Niño Exhibicionista
¡Hola! ¿Qué tal? Mi nombre es Avelino, pero me gusta más cuando la gente me dice Avelin. Tengo 16 años, pero esto va de cuando tenía 9. Hoy quiero contarte sobre la primera vez experimente el bonito placer de exhibirme en calzones; desnudo no porque .
Desde niño fui una persona muy curiosa y algo atrevida, a veces me daba problemas esa naturaleza mía, pero fue gracias a ella que aprendía cosas más rápido que otros de mi edad, entre esas cosas estaba lo sexual. Al ser hijo único y vivir en un vecindario donde todos son reservados, incluso los niños, no tenía con quien jugar, así que siempre me juntaba con mis primos mayores que vivían al lado. Ellos comprendían un poco mi soledad, pero no querían que yo me metiera en sus asuntos por lo que me dejaban jugar en la consola de videojuegos mientras ellos hablaban de sus cosas a unos metros de mi en la sala de estar, pensando que estaría embobado en los juegos, sin embargo, no era así todo el tiempo, a veces escuchaba algo de sus conversaciones. Escuché muchas cosas referentes al sexo que en la escuela no nos enseñaban, por ejemplo, aprendí que el sexo también se podía dar con la boca y que más de dos personas pueden hacerlo y que no importa si son del mismo sexo. Me entere que se podía sentir mucho placer por el ano y que las personas podían tener distintos fetiches sexuales, como el de los pies, infidelidades, voyerismo / exhibicionismo, o incluso hasta darse golpes duros. Esa parte de los fetiches si me saco de onda y hasta me dio miedo, viniéndome a la mente cuando algunos religiosos dicen que el sexo es algo malo como vicio. Pero mi curiosidad ganó y me puse a experimentar, tocándome el pene y ano, encerrado en mi habitación con la tablet mostrando un video porno; no di vueltas y solo puse el primero que encontré.
Pase los siguientes días experimentado en mi cuerpecito, intentando obtener alguna sensación “rica” como decían mis primos, pero no sentía más allá de un ligero cosquilleo en mi pene, y en cuanto a mi ano no supe como estimularlo sin que me doliera. Al final me aburrí y llegué a la conclusión de que era muy pequeño todavía para sentir esas cosas.
Al pasar las semanas mi madre me conto que iríamos de viaje a la playa donde otras familias se nos unirían, yo me emocione y deje mi curiosidad sexual guardada un rato hasta que el día antes del viaje cuando estaba jugando en casa de mis primos que también irían al viaje, ahí escuche que hablaban sobre una tal Lidia que también venia al viaje y tenía unos dos años más que mis primos. Contaban sobre unos rumores de que ella era una exhibicionista y que querían comprobar si era cierto durante el viaje. Eso se me quedo en el subconsciente hasta la hora del viaje.
El día había llegado, era un hermoso día, el rey astro emitía la luz y el calor propicios para bañarse en el mar sin sentir ese ardor en la piel que te pide constantemente sumergir tu cuerpo en el agua o estar a la sombra.
Yo súper feliz y emocionado como los niños que nos acompañaban. Nos dejaron a todos juntos en una recamara para cambiarnos la ropa a traje de baño. Éramos unos 8 niños creo, la mayoría de mi edad y también una niña de 17 que era la encargada de estar al pendiente de nosotros. Había otros niños, pero como eran mayores ellos estaban en otra recamara, mis primos estaban en esa.
Yo quería cambiarme lo más rápido posible para ir al mar y nadar. Me quité los zapatos, shorts y calcetas, entonces justo cuando iba a quitarme la playera sentí la mirada de uno de los niños; fue entonces que comenzó todo. Como no nos conocíamos entre nosotros, algunos tenían vergüenza de mostrarse sin ropa frente a los demás y por eso tardaban más en cambiarse por intentar cubrirse lo más que pudieran. Yo no lo pensaba mucho, solo quería ir a nadar, pero cuando me percaté que el niño se me quedaba viendo sentí algo raro dentro de mí, algo que iniciaba en mi pecho y luego se acumulaba en mi vientre. Note que la mirada del niño se posaba en mis piernas y las recorría para luego posarse en mis partes cubiertas por mi calzón, una trusa bikini blanca. Ahí es donde me di cuenta que otros me veían también, pero de forma discreta haciendo como que seguían cambiándose. Creo que la razón de tanta mirada era por mis bien formadas piernas de niño por el voleibol que jugaba con mi madre los fines de semana, eso y que era el único que usaba trusa de todos los niños, una que no dejaba mucho a la imaginación por estar algo semitransparente.
Algo en mí se activó al momento, no sé cómo explicarlo e palabras, fue como si una suave corriente de agua tibia viajara constantemente de mi estómago a mi vientre y de poco a poco se hiciera más caliente y fuerte. Termine de quitarme la playera y quede en puro calzón, los niños seguían mirándome. Ahora la corriente de agua caliente había llegado a mi pene y testículos convirtiéndose en cosquillas calientes que alborotaban mis genitales. Se sentía espectacular.
Mientras caminaba despacio a buscar mi traje de baño al agacharme vi como el bulto que formaban mis genitales en mi calzón había crecido. Ya había tenido erecciones, pero esta vez era distinta, se sentía deliciosa, exquisita. Yo la considero mi primera erección de verdad.
El tiempo se paralizo para mí y el momento se hizo eterno, todas esas miradas que me estimulaban despertaron mi primer fetiche sexual. Es así pues que mi pene tomo el control de mi cuerpo obligándome a buscar más estimulación sexual hasta llegar al punto finito infinito de lo que yo conocía en teoría como orgasmo. Se me ocurrió la idea de fingir que mi traje de baño estaba perdido y con la idea de “buscarlo” me la pase dando vueltas por la recamara en calzón atrayendo a donde fuera las miradas de esos niños que apenas conocía. En cuanto a la niña de 17, ella estaba distraída con el móvil, no haciendo caso a que casi ningún niño hablaba o hacia alboroto como al principio.
Yo estaba nervioso pero las sensaciones en mi cuerpo eran increíbles. Los roces de mi pene y testículos duros contra mi algo apretado calzón me enloquecían, tanto que de repente en mi pubis sentí un ardor rico y luego las ganas de hacer pipí me llegaron. Mi cabeza se sentía caliente como cuando da fiebre, me sentía mareado y exaltado, todo mi cuerpo estaba caliente, casi sudando. El pene me palpitaba, las ganas de hacer pipí se hacían más y más intensas.
Escuche como la niña decía que en 5 minutos salíamos y que nos apresuráramos. Esos 5 minutos me los pase yendo de aquí por allá aun atrayendo las miradas de algunos incluyendo la del primero que me vio.
Roces, palpitaciones, ganas de hacer pipí. ¡TODO HABÍA LLEGADO A SU LÍMITE! ¡LO SENTÍ! ¡ME IBA A HACER PIPÍ!
Reaccione lo más rápido que pude y fui corriendo al baño, pero antes de que pudiera bajarme la trusa y apuntar al inodoro… no pude contenerlo más, ¡MI PRIMER ORGASMO HABÍA LLEGADO!
Se dice por ahí que los orgasmos en la infancia se sienten mucho más rico que los que se tiene en la adultez. Algo así de que es porque como no hay semen para expulsar, las contracciones son más ricas. Pues puede que sea cierto. Porque hasta ahora no he tenido un orgasmo similar al que tuve esa vez donde mi pene y testículos hacían la tarea en vano de contraerse una y otra vez para expulsar la semilla de la vida, en cambio lo que salía era pipi muy caliente que me escurrió todo.
¡ME ESTABA HACIENDO PIPÍ!
Mi pene y testículos ya estaban calientes por la sangre que fluía por ellos, ahora pipi caliente se derramaba y hacia a mis genitales arder en placer. Mi calzón obstruía en flujo de orina haciendo que el propio calzón se empapara, mis piernas, parte de mi vientre y mis genitales llegando un poco a mis nalgas.
El orgasmo provoco que soltara un grito de niño bastante sonoro que seguro se oyó fuera del baño. Soltaba de mi boca varios Ah! Ah! Ah! y suspiros, sonaba como un desquiciado sexual.
Caí de rodillas mojándome más de pipi y en medio de mi éxtasis mis manos se movieron solas para sobar con furia mi bulto empapado mientras seguía soltando gemidos. Todo hasta que las riquísimas sensaciones se fueron y me dejaron con un cansancio y satisfacción de ensueño. Termine tirado en el baño con las manos apretando aun sobre mi bulto. Mi mente estaba como en blanco, pensaba las cosas que me sucedieron, pero a la vez en ninguna.
Escuche la puerta del baño. Entre en pánico, pero no me dio tiempo ni de levantarme bien.
- Avelin, ¿Por qué gritaste? ¿estás bien?
Era la niña de 17, aun no me sabia su nombre. Cuando entro y volteo se encontró conmigo tirado en el piso todo orinado. Ahora si la avergüenza me dio duro y seguro estaba rojo como tomate. Ella con cara de sorpresa se me quedo viendo y yo a ella, ninguno sin pronunciar palabra.
- Ji ji
Ella soltó una pequeña carcajada y cambio su cara de confusión con una que expresaba ternura hacia mí. Me pareció estar viendo a un ángel. Cuando me di cuenta ella ya estaba bastante cerca de mí extendiéndome la mano para levantarme, yo la tome con mi vergüenza olvidada, su cara ocupaba el espacio en mi cabeza.
- Estas todo mojado, hay que quitarte el calzón.
Y otra vez sin que me diera cuenta ella ya estaba bajando mi calzón mojado.
- Levanta los pies – Dijo con la misma ternura que su rostro expresaba. Yo solo obedecía.
Mientras yo estaba parado como palo ella enjuagaba mi calzón en el lavabo y se quedó viendo unos segundos mi pene morenito claro con la cabeza enrojecida. Después salió con el del baño y no tardando nada volvió con uno limpio y mi traje de baño “perdido”.
- No sé porque diste tantas vueltas buscándolo, siempre estuvo dentro de tu mochila – Dijo de forma picara.
- En fin, vístete, yo seco rápido antes de que vengan a buscarnos.
Termine de asearme y vestirme antes de que ella terminara de limpiar, pero algo me hizo quedarme a esperarla. La recamara ya estaba vacía. Cuando salió me miro otra vez de manera tierna.
- Me gusto el lindo espectáculo, chiquillo. Te ves muy bien con esas trusas. Apuesto a que muchas mujeres y hombres pensarían lo mismo.
Yo no sabía que responder ante tal cumplido. Solo sonreí nerviosamente y para no quedar más como un tonto decidí presentarme… jajá.
- Ah, este… mucho gusto. Soy Avelino – Omití la parte donde explico cómo me gusta que me llamen de lo nerviosos que estaba.
- Si, Avelin, ya te conozco. Tu mama es amiga de la mía. Ah, si te gusta que te llamen Avelin ¿no?
- Ah, sip – Conteste más confiado y sonriente.
- Yo me llamo Lidia, mucho gusto – Y extendió su mano para que yo la estrechara.
- Lidia… – Dije de forma rara cuando recordaba de donde me sabia ese nombre.
- Ji Ji, tu mama tiene razón, de verdad eres un niño muy lindo Avelin.
Yo me sonroje por la hermosa manera en que me lo dijo a la vez que mi mente ya la ubicaba. La niña de la que mis primos hablaban sobre ser exhibicionista.
- Bueno, ya vámonos a nadar. Hoy el día esta precioso.
Asentí sonriente con la cabeza y ella también me hizo un gesto. Me tomo de la mano y salimos de allí.
La vida sí que me dio vueltas ese día. Descubrí mi fetiche sexual favorito, tuve un glorioso primer orgasmo y también conocí a mi primer amor.
_DRCL_
hola solo eran hombres? luego seguistes haciendolo a esas edad o un año mas?
Me ha encantado el relato, es real ?