El cambio
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Un viernes por la noche una de las damas vocales me llamo por teléfono para preguntarme si podía encargarme de los aprestos que se tenían que realizar para trasladar una granja educacional llamada “ La Josefina” a otro predio distante a dos kilómetros de allí, ya que el dueño de la granja que residía en Buenos Aires la iba a vender, así es que había que trasladar todo al otro campo que se había conseguido.
Debía estar esa misma noche ya que a otro día por la mañana empezaría el traslado. Cargue mi equipo de mate y una muda de ropa liviana y partí con el automóvil para allá, después de conducir por la ruta y llegar al acceso hice unos diez kilómetros para llegar a la granja.
Al llegar allí, después de pasar el portón de madera estacione el auto debajo de unos aromos ubicados al lado de la edificación de las caballerizas, baje con mi cosas y me encontré con el encargado que ya se estaba yendo hacia el otro campo, ya que por la mañana empezaría a recibir las cosas y animales que se debían trasladar. Don Jose, me indico que no debía preocuparme mucho, que solo debía velar allí hasta mañana, me mostró la cocina por si la necesitaba y me dijo que los pequeños animales ya estaban encerrados como así también los caballos en sus respectivas caballerizas, antes de irse me dijo: ha..me olvidaba Don, un caballo esta todavía enganchado a un Sulky (pequeño carruaje), déjelo nomás así porque a lo mejor mañana lo ocupamos, subió a su caballo y partió.
Me senté a tomar unos mates en una banqueta en el gran patio, el gran portón ya estaba cerrado con candado, alrededor todo estaba iluminado con reflectores para edificios, contrastando con la oscuridad que reinaba en las caballerizas y la casa, solo con algunas luces necesarias. Hacia bastante calor y la situación se estaba poniendo algo aburrida. En eso sentí unos ruidos a madera y metal que provenía desde atrás de la gran casona, cerca de la cocina, deje mi equipo de mate y tomando mi linterna de mano fui a ver, aunque intuía ya que sería, y efectivamente allí casi contra la pared estaba el pequeño carruaje con un caballo de mediana estatura, me acerque y el caballo se puso algo nervioso, para tranquilizarlo lo tome de la brida y acaricie la cabeza, hasta que lo hizo, le pase una mano por su lomo mientras le hablaba, me daba algo de lastima que tuviera que estar allí en esas condiciones hasta mañana.
Note que el carruaje tenia puesto su freno de ruedas, y que el animal tenia una manea floja en sus patas traseras. No pude reprimir la tentación de subir al carruaje, me senté en la banca del conductor y encendí un cigarrillo, todo estaba calmo y yo disfrutaba del silencio del lugar, solo interrumpido por la respiración del caballo y de un ocasional revoleo de su cola para espantar a los insectos. Mientras estaba allí en pleno relajo, note que el caballo levanto su cola y la dejo así por unos momentos, por curiosidad alumbre su grupa con la linterna y pude ver que el caballo era en realidad una yegua, entre el medio de sus ancas sobresalía una enorme vulva negra que se contraía y dilataba, no pude reprimir saber que ocurría con ella y el porque de esos movimientos, me baje de la banca y me acuclille bien cerca de las ancas del animal, esta había vuelto a levantar su cola dejándola así por unos instantes, la alumbre de nuevo, y esta vez bien de cerca vi esa vulva negra gigante que se abría y cerraba, hasta pude ver el interior de su entrada que era de un rosa brillante y húmedo. Casi instintivamente mire hacia todos lados como si lo que yo estaba haciendo fuera algo prohibido por lo que me fueran a meter preso o algo así, no pude evitar sonreír al pensar eso, ya que sabia que no había nadie por lo menos a dos kilómetros a la redonda, volví a observar el traste de la yegua, al ver de nuevo lo que ocurría no pude reprimir tener una erección casi involuntaria, esa concha inmensa parecía hipnotizarme con sus movimientos, …
Pensé..¿qué mierda estoy por hacer?…mientras sostenía con una mano la linterna, estire la otra y toque la concha de la yegua, el animal al sentir el contacto con mi mano detuvo las contracciones manteniendo todavía su cola enhiesta, la piel de su vulva era suave y aterciopelada, se sentía bastante caliente, deslice un par de dedos dentro de su raja y los lleve hasta los pliegues del borde superior, saque mi mano y la puse cerca de mi cara para ver mejor alumbrando con mi linterna, tenia los dedos cubiertos con un flujo baboso, lo acerque a mi nariz, olía a cueros mojados o algo así, mezclado con almílzcle, saque mi lengua y lamí un dedo, sabia algo salado.
Después de allí, todo se acelero, ¿ alguien estaría viendo lo que hacia?….mi instinto solo me gritaba una sola cosa: ¿qué estas esperando?, esa concha esta pidiendo desesperadamente una verga, y no hay nada cerca, solamente vos….es la naturaleza…solo eso…, trataba de convencerme que lo que estaba por hacer tenia fundamento..y de nuevo dudaba..¿un ser humano macho y un animal hembra?….mi pija dentro del pantalón estaba a punto de reventar. No pensé más..solo me deje llevar, me saque totalmente la ropa, puse la linterna encendida en el piso alumbrando hacia el animal, después me senté en el borde del piso del carruaje, justo detrás de las ancas de la yegua….ese tremendo y peludo culo justo frente a mi, en eso volvió a mover la cola azotándome la cara y el torso con sus largas crines, y la dejo levantada de nuevo, sentía mis piernas rozar los costados de sus cuartos y patas traseras, estaba allí con mi pija apuntando directamente a la entrada de esa jugosa caverna, acaricie sus ancas y pase una mano por esa tremenda cajeta, y deslizando mis caderas hacia delante metí mi verga en su concha, una explosión de fantasía inundo mi cerebro….su vagina gigante se sentía babosa y caliente, empuje un poco más y la concha de la yegua termino por devorarse mi verga en su totalidad, metí mi mano por un costado y acomode mis huevos inclusive dentro de su cajeta, y empecé a cogerla, …se sentía absolutamente delicioso…bizarro…parecía estar cogiéndome una centauro, como si la yegua hubiese leído mis pensamientos lanzando unos apagados relinchos, retrocedió un poco apretándome contra el carruaje, …no pude contener decirle….puta de mierda..ahí esta…al fin tenés la poronga que tanto querías.¿ves?..toda dentro de tu puta concha…en eso su cajeta empezó de nuevo con sus contracciones, la parte inferior de su vulva parecía lamerme el tronco de la pija…hhuuu…como coges hija de puta…cada embestida mía coincidía con los movimientos acompasados de su vulva, notaba que cada tanto miraba con sus enormes ojos hacia atrás, como tratando de adivinar quien la estaba sirviendo.
Mientras la cogía, los olores se hacían mas intensos, saque mis piernas hacia arriba y estribando contra el piso del carruaje prácticamente me acosté sobre su grupa, yo empujaba hacia delante, mi pene nadaba dentro de su vagina, el aparejo y las varas del carruaje contrarrestaban mis embestidas, esa inmensa cajeta empecé a inundarse de flujos babosos y calientes, si hubiese podido me habría quedado a vivir en esa vagina, volví a deslizarme hacia el piso todavía pegado a sus ancas….empecé a decirle….que estas esperando para acabarme encima putita….saca la leche que tenes adentro…dasela a tu macho… su cajeta se inundo de sus flujos que empezaron a chorrear fuera mojándome las piernas, yo seguía chocando con mi torso esa inmensa mole peluda, entonces la muy puta levanto aun mas su cola y empezó a orinar lanzando enormes chorros de su meada contra mi vientre salpicándome la cara, su orín se deslizaba por mis piernas como si un balde cargándose con agua se desbordase,
Eso fue demasiado….hhhhaaa….hija de puta…ahí va…mi leche es tuya..empecé a acabar convulsivamente mientras la muy puta me enchastraba con su acabada y su meada, después me quede abrazado a ella mientras esa tremenda cajeta todavía apretaba mi poronga como si fuera a comérsela, yo estaba empapado y todo ese enorme culo estaba mojado y lleno de fluidos…el agotamiento fue total, casi me quede dormido al instante sobre ella. Me baje y fui a lavarme a un bebedero, luego le traje algo de maíz a mi compañera ocasional, me vestí y fui a dormir al auto, al otro día empezaron a entrar los camiones, fui a ver a la yegua, parecía como si todo hubiese sido solo un sueño, en el piso mezclado con el abundante rocío de la mañana pude atisbar algunos restos de semen y flujos productos de nuestro encuentro.
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