Quería exhibirla para que otro la saciara
Francisca volvía a mi casa por sexo sin invitación y quise deshacerme de ella exhibiendo la .
Había resuelto que con Francisca no volvería a pasar nada sexual, ya había tenido su culo , sus tetas en mi cara mis dedos dentro su concha ,su clitoris entre mis labios y frotado por mi lengua. Mucha humedad, mucha excitación mucha obediencia, muchas historias entre polvo y polvo para comenzar a fantasear con la idea de verla follar con otro o con otros.
Era verano y estaba haciendo un curso que se había vuelto algo tedioso. Pedí algo para comer porque si cocinaba , comería muy tarde. Faltaba poco para que llegara el pedido así que cuando sonó el timbre pensé que sería mi encargo. Pero no. «Hola, está Francisca, que suba?» Maldije la interrupción, que viniera sin avisar, pero autoricé su ingreso para aclararle que no pasaría nada más si yo no le avisaba, que estaba terminando , que aún quedaban cosas de mi ex pareja en casa, entre ellas, un colaless que no solía usar, pues no era el más pequeño de los que usaba en casa. Le hablé golpeado, pero tenía claro lo que quería, me dijo que si se podía quedar un rato que andaba con plata, que se podía rajar para que vacilaramos. Me ofreció unas cervezas, que tenía que hacer la hora. Accedí ,mientras pensaba qué haría si a mi ex se le ocurría pasar a buscar sus cosas y 3staba con otra mujer, a quien ya conocía por otra vez en que llegó a mi depto sin invitación y nos ocasionó tremendo lío justo cuando solucionábamos las cosas. Le escribí para saber si hoy o dentro de estos días iba a buscar sus cosas. Me dijo que ese día no, porque se juntaría con una amiga de su hija y su mamá. Me pude relajar un poco ,pero seguía molesto por la imprudencia.
La Francisca subió con unas cervezas y al rato bajé para recibir el pedido. Tuve que compartir con ella. Así como luego mi verga. Cómo mantuve mi molestia Francisca comenzó a hablarme más cerca, casi rozando mi torso con los pechos enormes que tenía y se le veían con el vestido que se había pasado a comprar. Empezó a acorralarme y notó que en mi cabeza se había activado el recuerdo de la noche-mañana-tarde que habíamos vivido hace 4 años. Yo había comenzado a sentir la hinchazón de mi pene, se apretó contra mi cuerpo , tomó distancia, me miró a los ojos , condujo su mano a mi miembro y lo sacó de la prisión del calzoncillo y el short deportivo 1ur me dejó mi erección en evidencia. Lo chupó rico y luego tomó mis manos para que tocara sus tetas mientras aplastaba mi pene con sus nalgas. «Quiero jalar. Tienes dónde comprar? Me gusta que aspires en mis tetas. Te pone caliente la coca. Yo quiero probar si me pasa lo mismo».
La propuesta se había puesto demasiado seductora, tenía la experiencia con la que se había convertido en mi ex de los niveles de calentura que se podía alcanzar mezclando merca y lujuria.
Conseguí el polvo pero ya había acabado las cervezas que Francisca había comprado para mí, así que le dije que fuera a comprar más pero que me acompañara a reciclaje, piso en donde estaba mi bodega. Luego de dejar las latas en su lugar , la hice entrar a la estrecha bodega y la abracé para besar su boca y cuando esta comenzara a besar más intenso, la haría agacharse para hundirlo en su boca.»-a eso viniste, perra? A qué te folle? A chupármela? A qué hiciéramos lo mismo que ya hicimos antes? Ah? Ah?» Luego de sentir sus arcadas producto de lo profundo que se lo introduje golpeé su cara con mi pene y bajé después mis manos para arrancar sus tetas del vestido. » Sigue chupando». Molí la coca que acababa de comprar, la paré tirandola del pelo y le dije que tomara sus tremendas tetas, que las dejara en posición de poner mi celular completamente horizontal sobre ellas. Verti parte del contenido en el celular y luego procedí a aspirar para , posteriormente retirarlo de sus pechos y tomarlos yo apretandolos , subiendo de arriba abajo , haciendo círculos ,mordiendo sus pezones. Volví a decirle quee me lo chupara y que cuando estuviera tieso nuevamente me echaría merca en el glande, que aspirara con el billete y luego chupara. Hizo lo solicitado con torpeza nerviosa 3n lo que concierne a consumir, pero la succión del glande fue más profunda que la mera cabeza. Luego de esa entrega a los planes de Francisca, fue por más cerveza y yo al depto a conectar la TV con 3l computador para inyectarle una dosis de porno amateur temática swing al ambiente, pues con mi ex pareja fantaseabamos con otra persona. Ella quería experimentar con otra mujer , pero no quería que yo estuviese presente. Francisca podía convertirse en la mujer que me permitiese verla con otra verga dentro suyo.
Francisca vuelve al depto con las cervezas y se encuentra con un video pausado en donde una mujer chilena sale esposada, un hombre detrás suyo y otro sentado en un sofá. Le comento a Francisca que tengo esa fantasía: ver a una mujer que haya pasado por mí, follada por otro o manoseada por varias mientras la penetro. Me dice que no le calienta la primera de las opciones dentro de mis fantasías pero que la segunda le da curiosidad.
«Hay parejas que viven la experiencia swinger con total normalidad y que me gustaría follar con otra y que me vieran, así como quería ver y dado que no éramos nada , solo un vínculo sexual , un montón de historias que nos calentaban. Dudaba sobre cumplirme esa fantasía. Así que no le insistí ,pero bajé mi calentura. Se percató que algo me había pasado, pero me dijo que quería ser mía ,que le hiciera lo que quisiera, que si quería se lo podía meter por dónde quisiera, anal, oral, vaginal. Recordé las fotos y los vídeos que había hecho en esa cama a la que me quería llevar , mi cama. El recuerdo de las amarras, del antifaz , la bola en la boca , las esposas, el látigo ,el hilo dental y el collar de perra que se ponía mi ex para hacerlo y grabarnos. No pude excitarme con Francisca, eso estaba condicionado al cumplimiento de mis fantasías y la cama donde se había arrodillado y repetía que se lo podía meter por dónde quisiera me hizo sentir mal, pues aunque las últimas semanas de relación con mi ex, estaba marcada por la baja sintonía en lo cotidiano, en lo sexual siguió siendo escandaloso y muy porno, con grabaciones del spank que dejaba mis manos marcadas en sus glúteos partidos por un diminuto hilo dental, ocupaba mi mente. Esas fantasías habían pasado hace unas cuantas semanas atrás. La cama se me volvió un lugar que profanaria ese recuerdo. Le dije que no podía por esos motivos, porque había sido el lugar donde cumplí fantasías. Francisca me dijo que entonces nos fuéramos a un motel pero que siguiera tocando su cuerpo abultado, grueso, como el de mi ex, pero no tan bien distribuido. Empezó a rogar porque le hiciera sentir placer. Aún nos quedaba droga y repetimos el rito de la inhalación desde sus pechos. accedió sin mucho ánimo, pero pidió que le armara una a ella. No sufrí erección a pesar de sus lamidas y tocaciones. Le dije que aspirara desde la repisa del closet y vi el colaless que solo se puso una vez mi ex y le dije que si se ponía esa prenda podía pasarme algo, que me encantaba ver tangas en las nalgas de mis amantes. Aceptó ponérselo, aceptó que se los pusiera. Levanté su vestido y le dije que afirmara su vestido con la boca para hacer el cambio de calzones. Y que aceptaba ir al motel.
Salimos del depto, aún con el recuerdo de las fantasías y sumisión de mi ex pareja, de nuestra complicidad hot. Con Francisca estaba desapareciendo el deseo de cumplir fantasías y del mismo modo mis deseos por penetrarla o hacerla sentir placer.
Llegamos al motel y el jacuzzi me devolvió las ganas de complacerla pues apenas lo vio Francisca se desnudó y se metió en él. Me puse por fuera y masajes sus tetas fuertemente al punto de provocar gemidos que se intensificaban cuando hundía mi dedo en su vagina por debajo del agua. Me decía que mis manos eran 3spectaculares, que también pensaba en lo que hacía a las mujeres que me había follado y que que quería de ella, pero que no dejará de tocarla. Le dije que exhibirla y que nos introdujeramos en conversaciones swinger, que hiciéramos un perfil en Twitter de pareja sexual, que si le parecía lo administraba ella. Me dijo que bueno, pero que qué foto podíamos usar. Le dije que una de ella con mis dedos dentro de sus dos agujeros. Aceptó, pero luego de que llamara la atención de un par de degenerados declinó. Ya no le insistí. Tampoco volví a buscarla por un tiempo. Sin embargo, no fue la última aventura
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