Tarde en el parque
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Podía verlo porque nuestros dormitorios estaban separados sólo por un armario, al cual le descubrí un agujerito por el que se podía ver perfectamente todo su cuarto, y desde el suyo todo el mío, yo estaba segura que él también me espiaba a mi cuando yo me hacía las pajas, y me ponía de tal manera para si él estaba viendo no se perdiera detalle y pudiese ver mi chocho en todo su esplendor, y como me penetraba con el mango del mi cepillo del pelo qe tenía un mango como un falo, o con algún pepino.
Yo entonces tenía 14 años y él 17, era tres años mayor que yo, y sabía que su hermanita era un buen putón, pues ya había pasado por los dedos de muchos de sus amigos… y de los amigos de mis padres también.
Me encantaba pensar que mi hermano el pajuo me espiaba mientras me penetraba. Yo deseaba la mayoría de las veces rodar el armario y decirle que me taladrara con toda su enorme polla, abrirme de piernas para él, que me explorara a mi por primera vez, ser su primer chocho para aprender, enseñar sus manos a la caricia, quería meterle mi chocho en su cara y decirle has lo que te plasca con mi chocho y mi culo… pero no me atrevía, no por ser mi hermano, sino que no me fiaba de que mantuviera la boca cerrada, con mi hermano no se sabía, en ese aspecto no me era de fiar, así que nunca di ese paso. Y ese día, después de verlo como se masajeaba su rica polla hasta hacerla estallar en esa cantidad de chorros que manaban siempre de ella por muchas pajas que se hiciera él. Estaba caliente al maximo, necesitaba darme a alguien sobre todo me apetecía que me masturbaran, exhibirme ante algun tipo en una zona publica y que solo tenga la opcion de manosearme, o de pajearme yo para él.
Serían las 6 de la tarde y ya se notaba que en un rato llegaba la noche, me vestí con faldita corta, sin braguitas para gozarlo al maximo y un top de lycra que resaltaba mis senos; soy una morenita clara, de ojos verdes, alta, buenas curvas, 95 de pecho y un culo de lo mas rico que hace que hasta mi propio padre tenga a veces que exquivar la mirada.
Caminé hasta el metro, a esa hora estaba bastante lleno, no me apetecía una paja rápida, si algo con mas morbo, tener tiempo a conquistar a mi presa, me limité a pegar mi culo en la mano que reposaba en uno de los tubos, y cuando el hombre se decidió a meter su mano en mi culo ya fue tarde y me bajé en la parada que hizo el vagón, salí fuera y mi calentura era maxima, tenía ganas de agarrar a cualquiera y decirle toca mi chocho, tocalo todo y hazlo tuyo , pero seguí caminando por las calles y llegué a una plazita que estaba encima de un desnivel de la calle, subí hasta ella y no era muy grande, pero si muy intima y con bastante vegetación, una de las esquinas quedaba bastante tapada por un muro y las plantas, me dirigí hasta alli, habían unos banquitos, no se veía a nadie, pero cuando me fuia sentar en el banquito mas apartado, de frente a mi quedaba otro banquito que no era visible sino hasta al llegar al banquito que estaba sentada, en el banquito descubierto había un señor mayor, como de 75 años, lo tenía justo enfrente de mi, justo lo que yo buscaba, uno que se conforme con sobar nada mas.
Me comenzó a sacar conversación y yo le respondia muy coqueta, pues ya el viejo se estaba lanzando y soltandome piropos de mis pechos y de mis piernas, yo me movía para que el viejo notara que estaba sin braguitas, pero tuve que tirar el bolso detras del banco y voltearme a cogerlo para que el viejo se percatara, le plé el culo y el chocho en toda su geta, cuando me volví a sentar ya el viejo tenía la pollita durita, me hizo gracia lo pequeñita que se le notaba, en eso llegó el amigo al que esparaba, un señor como de su edad y se sentó al lado de él, después de las presentaciones disimulé con llamar por el celular para darle change a que le contara a su amigo el que me había visto todo el chocho. Mientras caminaba hablando por telefono, le mostraba lo que podía a mi dos ancianitos, el ultimo en llegar si que tenía aun buena polla, se le notaba bastante tiesa debajo del pantalon.
Me volví a sentar frente a ellos y me abría de a veces para que me vieran, pero mi calentura estaba ya al maximo, los viejos no hacían sino hablar de las mujeres de antes que eran unas estrechas, que las de hoy en dia nos entregabamos, disfrutabamos de nuestro cuerpo, que ellos no habían visto nunca un chocho de mujer, que sus mujeres se subian la bata debajo de las sabanas, ellos la enchufaban y ya esta, se bajaba el telon… que si consiguieran un muchachita, que los dejara mirar como eran los chochos, ellos hasta le pagarían.
Yo entonces ya a chorros me abrí para ellos y les deje que me miraban, mientras yo me abría los labios, me pnetraba con un dedo, me masturbaba el clitoris con energia, y les decía que asi se debía tratar un chocho, me levanté y me senté entre los dos viejitos, yo estaba que me dolía de tanto que me palpita el chocho, me levanté bien mi falda y me abrí lo mas que pude para ellos que miraban para mi chocho con desesperación, los dos lanzaron sus manos hacia a él, y trataban de hacer lo que me vieron hacer a mi, haciendome alcanzar un orgasmo fuertisimo, los guie un poco con sus caricias y dedos, y los deje trabajandome bien, gozando ellos de mi chocho y yo de ser tan putita, sus dedos entraban y salian de mi chocho y culo sin saber yo ya a cual de los dos pertenecia cada uno, me subí el top y les dejé mis dos pechos en sus bocas para que mamaran a gusto, me estaban haciendo tener bastantes orgasmos estos dos, uno ya tenía el pantalon manchado pero seguia desesparado en mi pecho y mi sexo el otro se la meneaba aun pero con torpesa, asi quele agarré la polla y le di un par de sacudidas hasta que soltó un chingo de leche espesa y amarilla. Los dos seguían babeando en mi chocho y yo los dejé disfrutar un poco mas. Despues regresé a casa, me duché, cenamos y nos acostamos todos.
Mis padres no tardaban en dormirse asi que al rato cerré con llave mi habitación, hice ruido para que mi hermano supiera que la cerraba, porque se suponía que el sabía lo que significaba.
Abrí la puerta del armario para que mi hermano viese, veía la luz a travez del aguajerito, cuando empecé a desnudarme ya no se veía luz, él estaba espiandome, entonces me tumbé en mi cama, totalmente abierta y me penetré a gusto con los dedos como habían hecho los dos viejos conmigo, y como el sabia que me gustaba, porque sus amigos le habían contado.
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