desvirgando una cerda
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por jucatove884.
Hola a todos los miembros de la comunidad zoo
Estoy de regreso nuevamente con mis aventuras zoofilicas, espero para el agrado de todos que guste la siguiente narración de mis travesuras.
Para ambientar un poco, aunque vivo en la ciudad tenemos la fortuna de poseer una finca en clima cálido en la cual hay animales domésticos, en ella misma me inicie en la zoofilia hace ya más o menos 15 años y aún la practico, sonará feo para algunos y común para otros pero mis inicios fueron con gallinas, sin embargo con el paso del tiempo y tamaño de mi pene probé otro tipo de hembras domésticas, una vez nos trasladamos de la finca a la ciudad hace como unos 10 años, casi cada mes voy solo o con mis padres para revisar cómo van los animales y cultivos, como ya termine carrera, últimamente me la paso más en la finca que en la ciudad y cada vez que tengo ganas espero hasta estar solo y luego escoger de la variedad que tenemos, orientándome por becerras mis favoritas, de otro lado el cuidandero baja mensualmente al poblado distante a media hora en carro o dos horas a pie.
A comienzos del año pasado el cuidandero pidió permiso para comprar unos cerdos para cebarlos y venderlos, mi padre no tuvo problema en autorizarlo incluso le apoyaron en la construcción de un enramado apropiado, cuando trajeron dos lechones no lo podía creer era una hembra rojiza de regular tamaño y otra pequeñita negrita, durante el día permanecían sueltas y en la noche las encerraban, los animales fueron creciendo y mi intención también, hasta que la rojiza logró un considerable tamaño, cada vez que podía me metía a internet para documentarme sobre el periodo de celo, reproducción y todos los datos que pude. Sin embargo desde enero de este año cada vez que podía a la rojiza la fui acostumbrando a manosearle su vulva, al comienzo se emberracaba y volteaba a trompearme por lo cual la dejaba quieta pero me quedaba empalado, el cuidandero siempre comentaba que para preñarla era mejor en el tercer celo.
Y ese tercer celo tan esperado le llegó en la última de abril a la rojiza, por lo cual el hombre se ausentaría con su familia casi dos días para conseguir un padrote. Esperé las horas de la tarde para aprovechar esa oportunidad única; no habría otra. Me coloqué una camiseta y pantaloneta sin ropa interior y alisté todo lo necesario para probar esa vulva por primera vez y por segunda vez en mi vida con una cerda, lavé bien la cochera con bastante creolina y agua, luego hice un llamado como acostumbran a hacerlo en el campo, las lechonas se aparecieron casi al instante.
Como ya estaban acostumbradas a verme no presentaron mayor problema y menos aun cuando les eché bastante concentrado, cuando el animal se puso a comer me di mis mañas y le lave las ancas con agua tibia, luego probé un truco que consiste en rascarles la panza eso las relaja, una mano rascaba y la otra manoseaba la vulva la cual estaba hinchadísima y enrojecida, sin esperar tanto por que se avecinaba la noche me baje la pantaloneta quedándome el pene descubierto totalmente erecto apenas me dolía un poco, me unté vaselina en el glande y me le acomodé para penetrar esa cerda, le abrí un poco la vulva para meter al menos la cabeza la cual penetró con algo de dificultad
En esa posición seguí rascándola por los lados en la medida que presionaba hacia adelante y soltaba, presionaba y soltaba, de un momento a otro la cerda misma pegó un empujón logrando meterle la verga hasta el fondo, me agarre de una madera del techo que es bajito y me sostuve en esa posición mientras el animal mismo empujaba, no lo podía creer ella misma era quien hacia fuerza hacia atrás, fue tanta la emoción que perdí la noción de todo, estaba estrecha pero no molestaba para nada, cuando era yo quien empujaba el animal roncaba un poco, no sé si es costumbre de esos animales pero como a los dos minutos de tenérselo metido le agarró una especie de tembladera en las patas traseras, haciéndome sentir que valió la pena tanta espera, yo siempre acostumbro a sacarlo y meterlo bien despacio pero en la medida que retiraba mi pene el animal se echaba para atrás, así que me estuve quieto, cuando la cerda me permitió comencé a meterle y sacarle la verga cada vez con mayor movimiento y pude comprobar lo que un zoo me dijo que las cerdas lubrican bastante porque cuando lo sacaba salía untado de una baba clarita, al cabo de unos minutos mas no aguante más y sentí que mi pene se me iba a romper de la duro que lo tenía, aceleré los movimientos en la medida que el animal también tenía una especie de contracciones,
Cuando llego el momento me aferré de los maderos del techo y la empuje hasta donde pude sintiendo esos gruesos pelos en mi abdomen, exploté toda mi leche dentro de esa vulva cuando todo terminó esperé unos minutos a que mi pene estuviera flácido para sacarlo, al retirarme le escurría de su vulva semen revuelto con orina y un poco de manchas de sangre, mínimas pero se apreciaba, en esas el animal se encorvó y comenzó a orinar, lo digo con toda sinceridad que sentí algo de nostalgia porque me fascina la lluvia dorada ya que es muy agradable. Luego me limpié el pene de lo húmedo que estaba, me coloque la pantaloneta y me fui exhausto para la casa, esa noche visité a mi nueva pareja zoo otras dos veces por que no habría más oportunidades. Al día siguiente por la tarde trajeron a un cerdo para que montara a la cerda, lo cual pasó a los dos días, les comento que sentía algo de melancolía y envidia, pude comprobar que los cerdos durante el apareamiento el macho dura más de media hora montando a la hembra. Me queda la cerdita negra para el mes de junio si no hay cambios, hasta entonces estaré esperando, fue algo increíble y lo repetiré con la otra.
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