cazando en el bosque
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No diré mi edad pero soy adulto entre 35 y 50 años. Resulta que generalmente salgo de vacaciones con tres amigos más a una cabaña que tenemos en un campo cerca de un río y en medio de un hermoso bosque y por lo general cada uno realiza su propio itinerario y nos juntamos en las tardes en la cabaña, un día salí a excurcionar los cerros aledaños y me siguieron dos perros que teníamos como guardianes del campo, heran unos perros de tamaño grande y de una raza común como casi unos pastores alemanes en el camino hibamos jugueteando con ellos y se mostraban felices con el paseo en un determinado momento me arrodillé a observar unos pequeños incectos y los perros como jugando me comenzaron a montar
Lo que me pareció extraño su comportamiento, lo que aumentó mi curiosidad y me dejé llevar cuando uno de ellos comenzó a puntearme tratando de metermelo por el ano dejando mojado mis pantalones con sus jugos, esto me exitó y como estabamos en un lugar apartado de todo, me bajé los pantalones hasta mas abajo de las rodillas y me coloqué en cuatro a lo que de inmediato los perros reaccionaron comenzando a lamerme el culo dejandomelo lleno de babas cuando el más dominante me montó de una y comenzó a puntearme como desesperado, nose como me saqué el pantalón de una pierna y me abrí más a lo que el perro logró alcanzar mi agujero totalmente mojado y logró meterme la punta de su pene que estaba ardiente y mojado yo le sujeté sus manitos con mis codos contra mis caderas y me eché para atrás logrando que el perro en su segunda embestida me lo metiera casi completamente lo que hizo en una tercera arremetida y comenzó un rapido mete y saca a fondo hasta que sentí como su tallo se comenzó a engrosar y se formó un enorme bulto a la entrada de mi esfinter y ya no pudo salirse mas
Yo sentí un tremendo orgasmo sin siquiera tocarme y el perro comenzó a llenarme de su leche que le salía a chorros, tantos que se escurrian por entre mis muslos, luego el se desmontó por sobre mi espalda y ho sorpresa nos quedamos abotonados sintiendo sus tibios cocos pegados a los mís y tratando de safarse me producía un infinito placer, al fin pudo librarse. Acto seguido y sin dedicir agua va el otro perro se montó de inmediato sobre mi atropellada humanidad y me lo metió de un sólo golpe hasta los pelos comenzando un mete y saca rapidísimo y de nuevo sentí como se le formaba una inmenza bola en el tallo de su tranca enorme y caliente comoenzando a inundarme con sus jugos deliciosos, yo fuera de mi comencé a tener un nuevo orgazmo que me hacia temblar entero, no pude más y caí tendido al suelo de verde cesped quedando a botonado con el perro que trátó de despegarse y con eso me derramaba toda su leche en mi culito ya repleto de semen.
Comenzó a tratar de retirarse y con esto sentia como me arrastraba por el culo lo que me enloquecía de placer, tanto que casi me desmayo, luego sentí como que se destapaba un corcho y su pene se salió. Yo quedé tendido en el suelo como un guiñapo y los perros comenzaron a lamer mi culo lleno de sus jugos hasta que me volví a calentar y paré mi culo para facilitarles sus lamidas que abarcaban desde mis cocos hasta el ojete haciendome acabar nuevamente.
Luego como pude me vestí y me devolví a la cabaña seguido de mis mas extraños amantes que había encontrado. Como mis amigos tenían que volver a la ciudad por motibos laborales por una semana me quedé sólo con mis caninos amantes. Yo para variar las cosas me vestía de hembrita y me producía para ellos, siempre llevaba conmigo ropita interior de hembra, así que me colocaba un liguero con medias caladas y un suave corset que me delineaba mi figura, ya no saliamos de la cabaña por lo que a mis perros les enfundaba sus manitos para evitar sus razguños y me colocaba en cuatro para que estos verdaderos maestros del amor me poseyeran a gusto lo que hacian una y otra vez mi culito repleto de sus jugos escurría sus líquidos por mis muslos yo solo paraba para comer y dormir y mis amantes caninos entraban y salían de la cabaña a placer puesto que mantenía las puertas abiertas y aveces me despertaba al sentir sus lamidos en mi cuello, somnoliento y todo me bajaba de la cama apoyando mi cuerpo adolorido sobre ella y parando mi culito que nuevamente recibía deliciosos castigos
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