Pacto de silencio
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Guocher.
Saludos a todos.
Hacía mucho tiempo que no escribía alguna de mis experiencias en en ésta interesante página de relatos, pero hoy me apetece contarles la última experiencia sexual que estoy viviendo actualmente y a la que podríamos clasificar en la categoría de exhibicionismo.
Hace como unos dos años una pareja de conocidos del barrio abrió un bar de copas nocturno donde acudía casi todas las noches a tomar algo y hacer vida social.
El bar lo trabaja sobre todo el chico y la chica, Pilar, solo trabajaba haciendo la limpieza del local en las horas previas a la apertura al público y cuando el marido llegaba para abrir el bar, ella se iba a casa y volvía un par de horas más tarde a tomar unas cervezas y charlar con los parroquianos que allí estábamos.
Pilar es una chica un tanto extraña.
A primera vista es una tía más bien fea y da una imagen de mujer poco arreglada y descuidada.
Debe medir 1,60 ,bajita, delgada, culo pequeño pero bien formado, unas tetas enormes que contrastan con su fino cuerpo, cara bonita pero con algún problema de piel que junto a su pelo descuidado hacen que tenga un aspecto poco atractivo.
Es bastante simpática y al principio me pareció que tenía una conversación agradable pero más tarde y con el tiempo me percaté de que era muy aburrida, siempre contando una y otra vez las mismas anécdotas.
Tiene unos cuarenta y cinco años, yo cincuenta y seis.
Mis conversaciones con Pilar en esas noches de copas empezaban a ser cada vez menos interesantes por lo que siempre que podía intentaba llevar la conversación hacia temas sexuales y calentorros.
A veces me contaba sus gustos eróticos y muchas veces se levantaba la camiseta y tiraba de sus bragas para enseñarme de que color las llevaba.
He de decir que Pilar a pesar de su aspecto poco atractivo, se mostraba muy sexy y calentorra cuando hablábamos de sexo.
Una noche en el bar a altas horas de la madrugada se había ido toda la gente, habíamos quedado solos Pilar y yo sentados a una mesa baja en un rincón y el marido jugando con el móvil en la barra donde apenas podía vernos, ambos habíamos bebido bastante.
La conversación que teníamos me había puesto muy cachondo, noté que me estaba excitando, mi polla quería ponerse erecta y con toda naturalidad metí mi mano por arriba del pantalón para acomodarla.
Una vez con la polla totalmente dura empecé a sobarla por encima del pantalón mientras Pilar me miraba y seguía hablando.
Yo continué tocándome con movimientos cada vez más evidentes, ella no paraba de hablar pero con la mirada no se perdía mis maniobras de sobado.
Pensé que le estaba gustando lo que veía y me propuse llegar lo más lejos que pudiera, bajé el cierre de la bragueta y metí mi mano para tocarme la polla directamente.
Estuve un buen rato con la mano ahí metida masturbándome suavemente, ella no paraba de hablar, estaba viendo perfectamente todos mis movimientos pero no hacía ninguna alusión a lo que estaba viendo.
La situación me estaba encantando, no podía estar más excitado con la tía esa ahí haciendo como si no pasara nada.
Estaba dudando que hacer pues se me presentaban varias opciones.
Por una parte pensaba que hasta ahí la cosa había sido bastante satisfactoria para mi, me había tocado descaradamente sobre el pantalón, la chica no me dijo nada mientras había visto perfectamente todos mis movimientos y el siguiente paso de abrir la cremallera, meter mi mano y tocar mi polla también transcurrió sin incidentes.
Mientras pensaba como continuar me marqué el objetivo de llegar a correrme para finalizar la situación de la mejor manera posible.
Pilar actuaba como si no pasara nada venga de hablar como un loro de tonterías pues ya hacía un rato que la conversación pasó a ser un monologo sobre sus estúpidas anécdotas y yo solo asentía mientras me masturbaba pensando que podía hacer y disfrutando de comprobar que lo estaba haciendo junto a ésta chica sin que me llamara la atención a pesar de que lo veía todo con total claridad.
La primera opción era continuar así hasta que me corriera, pero ella solo habría visto como me tocaba a través de la abertura del pantalón y mis movimientos por lo que me fascinaba la idea de sacarme la polla para que la viera bien y correrme ante ella a ver que pasaba.
Estaba demasiado excitado y casi había decidido acabar ya .
No me atrevía a sacar la polla por lo que pudiera pasar, estaba a punto de eyacular e hice unos movimientos muy obvios para llamar la atención de Pilar y se diera cuenta de que me estaba corriendo en ese momento pero de pronto se levantó y me dijo que iba a traer un par de copas.
Me quedé un poco cortado y contrariado.
Pensé que la chica que hasta entonces no había mostrado ningún signo de rechazo ni molestia por mi actitud masturbadora ya había llegado a su límite y había decidido terminar así con ese momento de complicidad visual que habíamos mantenido.
Mientras ella iba por las copas a mi se me bajó la erección y se me esfumó la gran excitación a la que había llegado.
Saqué mi mano, eché el cierre y me dispuse a esperar a que Pilar viniera con las copas.
Puso las copas sobre la mesa y se sentó junto a mi en la misma posición en la que había estado antes.
Ella volvió con su monologo mientras yo hacía que la escuchaba entre trago y trago hasta que me empezó a contar algo sobre sus tetas.
Ya dije que Pilar tiene unas tetas bastante grandes y aunque no se las he visto completamente parecen bonitas y bien formadas.
Me contaba que nunca les había dado el sol por lo que las tenía muy blancas, que sus pezones no eran muy grandes de color rosado y acabados en punta, con lo que me empece a excitar de nuevo.
Mientras ella hablaba yo me iba empalmando y me volví a dar unos sobes por encima del pantalón asegurándome de que me podía ver perfectamente.
Cuando ya tenía mi pene totalmente erecto, casi sin pensarlo me tiré al charco y que fuera lo que dios quiera.
Con mucha parsimonia desabroché el cinturón y el botón de la cintura de mi pantalón así como el que no quiere la cosa, bajé la cremallera, metí la mano y saqué mi flamante polla toda tiesa por encima del calzoncillo.
Todo esto con ella hablando, yo callado mirándola a los ojos con la polla a la vista, estaba alucinando, la tía seguía hablando como si no pasara nada raro.
Insisto en que ella en la posición que se encontraba me veía perfectamente sin hacer ningún esfuerzo, mientras hablaba me miraba a la cara pero de vez en cuando notaba que concentraba su mirada varios segundos en mi polla ahí expuesta.
Pasaron unos minutos en los que simplemente hacía como que la escuchaba manteniendo mi pene a la vista sin tocarlo, ella seguía igual sin reaccionar de alguna manera, ni positiva ni negativa, a lo que estaba viendo.
He de decir que yo estaba flipando y disfrutando como un enano, no lo podía creer, ¡qué situación más excitante!.
La ausencia de una reacción negativa por parte de Pilar ante el espectáculo que le estaba dando me dio confianza para pasar a tocármela suavemente con dos dedos subiendo y bajando el prepucio cubriendo y descubriendo alternativamente el glande .
Ella continuaba impasible hablando como un loro, otra vez anécdotas tontas y creo yo que disfrutando también del momento.
Su actitud colaboradora me daba confianza pero sé por experiencia que las mujeres son imprevisibles con estas cosas del sexo y no las tenía todas conmigo.
Su marido estaba a unos pocos metros, estaba ajeno a lo que estábamos haciendo su mujer y yo, concentrado en sus juegos del móvil, estaba tan borracho como nosotros y no me preocupaba, sí me preocupaba que Pilar se cansara, mosqueara o avergonzara, en uno de esos arrebatos femeninos que suelen tener muchas mujeres.
Temía que el bonito juego de exhibicionismo que estaba viviendo se fuera al garete.
Una vez más me armé de valor, decidí tirarme al charco asumiendo todos los riesgos y tiré adelante.
Me acomodé en mi asiento de manera que pudiera meter bien la mano para tocarme los huevos y sacarlos fuera de los calzoncillos, ademas en ésta postura Pilar no podía dejar de verme.
Hasta ese momento, mientras me tocaba y mostraba la polla, siempre mantuve mi mirada hacia Pilar jugando como si no estuviera ocurriendo nada, ella hacía lo mismo y no paraba de hablar.
Entonces dejé de mirar hacia ella y desvié mi vista hacia mis partes, bajé el calzoncillo hasta sacar bien afuera los huevos, con la polla bien dura a punto de estallar retiré hacia atrás el prepucio con mis dos dedos quedando el capullo al aire en todo su esplendor, unas gotas de líquido preseminal habían brotado de la ranura y con los dedos lo extendí por todo el glande que adquirió un hermoso brillo.
Estuve como un par de minutos jugando con mi pene sin mirar a Pilar que seguía contando sus cosas tranquilamente, supongo que mientras me miraba, pues yo no quería ver lo que hacía y solo miraba y manipulaba mi polla sabiendo que ella lo estaba contemplando todo.
De pronto Pilar dejó de hablar, yo levanté la mirada y la vi ahí callada mirando mi polla.
En silencio los dos.
Empecé a masturbarme lentamente, cambiando de ritmo, a veces paraba y me estiraba la piel hasta abajo mostrando todo el pene en tensión a mi amiga.
Ella, callada con los ojos muy abiertos y una sonrisa pícara parecía disfrutar con el espectáculo y yo ya no podía aguantar más.
Estaba a punto de correrme cuando noté que el marido había apagado el equipo de música y se disponía a recoger un poco las cosas para cerrar el bar por esa noche.
Antes de que me pillara ahí masturbándome ante su mujer opté por cortar rápidamente, me guardé mis cosas, abroché mi pantalón y nos dispusimos a tomar nuestras copas como si nada hubiera ocurrido.
Ninguno de los dos hicimos ningún comentario sobre lo que habíamos vivido.
Cuando acabé mi copa me marché a casa a dormir muy contento con la bonita experiencia que acababa de disfrutar aunque no pude llegar a correrme.
Los días siguientes transcurrieron normalmente como si nada hubiera ocurrido.
Se había producido una especie de pacto de silencio entre nosotros.
Un domingo al medio día salí a dar un paseo por el barrio y tomar un vermut en una de mis tabernas favoritas cuando me encontré con Pilar y su marido que habían salido a lo mismo.
Mientras tomábamos unas cervezas y unos aperitivos les comenté que quería ir a algún bar en el que pusieran la carrera de fórmula 1 pues en España solo las ponen en la televisión de pago.
Rápidamente Pilar me ofreció ir a su bar donde podría ver la carrera mientras ella limpiaba el local.
Al acabar el aperitivo, antes de la hora en que empezaba la carrera, el marido de Pilar se despidió y se fue a su casa, ella y yo fuimos a su bar.
La situación se ponía muy interesante, ahí estábamos Pilar y yo completamente a solas.
Me senté en un taburete junto a la barra, ella encendió la tele, puso la carrera en la tele, me sirvió una cerveza, otra para ella y se sentó a mi lado.
Mientras veíamos la tele y bebíamos las cervezas en un ambiente muy oscuro, con la única luz del televisor, ella parecía insinuarse y trataba de entablar una conversación un poco subida de tono.
Me parecieron suficientes señales como para aventurarme a hacerle algunas caricias y pequeños rozamientos pero cuando me atreví a poner mi mano suavemente sobre una de sus enormes tetas me rechazó y con gesto despectivo me hizo entender que no quería que la tocara.
Yo siento un gran respeto por las mujeres por lo que jamás hago nada que las pueda molestar y menos tocarlas sin su consentimiento.
Me concentré en la carrera de fórmula 1 en la televisión mientras no se me iba de la cabeza la idea de provocar una escena de exhibicionismo como la que habíamos tenido unos días antes.
Empecé a sobarme el paquete por encima del pantalón, a veces me metía mano para tocarme mejor y se me fuera empalmando.
Ella, igual que aquella noche, veía perfectamente mis movimientos y no dijo nada ni hizo un mal gesto por lo que comprendí que sí le gustaba mirarme.
Transcurrieron un par de horas mientras mirábamos la tele en lo que yo me daba unos sobes sobre el pantalón, me metía mano para tocarme la polla directamente.
Hacía un juego en el que hacia esas cosas hasta que se me empalmaba y luego dejaba de tocarme hasta que se me bajaba la erección y se me quedaba morcillona.
Pilar veía perfectamente mis juegos, pero como aquella noche, nunca dijo nada ni hizo ninguna alusión a lo que yo estaba haciendo.
En un par de ocasiones me saqué la polla bien erecta por la abertura de la bragueta para que Pilar me la viera bien durante unos segundos y me la volvía a guardar.
Acabó la carrera en la televisión.
Pilar terminó de hacer la limpieza del local y nos disponíamos a marcharnos cuando le dije que antes quería hacer un pis.
Fui al baño donde eché una larga y cálida meada.
Al sacudir las últimas gotas, la polla volvió a ponerse muy dura al recordar los momentos que acababan de suceder por lo que decidí machacarmela hasta correrme.
La verdad es que me estaba recreando bastante con la paja y pasaron algunos minutos, Pilar dio una voz preguntando si me pasaba algo.
Contesté que enseguida iba y aceleré mis movimientos hasta que eyaculé mis chorros de semen.
Salí del baño un poco aturdido por la paja que me acababa de hacer, al verme, Pilar me preguntó por que había tardado tanto.
Le dije con toda naturalidad que me habían dado muchas ganas de masturbarme, ella ni se inmutó por mi respuesta.
Parecía que empezaba a funcionar ese pacto de silencio que sin haberlo planteado habíamos establecido entre nosotros.
Durante unos meses continué yendo al bar a tomar mis copas y con la excusa de ver la fórmula 1 me volví a quedar a solas con Pilar unas cuantas veces.
Mis tocamientos y exhibicionismos se hicieron ya una costumbre cada vez que esto pasaba, lo más divertido y morboso es que jamás ninguno de los dos hicimos el más mínimo comentario respecto a ello.
Hace más o menos un mes que Pilar y su marido decidieron cerrar el bar que regentaban por lo que se me acabaron esos momentos de sexo visual que tanto me gustaban.
A veces me encontraba con Pilar y su marido en otros bares del barrio pero parecía que ya no iba a volver a tener la oportunidad de estar a solas con ella .
Ayer sábado me encontré con Pilar en la calle paseando su perrito.
Era medio día, el sol brillaba, hacía muy buena temperatura y se me ocurrió proponerla comprar unas latas de cerveza e ir a pasear con el perrito al parque.
Una vez allí nos sentamos sobre la hierba con nuestras cervezas y el perrito correteando por ahí.
Nos despojamos de la ropa que nos sobraba, ella se quedo en pantalón vaquero y camiseta, Sus enormes tetas se percibían preciosas por el generoso escote.
Yo me quedé en camisa y pantalón también pero al cabo de un rato me quité los zapatos y los calcetines.
Al ver mis pies Pilar me dijo que los tenía muy bonitos y empecé a ponerme cachondo.
Sin más historias me desabroché el pantalón y mientras charlábamos y bebíamos me hacia mis tocamientos, me bajaba el calzoncillo hasta que asomaba la punta de mi polla y al igual que sucedía en aquellas sesiones en el bar, ella ni se inmutaba, continuaba hablando de sus tonterías sin hacer alusión alguna a mi comportamiento lascivo.
Habíamos comprado ocho latas de cerveza, ya nos habíamos tomado dos cada uno y ya llevábamos un buen rato con el jueguecito, yo ahí tocándome la polla, sacándola fuera de vez en cuando mientras ella hablaba y hablaba echando sus complacientes miradas cuando tanto a ella como a mi nos entraron muchas ganas de orinar.
Con la facilidad que tenemos los tíos para hacer pis me acerqué a un árbol bastante grueso que estaba a unos cuatro o cinco metros.
Me coloqué de manera que el árbol me ocultaba de las miradas de las personas y sobre todo los niños que estaban por ahí, pero permitía que Pilar pudiera verme todo perfectamente.
Saqué mi polla, me di unas sacudidas y me la acaricié un poco a la espera de que saliera el chorro de pis.
De vez en cuando levantaba la mirada a ver si Pilar me estaba mirando y, en efecto, la pillé varias veces mirando pero al percatarse que yo la estaba observando retiraba la mirada.
Al sentirme observado y con el calentón que me estaba entrando tuve ciertas dificultades al orinar pero aproveché que tenía la polla al aire para que Pilar me la viera bien cuando dirigía hacia mi su mirada.
Las primeras veces que la pillé mirando a mi polla retiró su mirada de inmediato pero en una de esas la tía mantuvo la mirada insistentemente.
La situación no me podía gustar más.
Fueron unos minutos super excitantes.
Con su mirada fija en mi le ofrecí un show espectacular.
No porque yo tenga unos atributos extraordinarios, mi polla mide unos dieciséis centímetros pero es bonita y jugosa.
Cuando era joven se me ponía dura como un hierro y las chicas disfrutaban mucho con ella, ahora a los cincuenta y seis no me funciona tan bien como antes pues fumo y bebo bastante y esas cosas afectan.
Estaba muy excitado y con Pilar ahí mirando conseguí una erección bastante decente, retiré el prepucio hacia atrás para mostrar bien mi capullo, me pajeaba suavemente arriba y abajo disfrutando como un loco sabiendo que Pilar no se perdía ni un segundo del show pero con gran pena tuve que terminar pues estaba en un lugar público y aunque yo creo que nadie se estaba percatando no podía arriesgar demasiado.
Volví a sentarme junto a Pilar que sin aludir para nada a lo que estábamos haciendo me dijo que ya no podía aguantar más las ganas de orinar.
La animé a que fuera al árbol donde yo había estado ya que la posición del mismo nos ocultaba de las posibles miradas de los que estaban por ahí excepto de la del lugar en que nos encontrábamos.
A toda prisa llegó hasta el árbol se bajo el pantalón y las bragas hasta las rodillas y se agachó.
Decidí que iba a observar la meada de Pilar descaradamente, sin cortarme ni un pelo.
La chica se colocó junto al arbol dándome su perfil por lo que me quedé sin ver su culito ni su coñito.
Giró la cabeza para ver que hacía yo y descubrió que la estaba mirando atentamente.
Creo que estaba un poco avergonzada pero ya no podía hacer nada para escapar de mi lasciva mirada.
Veía perfectamente el perfil de su pequeño culito, su muslo desnudo, apenas podía distinguir una pequeña protuberancia oscura y peluda de la que empezaron a brotar fuertes chorros de pis.
Volvió a girar la cabeza para constatar que estaba yo ahí a unos cuatro o cinco metros observando atentamente toda la maniobra.
Al cesar la fuente de orina se limpió el chocho con un trozo de papel higiénico que había sacado de su bolso, recompuso sus ropas y se volvió a sentar junto a mi sin hacer ningún comentario, como siempre.
Esto es todo lo que voy a contarles por ahora.
Los que hayan leído hasta aquí pueden estar seguros de la veracidad de los hechos que he narrado.
No he querido adornar el texto con ninguna exageración ni fantasía que pudiera haberlo hecho mas caliente o morboso pero que le hubiera restado credibilidad.
Escribo esto el domingo 26 de febrero de 2017, el episodio del parque ocurrió ayer sábado.
He de decir que estoy muy contento con esto que me ha surgido con ésta chica pues me encantan este tipo de situaciones, espero que próximamente me vuelva a surgir la oportunidad de seguir desarrollando mi relación exhibicionista con Pilar y poder contarles a ustedes como va evolucionando la cosa.
Saludos, Guocher.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!