Después de la experiencia que tuve con el perro, por curioso me las arreglé para usar al cabro, la verdad por algo el perro es el mejor amigo del homb
Un tipo consigue un trabajo en una retirada hacienda, y despues de un tiempo como se encuentra él solo, comienza a tener sexo con los animales, primero con hembras y luego con machos..
Por razones que no vienen al caso, debí abandonar la ciudad, y para no morirme de hambre me vi en la imperiosa necesidad de aceptar un trabajo, en una muy retirada hacienda muy, muy, muy lejana de la ciudad, o mejor dicho de la civilización.
Al principio todo me pareció magnifico, pero al poco tiempo me di cuenta de que estar a unas cinco horas en carro, o mejor dicho en un viejo y desvencijado vehículo cuatro por cuatro, del pueblito más cercano, era algo insoportable.
Ese lugar se encuentra tan y tan retirado que pasan días, semanas, y hasta meses que si no salgo de ahí no veo a ningún ser humano.
Es verdad que tengo los servicios básicos, además de comida, pero no soy de los que le guste mucho la radio, y la señal de las televisoras, no llegan.
Al poco tiempo descubrí que puedo andar todo el día desnudo, y no pasa nada especial, si es verdad que trabajo como un burro, ya que estoy a cargo de la alimentación de un sin número de cabezas de ganado, pero todas están en los potreros, y lo que hago es pasarlas de un potrero a otro.
Y casi al medio año, la viene a buscar en unos camiones, para posteriormente traer otro lote y dejarlo bajo mi cuidado.
Pero en medio de una de esas largas temporadas en que no veía a nadie, un día que pasaba a un lote de reses recién traídas, de un potrero a otro, me di cuenta que una ternera no caminaba bien, por lo que la separé del rebaño, y le examiné la pata.
Realmente no era gran cosa, pero para poder estar más tranquilo, me la llevé al ranchón donde vivo, de entre sus pezuñas le extraje una piedra, la curé, la limpié y pensaba regresarla al siguiente día.
Pero justo, al siguiente día, cuando estaba por regresarla al potrero donde pertenecía, la condenada ternera que se pone a orinar, y como yo no tenía nada que hacer, me le quedé viendo.
El ver a esa vaquilla meando, me recordó que llevaba meses que no me acercaba a una mujer, y Zazzz. Que, sin pensarlo mucho, me quito el pantalón, la camisa y tras maniatarle las patas y el rabo, agarré mí ya parada verga, y sin tan siquiera dar un vistazo a los alrededores, que se la entierro por ese caliente coño.
La novilla, paró las orejas, y por la impresión que me dio, todo lo que yo le estaba haciendo le estaba gustando.
Así que desde ese día cada vez que podía, tenía mi vaquilla para descargar, y a medida que se fue poniendo más y más grande, yo más la disfrutaba.
Pero no conforme con eso, una noche en que me encontraba fumando fuera del ranchón, vi a un cabro montando a una cabrita.
Eso nada más bastó para que yo quisiera imitarlo, por lo que me busqué otra cabrita, ya que además de las reses, tenemos cabras, ovejas, y hasta cerdos, eso sin contar los perros.
La diferencia fue que como son más pequeñas no tengo que esforzarme mucho, por alcanzar su coño.
Por lo que como las cabras y ovejas son menos peligrosas que las vacas, después de que regresé a vaca que tenía en el ranchón, comencé a disfrutar de las cabras.
En ocasiones me encontraba tan ocioso, que hasta me ponía a mamar, sus grandes tetas, o el coño de la condenada cabra, imaginándome que eran de una mujer, cuando no era que le empujaba toda mi verga por su boca, o por lo que yo llamo su caliente coño.
En una de esas noches en que me ponía a beber, en un descuido mío, que el condenado cabro que me da un topetazo.
Lo que hizo que me cayese, y perdiera el sentido, aparte de lo bebido que de por sí ya me encontraba.
Y como ya les mencioné esa noche en particular andaba completamente desnudo bebiendo aguardiente en el ranchón, cuando se me antojó clavarle mi verga a una de las cabras.
Con lo que no contaba era con que me atacase el cabro, por lo que pase un buen rato tirado sobre la tierra.
Pero cuando volví en mí, me di cuenta de que me encontraba bocabajo, fue por que comencé a sentir que me estaban lamiendo el culo.
Pero por lo borracho que me encontraba, realmente poco me importó, y me quedé disfrutando de lo que me estaban haciendo.
Casi me quedo así dormido, pero el placer que estaba sintiendo, hizo que parase las nalgas, y sin pensar que algo más me podía pasar.
Así me quedé, tal y como me encontraba hasta que de sentir esa lengua lamiéndome el culo, comencé a sentir, que uno de los animales me estaba montando.
Sentí su verga punteando mis nalgas, hasta que no sé por qué, yo mismo la separé, y zazz, que siento que esa cosa se me mete por el culo.
Casi de inmediato me di cuenta de que eran las patas de un perro lo que estaba sobre mí, pero en lugar de tratar de incorporarme.
Lo que hice fue comenzar a mover mis caderas, sintiendo como la herramienta del condenado perro, entraba y salía de mi apretado culo.
Lo mejor de todo estaba por llegar, ya que eso que al principio me pareció casi como del grueso de uno de mis dedos, de momento como que comenzó a hincharse.
Y el placer fue muchísimo mayor, y mientras que yo movía mi culo de lado a lado, el condenado perro que tenía sobre mí, seguía moviéndose, y produciéndome una tremenda oleada de placer.
Lo que yo no me esperaba era que aquella cosa se había puesto tan y tan grande, que después no podía salir de mi culo, por lo que me asusté, pero al poco rato me acordé que había oído hablar de que los perros se abotonan, y en ese momento lo comprendí.
Ahí estaba yo completamente desnudo, ensartado y abotonado por uno de los perros de la finca.
Que después de que se me bajó, aun tuve que esperar un buen rato hasta que sin esforzarse mucho sacó su verga de mi culo, para de inmediato volver a lamerlo.
Al poco rato expulsé todo lo que ese condenado animal me dejó dentro de mis tripas.
Aparte de que la borrachera no se me había quitado, decidí darme un baño ya que tenía el fuerte olor a perro por sobre todo mi cuerpo.
Por lo que en uno de los barriles plásticos que tengo llenos de agua, me metí de pata y cabeza, para quitarme el fuerte olor.
Después de la experiencia del perro, por curioso me las arreglé para usar al cabro para que me montase, la verdad es que por algo el perro es el mejor amigo del hombre.
Con el tiempo mi gusto, por tener sexo con los animales, fue aumentando, tanto de forma pasiva como activa.
Pero tengo mis limites, ya que no tengo sexo pasivo, ni con los caballos, ni con los burros, y mucho menos con los toros, por lo que lo más probable es que muera reventado por dentro.
Recientemente me enteré por el dueño de la hacienda, que el problema que yo tenía en la capital, se murió de causas naturales.
Naturalmente se va a morir, si a alguien le pegan un sin número de tiros.
Pero en lugar de regresar a la civilización de inmediato, le dije que me gustaría quedarme unos cuantos meses más gozando de la sana vida en esos montes.
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