Ojos que ven… series (R.E.)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ElMarques.
La tierra amarilla se levantaba en polvo por el paso de la bicicleta. El sol de pleno medio día abrazaba la piel morena de Oswaldo, las gotas de sudor le corría por el rostro, iba esquivando las piedras grandes del camino. Aún le falta mucho por llegar a casa de su mae, pero el agotamiento y el sol imponente le hizo ir a la orilla hacia los matorrales para cubrirse con su sombra. Bajó de la bicicleta y, dejándola pegada en un tronco de árbol, él se sentó al lado sobre otro tronco acostado al suelo, se pasó la mano por la frente llena de unas cuantas espinillas quitando el sudor que le corría, se quedó mirando la extensa llanura que tenía frente de sus ojos.
Arrugando el rostro para poder achicar los ojos, veía como si la tierra brotara vapor, escupió al suelo y sintió la boca seca, giro a su espalda y lo que vio era monte, maleza y árboles. Se levantó y camino hacia la espesura de matas junta, sintió el lugar cálido, con frescura, pensó que aún le daba tiempo de llegar a casa, quería descansar; tuvo que salir al pueblo y venir de regreso, ya le dolían las piernas.
Entre las ramas de las matas y los árboles, vio que se podía como que cruzar hacia al otro lado, como una entrada llena de enredaderas de ramas colgantes, le pico la curiosidad, se quedó viendo fijo como pensando si entrar o no entrar, en eso pasa una camioneta por la carretera levantando una nube de polvo amarillo, se sobresaltó y giro la cabeza viendo el paso de la Ford y la voluta de polvo disipándose, fue hasta su bicicleta, la agarro y la escondió entre las maleza del monte ocultándola bien, salió a la carretera y lo que vio fue soledad de extremo a extremo. Volvió a la espesura de monte, y vio de nuevo esa apertura cubierta de ramas colgantes, un subidón sintió en el estómago cargado de emoción, miedo y excitación, se llevó una mano hacia su entrepierna encima del short corto de tela lucrosa, se sobo con intensidad la protuberancia que se marcaba de un lado hacia su cintura, su verga brinco al contacto de la mano, él se vio como levantaba su erección la carpa en el short blanco.
Entro entre las ramas, y pasó a un espacio cerrado por árboles, matas altas y guafas arropaban el espacio dando acobijo con una sombra espectacular << ni muy oscuro ni muy claro >> Oswaldo pensó; ¡esto es un buen lugar para ser muchas cosa! Su miembro viril se marcaba ceñidamente sobre la tela del short, se quitó la franelilla y la monto encima del hombro izquierdo, su cuerpo de 17 años ya estaba formado con músculos visibles que asomaban por el abdomen y el pecho, se les tensaron juntos con los músculos de los brazos, metió las nalgas hacia adentro arqueando su cuerpo hacia al frente para ver más su prominente bulto pronunciado, el morbo le espeluco los vellos de toda la piel, y dijo muy bajito así mismo… —si tuviera a alguien ahora aquí mismo—
Pensó en María, su vecina del al lado, imagino estar apretando con sus manos los pezones de las téticas de ella. Recordó aquella vez: << pasando por el patio de la casa de María y sin querer queriendo, vio entre la las latas del rancho, como María se bañaba echándose agua con una taza —con una mano sobaba la erección abultada en el short— >> contemplo en su mente el cuerpo pálido de María, en como el agua le daba el brillo sobre las tetas aun con el pico rosadito >>.
Oswaldo sin darse cuenta, se estaba tocando así mismo con ambas manos, una en la entrepierna y la otra tocando todo su pecho, estaba excitándose con su cuerpo, abrió los ojo y se vio todos los musculo del cuerpo marcados por la tensión, su verga quería reventar la tela del short, sintió la humedad en la punta del miembro viril y, con un gemido quieto, bajó lentamente la cinta elástica de la pretina del short junto con la ropa interior, su verga salió rebotando con fuerzas, la piel que cubría su prepucio se desenrollo lentamente hasta visualizar la cabeza rojo oscuro contrarrestando con la piel morena de su verga venuda y gruesa, una gota de líquido preseminal cayó al suelo humedeciendo las hojas secas, toda la cabecita del miembro brillaba por la viscosidad que emanaba, con el dedo pulgar retuvo otra gota viscosa y la unto en todo el prepucio ya descubierto de la piel, la mata de pelos negros que adornaba la maseta de verga, le dio tanto morbo de sí mismo, que estrujo su cuerpo estirándolo hacia adelante. Volvió a imaginar en la chica y por un momento la vio en sus pensamiento arrodillada lamiendo todo el glande rojo oscuro apretados por los labios finos y rosado de María, cerrando los ojos empezó a pajearse, con un vaivén frenético acompañado por su cintura. Solo estaba él y la naturaleza acobijándolo, cuando de repente un sonido de ramas u hojas chascando por pisadas, lo saco de su momento sexual, espantándolo del tal manera que trastabillo y casi cae sentado en el suelo pero se contuvo con una mano tocando la tierra, alertado con el rostro rojo se levanta pasmado por el miedo sube inmediatamente el short con la erección aun dura, con fuerza la oculto metiendo su verga hasta el fondo de la entrepierna, el sudor le caía por la cien, y miro a todos lado para ver de dónde provenía el sonido, no oyó mas nada hasta el momento que se estaba poniendo de nuevo la franelilla, de nuevo se alertó, pero esta vez los sonidos de las ramas al ser pisada vino acompañada con voces muy bajitas
— Aquí, arrodíllate y chúpamela— fue lo que escucho.
Sigilosamente se puso más de cerca a la espesura del monte tratando de averiguar que era, se sobresaltó cuando oyó que decían; —oh si, dale ¡vamos así!— Los pensamientos de Oswaldo estaban neutro pero su verga reacciono a las palabras que él ha oído, tratando de no ser ruidoso se acercó a una guafas que estaban a la orilla. Del otro lado de la guafa el terreno era un acantilado, la tierra bajaba en barranco y más allá de ella y del arroyo de poca agua que atravesaba, mas arriba de este se veía una extensa llanura llena de pasto con varias vacas a lo lejos de donde el estaba viendo, cuando bajo la mirada, el asomándose desde arriba, quedo en asombro de lo que vio.
El joven que estaba de pie, era trigueño con el pelo corto, y en su quijada se veía una pequeña barba bien acicalada, su torso estaba descubierto y sucio, la espalda era ancha y vio como los músculos del joven se tensaban y se marcaba en la piel brillante por el sudor. El jean azul degastado, sucio y corroído lo tenía a la altura de las rodilla, y la hebilla de la correa emitía un tintineo al movimiento que hacia el otro chico de rodilla: << proporcionando una mamada al joven de pie >> —como si el espectáculo estuviese hecho para los ojos de Oswaldo— >> los chicos se movieron quedando de perfil ante los ojos que ven oculto en la guafa verde.
El joven de pie se arqueaba y tomaba al chico de la cabeza hundiendo aún más su pedazo de verga gruesa, con la mano apuntaba y se la pasaba por los labios rojos y brillosos del chico, con fuerza se lo rebotaba en la cara, el que estaba de rodilla lo disfrutaba, su ojos se veía lagrimoso y rojos por las arcadas que se daba al atragantarse todo ese mástil de carne venuda y gruesa. La baba se hizo un hilo cuando él se lo saco de la boca, el joven que está de pie, lo levanto y lo giro para tener el culo del chico de frente a su verga, con los de dedos gruesos le urjo el culo, vio como el joven miraba hacia los lados, y al mismo tiempo escupía en su mano para untarle en el ano al chico.
El miraba desde arriba estirando el cuello para ver mejor hacia donde se encontraban los chicos, su mano apretaba con fuerzas su bulto por encima del short.
El chico estaba en cuclillas apoyándose sobre una piedra, el otro le terminaba de escupir bien el culo, se agacho y le abría las nalgas para ver mejor como se lo escupía, se levantó y acercando su cuerpo, se la metió de una en el culo. << Oswaldo vio como ese trozo de carne desaparecía en las entrañas del otro >> el chico tenía la cara roja, pero en su rostro se veía el placer desbordado, lo aguanto tan fuertemente, que cuando el otro ya estaba pegado completamente a sus nalgas, la embestidas que le dio fue profunda como queriendo traspasarlo con todo su miembro viril.
Oswaldo no aguantaba ya tenía su verga fuera del short y con su misma lubricación preseminal se lo unto en todo el tronco viril, masajeo ferozmente hacia arriba y abajo, se había olvidado por completo que estaba el haciendo el ahí, se dejó llevar por el morbo viendo como penetraban al otro chico y él lo disfrutaba, deseo ser el quien entraba en el hoyo caliente del chico y no el otro.
El joven se le afinco con fuerzas y vociferaba sonidos masculinos e insultos al que estaba penetrando, el chico se dejó caer sobre la piedra jadeando de placer y con unas de sus manos se pajeaba, el otro le dice; —acaba perra acaba, dale— el jadeando cansadamente entraba y salía con rapidez, su verga salía brillosa y roja en cada embestida atravesaba en lo profundo de la cavidad anal hasta que el chico pegado a la piedra, estallo con un trallazo de semen que Oswaldo vio chorrear sobre la piedra grisácea. El joven penetraba aumentando la velocidad de su vaivén, hasta que soltó un gemido grueso, y clavando su miembro en lo más profundo del chico le jalo de los cabellos hasta levantarlo hasta su pecho penetrando con fuerza para liberar todo el semen en el ano del otro.
Oswaldo seguía jalándosela viendo como el joven se quedaba pegado al cuerpo cayendo encima del otro. Un sonido ruidoso por las latas al ser arrastrada por las piedras y la tierra, le saco del frenético momento, se volvió a guardar su verga en el short, conteniendo con todo su ser los impulsos sexuales y las pulsaciones de su verga retenida dentro del short. Sabia de quien era ese sonido, era la bicicleta de su hermano que lo producía, rápidamente salió del espacio encerrado busco la bicicleta, se montó y salió a la carretera. Sentía como si una fiebre le estuviese pasando, y aun sentía su erección al ser contacto con el asiento de la bicicleta, a lo lejos vio a su hermano que venía en dirección contraria que él, le hizo seña con la mano, cuando se encontraron cerca, le pregunta el hermano; — ¿qué paso porque te has tardado tanto? —el respondió— me detenido un rato ahí mismo el sol me quemaba—su hermano girando de vuelta hacia él, se dirigieron juntos por la carretera hasta llegar a la casa.
Toda la tarde se la paso pensando en lo que había visto este medio día, aun sentía una febril calentura en el cuerpo, aunque se la paso ocupado el resto de la tarde, la lujuria y su libido no se estaba quieta, aun recordaba como la verga del otro perforaba profundamente el ano del otro. Estaba sentado el porche de su humilde hogar, en una silla de plástico aun con la misma ropa, descansaba con una pierna montada en el hombrillo de la silla, tenía la mirada fija al terreno en picada, viendo las gallinas y cabras comiendo el pasto, la imaginación en su mente se veía dándole duro por el culo con su trozo de verga gruesa, haciendo chillar como una perra al chico blanco de ojos claro, << al que el vio como disfrutaba la embestida que le daba el otro >>. Vio cómo su erección se notaba, se levantó, con la franelilla se tapó como pudo, se dirigió a su cuarto, tomo una toalla y fue directamente al baño, salió por la cocina y se fue al ranchito de lata que era el baño. Cerró la puerta de lata y extendió la toalla por donde había más agujeros, se quitó la ropa y se echó el primer tazado de agua, su ropa interior desgastada, al mojarse se pegó a su piel y su verga acomodada de medio lado se marcó, quedando casi visible el color de su tez.
Con el jabón en mano se unto por todo el pecho, hasta llegar a su entrepierna que ya estaba completamente en erección, dejo caer la ropa interior y su verga suspendida al aire, palpito con fuerza hasta erguirse y descubrir su capullo completamente, con la espuma del jabón se lavó y empezó a masajear su miembro duro, en su mente revivió cada escena que vio en el arroyo, su mano derecha hizo el trabajo de jalar su verga, y si tanto esperar, << por la tensión sexual acumulada e interrumpida >> el primer chorro de semen golpeo con fuerza en el pipote de agua, los espasmo le hizo contraer la espalda, su boca quedo apretada y soltó entre dientes un gemido ahogado, quedo con los ojos medio cerrados experimentando el placer expulsado, con la mano aun sujetando con fuerza su verga vio como el espeso semen se perdía por el chorro de agua entres la piedras, se estrujo el miembro viril para sacar todo lo acumulado. Los músculos se le relajaron, sintió la vista desorbitada por el orgasmo intenso que tuvo, y recomponiéndose termino de darse el baño con el cuerpo ya libre de tensión.
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