CRONICAS DE BURREROS
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Todo comenzó cuando termino una etapa laboral y tome la decisión de darme unos dos o tres meses para desarrollar un proyecto que tenía en mente denominado Crónicas de Burreros, para ello solo necesitaba una grabadora de voces y un computador portátil donde escribir y redactar los relatos que día a día me contaban los hombres de la Costa Caribe.
Pero estos relatos reales debían estar acompañados de ilustraciones y para ello llame a un amigo costeño burrero, que dibujaba ilustraciones zoo similares a las revistas ilustradas de porno de los años 80, a lo que me contesto que sí, que se unía al proyecto aportando los dibujos para el libro.
Con mi compañero, que había conocido hace cuatro años y con el cual había realizado algunas “fechorías” en mis escapadas a la costa desde el interior para disfrutar de las burras, nos reunimos en montería para comprar una motocicleta usada y en nuestra burra motorizada recorrer zonas rurales de Córdoba Sucre y Bolívar en busca de las más sorprendentes y excitantes historias de hombres que desde adolecentes practican sexo con burras y yeguas.
Al final fueron 75 días en los que disfrutamos de la hospitalidad y amabilidad de estos hombres humildes y sencillos pero con una vida afortunada ya que desde más o menos los 9 o 10 años gozan la delicia de las hembras, los cuales cuando los abordábamos y les pedíamos una entrevista se ponían algo reacios pero rápidamente los convencíamos y nos terminaban contando sus vivencias.
Una de las crónicas que más me gusto fue la de un hombre de 24 años llamado Aldo que vivía con su padre.
Su papa, abuelo, tíos y primos eran burreros al igual que la mayoría de hombres de la zona, y eso lo saben las mujeres, no es un secreto, pero ellas no se meten en eso, es más, ellas creen que es algo de pelaos calenturientos, que necesitan desfogar y coger experiencia, pero al llegar a la edad adulta ya lo dejan, y se interesan por las mujeres y tienen sus novias y esposas.
Aldo nos comenta que su padre se casó con una típica mujer costeña, tuvo tres hijos, él, el único varón.
Cuando él nació su mama se vuelve fanática religiosa y todo cambio, su papa que había dejado de follar burras de a poco tuvo que retomarlas, ya que se volvió un problema tener relaciones sexuales con su fría mujer, que en un principio lo celo con las mujeres de vida alegre del pueblo y al no comprobar nada, sospecho que follaba con las burras de la finca y ahí fue donde lo pescó y lo abandono, para su papa la separación fue lo mejor, volvió a ser libre se dedicó a la finca a sus burras y yeguas, cada vez que iba al pueblo visitaba los prostíbulos para disfrutar de una mujer, su papa no quería llevar más una vida de monógamo en pareja, de ahora en adelante sería un hombre soltero sin ataduras dispuesto disfrutar al máximo de la vida.
Pero comienza el suplicio para Aldo ya que su mama quiere coártale su sexualidad al máximo, pero como es natural Aldo crece y su testosterona empiezan a moverle los instintos y a partir de los 9 años, empieza a sentir deseos sexuales, su verga constantemente se le pone erecta con el más mínima tentación, en la escuela del pueblo cada vez más sus compañeritos hablan de burritas y de mujeres y de que ya han probado las hembras, de la maravillosa sensación de coger y eyacular en una vagina tierna y carnosa, pero su mama lo tiene bajo estricta vigilancia, lavándole el cerebro con todo tipo de comentarios malos sobre el sexo y hablándole mal de su papa.
Aldo de vez en cuando se masturba, cuando su mama se descuida y le quita su ojo inquisidor, Aldo se excita pensando y recordando las vaginas de burras sueltas que ve en trayecto de la escuela a la casa, pero de ahí no pasa, cuando cumplió los 15 años decide localizar a su padre pedirle que lo deje vivir con él y contarle lo que vive con su madre, está seguro que su padre lo entenderá y lo apoyara.
Y así se dieron las cosas, Aldo enfrenta a su madre, le dice que la ama pero que se va a vivir con su padre, su madre que sabe por dónde va el agua al molino, le dice que su papa es su perdición, que lo que él quiere es ser un depravado como los demás hombres del pueblo, y que no quiere volver a saber nada de él por el resto de su vida.
Aldo un poco triste por la reacción de su mama se va de la casa, pero sabe que no puede seguir así, necesita follar hembras sabe que no puede luchar contra los deseos, los instintos, las hormonas masculinas y la naturaleza sexual de nosotros los machos, la vagina amarra y jala más que cadena y ancla de barco. Es hora de destetarse de su madre dejar de ser un niño y volverse un hombre.
Aldo llega un sábado a 7 de la mañana a la finca de su papa, allí esta él, acompañado de un trabajador y su mujer que atiende la cocina, le tienen un buen desayuno, le enseña su habitación y se retiran hacia el patio los tres hombres, su padre le dice que hay una burra en celo para él y que el trabajador que es mudo desde hace un par de años debido a una intervención médica, le va realizar una demostración de cómo se folla una burra, ambos se retiran hacia un establo donde habían dos burras allí Aldo observa como el peón se coge de forma magistral a la burra, esta excitado al ver esa chucha penetrada por el peón y mira como la otra burra tiene chupadera, los labios morenos abren y cierran dejando ver de apoco la carnes rojizas al interior de la vagina, lo que le pone el pene full erección, su polla quiere romper de la bermuda
Al fin el peón eyacula y le hace señas al muchacho para que se acerque a la otra burra, pero el pelado se siente algo avergonzado porque aunque sabe que es vergon, que la monda le mide 15 cm, siente pena porque el peón lo es más, con una verga de 16 cm. -En ese momento su padre llega y le nota el bulto a Aldo pero lo ve pasmado e intuye porque y le dice fresco no te preocupes yo tengo la monda de 17 cm y a ti te queda 4 años de crecimiento, fijo vas a ser como tu papa, eso es seguro, relájate y disfruta de lo mejor que hay en esta vida que es la chucha de las hembras.
Ellos se retiran y Aldo ya solo se siente un poco más cómodo se quita la bermuda y el bóxer empapado de líquidos seminales y sin mucho preámbulo clava su burra con desespero, y frenesí, rápidamente eyacula un teterado de leche, y gime sin parar su padre que está afuera entra y lo felicita y le dice este es el comienzo de una nueva vida, le dice que es su día de liberación y de goce que lo siga disfrutando, que en el comedor hay batidos y unas comidas especiales para los testículos y que la verga le funcionara sin parar, y así fue, Aldo ese día se fajo 10 polvazos en la cuevita cremosa y carnosa de esa burra en celo.
Esa noche durmió profundamente y al día siguiente el Domingo siguió con su maratón sexual quería recuperar el tiempo perdido fueron otros 10 polvos y el lunes festivo 9 más y de ahí en adelante día tras día ha disfrutado de las hembras, ha probado, pollinas, poni hembra, yeguas etc.
Con el tiempo consiguió amigos burreros como él, visito mujeres y ha tenido varias novias y hasta ayudo a un amigo que padecía la misma situación que él sufrió con su madre, para que este compañero probara las hembras. Ya Aldo es un hombre de 24 años.
Cuando termino de contar su historia nosotros teníamos la monda como penca sábila y las piernas nos temblaban de la excitación, Aldo lo percibió y nos invitó a disfrutar de la burras de su finca en el patio trasero cada uno se desnudó, estábamos enfierrados a mas no poder, yo era el de menos pero sin complejos exhibí mi pollon de 15 cm, eso sí, sin dudas mi anaconda era la más gruesa y mofletuda de los tres, mi compañero de proyecto desenfundo un vergon de 16 cm y Aldo orgulloso lucio su mondacon de 17cm, cada uno tomo la burra que le toco y la cogió a lo loco primero suavemente y luego full desespero queriendo destrozar aquellos chochitos pulposos y jugosos con nuestros fierros, tren de huevo sin parar hasta acabar llenando las chuchas de esas burritas con nuestro semen que salía a borbollones, encalambrados emitíamos bramidos de placer, nuestras caras desencajadas con miradas de perversión, lo decían todo.
Ahí no más Aldo nos dijo quédense este fin de semana aquí vienen unos “amigos” que ahora están en pueblos o ciudades, allí tiene sus vidas pero de vez en cuando se escapan vienen y recuerdan sus pasiones de adolescentes, no han dejado del todo a la burritas, ellos les aportaran algunas buenas historias.
Allí nos quedamos y logramos unas buenas entrevistas disfrutamos de las hembras y hasta realizamos una orgia éramos 8 hombres en un corral con dos yeguas cogiendo e intercambiando la hembras en plena compinchería.
Pero nuestro recorrido debía seguir, fueron 75 días para no olvidar donde no paramos de coger burras o yeguas eran de uno a cuatro polvazos por día, ya que siempre el entrevistado terminaba conociendo nuestra historia y nos ofrecía sus hembras las cuales no desaprovechamos, ya que nos manteníamos bien arrechos.
Al final del proyecto tome una gran decisión vendí mi propiedad en el interior del país y me radique en la Costa Caribe, compre una finca en Sucre, hoy soy un costeño más, tengo muchos amigos y algunas burras y yeguas que no paro de follar.
Lex–
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