MIRAR Y QUE ME MIREN ( Capitulo I Mi Madre, 1ª Parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
– Ya con 11 años me di cuenta que me encantaba observar a las mujeres, me encantaba ir de compras con mi madre pues en los probadores de las tiendas me ponía las botas, aunque lo mas que llegue a ver eran mujeres en bragazas y sujetador.
Estaba loco por ver una mujer desnuda, pero a finales de los 80 era dificliisimo y mi calentura subía por momentos, así que a los pocos días de cumplir doce años decidí que no podía aguantar más y a pesar de los remordimientos que tenía, llegue a la conclusión de que a la única mujer que tenía a mano y que podría ver desnuda era a mi madre.
Mi madre para mi era el antisexo, era muy pequeña 1`55 cm de estatura y muy delgada, creo que la vez que estuvo más rellenita pesó 50 Kg. Ademas, siempre llevaba ropas super anchas, nunca llevaba escotes y hasta los bañadores que llevaba no dejaban lugar a la excitación.
Pero a pesar de todo eso yo estaba decidido a no pasar más tiempo sin ver como era una mujer desnuda, así que planee como podría hacerlo.
Me resultó muy fácil, pues sabía que en mi casa rara vez cerrábamos las puerta del baño , dejándola entornada,pero sin llegar a cerrarla del todo, además sabía perfectamente que días tenía que hacerlo; los fines de semana eran los días perfectos, mi padre después de comer se solía echar largas siestas y mi madre después de recoger la cocina solía bañarse.
– Llegó el día, esperé pacientemente a que mi padre se acostara y que mi madre acabara de recoger la cocina. Yo estaba bastante excitado, pero más por la adrenalina que por otra cosa, era algo prohibido, y aunque mi madre seguro que no me iba a gustar mi nerviosismo era enorme.
Observe a mi madre dirigirse al baño, la seguí sin que se diera cuenta y esperé a oír el ruido de la bañera al llenarse, cuando creí que mi madre estaba dentro del agua miré y lo que vi me cambio la vida para siempre.
Mi madre no se había metido en la bañera, estaba agachada comprobando el agua de la bañera y yo tuve la visión mas excitante y maravillosa de mi corta vida. Estaba completamente desnuda y al estar agachada puede ver su pequeño y redondito culo, Nunca imaginé que los culos pudieran ser tan bonitos, lo que acababa de ver superaba en todo mis expectativas quedé embelesado, mi madre metió primero una pierna y luego la otra, fue la primera vez que me dí cuenta que tenía unas piernas preciosas al girarse durante un segundo pude ver uno de sus pechos, era pequeñito y muy redondito y acabado en un pequeño pezón rosa, pero para mi desesperación al meterse en la bañera lo único que le podía ver era la cabeza.
Fueron los minutos más largos de mi vida, mi nerviosismo y excitación eran cada vez mayores pero la espera mereció la pena. Al salir de la bañera tuve la visión más hermosa de mi vida, pude ver a mi madre completamente desnuda, su cuerpo húmedo era espectacular, al salir de la bañera vi por primera vez el sexo de una mujer, quedé extasiado. Yo entonces no lo sabía pero mi madre se rasuraba, por lo que la visión de esos dos hermosos labios vaginales me fascinó. Pude verla secándose, dándose la crema de cuerpo y posteriormente vistiéndose.
– Como os dije antes mi madre no era una mujer espectacular, pero ese día pude comprobar que tenía el cuerpo muy bien proporcionado, lo único que la afeaba un poco era un flotadorcillo en su cintura, una lorcilla que entonces no me gusto demasiado, pero que con el paso del tiempo me acabaría encantando.
Mi excitación fue tremenda, por primera vez en mi vida sentí que mi pene iba a estallar, yo ya tenía erecciones, pero ninguna tan salvaje como esa. Al mismo tiempo noté como me subía el calor hasta mi cara y mi corazón parecía que quería salirse de mi pecho, notaba las pulsaciones a mil y las podía sentir en mis sienes.
Me volví adicto a mi madre, no paraba de pensar en ella desnuda, no sabía lo que era masturbarme así que os podéis imaginar como me sentía estaba como un gato encerrado, todo el día nervioso y por primera vez empecé a tener sueños eróticos en los que alcanzaba el único desahogo que por entonces conocía. La protagonista siempre era mi madre, llegué a estar obsesionado con ella.
– Mi obsesión era tal que en mi cabeza sólo pensaba en como podía ver a mi madre desnuda, ya no me bastaba sólo con el baño, empecé a espiarla cuando iba a hacer sus necesidades, cuando se cambiaba de ropa, perseguía a mi madre como un perrillo faldero. una de mis mayores alegrías fue comprobar que mi madre en casa rara vez llevaba ropa interior, aquel descubrimiento me permitió ver el sexo de mi madre desde otra perspectiva que me gustó casi mas que la que veía cuando se bañaba. Mi momento favorito era cuando planchaba, ella se ponía en el cuarto de estar a ver la tele mientras planchaba, yo me llevaba mis muñecos, me tiraba al suelo y podía contemplar su hermoso sexo durante más de una hora.
– Para mi el resto de mujeres desaparecieron completamente, en mi cabeza sólo había sitio para ella y en mis sueños también. Aquello llevó a que sintiera una unión muy especial por ella, el verla hacer cosas tan intimas me creó un lazo especial con ella, sabía todo sobre ella, lo que hacía al ir al baño, verla depilarse las piernas, rasurarse el pubis, conocía a mi madre más que a ninguna otra persona en el mundo, estar separado de ella era una tortura. Pero al mismo tiempo me hizo más descuidado y más atrevido, al principio lo hacía cuando estabamos solos, pero con el tiempo intentaba mirarla hasta cuando estaba mi padre o mi hermana pequeña en casa.
– Como he contado con el pasar de los meses me volví descuidado y atrevido, un día mi madre estaba limpiando pescado en el fregadero, para estar en casa solia ponerse unos vestidos que se abrochaban por delante con botones y que le quedaban por encima de la rodilla, yo aproveche que estaba distraida para agacherme y observar su culo y su sexo al mismo tiempo, me encantaba observar a mama en esa posición.
Pero de pronto hoy una voz
– ¿Que haces?-.
Era mi hermana pequeña, me había pillado mirando a mi madre. Automáticamente mi madre se dio la vuelta y me echó una mirada de furia heladora, yo me quedé petrificado, mientras mi madre con voz tajante dijo.
– No pasa nada cariño ve a ver la tele y tu ya hablaremos más detenidamente.-
CONTINUARA……………
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