Voyeur playa
La verdad es que nadar desnudo da una sensación de libertad total. Cuando estuve cerca me quité las gafas y vi que mi mujer estaba completamente abierta de piernas mostrando todo el esplendor de su coño rasurado..
Me encanta hacer snorkel y si es en lugares tranquilos mejor que mejor. En la costa dorada, hay calas de piedra y algunas muy pequeñas de arena. Suele ser un camino poco transitado pues son parajes naturales sin explotar y al otro lado de la playa hay bosque de pinos. Mi mujer y yo fuimos una mañana sobre las 10 y en una pequeña calita de piedrecitas pusimos las toallas y nos desnudamos. Ella se embadurnó de protector solar y yo, tras hacer lo propio, me puse las gafas y me metí mar adentro. Pasados varios minutos saqué la cabeza y vi a un tipo cerca de mi mujer, estaba lejos y no divisaba bien lo que hacía así que me fui acercando. La verdad es que nadar desnudo da una sensación de libertad total. Cuando estuve cerca me quité las gafas y vi que mi mujer estaba completamente abierta de piernas mostrando todo el esplendor de su coño rasurado. Pude ver que el tío, de unos cuarenta y tantos se la estaba pelando mientras la miraba. Salí del agua y me acerqué al tío el cual me sonrió mientras seguía masturbándose. Le miré la polla, era gorda, más larga que la mía, el tío estaba bien dotado, la verdad. Yo hice como si no la conociera y le pregunté al tipo:
-Joder…está buena la muy zorra, ¿eh?
-Ya te digo, mira qué coño…está para no parar de comerlo.- Añadió.
-Y parece que no le importa que te masturbes a su lado.- Dije mientras la miraba sonriendo, a lo cual ella me devolvió la sonrisa y añadió:
-A mí no me importa, además las vistas son espectaculares.- Dijo mientras señalaba con su mirada a la polla del extraño.
Yo tiré las gafas cerca de la toalla y comencé a masturbarme también mientras ella nos miraba y se abría el coño con los dedos para luego acariciárselo, con lo cual pronto empezó a gemir de placer y su calentura iba aumentando al igual que la dureza de nuestras pollas. Me giré hacia el tío y le dije que si no le apetecía comerle el coño. Él la miró y ella sin decir nada se abrió más de piernas en un claro gesto de invitación. Él se arrodilló y mientras su lengua iba follando su coño se masturbaba con una mano. Yo me arrodillé y le empecé a dar golpecitos en los pezones con mi polla a la vez que con la otra mano le sobaba la otra teta. Acto seguido se la acerqué a la boca y comenzó a lamer la punta de la polla y a chuparla con avidez. El tío se estaba deleitando lamiéndole el coño de arriba a abajo mientras ella no paraba de gemir con mi polla dentro de su boca. De repente él paró, buscó algo entre su riñonera y sacó un condón que se puso con rapidez. Extrañado le pregunté:
-Hey, ¿pero qué haces?
-Me la voy a follar como a una puta. – Me respondió con cara de deseo, como el que no ha follado en meses.
Yo la miré a ella esperando una negativa, pero al contrario, miró al tío y le dijo para mi asombro:
-Vamos, a ver si es verdad que follas como lames coños, cabronazo.
Eso excitó aún más al tío que se la metió toda adentro. Me encantaba ver entrar y salir aquella enorme polla de su coño, cómo la muy puta de mi mujer gemía de placer mientras se masturbaba a la vez que era follada.
-Mira, mira como disfruta la muy guarra, seguro que llevaba rato esperando ver pasar a alguien para que la follara. ¡Vamos puta…grita! Así…así…
Ella movía las caderas con cada golpe de polla gimiendo de placer. Luego la puso a cuatro patas y comenzó a follarla como a una perra mientras le metía el dedo pulgar por el culo. Sus tetas se bamboleaban de un lado a otro, chocaban entre sí frenéticamente como los gemidos que la hacía soltar.
-Venga, ponte delante y fóllale la boca. -Me dijo.
Yo obedecí, me arrodillé delante de su cara, le agarré la cabeza e introduje mi polla en su boca que ya estaba abierta, esperando a ser follada. La follé con fuerza, casi se ahogaba y la saliva se le caía por los labios. No la solté ni cuando comencé que ya me llegaba el orgasmo, cosa que ella ya había advertido que iba a pasar. Me corrí dentro de su boca y no la saqué de dentro hasta que mi último aliento de placer se fue. Cuando la saqué, parte de mi leche se la había tragado y parte le chorreaba por los labios cayendo en la toalla. Ella se estaba corriendo también por segunda vez y el tío seguía dándole, parecía que no se iba a correr nunca. Por fin, la agarró de las caderas y empujó fuerte soltando la leche contenida sobre el preservativo que una y otra vez seguía embistiendo su coño. Un golpe seco, otro más y dos suaves para acabar ese tremendo orgasmo. Ella se quedó un rato con el culo en pompa y la cabeza apoyada sobre la toalla. Estaba extasiada, necesitaba un respiro y gozar de los últimos espasmos de su coño todavía palpitante. El tío se levantó y tras esbozar una amplia sonrisa se despidió bastante gozoso. Luego se sentó, me miró y dijo:
-Joder…menudo polvazo me ha echado el tío ese…ufff. Creí que no le ibas a dejar que me follara.
-¿Y perderme el espectáculo? Eso nunca.
Luego fuimos al agua y tras varios jugueteos la masturbé mientras le decía al oído lo cachondo que me había puesto ver cómo la follaban, cómo era usada como una puta y lo que me encanta que sea una gran puta. Un chico joven se puso a nadar al lado nuestro y se dio cuenta de que la estaba masturbando. Se quedó mirándonos sonriendo y mi mujer le lanzó un guiño.
-Ven, acércate que no mordemos.
Le dijo mi mujer, a lo cual el chico obedeció y mi mujer no tardó en cogerle la polla y acariciarla.
-¡Vaya… Sí que te has puesto cachondo! Está dura… mmmm
Se dio la vuelta y puso sus brazos rodeando mi cuello dejando que el chico rozara su polla contra su culo. El chaval miró a ambos lados, no había nadie. Se notaba algo nervioso y cachondo a la vez.
-Venga, -le dije- no te lo pienses y clávasela duro. ¿No ves que lo está esperando?
Ella me miró cachonda mientras el chico se agarró a sus caderas y se la metió hasta los huevos. Le gustaba cómo la embestía. Buscó mi polla y comenzó a masturbarme sin dejar de mirarme gimiendo como una perra.
-Así…dale, dile que es una puta. Díselo mientras la follas.
El chaval me hizo caso y se excitó aún más comenzando a follarla más deprisa, lo que provocó que mi mujer gimiera más fuerte y me masturbara más deprisa. Me corrí mientras le metía la lengua en la boca y al poco ella hundió la cabeza bajo el agua al notar que el chaval se iba a correr y se la mamó hasta que le vino el orgasmo, que por la expresión de su cara, fue bastante brutal.
Después fuimos a la arena. El chaval se fue complacido. La tarde de playa acabó con otro tío más mayor que se masturbó mirando el coño de mi mujer.
Mmmm que ganas de ir a la playa con ustedes