que la veía, y fue un día que en el baño al fin me encontré una de esas tangas que usaba, pequeña pero llena de sus líquidos, la tomé de inmediato y la empecé a oler, olía delicioso, por delante a su panocha y por detras a su ano que se había comido ese hilo todo el día. Me excite demasiado, me masturbe con ella y después la dejé en el mismo lugar.
Después de ese día, y cada que mi madre se iba a trabajar, sabía que iba a dejar una nueva tanga en el cesto de ropa sucia o en el baño, yo cursaba la secundaria en ese entonces así que llegaba más temprano a casa porque ella como de costumbre en muchos empleos, salía a las 6pm, entonces en cuanto llegaba a casa de la escuela, entraba al baño o iba al cesto de ropa a buscar el regalito que había usado el día anterior, y nunca defraudaba, siempre encontraba una nueva tanga llena de líquidos y con olor a culo. Esa ocasión revisé todo el cesto y me di cuenta de que tenía todo tipo de tangas, de hilo, de lencería, y hasta unas con la parte de atrás más gruesa, me preguntaba yo:
Cómo es que todos los días esas nalgas se comen todo esto? Desde cuándo llevas haciéndolo? Te gusta la sensación de que algo roce tu culo?
No me importaba, me sentía en un paraíso, cuando entré a su cuarto a revisar sus cajones encontré el de ropa interior y si… confirmaba lo que ya sabía, todas y cada una de sus prendas interiores eran tangas. Estaba excitadísimo, sentía que me explotaba el pito, tenía un festín de tangas limpias y usadas para disfrutar el resto de la tarde.
Ese mismo día después de dejar todo tal y como estaba, recuerdo que estaba nublado porque acababa de llover, y cuando llegó de trabajar aprox a las 6;45 pm, mi visión hacia ella había cambiado por completo, ya sabía que a ese culo le gustaba comer tela y que ella estaba de acuerdo con eso, me encantaba verla por detrás, cuando iba hacia la cocina, hacia la sala o hacia su cuarto, cada que caminaba era un deleite ver como ese culo estaba masticándolo todo, y específicamente esa día que ella llevaba un pantalón de vestir rayado que de seguro los de su trabajo también disfrutaron viéndolo igual que yo, entallado y pegado, metido entre esas nalgotas.
Los días posteriores iban siendo cada vez más cachondos para mí, la confianza que me tenía por ser su hijo hacía que pensara que yo estaba haciendo alguna otra cosa, recuerdo que los fines de semana usaba unos shorts para hacer limpieza y además de ver como se lo comía su culote, aprovechaba cualquier momento para ir un poco más lejos, ella a veces era distraída así que cuando se agachaba para limpiar las camas o cajones por debajo, quedaba en cuatro con el culo parado y abierto, evidentemente se le marcaba la tanga, y no sé si se daba cuenta o no pero siempre acercaba mi nariz a ese ano que sabía que estaba disfrutando comer tanta tela, respiraba y percibía ese olor delicioso que solo un buen culo te puede dar, sabía que era mi madre pero para ese punto ya había perdido cualquier tipo de atadura moral, ese culo me volvía loco y el morbo ya se había apoderado de mí, y ella seguía igual de bien parecida, bonita y buena. Cuando terminaba de hacer limpieza se quedaba dormida en su cuarto con la tele prendida, y siempre la grababa y me masturbaba en frente de ella, porque siempre dormía con el culo dando a la puerta de la habitación. Esos shorts sucios con su tanga usada al siguiente día eran un éxtasis total, no podía dejar de pensar en otra cosa que no fuera su ano.
Varias veces cuando estaba en sus días, en lugar de usar un pantie más cómodo para sostener la toalla, prefería seguir usando tanga y que se le hiciera bulto, o a veces compraba de estas toallas especiales para tanga, me llegue a encontrar también varias de esas, sobre todo cuando se le hacía tarde en la mañana para ir a trabajar, las dejaba en el baño o en el cesto con todo y la toalla pegada en la tanga, era demasiado morboso y excitante para mí, cuando olfateba esas prendas, justo en la parte en la que va el ano terminaba una parte de la toalla, y si, hasta eso se comía, la parte de la toalla que llegaba a sus nalgas olía a puro culo, no importaba si fuera tela, toalla o lo que sea, ese ano no se iba a quedar sin comer.
Hoy tengo 28 años y vivo solo, pero tengo muchas historias que viví con mi madre y su rico culote comiéndose todo, pude disfrutarlo de varias maneras sin que nunca se diera cuenta, pero eso se los cuento después.
Que erotico escuchar como el hijo morbosea a la propia madre y disfruta dedicarle sus chaquetas
Excelente!