Brenda
La union de tres caminos.
-! Vamos Rufo ! !100 metros más y alcanzamos los cinco kilómetros !
Así animaba a mi compañero de carrera vespertina; recorrido que hacíamos todas las tardes para estar sanos y en forma.
Al terminar la carrera, mientras yo estiraba, Rufo aprovechaba para que exploraba los árboles aledaños, donde sus congéneres plasmaban sus caninos mensajes.
En el la pista en donde corremos, como es natural, hay otras personas haciendo ejercicio, o simplemente paseando.
Era hora de regresar a casa; llame con un silbido a Rufo y lo busque con la mirada. Estaba a unos diez metros dejándose mimar por una jovencita de unos 17 -18 años. Lo acariciaba y mimaba con especial afecto.
Una la chica muy atractiva, de estatura baja, delgada y con unas exquisitas formas que el traje deportivo dejaba ver. Se notaba un cuerpo ejercitado y firme. Sus nalgas redondas y paradas, se dibujaban tras el shot ajustado; detrás de la sudadera, se alzaban dos firmes montañas
Deshaciéndome de pensamientos perturbadores, volví a llamar al perro, esta vez acudió al oír el silbido y emprendimos el camino a casa.
Empezó el ritual diario: cambie el agua de Rufo, revise mensajes y llamadas. Cuando estaba a punto de entrar a la regadera, sonó el timbre de la entrada.
Esperaba algunos paquetes ese día, así que me apresure a atender la puerta.
Resulto que era la chica sexy del parque. Era muy sorprendente. primero que evidentemente me había seguido y en segundo lugar, ¿cuál seria la razón para eso?
Abrí la reja y me saludo, se notaba nerviosa, pero decidida. Se presento como Brenda. Me explico que nos había seguido pues no tuvo oportunidad de entablar una charla en la pista para corredores.
Me platico que le gustaba la pinta de Rufo, que había en su casa una perrita en celo y quería saber si yo estaba interesado en que mi perro se cruzara con la perra de su casa.
Me callo de sorpresa que una mujer tan joven tratara estos temas con un hombre que casi le triplicaba la edad, pero supuse que ahora las mujeres de estas nuevas generaciones son mas desinhibidas.
Le dije que sí, que podría ser muy sano para mi perro, pues llevaba ya un buen rato de abstinencia. Le aclare que yo no estaba interesado en recibir cachorros a cambio y que esto era másbien por la buena salud de Rufo.
Nos pusimos de acuerdo, en el día y la hora: ella prefería traer a mi casa a la perra el sábado por la mañana y después de la acción, regresarla a su casa, pues era una perrita muy consentida, me aclaro.
Pasaron así el par de días antes del fin de semana, sin yo recordar el asunto.
El sábado, muy temprano por la mañana sonó el timbre. Recordé la cita de Rufo y su novia y me apresure a abrir. Al pasar junto a Rufo le murmure : – Hoy vas a follar, infeliz .
Estaba Brenda en la puerta. me confundí un poco, ella estaba sola, sin mascota alguna.
Abrí la puerta y salude, ella me regreso el saludo y me pido dejarla entrar para explicarme que había pasado con la novia de Rufo.
La invite a pasar. Fue difícil no petarse de su vestimenta. Era una mañana calurosa y ella llevaba un vaporoso bluson que le llegaba a medio de los muslos. obviamente mi mente viajo a la velocidad de la luz y me imagine lo que habría dentó de esa reveladora prenda.
Entramos al living y le invite a sentarse. Ella prefirió estar de pie y empezó a explicarme la situación. Me relato que ya nos habíamos conocido, ella es sobrina de una muy buena amiga mía, pero quizá yo no la recordaba. Que habíamos coincidido en alguna fiesta de su tía. Y que en esa reunión había escuchado furtivamente una conversación con mi amiga y le llamo la atención lo «open-mind» que yo era. Al relatar todo esto, se notaba nerviosa, entre indecisa y excitada, jugueteaba con las manos y no dejaba de pasar una pierna sobre la otra. Yo por mi parte seguía sin entender qué pasaba. Se hizo una silenciosa pausa, y los siguiente que paso fue que ella hizo un comentario acerca del calor que hacia y me pidió un baso de agua.
-¡Por supuesto! Dame un minuto – respondí.
Entre a la cocina y serví el vaso con agua fría.
Al regresar al living casi me derramo el vaso encima. El bluson había desaparecido. Brenda completamente desnuda estaba parada frente a mi y diciéndome :
-¡Yo soy la perra para Rufo ! –
Quede mudo, un millón de pensamientos pasaron por mi sorprendida mente: la impactante imagen de ese fabuloso cuerpo,
la idea de ver coger a Rufo con Brenda, recordar a la tía y su formidable culo, y solo alcance a decir: «OK».
Con anterioridad, ya había visto algún material de zoofília y me habían dejado inquietud y mucha excitación, en particular el ver a una mujer abotonada con un perro.
Sin meditarlo mucho, deje entrar a Rufo, este se dirigió directamente a la entrepierna de su prometida, supongo que le llego el olor de las feromonas o algo así.
Acto seguido, salió la lengua del perro y lamió la almeja de la desnuda muchacha. Brenda gimió y expreso una juguetona risa.
Imaginando lo que iba a suceder, le propuse subiéramos a mi habitación para estar mas cómodos. Asintió y le indique el canino las escalera. Empezó a subir y consiente de la escena, en cada peldaño se aseguraba de que yo admirara su raja y su delicioso agujero.
Rufo parecía percibir la cachonderia de esa mujer pues no dejaba de intentar montarla a cada paso que ella daba. Lo sujete y deje que la chica subiera a la cama. Llevaba el teléfono en la mano y pidió me acercara, pues quería enseñarme unas imágenes que le habían mandado una de sus amigas y que le hicieron tomar esta decisión de ser follada por un perro.
Me dio el teléfono mientras se acomodaba en la cama.
Pude ver a un pastor alemán cogiendo con una mujer gruesa; en otra de las imágenes, se apreciaba cómo se asomaba la bola de la verga del perro en la panocha de esta señora.
Inconcientemente, me eche el teléfono al bolsillo de mi bermuda. Fue cuando caí en cuenta de lo duro que tenia la polla. Gritaba ser sacada de su encierro, Al percatarse del bulto que se formaba en mi entrepierna, Brenda solo expreso una picara sonrisa.
Una vez en la cama, se puso en cuatro y me pidió segui sujetado a Rufo mientras se preparaba para recibirlo. Una vez en posición con los rodillas y codos apoyados en el colchón, solté al perro. Este de un salto subió a la cama y comenzó a olfatear y lamer la expuesta alcancía. Brenda comenzó a gemir de una manera tal que mi excitación me hizo llevar mi mano a la inflamada tranca. Al empezar a sobarla, tope con el teléfono. Lo saque del bolsillo y note que aun no se había bloqueado. Busque la app de cámara y empecé a filmar la escena. Puse el aparato en la cómoda donde alcanzaba a captar toda la ardiente escena.
Rufo después de lamer la el coño, las nalgas y parte de los muslos durante varios minutos, comenzó a rodear por los costados a su cachorra.
Después de varios intentos fallidos de montarla al fin encontró la dirección correcta del culo de Brenda. Se subió a su espalda y con fuerza, se sujeto con las patas delantera de la cintura de la chica y comenzó a menear la cadera. Me senté en el suelo para tener una mejor vista de lo que estaba pasando: una punta afilada salía de su funda buscando la raja de su hembra. Brenda empinaba el culo con desesperadas ganas de ser penetrada. Al quinto o sexto intento Rufo encontró el agujero de su perra. Los gemidos empezaron a ser más sonoros y prolongados. El perro empujaba con una descomunal fuerza. Constante y decidido, bombeaba ala ligera hembra. Mientras mi verga ahora era una columna de concreto.
Después de unos pocos minutos, los gemidos se transformaron en gritos. De repente, la bola del pito de Rufo se inflo, las acometidas cesaron, Intento bajarse, pero entre quejidos de placentero dolor, Brenda grito: -! Qué no se salga ! ! No dejes que se salga !
Sujete al perro por la espada para impedirle el movimiento y deslice mi mano ente el tronco de la polla de Bruno y la concha de Brenda. Solté el lomo del perro y sujete con firmeza pero sin rudeza la deliciosa unión. Con los intentos de bajarse del perro
mis dedos recorrían la pucha de Brenda. mi dedo anular encontró el botón de la muchacha, y me dedique a masajearlo durante todo el episodio.
Los gritos y gemidos me tenían al cien. Mi tranca babeaba ese liquido transparente de cuando uno esta muy excitado y que no es semen.
Lentamente deje que el perro se bajara, creando una de las escenas mas cachondas que he visto: Rufo y Brenda pegados como cuando los ves coger a los perros en la calle.
Así estuvimos los tres pegados durante unos 20 minutos aproximadamente. Fueron innumerables los orgasmos que tuvo la chica.
Intente masturbarme, pero era complicado sosteniendo el pito de Rufo y la entrada de la papaya de su perra.
La bola se desinflo y solté el tubérculo, salió de la cueva de Brenda no solo un tremendo camote, sino también litros de semen canino.
La chica se desplomo en la cama mientras contemplaba lo que había tenido dentro.
Me recosté junto a ella mientras Rufo bajo de la cama y empezó a limpiar su herramienta.
Brenda recostó su cabeza entre mi brazo y el pecho. Yo acariciaba su cabello.
Pasados unos 15 minutos, se incorporo.
Quería limpiarse y vestirse. Recordé el teléfono, lo tome y hice un paneo de su hermoso cuerpo.
Ella quedo sorprendida y exclamo:
-! Me filmaste !
Se asomo un conato de enojo, que se transformo rápidamente en sonrisa al darse cuenta que era su propio teléfono.
Me llamo con su dedo índice con una mirada seductora. Me acerqué. Mi verga aun seguía totalmente parada. La tomo con su mano y empezó a masajear el rígido mástil, Acto seguido, acerco la cara y se lo metió en su pequeña boca. La mamada me puso mas allá del placer, sentí su garganta y las mejillas de destreza épica. Pasaron unos minutos y al fin llego el anhelado desahogo. Me vine dentro de su boca.
Ella hizo gemidos de esos que a uno le salen cuando prueba algo sabroso.
Fin
Espero les halla excitado este relato y si fue así, regalen algún comentario.
Placenteros orgasmos.
Kont
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