Detrás de la puerta… mi hermano con la perra.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por leandro30.
Todo comenzó cuando tenía 13 años, en ese entonces vivía con mi madre y mi hermano Mariano de 18 años de edad y una perra cocker llamada Perla. Mama trabajaba en una fábrica de conservas enlatadas y nosotros asistíamos al colegio secundario. Al salir de la escuela, yo me iba a la casa de algún amigo; mientras que mi hermano por su parte continuaba su rumbo a nuestra casa. Cada uno de nosotros asumía su propia rutina.
Mariano era muy apegado a nuestra perra, siempre estaba pendiente de ella y esta de él. En lo personal a mí no me gustaban tanto los animales, menos ella que era un tanto pesada, tenía otros intereses propios de un adolescente: Amigos, videos juegos, incluso masturbarme, cosa que hacía con bastante frecuencia debido a mi imparable calentura que iba en aumento.
Un día domingo en la tarde, regrese a casa de jugar un partido de futbol en el club del barrio. Tenía ganas de sacar algunas revistas porno de mi hermano para hacerme una buena paja. Al entrar, la casa se encontraba en completo silencio, deje mi mochila sobre la mesa y me fui directo al dormitorio de Mariano para sustraer mi botín (sus revistas). Pero mi plan fallo, al llegar al cuarto de mi hermano me encontré con que la puerta estaba cerrada con llave.
Desde adentro, mi hermano dijo –quién es?- , soy yo le respondí, me pregunto si necesita algo y con algo de bronca le dije que no.
Me fui al living a jugar videos juegos y el siguió encerrado en su dormitorio. Juegue un rato hasta que me aburrí y salí al patio a fumar un cigarrillo, no quería que el olor del tabaco me delata dentro de la casa ya que nadie sabía que yo fumaba. Al salir me senté, coloque mi espalda contra una puerta de la habitación de mi hermano que da al patio. Saque un cigarrillo lo encendí y comencé a fumar, pasaron algunos minutos y escuche un par de gemidos emitidos por Mariano. Supuse entonces que él no estaba durmiendo como yo había imaginado antes, sino que estaba viendo porno en su reproductor de VHS mientras se hacía una paja.
En ese momento tuve una idea, espiar por la rendija de la cerradura, de esa forma yo también podría mirar el video y hacerme una tremenda paja, al fin y al cabo esa era mi inicial intención. Rápidamente y en completo silencio me levante del piso para poder observar la película que estaba viendo Mariano. Ya tenía mi verga durísima, pero al colocar mi ojo contra la cerradura contemplaría un espectáculo totalmente contrario al imaginado.
Mi hermano estaba de pie totalmente en pelotas, había colocado a Perla sobre la silla de su escritorio. La perra estaba sentada mientras lamia con su lengua que parecía insaciable la pija de Mariano. Me quede de piedra al ver aquello, y mi excitación fue inmensa, más que con las películas o revistas pornográficas. No sé, era distinto, era la primera vez que veía algo así, es decir a un hombre con un animal, por lo tanto el morbo de la situación y sumado a que era mi hermano con nuestra perra lo único que hizo fue volarme la cabeza en todos los sentidos.
Mientras tanto aquello seguía, la perra lamia y lamia la verga de Mariano (que por cierto era de generosas dimensiones) zamarreándola hacia todos lados, pasaba su lengua de frente, por los costados, sobre su frenillo, enroscaba su lengua en círculos sobre el glande enrojecido por la tremenda mamada. Mariano tenía los ojos cerrados y de vez en cuando corría toda la piel de su verga descubriendo aún más la cabeza de su pija para que Perla chupara con más esmero y vaya si lo hacía. Luego la soltaba y la perra seguía chupando sin parar, de vez en cuando ella subía una de sus patas sujetando el tronco de la verga para bajarla y con su lengua lamia el glande desde la punta hacia atrás. Era toda una experta la perra, al parecer el hijo de puta de mi hermano la había adiestrado muy bien, ahí comencé a comprender por qué tanto interés por ella, era más que evidente la tenia de “putita”.
No sé durante cuánto tiempo Mariano tuvo a Perla a merced de su pija con aquella chupada descomunal. Luego, mi hermano tomo a la perra y la paro sobre la silla, tomo un pomo y lo apretó sobre las yemas de sus dedos. Acto seguido embadurno toda la concha del animal haciendo movimientos circulares, para después meterle un dedo completo dentro de la vagina. La perra sacaba la lengua hacia afuera, se notaba muy agitada, mi hermano por su parte seguía metiendo y sacando el dedo con vehemencia, mientras se pajeaba lentamente colocándose crema a lo largo de toda su poronga. Mariano se ubicó detrás la perra y pasando uno de sus brazos por debajo del abdomen de Perla, guio con su otra mano su verga hacia la concha de la perra. Comenzó entonces a hacer movimientos pélvicos y segundos después pude observar cómo le había enterrado todo el pedazo dentro, la tenía clavada hasta los huevos. Tomo al animal con ambas manos por las caderas y empezó a cogerla con ganas.
Por momentos Mariano disminuía sus embestidas, para luego retomar el ritmo con más ahínco. Me sorprendió la capacidad de la perra para aguantar todo el pedazo de carne de mi hermano dentro de su conchita, yo estallaba de placer mientras me masturbaba suavemente con la escena que me ofrecían. Mi hermano continúo dándole verga a Perla y ella la disfrutaba plenamente, a decir verdad por lo que veía, ambos disfrutaban el uno del otro. Mariano de vez en cuando retiraba la totalidad de su pija de aquella cueva de placer, para luego hundirla de un solo golpe hasta la base de sus huevos.
En un momento mi hermano comenzó a gemir y tomando a Perla con cada mano a los costados de su lomo, empezó a culearla con una intensidad tremenda. Al cabo de unos escasos minutos, su verga latía intensamente dentro de la vagina de nuestra perra descargando toda la leche que tenía acumulada. Después, Mariano se retiró lentamente hacia atrás sacando su verga del interior de Perla, la perra se dio vuelta y comenzó a pulirle nuevamente la pija dejándosela limpia de todo rastro de semen, saboreando felizmente la lechita de mi hermano y sus jugos de hembra mezclados. En ese momento yo comenzaba a acabar una copiosa cantidad de leche, jamás hasta ese momento había acabado con esa magnitud, varios y generosos chorros de mi semen impactaron contra la puerta y otros fueron a dar al piso. Aquella había sido la mejor paja que me había hecho y sería la última, yo también estaba dispuesto a probar al igual que Mariano la concha maravillosa de nuestra querida Perla con quien debutaría en el maravilloso universo inexorable de la zoofilia.
Hasta la próxima. Saludos!!!
MUY EXCITANTEEEEEEEEEEEEEEEE, TU RELATO, OYE CUENTA MAS COMO EMPEZÓ O SI LOS ESPIASTE MAS, Y SI TU TAMBIÉN TE LA COGISTE Y COMO ES QUE TE LA COGISTE CUENTAMEEEEEEEEEEEEEEEEEEE. SALUDOS.