Despedida de mis cerdas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por jucatove884.
Buenas noches a todos, mi gusto por esta tendencia sexual lleva 16 años y por el momento pienso seguir otros años activo en ella, en esta página he tenido la oportunidad de leer todo tipo de experiencias así como fantasías, sin embargo hay algunos escritos que por su contenido no son más que imaginaciones de lo que puede ser pero que jamás es, espero nadie se sienta aludido y se torne en polémica.
Sin embargo en mi caso en particular pasaron más de 10 años de practicar zoo hetero, para descubrir el rico placer de penetrar cerdas, ese gusto nació hace cinco años mientras chateaba con un paisano colombiano del valle del cauca, y me explicaba que esa especie es bastante agradable solamente cuando se siguen unos pasos para hacer placentero el momento.
Muy simple asear bien las porquerizas con agua, jabón algo de ambientador y creolina, igualmente asear al animal con agua y jabón en especial las ancas y sus genitales, esto elimina el fétido olor que desprenden las heces de esta especie.
Indistintamente desde hace ya dos años el cuidandero de nuestra finca compró dos lechonas las cuales desde marzo y mayo del año anterior, cuando cada una de ellas tenían su tercer celo decidieron preñarlas, motivo por el cual y antes que el verraco copulara con ellas me adelante siendo el primero en probar esos manjares y así cada vez que estaban en celo.
Hace ya cinco semanas cuando los lechones de la marrana negra completaron 70 días los destetaron y vendieron la mayoría dejando a tres lechonas para engorde por lo cual decidieron cebar y vender las cerdas adultas que actualmente pesan en promedio unos 180 kilos cada una, este fin de semana del 22-23 y 24 de mayo, el dueño de las cerdas viajo a la cabecera municipal (como lo hace cada 15 días) para conseguir un comprador, justamente cuando se ausenta es que aprovecho para desfogarme con mis hembras.
El viernes 22 de mayo por la tarde, con la certeza que estaba solo a eso de las cuatro de la tarde encerré los animales en los corrales y me puse a lavar las porquerizas, luego metí a las cerdas e igualmente las bañe bien mientras caía la noche, en la media que las estaba bañando le miraba la vulva a la negra y lo grande que la tenía porque había entrado en celo, en esa misma medida sentía que el pene se me iba a romper, me corría un hormigueo por todo el cuerpo y se acrecentaba cuando le estaba limpiando su cosita, entre oscuro y claro había terminado y con el calor agradable que estaba haciendo me desnude de la cintura para abajo, no tendría problema de ser descubierto porque los perros delatarían a quien se acercara.
Les eché concentrado a las lechonas inicialmente, luego a las adultas, y antes de probar mis cerdas me puse una pomada llamada rino en la cabeza de mi pene; esto ocasiona que pierde algo de sensibilidad prolongando la eyaculación. Me acerqué a la cerda negra rascándole la panza con una mano y con la otra a sobarle la vulva, la cerda quedó casi inmóvil abriendo un poco las patas, lanzaba unos ronquidos muy sutiles, así que seguí masajeándole la vulva por un buen rato y de vez en cuando le metía mis dedos masajeándole el clítoris haciéndola fruncir y mover las caderas hacia atrás en la medida en que arqueaba el lomo y soltaba muy sutilmente un moco vaginal.
Estos son los síntomas cuando esta lista para ser penetrada, motivo por el cual me le recosté sobre las caderas, esto la estimuló aún más, igualmente yo estaba excitado por el hormigueo que me producían los pelos del animal en mi abdomen, y el movimiento continuo de sus caderas, me enderece y le coloque el pene sobre la vulva ejerciendo presión en la medida que solito iba entrando, inicialmente no sentía mucho placer por el efecto del rino pero la cerda si estaba complacida porque jadeo un poco arqueando su lomo y culeando hacia atrás, ya totalmente penetrada, la tome por las caderas en la medida que le bombeaba con todas mis fuerzas, acelere todo lo que pude el mete y saca en la medida que la cerda daba leves pasos con movimientos temblorosos, a cada movimiento percibía en la base de mi pene unas contracciones muy ricas, lo sacaba hasta su entrada y se lo volvía a mandar hasta el fondo, la cerda igualmente también jadeaba las caderas haciéndome sentir en la gloria con esos movimientos.
Pasada más o menos media hora de sexo con la cerda me pasó el efecto del rino a la vez que también explotaba con todas mis fuerzas en esa rica vulva, justo cuando se lo saque a la cerda soltó un chorrete de orina y una vez terminó se echó de panza.
Ese fin de semana estuve dos veces más con la cerda negra la cerda mona no se dejó penetrar, hoy lunes en la mañana llevaron las cerdas para la localidad y he de suponer que las sacrificaran este fin de semana, cuando las estaba ayudando a subir al camión le miraba la vulva de la negra y la tenía aun mas grande que el viernes en la tarde. Lastimosamente ya no la vuelvo a probar al menos en carne viva.
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