Con mi perro VENADO II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como expuse en mi anterior relato me llamo Javier soy un hombre normal, heterosexual que siempre me gusto jugar con mi ano, así me metía mi dedo y varios objetos y en el plano sexual mi esposa al mamármelo me introducía sus dedos cosa que me resulta placentera. Eso hasta el día en que “venado” mi perro me cogió. Desde entonces han sido muchas las ocasiones en que me entrego a él, disfruto de su penetración y de sentir su leche dentro de mí, experimente por vez primera orgasmos anales cosa verdaderamente gratificante.
Mi vida sexual con mi esposa continuo con normalidad sin contratiempos y con inventiva, variando las posiciones y obteniendo mucho placer en nuestras sesiones. A mi entender ella ni siquiera sospechaba lo que mi perro me hacía.
Siempre llegaba a casa pasadas las seis de la tarde pero un día en el que iban a fumigar la oficina todos nos fuimos y llegue a casa cerca de las 2,30 pm, entre y no vi a nadie, presumía que mi hijo se encontraba en clases pero no oía a mi mujer que por lo general estaba o en la cocina o en el comedor leyendo o preparando algo. Me dirigí a mi habitación y luego a la cocina y sentí ruidos en el patio a asomarme, vaya que sorpresa, mi mujer sentada casi con la espalda en el diván con las piernas súper abiertas y así en posición de misionero “venado” encaramado con las patas delanteras en el cuello de ella le tenía clavada y ella se movía jadeante como un remolino, sobando su cabeza le decía así, así, dame papito coge a tu putica anda dame duro rico, mételo todito anda ay que vergota te gastas clávala toda no dejes ni un centímetro afuera coge a tu perra uy que divino.
Aquella visión me produjo una erección instantánea, solté el maletín y me quite el saco y la corbata y salí al patio, al verme ella cubrió su rostro avergonzada, el perro seguía su faena mi mujer nada podía hacer en ese momento para zafarse, se puso pálida y asomo lágrimas en sus ojos. La tome por la cabeza y la bese en los labios le sonreí me aparte y baje el cierre de mi pantalón. Saque mi verga que estaba tiesa y la coloque en sus labios me miro a los ojos y abrió la boca tragándose mi verga como siempre supo hacerlo. De a poco ella comenzó a moverse nuevamente chupando mi pene mientras yo le daba embates cogiéndola por la boca.
De pronto ella abrió los ojos y gimió fuerte como aguantando un dolor y se estremeció, cesaron los empujes de “venado”, entonces observe que estaba abotonada.
El perro trato de bajarse pero ella no lo dejo y se fueron los dos al piso el perro de espalda al suelo y mi mujer sobre el clavada abotonada y luchando para que el perro no se zafara. Sin decir nada fui a mi cuarto me desnude y agarre el gel lubricante le embadurne el culo a mi mujer y se lo metí al fondo teniendo así una doble penetración el perro por delante y yo por detrás le di hasta que comenzó a gemir y a pedir en eso sonó el plop y se desabotono, a apoyarse ella en el piso “venado” se paró y yo continué cogiéndola de rodillas por el culo y “venado” comenzó a pasar la lengua por mi hoyo hasta que tuvimos un agradable orgasmo.
Después de ese episodio le confesé a mi esposa lo que yo hacía con el perro como descarga para mí y para aliviar la vergüenza que ella pudiera sentir, y a partir de entonces comenzamos a tener juntos sesiones con nuestro perro, las que narrare en otra oportunidad.
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