relato voyueur
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por capcartagena.
Me miraste, me asuste al ver que tú me habías descubierto,
Sonreíste y con un gesto de tu mano me invitaste a ir a tu piso.
Llegue a tu puerta y recibiste tal y como ibas, envuelta en una toalla
De color marfil. Te mire fijamente a los ojos y mi mente se nublo.
Cuando volví a recobrar la conciencia estaba frente a ti,
Estabas tumbada en una cama de dos por dos, con unas sabanas de seda
De color marrón y por encima pétalos de rosa blancos que hacían contraste
Entre tu risa pura y tu pasión oscura.
Me acerqué y te miré, estaba atónito por ver lo que tenía ante mis ojos.
Me tranquilicé y dejé que mi cuerpo hablara por mí. Con la yema de mis dedos
Fui subiendo suavemente desde tus dedos hasta tus hombros y fui bajando hasta contar… 1, 2, 3 costillas de tu costado.
Baje mi oído a tu pecho para oír los latidos de tu corazón y noté como
Acrecentaban esos latidos conforme iba bajando mi cabeza por tu cuerpo,
Volví a subir hasta tu cuello y le di un beso inocente a tu barbilla;
Luego mi lengua fue rodeando el borde de tu rostro hasta llegar al lóbulo izquierdo de tu oreja, lo succioné suavemente con mis carnosos labios y mientras los succionaba mi lengua jugaba con él.
Mi respiración era lenta y pausada pero fuerte, recorriendo la parte trasera de tu oreja,
Haciendo que sintieras mi fuerza masculina, sentía como tu respiración iba subiendo poco a poco sin escatimar en detalles, de repente escuche que un gemido salía de tu boca, me acerqué a tus labios y lo succione para sentirte dentro de mí.
Baje mi lengua hasta tus pechos y con la punta rodeaba el arco que uno de ellos dibujaba ante la penumbra de tu habitación, una y otra vez los recorría con mi lengua,
Hasta que note como tus pezones estaban duros como el acero, entonces subí mis dientes y les di un suave mordisco, eso hizo que tu pelvis se elevara hacia arriba y tu cabeza se estirara hacia atrás. Volví a bajar mi lengua hasta tu ombligo, lo rodeaba con mi nariz y mi lengua subía y bajaba desde tu ombligo hasta la frontera del monte de Venus.
Intente bajar más………………………………….
Pero mis niveles cardiacos me jugaron otra vez una mala pasada y volví a perder el control de mi cuerpo, lo último que recuerdo es que estabas tumbada en la cama, sudando, sujetando con las pocas fuerzas que te quedaban un cigarrillo.
Fue la mejor experiencia de mi vida
Gracias por leer.
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