Basura en la Vereda
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Basura en la vereda.
Hace unos meses les relate lo que me había ocurrido estando en mi pueblito a orillas del rió. Paso el tiempo y todo en mi vida transcurría casi normalmente, hasta ese viernes de verano por la madrugada.
Eran como las dos de la mañana, no podía conciliar el sueño ya que hacia bastante calor, por la ventana de mi habitación me llegaban los ruidos de la calle, iba a levantarme a tomar un vaso de agua fría, cuando sentí ruidos a bolsas de plástico removidas, pensé que serían algunos perros hambrientos que a veces revuelven y rompen las bolsas de plástico de la basura, así es que me puse un joggins viejo encima, y tome un palo que había sido de una escoba para salir a espantarlos, abrí la puerta lateral que da a la calle y salí. Cuando estuve finalmente afuera me encontré que no eran los perros del vecindario los causantes del alboroto, sino tres caballos que ya habían desgarrado las bolsas y las habían tirado a piso y estaban comiendo los pocos restos comestibles que contenían, era un matungo enorme que cuando me vio salir levanto su cabeza y empezó a alejarse mirándome de reojo. Cerca del cesto habían quedado los otros dos, eran dos caballejos de pequeña alzada, algo peludos lo que denotaba una mezcla de razas, de los dos, uno se espabilo y cruzo la calle alejándose también, solo quedo uno, que me miro distraídamente y siguió comiendo como si nada, el desorden ya estaba echo así que lo deje mientras miraba como comía, cada tanto azotaba con su cola las ancas para espantar a los mosquitos, me di cuenta que era una yegua, algo vieja ya por las mataduras que tenia en su piel en los ijares y ancas.
Mientras la observaba, a unos tres metros de distancia, no pude reprimir mis instintos primitivos y entonces una sola idea se afirmo en mi cerebro, entre y cerré cuidadosamente la puerta y me dirigí al galpón del fondo, había quedado bastante forraje de hace un par de meses, saque un buen poco del rollo, y nerviosamente me dirigí hacia el portón de chapas que da a la calle, abrí el candado y corrí el cerrojo lo mas silenciosamente posible, allí estaba todavía la yegua buscando con su hocico entre los restos, seguramente ya no quedaba nada, en la calle no había nadie seguramente por la hora, hice unos chasquidos con los labios para llamar su atención y la yegua levanto y giro su cabeza, quedo observando cautelosamente, estire mi mano con un puñado de alfalfa seca y el animal se acerco despacio, olio el forraje y tomo un poco con sus labios y empezó a comerlo, mientras miraba atentamente el resto que lo tenia conmigo, me retire un poco detrás detrás de la puerta del portón y seguí incitándola con chasquidos mientras agitaba el forraje en una mano, la yegua vacilo un poco, y animándose entro al patio, pude sentir como uno de sus cascos hizo ruido cuando choco con el zócalo de la parte baja del portón.
Apenas entro, cerré el portón y le eche cerrojo, con mucho cuidado le puse cerca del hocico el forraje y empezó a seguirme mientras caminaba hacia el galpón del fondo, entre y la yegua entro también, la oriente hacia el rollo de forraje y casi inmediatamente empezó a comer, me imagino que aquello colmaba sus instintos en cuanto a la búsqueda permanente de alimentos, la yegua seguía azotándose con su cola, ignorando su entorno mientras comía, fui por un balde y cargue agua tibia del tanque de baño, tome una esponja y regrese al galpón, me puse detrás de ella, hacia un costado embebí la esponja con agua tibia y con cuidado empecé a pasarle por su enorme vulva negra, apenas hubo un temblor en sus ijares, y siguió con lo suyo, volví a repetir la operación pera esta vez presione un poco mas con la esponja mientras limpiaba su vulva, el agua se escurría entre sus cuartos chorreando hasta el piso, miro hacia atrás por un momento y siguió hurgando en el rollo tratando de alcanzar las partes de adentro, que mantenían la humedad y no estaban secas, mientras yo seguía con la esponja limpiando la zona de su ano y de su concha.
Mientras la lavaba, acariciaba sus ancas y su panza, para entonces ya había dejado de comer, y saciada parecía tratar de comprender lo que estaba sucediendo allá atrás, estaba secándola con un trapo, cuando su enorme vulva negra se contrajo mostrándome en la parte de abajo los músculos violáceos de su interior, instintivamente después de tanto frote, parecía verse estimulada, busque en los estantes y encontré un cordel, tome su cola y alisándola, le hice una especie de rodete atándosela. Las ancas de la yegua, con la cola prácticamente sobre su lomo, se exhibía en todo su esplendor, con esa increíble concha negra en medio, que aunque nadie lo admita, tentaría al mas cuerdo de los seres humanos, me saque la ropa y arrime unos trastos de madera detrás de sus ancas, ya tenia mi verga erecta y a la altura de esa hermosa cajeta negra, con una mano pase la cabeza de mi pija a lo largo de su raja húmeda, al sentir el contacto la yegua empezó a contraer mas seguido los músculos de su concha, mientras sus ijares temblaban involuntariamente, cada tanto me miraba con sus enormes ojos, como si estuviera expectante por la proximidad de la copula, me prendí de sus enormes y redondas ancas y empuje mi pubis hacia delante, mi verga entro despacio a esa caliente y babosa caverna hasta que sentí sus músculos vulvares acariciar mis huevos, y succionar mi poronga hacia el interior de su vagina. La naturaleza no podía haber diseñado una maquina mas perfecta para incitar y facilitar la copula en estos animales, su concha parecía tener vida propia exprimiéndome la pija, incitando a la expulsión del semen para depositarlo en lo profundo de su enorme vagina y útero, mientras yo le hablaba y decía..sos una yegua de mierda reputa…tu concha va a destroncarme la pija si sigue retorciéndomela así, sos una bestia hermosa…tus ancas son hermosas….asii….comete mi verga….puta hermosa, la yegua había separado sus patas traseras, acostumbrada seguramente a soportar el peso de los machos de su especie, mientras yo había metido ambos pulgares en su concha abriéndosela lo mas que podía mientras metía y sacaba mi verga produciendo ruidos de chapoteos, ver esa enorme y babosa cajeta abierta, exhibiendo su interior al tiempo que la penetraba excedió los limites del morbo que sentía en esos momentos, tome una gruesa y vieja manguera de desagote, del ancho de mi muñeca y de unos sesenta centímetros de larga, y suavemente levantándole un costado del labio de su concha se la introduje, metiendosela por un costado de mi verga, veinte centímetros quedaron afuera, estaba acostumbrada a esas dimensiones distintas a la de mi pene, el animal lanzaba resoplidos moviendo sus belfos.
Detrás de mi, a centímetros estaba la pared de chapas acanaladas del portón, la yegua retrocedió un poco aplastándome contra las chapas, mi verga incluyendo mis huevos entraron por completo en uno de los movimientos de abertura de su cajeta, así acoplado profundamente a ella intente hacer algún movimiento hacia delante, pero ella empujo un poco mas hacia atrás mientras lanzaba varios relinchos, y su concha empezó a contraerse violentamente, sentí como un torrente de fluidos calientes salía de su interior, envolvía mi pija y salía en un chorro asperjado de entre los bordes de su concha, enchastrandome literalmente el pubis, del interior de la manguera chorreaba un hilo continuo de sus flujos, mientras seguía relinchando y expulsando sus jugos yo empecé a descargarme también en su interior, mientras me abrazaba a sus ancas, imposibilitado de hacer otra cosa, ya que me tenia aprisionado con su inmenso culo contra la pared, la acabada o leche de su concha caía a borbotones sobre mi pubis y chorreaba sobre mis piernas hasta mis dedos.
Cedió un poco el empuje hacia atrás, y mientras aun seguía con sus temblores empezó a orinar sobre mi, la sensación que sentía era de paroxismo total, un morbo indescriptible y entonces comprendí que no podía ser de otra manera, una yegua me había cogido literalmente con su mojada vulva gigante, la manguera se había deslizado al piso y mi verga para entonces nadaba en una sopa babosa en su interior, me aparte un poco de ella mientras deslizaba mi pene hacia fuera, por unos momentos su cajeta continuo exageradamente dilatada, mientras aun expulsaba colgajos de fluidos. Si hubiese sido posible me hubiese metido dentro de esa enorme concha negra aterciopelada.
Cansado, me recosté sobre unas lonas y me dormí por un rato, me desperté como a la media hora, la yegua seguía allí, sabia que no intentaría irse por la comida, observe que toda su grupa estaba enchastrada de sus fluidos secos y trazos pringosos de mi semen, su concha aun brillaba húmeda bajo las luces del galpón, quería aprovechar al máximo la oportunidad que se había presentado, me arrime a su cabeza por un costado, me había olido y reconocido, le pase la mano por su cuello y acaricie sus orejas, ella bajo la cabeza y olfateo entre mis piernas rozándome el pene, fue suficiente para provocarme otra erección, seguí acariciándola mientras me dirigía hacia su grupa, tome con una mano toda su vulva y se la apreté suavemente, su concha se contrajo por unos instantes. Los animales copulan para ser fertilizados, después generalmente rechazan a cualquier candidato, los caballos y perros copulan todas las veces que puedan para asegurar la progenie.
Mi compañera se estaba preparando de nuevo para otra oportunidad, pero yo queria ahora probar otra cosa, cuando estaba con una hembra humana casi siempre terminábamos haciendo sexo anal, muy pocas mujeres habían rechazado esa variante, es común diría yo en el ser humano. Había visto el tremendo culo de esta yegua mientras penetraba su concha, se contraía estimulada por la copula, y no deje de pensar todo el tiempo como sería cogerla por el culo. La acomode en el mismo lugar donde habíamos estado antes, agregué unas maderas mas y subí a la tarima, apretaba y acariciaba esa jugosa concha con mis manos, ahora mi verga estaba a la altura de su culo, volví a sostener su cola atada sobre las ancas y acomode mi verga en la entrada de su ano, empuje un poco y mi pija entro por completo, su intestino se sentía muy caliente y algo pringoso adentro, empecé a cogerla mientras sentía como su concha acariciaba mis bolas esperando la penetración vaginal, yo estaba muy ocupado disfrutando de su culo, así es que tome la manguera y se la metí de costado y por debajo de mi pubis, parte de mis dedos entraron con ella, un extremo quedo afuera doblada hacia abajo, entre mis piernas, y de nuevo todo fue un remolino de pelos, fluidos y orines, porque cuando empezó a acabar, yo termine convulsivamente en su culo, que empezó a dilatarse mientras sentía como una bola pastosa pugnaba por salir deslizándose finalmente alrededor de mi verga y cayendo al piso en una masa humeante de desechos de pasto y otras hierbas, yo me prendí fuertemente de su cola mientras seguía empujando y depositando leche en sus tripas, la manguera se movía por las convulsiones de su concha.
Un par de horas después, cuando ya amanecía, salí a ver que no haya nadie afuera, y luego saque a la yegua a la vereda, la había lavado y no quedaban rastros de todo lo que había pasado esa madrugada, fui a dormir rogando que una noche de estas, la yegüita venga a comer del cesto de la basura de mi vereda.
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