Noche morbosa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por josemadrid.
Comenzaré este relato haciendo una breve presentación y descripción sobre nosotros.
Somos un matrimonio de la zona sur de Madrid, mi mujer Marian de 45 años, rubia, ojos color miel, unas caderas muy anchas y un culo grande y gordo que atrae las miradas de quienes se cruzan con ella. Sus piernas son una delicia para los amantes de las mujeres rellenitas, con unos muslos gordos y poderosos, su cintura es estrecha aunque tiene un poco de tripa por la edad y sus pechos son de un tamaño mediano con aureola pequeña de color rosado y unos pezones como grandes como garbanzos que casi siempre están duros. Su cuerpo en conjunto es como una guitarra con muchas curvas y más ancho por abajo que por arriba.
Yo Jose 44 años 1.70 de estatura 80 kilos de cabello rubio oscuro y ojos azules, según dicen soy guapo y atractivo.
Somos amantes de los juegos de exhibicionismo en pareja y de todo tipo de juegos morbosos que nos hagan salir de la rutina.
Un sábado por la tarde decidimos salir a cenar, tomar algo y pasar una noche morbosa de juegos.
Para la ocasión decidimos que Marian vistiera de manera provocativa ya que a mi me encanta que vaya levantando pollas a su paso. Escogió una falda ceñida de color negro que resaltaba su gran culo y sus caderas, además de enseñar casi su entrepierna pues aunque no es muy corta tiene una raja en la parte delantera que llega justo unos pocos centímetros por debajo de las ingles, se puso unas medias negras de rejilla hasta mitad del muslo, sujetas por un liguero también de color negro, por supuesto sin bragas como siempre que salimos a “jugar”.
Acompañó esto con unos zapatos de color rojo con plataforma y un tacón muy alto. Para la parte superior elegimos una blusa de gasa abotonada por atrás, de color rojo granate con algún bordado negro y totalmente transparente, al no llevar sujetador sus pechos se veían perfectamente a través de la fina tela.
Se peinó recogiendo la parte delantera del pelo y la parte de atrás la dejó suelta en una cascada de rizos. Se maquilló los labios en un llamativo color rojo fresa, los ojos con una mezcla de sombras en colores malvas, delineando la raya con un eyeliner negro que se iba haciendo mas ancho al final del ojo, completando el atuendo con algo de colorete y unas pestañas postizas.
El resultado final era muy similar al de las ahora famosas chicas piu up.
Se cubrió con un abrigo para no llamar la atención de los vecinos y nos fuimos en busca de un taxi que nos llevara a un restaurante en el que habíamos reservado mesa.
Nada mas llegar nos atendió un joven camarero, amablemente nos pidió los abrigos para llevarlos al guardarropa, sus ojos se abrieron como platos cuando Marian le dio su abrigo y vio sus pechos a través de la blusa, tartamudeando un poco debido a lo inesperado de la visión se excusó diciendo que enseguida nos acompañaba a la mesa, con paso apresurado llevó los abrigos y volvió acompañándonos a la mesa, separó la silla de Marian invitándola a sentarse, mientras su vista quedaba clavada en los pechos de mi mujer que se mostraban duros y con los pezones tiesos. Una vez nos hubimos acomodado tomo nota de los platos que elegimos tomándose mas tiempo del necesario y sin dejar de mirar a Marian que le sonreía pícaramente viendo como se abultaba el paquete del camarero.
Cuando volvió con los platos que habíamos pedido Marian se subió un poco la falda y cruzó las piernas lenta y maliciosamente para atraer la vista del camarero hacia ellas, éste se puso nervioso y según servía el agua en los vasos se le derramó un poco en los muslos de Marian justo por encima de donde acaban las medias, ella al sentir el líquido abrió las piernas por movimiento reflejo, el joven pidió perdón muy azorado y dijo que dejara que la ayudara, cogiendo una servilleta procedió a secarla aprovechando para rozar con el dorso de la mano la entrepierna de Marian que así con las piernas abiertas enseñaba con todo detalle el chumino, el chico se entretuvo un poco más de la cuenta secándola y se marchó con una erección que no podía ocultar.
Cuando terminamos el primer plato me di cuenta que desde una mesa alejada un grupo de señores no dejaba de mirar las piernas de mi mujer, decidí darles mejor visión aprovechando que los manteles de las mesas son cortos y desde lejos se ve todo, puse una de mis manos sobre un muslo de Marian y subí un poco su falda, la dije que abriera las piernas pues desde enfrente no le quitaban ojo y deslicé mi mano por los labios del coño, metiéndole después un dedo. Los señores estaban embobados mirando y sin hacer caso de la cena, estando en esa situación apareció el camarero con los segundos platos, seguro que no daba crédito a lo que estaba viendo, Marian le tiró un beso mientras miraba, el pobre estaba totalmente desconcertado y sólo atinó a dejar los platos en la mesa y retirar los que ya habíamos terminado sin dejar de mirar lo que ocurría.
Empezamos a comer el segundo plato, mi mujer permanecía con las piernas abiertas y miraba descaradamente al grupo de hombres pasándose la lengua por los labios un una clara muestra de provocación, los señores se cortaban y procuraban no mantenerle la mirada, pero inevitablemente miraban embobados su entrepierna. El camarero que permanecía muy atento a nuestra mesa vino en cuanto acabamos el segundo plato con la carta de postres en la mano. Marian le dijo mejor aconséjanos tú, el joven se puso al lado de Marian dejando la carta sobre la mesa y procedió a explicarle detalladamente la composición de los postres, ella le miró a los ojos y bajando una mano empezó a masturbarse al tiempo que le decía al camarero, tráenos algo que me llene y me deje satisfecha, el chico dijo que nos traería una especialidad de la casa, que resultó estar muy buena. Ahora ya habíamos terminado la cena y decidimos que seguiríamos con el juego en otro sitio, llamamos al camarero, pedimos la cuenta, tras cobrarse nos dijo que le acompañáramos a por los abrigos, fuimos por un pasillo tras de él, al llegar al ropero y dado que no había nadie Marian le puso la mano en la polla por encima del pantalón diciéndole ¿estás así por mi culpa?, entonces tendré que arreglarlo, le bajó la cremallera, sacó la polla y empezó a masturbarle, debido a lo excitado que estaba se corrió rápidamente, Marian le limpió la picha con un cleanex, y diciéndole ¿ya estás mas calmado?, le dio un beso en los labios nos pusimos los abrigos y nos fuimos, el joven muy atento nos dijo que volviéramos cuando quisiésemos que él nos invitaba.
Cerca del restaurante vimos un bar de copas y entramos, el local estaba muy lleno pero quedaba un taburete libre en la barra, nos dirigimos allí Marian se sentó en él mientras yo permanecía de pie a su lado, pedimos unas copas y empezamos a mirar alrededor a ver si mi mujer se podía exhibir ante alguien, debido a la cantidad de público que había nos pareció un lugar poco indicado para nuestras intenciones, pero arropados por tanta gente y dada la proximidad de la misma decidimos follar allí mismo intentando que nadie se enterara.
Aprovechando que mi mujer seguía con el abrigo puesto, metió una mano en el bolsillo y con ella dentro me abrazó por la cintura quedando así nuestros cuerpos tapados de la vista y muy juntos, ella separó las piernas y se sentó en el borde del taburete, quedando su raja a la altura de mi polla, que disimuladamente saqué abriéndome la bragueta y asimismo la penetré, movía mi cuerpo al compás de la música como si estuviera bailando, cuando en realidad me la estaba follando allí delante de todo el mundo y sin que nadie se diera cuenta. Al rato de estar así Marian no pudo evitarlo y gimiendo ahogadamente para que no la oyeran tuvo un orgasmo callado pero muy excitante por la situación.
Tras esto nos apuramos la copa y nos fuimos a otro local que ya conocíamos y mucho mas adecuado para nuestros planes.
Llegamos en un taxi y cuando nos encontrábamos frente a la puerta pensamos en que primero entrara ella y yo lo haría mas tarde.
Un cuarto de hora después entré en el local y la vi sentada en un taburete sin abrigo, frente a una mesa ocupada por tres chicos de unos veintipocos años que no dejaban de mirarla, mientras ella se hacía la distraída, yo me senté en un taburete cercano como si no la conociera y pedí una copa.
Marian se levantó del taburete y sacando un cigarro se dirigió hacia la mesa de los chicos con la excusa de pedir fuego, uno de ellos alargó el brazo encendiendo un mechero, ella prendió el cigarro y le dio las gracias, se volvió de espaldas a ellos camino de su silla y dejó caer el cigarro al suelo como por accidente volvió la cabeza para asegurarse que los chicos la miraban y se agachó a recogerlo doblando su cuerpo sin flexionar las piernas por lo cuál la falda se subió dejando todo su culo a la vista de los chavales que no paraban de cuchichear entre ellos, una vez hubo recogido el cigarro mi mujer volvió a su sitio se sentó de frente a ellos con las piernas abiertas para que pudieran ver su entrepierna.
Uno de los chicos se levantó y dirigiéndose a Marian la invitó a sentarse con ellos, Marian sin dudarlo se sentó entre dos de los chavales que permanecían sentados el tercero se sentó enfrente de ella, tras las presentaciones de rigor y viendo que los muchachos no tomaban la iniciativa Marian dijo, que os pasa chicos ¿no os gusto?, diciendo esto se levantó para subirse totalmente la falda y mostrarles su culo y chocho, me ponen cachonda los jovencitos como vosotros, cogiendo la mano de uno de los chicos la pasó por su coño, ¿verdad que estoy mojada?
Este fue el revulsivo que los chavales necesitaban pues los dos que estaban a su lado empezaron a tocarla todo el cuerpo, yo me acerqué para ver mas de cerca y el que estaba sentado enfrente avisó de que me acercaba, mi mujer miró y dijo no hay problema le conozco de verle por aquí le gusta mirar, déjale que disfrute y diciendo esto puso ambas manos sobre las pollas de los dos chicos uno de ellos le metió la mano en el coño empezando a masturbarla y el otro se apoderó de sus tetas chupándolas a través de la fina blusa, ella había bajado sus braguetas y había sacado sus pollas fuera y las masturbaba simultáneamente.
De pronto el que estaba enfrente se levantó y dijo está bien ahora me toca a mi vosotros vigilar que no se acerque nadie más y tú le ordenó a Marian me la vas a chupar hasta que me corra, se bajó el pantalón y los calzoncillos dejando a la vista una polla muy grande por lo menos 23 cm. y la puso en la cara de mi mujer, ella la cogió con una mano por la base y con la otra la recorrió entera como para cerciorarse de su longitud y acto seguido empezó a mamársela con glotonería, se la metía hasta donde podía la sacaba y lamía por toda su extensión, el chico dijo que se corría y mi mujer sacando la polla de la boca dirigió el semen hacia la mesa que quedó llena de goterones, eres una zorra le dijo a Marian y si quieres llenarte de rabo toma mi teléfono y llámame quedaremos en otro sitio donde podamos follarte a gusto sin que nadie nos moleste, esperamos tu llamada, hizo un gesto con la cabeza a los otros dos y se fueron.
Marian vino hacia mi comentándome que se había puesto muy cachonda mamando ese pollón y necesitaba correrse, le dije que se fuera al servicio a ponerse unas bolas chinas que siempre lleva en el bolso y que se pusiera a bailar en la pista con las bolas dentro, seguro que entre la exhibición que daría y los movimientos de las bolas en su coño bailando se correría abundantemente. Así lo hizo, al empezar a bailar sus tetas se movían escandalosamente dentro de su blusa transparente, los tíos que tenía alrededor empezaron a acercarse a ella como moscones mientras con la excusa de querer bailar aprovechaban para rozarse con su culo.
Yo estaba observando aquella escena atentamente, cuando oigo un saludo a mi lado, me giré y vi a Almudena una vecina, la saludé y le dije que se sentara en el taburete que Marian había dejado libre, pensé que todo había acabado pues no era cuestión de exhibirse delante de una vecina, busqué a Marian con la vista y la hice señas para que viniera a la barra.
Nada más llegar a nuestro lado dio un beso a Almudena al tiempo que le decía lo guapa que estaba.
La verdad no me había fijado pero nuestra vecina estaba impresionante, es una chica de 34 años, rellenita con curvas en todo su cuerpo y unos pechos redondos y grandes. Venía con una minifalda cortísima de color negro y un top también negro ajustado y con un escote por el que parecían querer saltar sus tetas, que se mostraban muy subidas y juntas según supe después por efecto del sujetador, su pelo también negro lo llevaba liso y despuntado alrededor de su bonita cara.
Marian cogió un taburete y se sentó entre nosotros formando un triángulo, para romper el hielo, preguntó a Almudena por su marido, la cuál contestó para sorpresa nuestra, mi marido se ha quedado en casa es un soso que no sabe disfrutar de la vida, no le gustan estos juegos siguió diciendo al tiempo que separaba las piernas que debido a lo corto de su falda dejaban ver un hermoso chocho totalmente depilado, pues no llevaba bragas.
Veo que vosotros si os lo pasáis bien continuó diciendo y abriendo mas las piernas para que no quedara ninguna duda de su intención, nos preguntó ¿me dejáis compartir este juego con vosotros? Os llevo observando largo rato sin que os dierais cuenta y estoy súper caliente.
Marian y yo nos quedamos mirando sorprendidos, y Almudena se bajó de su taburete quedando de pie y pegándose a nosotros buscó con sus manos nuestros respectivos sexos, bajó la cremallera de mi pantalón y metiendo la mano empezó a sobarme la polla y los huevos, a continuación metió la otra mano bajo la falda de Marian con la intención de tocarle el coño, aunque quedó paralizada cuando al intentar introducirle un dedo dentro se encontró con las bolas chinas. ¡PERO QUE PUTA ERES! Exclamó bailando con esto dentro has tenido que correrte sin parar, no lo sabes muy bien le contestó Marian ¿te gustaría probar?, Almudena no contestó simplemente sacó las bolas del chocho de Marian y sentándose en el taburete nos dijo que la tapáramos un poco que se las iba a meter, una vez hubo terminado cogió a Marian de la mano y dijo ahora tú y yo vamos a bailar y tú me dijo a mi, mira bien y ponte cachondo como nunca que esta noche nos tienes que follar a las dos.
Empezaron a bailar en la pista atrayendo inmediatamente la atención de todo el mundo pues las tetas de una y otra eran un espectáculo de lo mas excitante, además ellas frotaban sus pechos mientras bailaban de una manera muy sensual, después de esto empezaron a agacharse flexionando lentamente y al compás de la música las piernas hasta quedar en cuclillas, momento en que enseñaban descaradamente el coño y luego volvían a subir, enseguida se vieron rodeadas de tíos metiéndolas mano y sobándolas descaradamente, hasta que se cansaron y vinieron a la barra a beber pues estaban secas, tras apurar las bebidas Almudena comentó estoy cachondísima, entre las bolas los tíos magreándonos y el roce entre nuestras tetas estoy en ascuas, acto seguido dio un beso en la boca a Marian, como mi mujer no opuso resistencia empezó a chupar sus labios con la lengua y a irse apoderando poco a poco de su boca hasta que cayeron en un apasionado beso que parecía un querer conquistar la boca de la otra, el entusiasmo llevó a Almudena a apoderarse de las tetas de mi mujer que gemía y parecía fuera de sí. Sin duda Marian estaba disfrutando y mucho de su primera experiencia lésbica, tanta pasión estaban poniendo que todo el local las miraba descaradamente, por lo que les dije de irnos a un local de ambiente liberal cercano, donde podríamos continuar sin montar un escándalo público.
Salimos del local y durante el trayecto continuaban morreándose en plena calle y tocándose el culo mutuamente por encima de las faldas, tras unos minutos llegamos al Púb. liberal.
Pedimos unas consumiciones y rápidamente nos dirigimos hacia una enorme cama vibratoria situada en una de las dependencias del local, allí se tumbaron empezando nuevamente a comerse la boca con verdadera desesperación, en poco tiempo estaban las dos completamente desnudadas, llenando mutuamente sus cuerpos de caricias y besos sin dejar un solo rincón del cuerpo contrario por recorrer.
Almudena que siempre llevaba la iniciativa, empezó a bajar su boca desde la axila de Marian chupando y besando todo su costado hasta llegar a la cadera, allí desvió su trayectoria y continuó ahora por sus ingles hasta llegar a su coño, comenzó a chupárselo, debía de hacerlo con una maestría excepcional, pues mi mujer no paraba de convulsionar su cuerpo con cada lamida, gemía y pedía que la comiera entera, Almudena sin dejar de comer tan exquisito manjar se dio la vuelta de manera que su coño quedara a la altura de la cara de Marian, que entendió lo que quería y empezó a chupar por primera vez en su vida el coño de otra mujer con verdadero deleite.
Yo tenía la polla fuera del pantalón y me estaba haciendo una paja entusiasmado con las dos mujeres y ajeno al resto de personas que se encontraban por allí, hasta que sentí una mano agarrando mi polla, y una voz que me susurraba al oído, déjalas disfrutar están en un sueño, vamos a disfrutar nosotros mientras ellas continúan dándose placer.
Se trataba de una mujer de aproximadamente 60 años, rubia teñida, con unos hermosos y grandes ojos azules, estaba totalmente desnuda excepto por unas medias de esas que se sujetan solas a medio muslo y unas sandalias de tacón, tenía unos pechos muy gordos y asombrosamente erguidos y tersos sin duda producto de la cirugía, un pubis cargado de espeso vello negro, unas caderas tremendas y un culo gordo y grande que invitaba a acariciarlo hasta perderse en él.
Dijo llamarse Pilar, me pidió que me desnudara y empezó a acariciar todo mi cuerpo con mucha pasión y delicadeza, yo la correspondí de la misma manera y procedí a tumbarla en la cama al lado de Marian y Almudena, abrí sus piernas al mismo tiempo que las acariciaba suavemente, y empecé a besar sus muslo por la parte interna hasta llegar a su coño, que desprendía un intenso y excitante aroma, empecé a chuparlo repasando con mi lengua sus labios externos e internos al tiempo que miraba a mi mujer haciendo lo mismo que yo con otro chocho, estuve saboreando largo tiempo la raja de Pilar hasta que se corrió con bastante abundancia llenándome la boca con sus jugos.
Nada más terminar de correrse me pidió que la follara, arrimé mi polla a su raja y la metí lentamente recreándome en las sensaciones que me proporcionaba su mojada cueva, la follé con embestidas muy profundas y lentas mientras miraba a mi mujer que ahora y tomando ella la iniciativa metió sus piernas entre las de Almudena hasta que sus sexos quedaron juntos, se abrió con la mano los labios del coño buscando un contacto más profundo y empezaron a frotarse las vulvas.
Yo seguía follándome a la señora hasta que me dijo, ahora te quiero en mi culo quiero que me lo rompas, se levantó y dándose la vuelta apoyó los brazos en la cama, quedando su enorme y apetitoso culo expuesto para que lo penetrara, apunté la punta del pene en su agujero y la penetré fácilmente sin encontrar ninguna resistencia, mis embestidas ahora eran más rápidas y no tan profundas como en el coño, mientras miraba como mi mujer y Almudena parecían poseídas por la lujuria y se corrían continuamente los jugos de sus orgasmos eran tan intensos que se oía perfectamente el chapoteo que provocaban al frotarse sexo contra sexo y sus caras estaban totalmente desencajadas hasta que cayeron prácticamente rendidas de tanto orgasmo, yo continuaba con la enculada, con mi pene más duro que nunca, tanto que me dolía y no podía correrme, Pilar por el contrario volvió a correrse con mi polla dentro de su culo, sus jugos resbalaban por sus piernas pues parecía que con cada orgasmo orinaba, a pesar de todo yo continué follándola al tiempo que ella se acercó a mi mujer y a Almudena para besarlas en la boca ahora que estaban calmadas, ellas correspondieron y yo sin poder aguantar ya más la saqué de su culo y meneándomela entre las tres bocas que se estaban besando solté mi leche que ellas repartieron con sus lenguas.
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