Siguiendo la pasión por exhibirme
Continuación de como fue que seguí experimentando el nudismo y el exhibicionismo.
Había demorado en continuar escribiendo ya que olvide mi contraseña anterior jajaja. Pero acá continuo contando de como seguí con el gusto por exhibirme. En el relato titulado «Heredando la pasión por exhibirme», conté como fue que gracias a mi primo empece a desnudarme y como disfrutaba por ello. Seguía yendo a casa de mi primo casi diario solo para andar desnudo, porque aun me daba bastante conflicto hacerlo en mi casa, por que mis padres eran de mente muy cerrada. Mi primo y yo pasábamos las tardes desnudos en su cuarto, sin ninguna malicia o morbo, solo dos jóvenes disfrutando la libertad de andar así. Mi primo hablo con mi tío para comentarle que a mi igual me gustaba andar desnudo en su casa. Me daba bastante pena que mi tío se enterase de eso, pero tenía que saberlo para no mal interpretar las cosas. Mi tío solo dijo que estaba bien, no me preocupará en absoluto, no comentaría nada a mis padres y que solo no saliera así porque no quería que los vecinos anduvieran diciendo cosas que no son. Me alegre mucho al ver el apoyo de mi tío, al principio me daba algo de vergüenza que el me viera, pero se notaba que no le daba importancia. Así que con más confianza, convivía también con él, estando sin ropa.
Empece a crecer y poco a poco me estaba llegando la pubertad, mi primo fue testigo de mi desarrollo. Se dio cuenta del cambio en mis testículos. Recuerdo que me dijo: «Ya te están creciendo los huevos» jajaja. Y ahí note como cambiaba mi cuerpo. Comencé a tener curiosidad sobre mi cuerpo, preguntándole a mi primo sobre mi pene y cosas así. Muchas veces había visto como se le paraba, la famosa erección. Cuando me paso a mí, recuerdo haberme emocionado bastante, pensando que pronto sería como él. Ya quería tener pelos como él y un tamaño similar al suyo. Él era muy amable conmigo al explicarme varias cosas referentes al sexo, estaba alucinado por experimentar cosas como las que me contaba. Un día entre esas platicas salió el tema de la chaqueta, como le decimos a la masturbación. Había escuchado sobre eso en la escuela, pero no le puse atención realmente. Me pregunto que si quería que me enseñara, le dije que obviamente sí. Quería saber bien como hacerlo. Habíamos quedado que después de terminar de jugar, iríamos a bañarnos y ahí me mostraría. Estaba ansioso por hacerlo. Nos metimos al baño, como nos la pasábamos siempre desnudos, no era nada del otro mundo el bañarnos juntos. Puso seguro a la puerta por cualquier cosa. Metió unas revistas xxx al baño y empezó hablarme de mujeres y como cogerlas. Él era virgen aun, pero tenía una imaginación demasiado pervertida. Vi como su pene se comenzaba a erectar hasta que llego a un punto fijo para estar bien parada. Me dijo que ya se sentía muy caliente por ver la revista, empezaba a hojearlas con una mano y con la otra agarraba su pene y movía su pielecita de arriba hacía abajo. Su rostro era distinto como nunca antes lo había visto, andaba retorciéndose de placer ese momento. Aunque no siento alguna atracción física hacía los hombres, me excite al ver a mi primo masturbándose frente a mí. Me pidió que hiciera lo mismo, así que algo nervioso pero a la vez calientisimo, empecé a jugarme mi pene como él lo hacía. Sentí riquisimo!!! No sabía que era tan delicioso el tocarse así mismo. Sentía mi cuerpo hirviendo pero de una manera agradable. Me senté en un banco del baño, y al sentir mis nalgas desnudas posadas en ese sillón frío, me sentí en un apogeo increíble. Sin darme cuenta mi respiración era más agitada y empece a gemir, aunque no sabía que era eso. Mi primo también emitía esos sonidos de placer y veía como se movían sus nalgas de lado al lado mientras se masturbaba. Se notaba que lo estaba disfrutando. Me imaginaba cientos de cosas ese instante y sentí como que mi pene iba a estallar, me salieron mis primeras gotas de semen. No fueron muchas, pero fue un logro para mí en aquel instante. Me sentí aliviado y agitado, recargue todo mi cuerpo en la pared cansado. Mi primo seguía en lo suyo, cuando de repente emití un pequeño grito indicando que también se había venido. Respira agitado al igual que yo, se da cuenta que había manchado la revista, insulto y tomo papel de baño para limpiarle. Al voltearse me pregunto como me encuentro y me doy cuenta de su pene que seguía chorreando liquido. Se da cuenta que me había venido, me inspecciona la mano y me dice, «Eso es todo chaquetito». Ambos nos reíamos, nos metimos a la regadera y nos dispusimos a bañarnos mientras platicábamos de la experiencia.
Me había encantado masturbarme. Después de ahí lo hacía diario. En mi casa mientras me bañaba, en casa de mi primo, muchas veces lo volvíamos a hacer juntos. Antes de dormir. Luego al entrar a secundaria, escuchaba las historias de compañeros que igual se masturbaban y compartíamos experiencias. Muchos al hablar se excitaban pero solo mostraban su pene erecto por encima del pantalón, nunca se lo sacaban. Empecé a pensar lo excitante que sería sacármelo y que me lo vean. De pronto me encanto la idea de que más personas aparte de mi primo y mi tío me vieran desnudo. Tenía dudas sobre eso, pero quería experimentarlo. No sé porque tuve esa sensación, cada día era más fuerte. Un día al estar con mi primo, que no estaba mi tío. Me dio por salir al pasillo. Abrí la puerta sigilosamente, no se escuchaba ruido afuera, al poner el primer pie afuera de la casa, sentía el corazón acelerarse. Yo estaba totalmente desnudo. Mis tío y mi primo vivían en el cuarto piso. Enfrente de ellos solo vívian una familia y al lado de ellos era un departamento abandonado. Me recargue en la pequeña barda que daba hacía la calle. Me tapaba gran parte de mi cuerpo. Estaba nervioso al pensar que alguien me viera así. Imaginaba que iba a suceder si alguien abriera la puerta y me viera de esa manera. Mis nervios estaban a flor de piel, pero era más grande mi calentura, que los ignoraba. Vi unas niñas jugando en la parte de abajo, quería hablarles y mostrarles mi pene. Empece a pensar lo excitante que sería hacer eso. En eso escucho la voz de mi primo hablarme. Rápidamente corrí hacía dentro de la casa, cerré la puerta y se controlaron un poco mis nervios. Mi primo salió a ver donde estaba y mentí que había ido a la cocina por algo de comer. No quería decirle sobre lo que quería hacer, ya que él y mi tío me prohibieron salir así del departamento. Me iban a regañar. Solo me dijo que fuera al cuarto y ahí me quede.
Pasaron los meses y mi primo tuvo una novia, por lo que empezamos a dejarnos de ver tan seguido. Iba a su casa como dos o tres veces por mes. Cuando antes eran cuatro o cinco veces por semana. En mi casa era imposible pensar en andar desnudo. No tenía privacidad casi. Y ni pensar decirles a mis padres de eso, se volverían locos. Aprovechaba cuando no estaban en casa en las tardes que trabajaban y me desnudaba y masturbaba a gusto. Pero no tenía la libertad que tenía con mi primo. A veces cuando iba a verlo, le preguntaba si su novia lo veía desnudo. Me contó que no, porque con ella era distinto, tenía pena al ser mujer. Yo le decía que no le de importancia y que le muestre. El solo reía. Yo ya tenía trece años, mi pene ya estaba un poco más grande que la primera vez que me desnude delante de él. Igual tenía vello púbico y mis testículos ya estaban completamente desarrollados. Fue un día Jueves que recuerdo bien, cuando los dos estábamos en su casa jugando vídeo juegos como siempre y ambos desnudos. Su novia iba ir a verlo para que él me la presentará. Vio la hora, dejo de jugar y se metió a bañar dejándome solo a mi jugando. Salió del baño y comenzó a vestirse, era extraño verlo en su casa con ropa. Me dijo que me vistiera antes que ella llegará para que me la conozca. Le ponía pretextos que me esperara. Me cruzo por la mente la idea de que ella me viera desnudo. Estaba acostado boca abajo y mi pene empezo a erectarse por imaginarme esa situación. Él termino de arreglarse, y me apuro a vestirme, le dije que pasando un nivel iba a hacerlo. Parecía desesperado, tocaron a la puerta y ella había llegado. Nervioso, tomo mi ropa del suelo y me la aventó a la cama para ir por ella. Me volvió a pedir que me vistiera, le dije que sí. Me pare de la cama, tome mi ropa simulando que lo iba a hacer. Él salió del cuarto por ella, me quede ahí pensando en llevar a cabo mi plan. Comencé a ponerme nervioso como ese día que salí al pasillo, mi respiración se aceleraba poco a poco. Escuche sus voces abajo, y mis nervios crecían más y más. Al escuchar que me mencionó, sabía que iban a entrar al cuarto. Me quede casi paralizado de los nervios. Era la primera chica que me iba a ver desnudo. Sentía recorrer el calor en mí en cada parte de mi cuerpo. Se escuchaban pasos cerca, era el momento. Me sentía cada vez más acelerado, se abre la puerta y mi primo entra solo. Enojado cerró la puerta y me pregunta que porque no me he vestido. Algo decepcionado y aun nervioso, le puse un pretexto tonto, él se acerco a mí, agarro mi truza y me la puso, luego mi camisa la cual también me puso. Me vistió completamente mientras me regañaba y me decía que me comportará con ella. Se notaba que quería quedar bien con ella. Baje para conocerla, algo mal humorado porque quería que ella me viera desnudo. Pero no se pudo. Aun así fue agradable conocerla.
Pasaron los días de mi plan frustrado y me di cuenta que no iba a poder lograr que ella me viese desnudo. Quería que alguna chica me viera, pero no sabía como. Mis compañeras de clases eran muy odiosas y pocos chicos nos llevábamos bien con ellas. Nos llevábamos más con chicas de otro salón que eran hermosas, pero solo era durante el horario escolar. Así que era difícil idear un plan para lograr lo que quería. Nos asignaron una tarea en equipos. Me toco con un compañero de clases que era muy callado y casi no se llevaba con nadie. Apenas llevaba tres meses en la secundaría y yo me llevaba con los grupos más populares. Se notaba que el era muy introvertido. Nos sentamos juntos para ver lo de la tarea, en eso se me ocurrió hacerla en mi casa, cuando no están mis padres. Le dije como llegar a mi casa y el horario que lo vería. Llegue a mi casa ese día sin reunirme con mis amigos de siempre como usualmente lo hacía saliendo de clases. Tenía que esperar a Arturo para poder exhibirme delante de alguien más. Como mis padres desde que llego a casa no están, me quitaba la ropa. Esa vez me quite solo el pantalón escolar, me quede con la camisa del uniforme y mi trusa. Me daba algo de pena que un compañero de clase me viera, pero pensaba que daría igual al ser él, que no habla con nadie. No le contaría nada a ninguno. Guarde la ropa que se podía ver para justificar estar en paños menores. Ansiaba que llegará la hora. Como de costumbre me puse muy nervioso, estaba pensando en arrepentirme de hacerlo. Tal vez era una mala idea. Ya pasando unos cinco minutos después de la hora acordada, creía que no iba a llegar. Y una parte de mí decía que era mejor así. Pero no, un poco tarde se encontraba afuera hablándome. Fue raro pero sentí como si el corazón me explotó de nervios jajaja. No sabía que hacer. Camine hacía la puerta, haciéndome tonto, diciéndole que ya iba, que no encontraba según las llaves. Pero en realidad solo hacía tiempo para saber que hacer. El morbo pudo más conmigo, que me quite la trusa, dejándome solo la camisa del uniforme puesta, desnudo de la cintura para abajo. La camisa me cubría bien mis nalgas y mis huevos. Escondí la trusa en un lado. Tome las llaves y abrí la puerta. Ahí estaba él afuera con su mochila. Mi corazón pulsaba a mil por hora. Le dije que pasará. Paso, me saludo y enseguida note su mirada hacía mi cuerpo para darse cuenta que no tenía pantalones. No dijo nada respecto a eso. Solo se quiso reír, pero rápidamente hable del trabajo para cambiar del tema. Me sentía muy avergonzado pero a la vez excitado de estar así delante de él. Aunque no estaba erecto era excitante ese escenario. Caminamos hacía mi cuarto, mientras hablábamos un poco de la escuela. Acerque una mesa a la cama, nos sentamos y sacamos el material del trabajo. Nos organizamos para hacerlo, me pidió pegamento. Me levante de la cama, me acerque a un librero del cuarto donde según estaba el pegamento. Me incline a propósito para súpuestamente buscarlo dejando expuestas mis nalgas a la vista. Escuche una risa algo nerviosa y me dijo «Pinche wey, no traes calzón». Me levante y me hice el tonto riéndome. Le respondí que no tenía ropa limpia, que la habían mandado a lavar y que por eso solo andaba con la playera porque no tenía otro pantalón y no podía ensuciarlo. Era notorio su curiosidad respecto a eso, yo actúe como si nada llevando el pegamento a la mesa y me volví a sentar en la cama. Él me pregunto si no me daba pena, lo que le respondí que no. Lanzó como que otra risa similar a la primera, reconociendo mi valor. Continúe hablando de la tarea, dejando ese tema atrás, porque a pesar del morbo me daba algo de pena al ser un compañero de clases. Seguimos como si nada un rato armando el trabajo, hasta que él volvió a traer el tema preguntando si a mis papás no les molestaba que ande así en casa. Le mentí diciendo que no vivía con ella y vivía con mi primo. Que a él no le importaba que anduviera así. Me dijo «Que chido». Le pregunte sobre su familia y vi que viven varios en su casa, lo que sería complicado andar desnudo. Volví a centrar la atención en la tarea y él de nuevo habla del tema. Preguntando que si mi primo me decía algo, le dije que no. Y luego hizo una pregunta que no sé porque me calentó. Pregunto ¿Qué si mi primo me había visto el pene? Le respondí algo sarcástico, que si me ve desnudo obviamente me lo tenía que ver. El solo dijo un: Ah cierto, que pendejo. Y nos empezamos a reír. Estaba insistente con el tema y seguía hablando de lo mismo. Diciendo que no sabe si el podría andar así delante de alguien, que si le daría vergüenza que vean su pene. Porque no había visto otros y capaz él de el sea chico. Creí que eso era una indirecta y le pregunte, si lo quería ver. Me volteo a ver y me dijo: «A ver». Me levante la camisa mostrandole mi pene, sentí un morbo enorme al ver su mirada hacía mis partes nobles. Solo me dijo: «Estás bien peludo». Le respondí: «Ya sé». Le pregunto si él no y me dijo que apenas tiene pocos. Me pregunto que si mi primo igual andaba desnudo, le dije que sí y me preguntaba sobre su tamaño y cosas de ese estilo. Hablamos sobre nuestros penes ese día. Al terminar la tarea. Me levante de la cama y mi lado estaba todo sudado, de lo caliente que me puso esa situación. Ambos nos dimos cuenta, él se río diciéndome: «Tu culo todo mojado». Igual me reí y bromee sobre eso. Lo acompañe a la salida y quedamos de vernos mañana en la escuela. Le dije que no le comentará a nadie sobre lo de ese día y me prometió que no iba a hacerlo. Ya al día siguiente nos vimos y empezamos a llevarnos mejor. No fue la primera vez que me vio desnudo. Pero eso lo contaré más adelante. Ulises fue la primera persona que no era de mi familia con la que me exhibí. Luego de ese día, nació más el morbo en mí que hice cosas alocadas para exhibirme. En el próximo relato les cuento más hasta llegar al día de hoy. Gracias por su lectura.
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