el refugio de perros
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
El refugio de perros
Hacia un par de años me había hecho socio padrino de un refugio de perros que lideraba un conocido filántropo, fallecido ya, refugio que era conducido ahora por su esposa anciana.
El asunto es que hace unas semanas la anciana fue internada y tuve que hacerme cargo temporariamente del refugio, el que albergaba más de trescientos perros.
el establecimiento que media una hectárea estaba dividido en barracas en donde contenían, a cachorros, adultos sanos, adultos enfermos y finalmente perros viejos , todo ello en galpones separados por tejidos con sus respectivos caniles.
El galpón que contenía a los viejos lindaba con la casa familiar y los caniles daban contra el muro de la cocina, hecho así para que los viejos se mantuvieran calientes en invierno.
para la limpieza y alimentación de los animales se encargaba un señor, el que se retiraba a las siete de la tarde, yo, como lo hacía la anciana, me encargaba personalmente de los viejos.
El primer día moví a los perros a un compartimiento de aparte, y lave y desinfecte patio y caniles, el segundo día lave y desinfecte a los veinte perros que había allí, solo eran tres machos que apenas caminaban y diecisiete perras, entre cholas maduras con demasiadas pariciones, viejas desdentadas, y dos rechonchas tullidas.
Todos tenían collares identificatorios con sus nombres y códigos de vacunas y medicamentos, note a tres perras que parecían hermanas por su parecido, eran criollas de mediana alzada por su aspecto habían parido innumerables veces, las tres tenían enormes ubres flácidas y sus vulvas se veían hinchadas y colgantes, se veían desmejoradas y le faltaban muchos dientes, inclusive colmillos.
el segundo día que les lleve alimentos, las tres perras se movieron juntas y dieron un rodeo por el costado acercándose a mí, sigilosamente empezaron a comer mientras observaban con desconfianza lo que hacía, me llamo la atención como se movían y como se cuidaban entre sí, al otro día el tiempo empezó a amenazar con venirse abajo por la tarde, empezó a llover justo cuando el cuidador se retiró, a eso de las ocho, casi una hora más tarde la energía eléctrica se cortó, encendí velas en la casa y al rato después de calentar comida del mediodía y cenar fui a la habitación a tratar de leer algo, afuera seguía lloviendo y cada tanto un trueno parecía decir que el asunto iba a seguir, a pesar de la tormenta el calor era insoportable, así es que quedándome en calzoncillos , me acosté y empecé a dormitar.
de pronto algo me sobresalto, me pareció escuchar ruidos como si arañaban la puerta, fui hacia ella y con una linterna en la mano la abrí cautelosamente, delante de la entrada en un hall pequeño, estaban las tres perras que se parecían, alumbre hacia el portón de su galpón, pero estaba todo cerrado, de alguna manera se habían escapado y por lo visto solo ellas tres, en fin, pensé en devolverlas pero supe que iba a empaparme y que ya serian muchas molestias, decidí dejarlas entrar darles algo en la cocina y por la mañana las regresaría a sus madrigueras.
Así es que en voz alta como si fueran a entenderme le dije pasen ya…pero mañana a sus lugares, a ver si encuentro algo para que coman.
Me dirigí hacia la cocina y oí a las tres seguirme, había dejado una vela allí, busque un poco de alimentos y los puse en una escudilla, las tres se pusieron a comer , muy tranquilas y en armonía, note que estaban muy mojadas, así es que busque una remera vieja y acercándome empecé a frotarlas por el lomo, apenas se distrajeron, seque sus patas también fue así que confirme desde cerca que las tres eran ya unas cholas, muy saludables pero cholas al fin, sus tetas eran enormes y flácidas y sus vulvas abultadas, una de ella bostezo y vi que casi no tenía dientes, a diferencia de sus hermanas la vulva de esta era mucho más voluminosa y gorda.
En fin termine yéndome a dormir oliendo a perro mojado, las perras quedaron en la cocina.
Como a la hora más o menos, me desperté sin sobresaltos para ver como la silueta de una de las perras se recortaba en la puerta, estaba allí parada nada más, como si hubiese adivinado que ya estaba espabilado avanzo hacia mi cama, extrañamente tranquilo me senté en la cama y la perra mestiza acomodo su cabeza sobre mi regazo, como si fuera un acto amistoso, podía sentir su pelaje largo húmedo todavía, y su aliento tibio sobre la abertura de mi calzoncillo, note como tragaba saliva y movió su cabeza levemente restregándola sobre mi regazo, sus movimientos y su
Aliento pareció despertar en cierta forma un primitivo morbo en mi ser, mis mejillas se encendieron y sentí mi glande elongarse dentro de mi calzoncillo.
Este se deslizo apenas afuera, y entonces la chola con otro imperceptible movimiento solo saco su lengua y la paso sobre la cabeza de mi pene, mojando también mi calzoncillo, a pesar del temor a que me mordiese o se pusiera agresiva de pronto, lo bizarro sumo más ,,,saque mi verga que ya estaba bien parada por un costado de la pierna del pantaloncillo y blandiéndolo con una mano literalmente la fregué sobre su hocico.
Ella empezó a lamer deliciosamente a lo largo del tronco y cada tanto lamia el sudor de mis testículos, mientras gemía algo nerviosa y movía su cola, de pronto dejo de lamerme y en un acto de sumisión giro ofreciéndome su grupa, sus ancas quedaron a la altura de mi vega que apuntaba a su abultada vulva, ya que había levantado su cola como ofreciéndomela, que de hecho así parecía ser.
Me prendí de la piel de sus ancas y del nacimiento de su gruesa cola y la atraje hacia mí, hurgue en su raja con mi verga y empujando mis caderas empecé a penetrarla, mi pija se deslizó fácilmente, la perra gimió como lo hacen cuando copulan, y entonces sentí mis bolas chocando contra los bordes carnosos de su concha, ahora me prendí de sus ijares apretando sus ubres traseras y empecé a cogerla casi con violencia, podía sentir el chop, chop, chop de su enorme cajeta ensopada de sus fluidos haciendo ruidos casi escandalosamente, de pronto la chola se tensó , su vagina se llenó de líquidos calientes y entonces tampoco me aguante, sentí como mis bolas se contraían produciéndome un gozo indescriptible, mi semen se escurrió por mis uréteres y deposito en lo profundo de su útero enormes cantidades de guasca humana, me sobrecargue con una pierna sobre ella, la chola temblaba y jadeaba tratando de refrigerarse, me tire hacia atrás cayendo de costado sobre la cama, mi verga se deslizo fuera de esa deliciosa concha perruna, ella se sentó casi inmediatamente en el piso, en la penumbra pude ver como un chorro de semen y de sus fluidos era expulsado dejando un charco brillante, ella empezó a lamer su concha y a comerse los restos de nuestra bizarra cogida, volví a sentarme mientras la observaba, se incorporó y desapareció por donde había venido, estaba a punto de tírame en la cama, desnudo, agotado y sorprendido, y entonces reapareció en la puerta, …con sus dos hermanas, se arrimaron cautelosamente y las tres metieron sus cabezas entre mis piernas, empezaron a lamer de mi verga casi flácida los restos de la tremenda cogida reciente , flujos de chola y leche de macho humano.
La verga se me volvió a parar, me deslice hacia el piso quedándome sentado con las piernas abiertas, esperando ya cualquier cosa, las tres se acomodaron con sus ancas hacia mi regazo y agachándose casi sobre mi verga empezaron a mear copiosamente sobre ella y sobre mis bolas, empaparon también mi vientre, sus meadas estaban muy calientes y lograron calentarme aún más, ellas habían marcado su territorio, luego se arrimaron cerca de mi rostro y todo se volvió un remolino de saliva, lenguas y pelos, yo sacaba mi lengua tratando de atrapar la de alguna de ellas, en un momento y sin previo aviso se retiraron y se fueron a la cocina, yo quede en el cuarto sentado, cansado, lleno de saliva babosa y tibia y mi verga y bolas llenas de orín, el olor de las cholas era muy intenso, entonces comprendí, lo que había pasado parecía ser alguna estrategia animal para sacar partido de algo, pero no me importo iba a pagar el precio que sea para tener a esas tres cholas putas para mí solo, mi cabeza hervía con ideas para gozar a las tres, y las llevaría a cabo, pero esas ya son otras historias.
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