Acabo de probar el Zoo
Un par de casualidades culminan en algo nuevo.
Hola, volviendo con un relato más. Algo que acaba de suceder hace una hora.
Mi esposa tiene una semana en casa de su madre quien se encuentra algo enferma. Casualmente esa semana a sido bastante estresante en el trabajo y sin una deliciosa panocha que reventar al llegar casa hoy de regreso estaba empezando a considerar buscar solución con alguna amiga, pero la amo demasiado para cometer un error así.
Fué así como sentado en la taza del baño esperando que salga el agua caliente para una ducha comencé a orinar, el agua no calentaba. Así qué decidí salir al patio para revisar el calefactor de paso en el patio.
Ya oscuro y sin nadie en casa no me importó salir desnudo. Al salir fuí recibido por mi perro Apollo (como el boxeador) un Boxer negro de unos 5 años. Me siguió hasta la parte de atrás donde se encontraba el calentador empotrado en la pared sobre mi cabeza. Estiré el brazo para sentir si estaba funcionando cuando dí un respingo al sentir la lengua de Apollo pasar por la punta de mi verga, quizá aún quedaba una gota de orina y decidió probarla.
Me encantó.
Quizá fue la calentura acumulada ó la idea de probar algo diferente, pero en un instante fuí a la cocina por el bote de miel y recargado en un muro vertí un poco sobre la cabeza de mi miembro y lo acerque a Apollo el cual comenzó a lamer animadamente. Fue una sensación buena, diferente a la boca de una mujer pero aún así disfrutable. Después de unas cuantas lamidas limpio el dulce de mi verga y perdió el interés. No podía dejarlo ahí. Vertí un poco más, y está vez empecé un sube y baja en la base del tronco.
Cerré los ojos disfrutando del Vaivén de mi mano en mi verga, la sensación de mi prepucio subiendo y bajando y la deliciosa lengua de mi mascota raspando la punta y parte baja de la cabeza de mi verga. Seguí vertiendo miel poco a poco, había que dejar que dure. En menos de 2 minutos ya sentía la sensación del orgasmo, aceleré más el movimiento de mi mano y después de servir aún más miel en mi verga tomé la cabeza de Apollo y traté de introducir mi verga más profundo deseando sentir su calor en todo mi miembro y no solo la punta. Apollo no le gustó la idea y aunque se alejó un poco se acercó de inmediato para seguir mamando el dulce regalo que le estaba dando.
No aguante más cuando un par y uno más de chorros de mi leche salieron disparados, los cuales Apollo disfrutó también recibiendolos en su osico. Mi cabeza daba vueltas y estaba ahí recuperándome de un orgasmo totalmente diferente a lo normal mientras Apollo seguía lamiendo el dulce restante… Lo deje lamer hasta que se acabó el dulce y perdió el interés.
Regresé a la ducha para limpiarme ahora lo pegajoso, y ahí entre el vapor del agua caliente daba vueltas a lo que pasó, quizá mañana lo pruebe de nuevo…
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