Como volví a practicar la zoo con Roxy mi perra Doberman.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Lobito83.
Hola como dije en el título, esta es la historia de cómo volví a las andanzas luego de 10 años, con mi actual perrita y amante.
Recuerdo muy bien como sucedió todo, actualmente tengo 29 años casi 30 y la última vez que practique la zoofilia, fue cuando tenía 18 años con una perra de mi familia y a la que nunca pude penetrar satisfactoriamente debido a su tamaño. A todo esto me gustaría aclarar que no voy a mentir como hace la mayoría diciendo que tengo un miembro de 23 Cm, tengo unos modestos 15 o 15,5 Cm los cuales nunca me fallaron, ni recibieron queja alguna.
Pero sigamos con la historia… desde que la perrita de mi familia falleció, nunca volvimos a tener otra perra, solo perros los cuales nunca me llamaron la atención para tener relaciones.
Luego de esto me mude de la casa de mis padres y debido a que vivía en un departamento no tenía la oportunidad de tener una perra.
Después de tiempo fantaseando y soñando con volver a tener relaciones con una perra, decidí mudarme a una casa y así poder nuevamente tener una mascota, luego de la mudanza y poner las cosas en orden, empecé a buscar una cachorra de doberman (que siempre fue mi raza preferida) hasta que por fin di con una hermosa cachorra la lleve de inmediato a mí casa.
Desde hacía tiempo venia leyendo consejos sobre la zoo y había decidido no intentar nada con ella hasta que entrara en su segundo celo. Sin embargo durante todo ese tiempo, siempre que jugaba con ella lo hacía desnudo, para que se acostumbrara a verme así.
El tiempo paso así como su primer celo también lo hizo y yo seguía con mi costumbre de jugar con ella cada tanto en total desnudes.
Pasaron los meses y ella empezó a entrar en celo otra vez, cada día que llegaba del trabajo veía su vagina más hinchada y mi lujuria se hacía más y más grande. Viendo esto empecé a jugar todos los días con ella igual que lo hacía siempre… hasta que llego la noche en donde todo pasó.
Era un viernes y había llegado más tarde de lo normal a mi casa del trabajo y bastante cansado además, pensé en comer algo rápido y jugar un rato con Roxy.
Después de la cena y más descansado, decidí tomar un poco de whisky para relajarme más y combatir el frio que hacia afuera. Ya llevaba un rato mordiendo el vidrio cuando escuche a Roxy rascar la puerta del patio… quería entrar.
Una vez dentro note que estaba más juguetona que los días anteriores, así que me quite la ropa como siempre. Ella sabiendo que yo hacia esto para jugar, empezó a dar pequeños saltos a mi alrededor y a darme suaves mordiscos en las piernas.
Empezamos como de costumbre, intercalando el juego con caricias en su lomo, tetitas y vagina. Luego de un rato así vi cómo se paraba delante mío mostrándome su conchita, el solo verla basto para que la excitación se apoderara de mi… estaba muy hinchada, al punto en el que se dejaba ver un poco del rosa de su interior y constantemente goteaba un líquido de color oscuro, al mismo tiempo que ella miraba hacia atrás, como diciendo estoy lista soy toda tuya.
El alcohol y la imagen que tenía delante de mí, me llenaron de excitación, a tal punto que el corazón parecía que saldría volando de mi pecho.
Sin embargo, llevaba tanto tiempo fantaseando y deseando esto, que no había forma alguna de que me apresurara; decidí ir despacio y disfrutar por completo de esta situación.
Me puse a su costado y comencé a acariciar su lomo negro y brilloso, baje lento mi mano por su costado hasta llegar a su tetitas y mientras jugaba con ellas, con mi otra mano acariciaba su vagina que seguía goteando líquido. Con dos de mis dedos separe sus labios para ver su interior, al mismo tiempo que hacia esto, sentí como el cuerpo de Roxy se tensaba y otra vez la excitación me inundo. Dentro, esa vulva inflamada y negra, estaba de un color rosa fuerte, casi parecía rojo, me lleve el dedo anular a la boca y lo chupe para cubrirlo con saliva y despacio fui introduciéndolo en esa vagina estrecha, hinchada, húmeda y caliente… muy caliente.
Lentamente comencé a mover mi dedo metiéndolo y sacándolo, mientras hacía que el nudillo le rozara su clítoris, luego de unos minutos haciendo esto, sentí como sus músculos se contraían y relajaban mientras que Roxy jadeaba con más frecuencia… ella lo estaba disfrutando, no había duda de eso.
De a poco quise introducir un segundo dedo, pero solo pude meterlo un poco, el anillo no me dejaba, aunque seguí intentándolo suavemente mientras seguía con el movimiento de vaivén.
No recuerdo cuanto tiempo jugué con ella de esta forma, solo recuerdo que las contracciones de sus músculos vaginales cada vez se hacían más y más intensos al igual que su interior se sentía más húmedo y más caliente. Toda la situación parecía un sueño y cuando no pude contener más mi excitación, decidí que la desvirgaría, quería sentir ese calor y esas contracciones con mi miembro.
Saque mis dedos, me ubique arrodillado detrás de ella y por suerte mi pene quedaba a la altura de esa vulva animal inflamada por la excitación y que aun goteaba fluidos.
Con mi mano izquierda la tome por las ancas, me escupí un poco de saliva en la mano derecha y me la pase por el pene, el que por la excitación que me provocaba lo que estaba a punto de hacer, parecía que iba a explotar, las venas se le marcaban y la cabeza estaba casi violeta por la sangre. Ya no había forma de que me detuviera… ella iba a ser mi hembra y yo su macho.
Me acerque a ella mientras dirigía mi miembro hacia su vagina y curvaba mi cuerpo hacia atrás, quería ver como se hundía dentro de ella. Solo basto que mi glande entrara un poco en esa vagina caliente y mojada, para que una corriente eléctrica me corriera por la columna, desde la cadera hasta la nuca. Roxy sintió mi pene en su vagina y se quedó muy quieta al tiempo que volteaba su cabeza para mirarme, tal vez fue el alcohol la excitación y la lujuria que me corrían por el cuerpo, pero en su cara, me pareció ver tanto placer y excitación como el que seguro invadían la mía. Hundí un poco más mi pene en ese calor húmedo y estrecho hasta que sentí el anillo, suavemente comencé a meter y sacar mi pene mientras hacía presión. Luego de un tiempo sentí que la cabeza de mi miembro entraba un poco más, así que me decidí… iba a ir a fondo.
La tome con mis dos manos de las ancas, aun con mi pene dentro de ella y con cuidado de no salirme empecé a metérsela y sacarla, ella seguía mirándome y jadeando cada vez con más fuerza, como pidiéndome que la penetrara de una vez, al tercer intento embestí con fuerza… De pronto sentí como su interior animal cubría todo mi pene hasta la base… había pasado el anillo!!
Otra vez sentí una corriente eléctrica, pero esta vez por todo mi cuerpo, Roxy apenas lanzo un chillido casi inaudible, que pareció más un gemido de placer que de dolor.
La sensación era increíble, esa vagina no se comparaba con la de ninguna mujer… tan estrecha y caliente, suave como la seda y sus contracciones rítmicas que apretaban y masajeaban mi miembro con fuerza. Si no me hubiese quedado quieto por unos momentos, me hubiera corrido al instante de entrar en ella. Pero ahí estaba yo, dentro de la vagina de mi perra doberman, que seguía mirándome con placer de que su macho la hubiese desvirgado.
No sé cuánto tiempo estuve quieto disfrutando de esa sensación increíble, el tiempo parecía haber adquirido propiedades elásticas, los minutos parecían segundos y los segundos minutos, las contracciones no paraban y al mismo tiempo sentía los fluidos de ella deslizándose por mis testículos. Lentamente me recosté un poco sobre su lomo, mientras la rodeaba de la cintura con mis brazos y empecé a bombear. Suavemente la sacaba y la volvía a meter, mientras le hablaba en voz baja preguntándole si le gustaba como se la estaba montando su macho, a lo que ella respondía con jadeos profundos e intentos de lamer mi cara.
Luego de unos minutos, sucedió algo que solo vi en vídeos, la contracciones eran cada vez más intensas y rápidas, el interior de esa vagina animal se había vuelto muy caliente y mojado, cuando de repente empezó a mover su cadera de forma muy rápida al punto de tener que asirla con fuerza y quedarme completamente quieto, para no salirme de ella… al principio me sorprendió, pero me di cuenta rápido de lo que estaba sucediendo… mi perrita estaba teniendo un orgasmo.
Luego de unos instantes se quedó quieta de nuevo, sentía como mis testículos estaban más húmedos por sus flujos y su vagina ya no se contraía tan rápido como antes pero lo seguía haciendo con fuerza… ahora era mi turno.
Volví a abrazarla pero esta vez empecé a meterla y sacarla con más rapidez, la lujuria el éxtasis y el sabor de lo prohibido me inundaban el cuerpo, no solo estaba cumpliendo mi sueño por tanto tiempo deseado, a la vez mi perra también lo disfrutaba tanto como yo, ya no éramos dos seres de diferentes especies copulando, éramos dos amantes satisfaciendo nuestros deseos, complaciéndonos!!
La penetraba cada vez más rápido, más profundo, más animal, mientras su vagina me apretaba el pene con su suave interior. Los dos jadeábamos de placer yo era su macho y la iba a llenar de mi semen, quería que mis fluidos se mezclaran con los de ella dentro de esa cavidad animal caliente y mojada.
Fueron solo algunas embestidas más, hasta que sentí como mis testículos se contarían y una electricidad me recorrió el miembro, embestí con fuerzas una vez más hundiéndome por completo en mi perra, sentí como un torrente de semen me atravesó el pene con mucha velocidad y fuerza, al punto de sentir un pequeño pinchazo cuando este salió, pero aun así llenándome de un placer incomparable, me pareció estar eyaculando por varios segundos, con mi pubis pegado a su cadera, todavía sintiendo ese calor infernal y esas contracciones de su interior.
Estuve por lo que creo fueron uno minutos así, hasta que finamente me deslice fuera de su vagina, ella comenzó a dar brincos por la habitación, feliz de lo que habíamos hecho, mientras que yo sentía como si mi cuerpo estuviera echo de gelatina, pero igual de satisfecho.
Me tendí sobre la alfombra mirando el techo, Roxy se acercó a mí y empezó a lamerme el pene como limpiándome, aunque a mí me pareció que esa era su forma de agradecerme, luego se acercó a mi cara y me volvió a lamer, se acostó a mi lado y la abrace.
Dormite por un tiempo largo, cuando me desperté el reloj marcaba la 3:20 Am, yo ya había repuesto energías y Roxy estaba juguetona de nuevo.
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