ASI FUE MI PRIMER POLVO PERRUNO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por caballobrego.
Cuando tenia 16 años, trabajaba en una fábrica, como era de un familiar, tenia la posibilidad de entrar en ella los fines de semana. Ya tenia novia y me gustaba hacer ejercicios físicos para estar en forma. Había un perro sin raza, grande, un braco alemán me parece. Como estábamos solos el y yo, jugábamos bastantes horas juntos. Me llamaba la atención su polla por lo que poco a poco le fui metiendo mano. Primero le frotaba hasta que le salía.
Un día me atreví a chupársela y me dejo sin problemas. Tenia un pedazo de nabo impresionante, toda recta como un tubo y al final una bola como un puño. Tanto se la chupé que cuando me veía llegar se alegraba y se rozaba conmigo esperando el momento. Yo ya había mamado pollas adolescentes hacia años pero aquella me volvió adicto. Nadie me veía, nadie lo sabia y el perro no hablaba. Iba todos lo fines de semana y me pasaba horas chupando polla de perro. Después decidí probar el semen y terminé deseando que el perro se corriera. Parecía un grifo abierto. Pasados unos meses, después de los ejercicios, pensé darme una ducha antes de empezar con el perro. El estaba acostado en el suelo esperando como siempre. Utilizaba el cuarto de duchas porque tenía el piso enlosado y pestillo en la puerta.
Estando en la ducha mirando al perro y pensando en la mamada que le iba a hacer, me vino a la memoria que siendo un niño, mi hermano y yo, estando escondidos en el corral de un vecino (vivíamos en el campo), vimos como el pastor se desnudaba entre las ovejas, se ponía a cuatro patas y llamaba al perro. Este le olía el culo y se le subía encima dándole empujones, el pastor gritaba por lo bajini y pensamos que le estaba arañando la espalda con las uñas pero claro, se lo estaba cepillando. Pensé bajo el agua en intentarlo yo. Me daba miedo, no sabia si el perro me podía abotonar.
Salí de la ducha, me acerqué al perro y éste, estando acostado, levantó la pata esperando que le tocara la polla como siempre. Se la toque pero no se la chupe. Me puse a cuatro patas delante de él. Se levanto sin saber que hacer. Yo movía el culo pero él solo me lo olía. Le cogí por las manos y me lo eche encima. Le masturbe un poco para que sacara la punta y me la roce en el culo. Yo tenia el culo deseando recibir un capullazo pero nada. Entonces le dije. -¡Por favor, dame porculo, follarme como a un maricón, no puedo más, hazme tuyo. Se me pegó al culo y empezó a moverse rápido. Entre tanto empujón, no me enteré que me la estaba metiendo.
Enseguida noté que algo me rompía el culo por dentro y el intestino me quemaba. Me dolía bastante, quise separarme pero no podía. Al intentarlo me dolía más. Se dio la vuelta y quedamos culo con culo. Me paseo arrastrándome por todo el cuarto. Estaba asustado pero traté de relajarme. Si alguien hubiera abierto la puerta pillándonos así, me hubiera muerto de vergüenza. Fueron veinte o treinta minutos follado a tope hasta que me soltó. No me pasó nada pero me salía la leche a borbotones cuando me puse de pié. Me lave, me vestí y me marché a casa. A la mañana siguiente todavía tenia el culo abierto, me dolía pero me excitaba saber que me había dado porculo el perro (hacia más de 3 años que no me habían follado el culo en vivo). No pude espera más, ese mismo día fui a que me follara de nuevo el perro.
A partir de entonces, todos los fines de semana me la metía sábado y domingo. me dolía al principio pero después disfrutaba mucho. A veces, estando con mi novia, me empalmaba a tope y a ella le gustaba bastante cuando me la chupaba, yo pensaba en el perro dándome caña. Así hasta que unos meses después se llevaron el perro a una finca para la caza. Que pena para mi y para el perro.
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