Continuando con mis experiencias
Hola a todos! Ha pasado un tiempo desde que escribí mi último relato sobre mis inicios. Ahora vengo a escribirles, lo que pasó después de mi primer abotonamiento. Retomando un poco y para agregar contexto. Había escrito sobre la primera vez que quedé abotonado con mi perro. Luego de experimentar se.
Hola a todos! Ha pasado un tiempo desde que escribí mi último relato sobre mis inicios. Ahora vengo a escribirles, lo que pasó después de mi primer abotonamiento.
Retomando un poco y para agregar contexto. Había escrito sobre la primera vez que quedé abotonado con mi perro. Luego de experimentar semejante estimulación, era de esperarse que lo quisiera repetir en ese entonces.
Dicho y hecho, en mis siguientes encuentros con mi compañero, siempre y cuando estuviera solo y con el tiempo a mi favor, empecé a dejarme abotonar. Más allá de repetir lo que ya conté, si recuerdan. Tenía otro pastor alemán, el cual tuve que esperar a que creciera para que estuviera sano. Según lo que leí en los foros, recomendaban esperar a que los perros tengan un año.
Para no confundirlos, vamos a llamar al pastor con el que me inicie, Rick. Y a su hijo, negro. Estos no son sus nombres reales, por claros motivos prefiero cambiarlos para proteger mi identidad.
Negro al cumplir el año, era más grande que Rick, convirtiéndose en un pastor alemán imponente. Tenía un gran tamaño, su miembro también jaja. Así como nosotros, cada perro es diferente, personalidad y actitud.
La primera vez que lo hice con Negro, fue salvaje y brusco, se mantuvo así hasta el final de su vida. Siempre terminaba con rasguños en las caderas, lo que me excitaba más cada vez que lo hacía con él.
Luego de toda esta larga introducción empezaré a contar mis encuentros con ambos, quizás lo que estaban esperando o buscando.
Aún recuerdo cuando Negro debuto conmigo, en ese entonces yo tenía 16 años. Ya con bastante experiencia en la zoofilia. En esa ocasión tenía mucha curiosidad de lo que era capaz y del tamaño que tendría su miembro puesto que, era más grande que Rick. Como era de costumbre, estando solo en casa, lo entré a mi habitación y empecé a juguetear con él. Luego de un rato, me saque la ropa, él se acercó, me dio un lengüetazo en el pene y luego se enfocó en mi ano donde lamió unos segundos más. Entre lo excitado y lo ansioso me puse en 4 patas para ver la reacción de Negro, para mi sorpresa saltó encima mío e intentaba penetrarme. Lo intento varias veces sin éxito, el también estaba ansioso jajaja. En eso intentos me agarraba con fuerza con sus patas enterrándome sus garras en las caderas marcándome con rasguños, era doloroso y excitante al mismo tiempo, lo deje seguir así un tiempo para ver si lograba atinar en mi culo, después de todo era su primera vez. Además de todo lo anterior, Negro al ser más grande que Rick me costaba encontrar la posición adecuada, tenía que levantar más la cola para intentar facilitarle el acceso. Después de tanto esfuerzo y frustración por parte de ambos decidí hacer lo más fácil, tomarle el miembro, llevarlo a mi ano y moverle su forro un poco para atrás para que me diera con todo.
Así fue, sus embestidas fueron fuertes y bruscas tanto que me llegaba a doler un poco, me bombeo unos segundos y se quedó arriba mío. En esa ocasión no me abotonó, lo comprobé llevando mi mano atrás y sentí una esfera gigante. El estaba muy tranquilo con todo su peso sobre mí no se bajó ni lo intentó, para mi era una sensación nueva como de sumisión, aún así me moví para comprobar le tamaño de su miembro y efectivamente era como pensaba. Era más largo, grueso y su bola más grande, tanto así que en esa ocasión dudaba si me cabía en el culo, duda que me quité con el tiempo jajaja.
Volviendo al acto en sí, luego de comprobar el tamaño de su miembro, yo seguí en 4 mientras realizaba lo anterior dicho. Negro empezó a moverse hacía mí e intentaba montarme desde la cara jaja. El seguía con el miembro fuera y totalmente hinchado, quise probar dándome vuelta poniéndole mi cola en su cara, el se subió, pero como tenía toda afuera no hacia embestidas. En esa misma posición llevé mi mano su pene y me lo metí. Así nos quedamos, el tranquilo arriba mío haciéndome su sumiso mientras descargaba todo su semen dentro de mí.
La verdad es que fue una experiencia totalmente nueva para él como para mí, muy distinta a la rutina que tenía con Rick. Algo que se hizo costumbre con el tiempo.
Espero seguir contándoles cómo fue seguir creciendo junto a dos perros.
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