Adicto a la zoofilia – Parte 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por WhiteEmpereor1025.
Cuando cumplí los 14 años, mis padres me regalaron muchas cosas, entre ellas una videocámara.
Yo era por ese entonces un chico flaco, sin vello corporal y con el pelo negro.
Por ese entonces, mi perro Veto, un American Stanford, tenía ya un año, y yo era quien se encargaba de sacarlo a pasear, darle de comer y bañarlo.
Un buen día mientras lo bañaba, al pasarle la mano por la parte de abajo observé como su polla le crecía poco a poco hasta llegar a un tamaño descomunal; instintivamente, yo le masturbe al perro quien jadeaba de placer.
Tras terminar el baño, me fui a masturbar a mi cuarto.
Al ver la videocámara, se me ocurrió grabar como se la mamaba a mi perro así que lo traje hasta la habitación, puse una manta vieja en el suelo y comencé a tocar al perro.
Cuando estuvo listo, active la videocámara y me puse a chupar su enorme verga.
Era venosa, y tenia un sabor algo raro, pero me encantaba esa sensación de sentir algo de ese tamaño en mi boca, tras un tiempo se corrió dentro y me trague todo su semen.
Seguía muy caliente y se me ocurrió ponerme a cuatro patas, el perro se acerco a mí y comenzó a meter su lengua en mi ano durante cinco minutos.
Cuando hubo terminado, salto furtivamente sobre mí, y noté como me ensartaba con su grandiosa polla de una.
Me dolió bastante, y comencé a llorar, intentando separar al perro pero no podía dado que estaba abotonado y estuvo así hasta que se dio la vuelta cuando comenzó a meter y sacar su verga hasta correrse.
Cuando hubo terminado el acto, vi que el perro me había llenado de semen, aun después de hacerle una mamada de verga.
Me levanté, y apagué la videocámara, había grabado como un perro me follaba la boca y el culo.
Pasaron varios días, y mi hermano, que tenía por aquel entonces treinta años y había estado unos días en casa(tiene su propio piso ya) me invito a ir a su casa la cual quedaba en las afueras de la ciudad.
Él era musculoso y alto.
Monté en su coche, y fuimos directos a su casa pero el entonces me dijo si quería dar una vuelta por ahí, a lo que accedí.
Caminamos como una media hora, hasta que llegamos a una granja.
– ¿Estas cansado? – Me preguntó.
– No Javier – Le contesté.
– Por cierto, ¿cómo está Veto? -´Me preguntó.
– Esta muy bien, pero el otro día por poco se me escapa – Dije riendo.
– Me alegro, por cierto el otro día por casa vi tu nueva videocámara – Me dijo mientras sonreía.
– ¿Ah sí? ¿Y que hiciste con ella? – Le respondí mientras me empezaba a poner nervioso.
– Nada en especial, ver las fotos y vídeos que tenías, pero vi unos pocos.
entre ellos, el vídeo donde se la mamabas al perro y te dejabas follar.
Gemías como una perra ¿Sabes? – Me respondió mientras le crecía una enorme erección.
– Por favor hermanito, no se lo digas a papá.
Tú sabes lo que me hará – Le dije mientras comenzaba a llorar.
– Tu tranquilo Richi, no le diré nada a papá.
si haces lo que te ordene – Me dijo con una mirada maliciosa y mientras se sobaba el paquete.
Él siguió caminando, y me dijo que me quedase donde estaba.
Fue a hablar con un tipo de unos 45 años de edad, se veía muy bien.
Tenía canas y estaba algo gordito.
Cuando hubo terminado de hablar con el, me dijo que me acercase.
– Así que este es el tan especial hermano pequeño de Javier, eh – Me dijo el hombre.
– Hola, soy Ricardo, un gusto en conocerle – Le dije mientras le extendía la mano.
– Igualmente.
Me han contado que te gustan las pollas ¿no? – Me dijo el hombre mientras me tocaba el culo por encima del pantalón.
– Vamos Ricardo, es de mala educación no responder a los mayores – Dijo mi hermano.
– No.
no me gustan – Le respondí.
Tenía mucho miedo de lo que pudiese pasar, así que mentí.
– No mientas, tu sabes que esta mal – Insistió mi hermano.
– Bueno.
creo, creo que sí – Respondí avergonzado.
– ¿Crees? Mmm creo que tengo la solución Ricardito – Me dijo el hombre.
– ¿Ah sí? – Dije algo inseguro
– Claro.
Por cierto, mi nombre es Luis.
Llámame Tio Luis – Me dijo Luis.
Tanto mi hermano como Luis caminaron hacia la parte trasera de la granja, donde estaban las cuadras repletas de animales.
Fueron hasta la parte que estaba más al fondo, donde había un cuarto lleno de fardos de paja.
Luis salio afuera unos minutos.
– Hermano, ¿Qué va a pasar? – Le pregunte algo nervioso.
– Ya te dije antes que te tranquilizases Richi, no va a pasar nada malo – Me dijo mientras estaba erecto.
Luis volvió, pero esta vez con un gran Pastor Alemán y una videocámara.
– Mira Ricardito, este amigo se llama Xavi – Me dijo mientras me pasaba al perro.
– Hola Xavi.
– Dije mientras acariciaba al perro.
– Bueno, quiero que le hagas lo que le hiciste a tu perro Veto.
No quiero ni que grites ni que llores, dado que de hacerlo te va a pasar algo malo.
– Me amenazo Luis.
Ante la penetrante mirada de mi hermano y el ojo de la videocámara que manejaba Luis comencé a desnudarme, quitándome la camiseta y los pantalones hasta quedarme en ropa interior.
Comencé a tocar al perro por sus partes, y cuando su gran polla estaba lista, comencé a chuparla y darle besitos lentamente.
Esa verga era mas grande que la de mi perro Veto, pero por alguna extraña razón me gustaba aún más.
– Ponte a cuatro patas Ricardito – Me dijo Luis.
– Sí Tito Luis – Le respondí.
Me quite mis calzoncillos y me puse a cuatro patas.
Al igual que Veto, Xavi comenzó a lamerme el ano pero duró aún mas tiempo que Veto.
Cuando hubo terminado, empezó a montarme, al principio no atinaba pero a la quinta vez consiguió metermela entera.
Grite de placer, e ignoraba a la videocámara; solo me centraba en el placer que tenía en aquel momento.
Un perro me estaba follando, y un hombre desconocido me estaba grabando mientras mi hermano observaba todo.
La follada seguía, y parecía que no iba a terminar nunca hasta que noté un dolor que fue aumentando poco a poco.
Era el perro que me estaba abotonando y Luis estaba grabando la reacción de mi cara.
Cuando termino de abotonarme, el perro se corrió dentro de mí, y Luis cogió parte de ese semen y me lo restregó por el cuerpo entero e hizo comer.
Me encantaba.
– Y bueno que.
– Me dijo Luis.
– Me ha gustado mucho tio Luis – Le dije mientras descansaba en el suelo lleno de fluidos de perro.
– Ha sido muy excitante Richi – Me dijo mi hermano erecto.
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