EN EL RANCHO PARTE 2
Al llegar, Daniel bajó a Princesa de la camioneta y la hizo entrar con él al interior de la casa. .
La perra era muy obediente, así que, lo seguía para todos lados mientras acarreaba algunas cosas a la cocina, por eso, después de que todas las cosas estuvieron dentro de la casa, Daniel llamo a Princesa para que durmiera dentro, pues, él sabía que, si la dejaba afuera, sus perros machos la cogerían hasta dejarla preñada.
Así que, usando su lógica, Daniel pensó que debía dejar a la perra dentro de la casa y después, al día siguiente, la llevaría con su vecino Alejandro.
Aquella casa era muy grande, por lo tanto, contaba con varias habitaciones, las cuales, pertenecieron en su momento a sus hermanos, pero como ya estaban casados, las habitaciones habían quedado vacías y solo las utilizaban cuando llegaban de visita.
Al pasar por la habitación de sus padres, Daniel se percató de que ellos ya dormían profundamente y no era de esperarse, ya que, a él se le había hecho un poco tarde y obviamente, ellos no lo iban a esperar despiertos, pues él, ya era un hombre adulto y responsable.
Daniel: ¡Princesa, esta noche te quedaras aquí y mañana te llevare a tu casa! ¡buenas noches!
Cuando Daniel entró a su habitación, se empezó a quitar la camisa, luego, siguió con las botas junto con el pantalón y, por último, el bóxer, pues, él estaba acostumbrado a dormir completamente desnudo; una vez que aquel hombre estuvo despojado de todo, esté se tiró sobre la cama a descansar e inmediatamente cerro los ojos y se dispuso a dormir.
Ya más relajado, Daniel se estiro un poco y entonces, llevó su mano a su entrepierna, ahí, esté se rasco sus grandes bolas y su vello púbico, después, como acto de instinto de cada hombre, Daniel llevó su mano a su nariz y sintió un fuerte olor a perro, así que, decidió irse a duchar.
Daniel, rápidamente se paró fuera de la cama y fue a la cocina a tomar un vaso de agua, ahí, él se llevó una gran sorpresa, pues, se encontró nuevamente con Princesa, la cual, había llegado repentinamente, y entonces, frente a él, ella levantó la pata derecha para posteriormente empezar a lamer su hinchada vagina.
Daniel quedo observando a Princesa unos segundos, pero luego, su mirada rápidamente se centró en esa gran vagina, la cual, ahora estaba viendo mucho mejor, ya que, en ese momento había una mejor luz y podía verla en todo su esplendor.
Al ver esta escena tan caliente y al estar completamente desnudo, la verga de aquel hombre empezó a crecer, y no era para más, ya que repentinamente recordó todo lo que había vivido con esa perra apenas unas horas atrás.
En ese momento, Daniel hizo a un lado esos pensamientos pecaminosos, así que, pasó por un lado de Muñeca y se sirvió un vaso de agua, el cual, poco a poco se lo fue tomando mientras veía como aquella perra seguía lamiéndose su hinchada vagina.
Segundos después, Daniel hizo a un lado el vaso vacío y en seguida, dio un fuerte apretón a su verga, la cual, aun no estaba completamente dura, pero, en un segundo, aquel hombre cambio de pensamiento, así que, con la verga en mano, este se acercó a Princesa y entonces, su mano fue a parar directamente a la rica vagina de la perra, la cual, al sentir nuevamente estas caricias, está empezó a mover la cola felizmente.
Daniel pudo contenerse más, pues, en ese momento, él quería probar nuevamente la vagina de esa perra, pero, al estar en la cocina, ese no era el lugar a adecuado, pues tuvo miedo a ser descubierto por alguno de sus padres, así que, sin pensarlo dos veces, Daniel cargo a la perra y se la llevo a la última habitación.
Al entrar a la habitación, Daniel cerró la puerta y dejo a Princesa parada en el piso, luego, él rápidamente fue al baño en busca de alguna crema que le facilitara la penetración, pues quería disfrutar más de aquella rica vagina canina.
Al encontrar una suave crema de su madre, este regreso rápidamente a la habitación y cerro con seguro, una vez listo todo, esté destapo el frasco y empezó a tocar suavemente su verga, la cual para este momento estaba en reposo, mientras sus grandes bolas le colgaban.
Daniel es un hombre formal de 32 años, así que, por su trabajo en el campo, esté tenía unos brazos fuertes y unas piernas duras, las cuales hacían buen juego con su cuerpo, ya que, mantenía una estatura de 1.78 metros.
Segundos después, Daniel se sentó al borde de la cama y entonces llamo muy quedito a Princesa, esta, al escuchar su nombre, rápidamente se fue acercando lentamente a él moviendo la cola, pues seguramente intuyo, que algo bueno estaba nuevamente a punto de pasar.
Al tener a la perra frente a él, Daniel la sostuvo de las orejas y la llevó hasta su entrepierna, para que sintiera la mezcla de ambos olores, pero esto no era necesario, ya que, Princesa ya lo había reconocido desde el principio y entonces, saco la lengua y de inmediato empezó a lamer la verga de aquel macho humano.
Daniel: “mmmmmmm” ¡así nena, así de rico, sigue!
Aquella áspera lengua pasaba por toda la longitud de su enorme verga, pero se concentraba más en la punta, ya que, de ahí salía una buena cantidad de líquido seminal; entonces, guiándola un poco, Daniel movía la cabeza de la perra para que esta bajara a sus enormes bolas, pues también ahí, el placer se intensificaba, ya que claramente sentía una rica corriente eléctrica cuando esa lengua húmeda tocaba una de ellas.
Daniel: “aaaaahhhhhhh” ¡que rico! “aaaaaahhhhh”
Daniel no podía esperar más, así que, se arrodillo en el piso y entonces, rápidamente dio vuelta a la perra, enseguida, colocó algo de crema en sus dedos medio e índice y después los fue deslizando con suavidad en el interior de la vagina de Princesa, la cual, al sentir este acontecimiento, levanto gustosamente la cola, pues le encantaba sentir aquellos grandes dedos entrando en ella.
Daniel: ¿te gusta esto verdad muñeca?
Daniel, rápidamente fue retirando sus grandes dedos, luego coloco un poco más de crema y sin previo aviso, los volvió a deslizar en su interior de la perra, pues necesitaba dejarla bien lubricada.
Daniel: ¡ya estas lista perrita! ¡ahora viene lo bueno!
Con la mano que tenía crema, Daniel tomó su dura verga y dejo caer una buena cantidad de saliva, enseguida, la lubrico muy bien, desde la punta hasta base y después, la dirigió hacia a su objetivo.
Entonces, con las luces encendidas, Daniel estaba impresionado, pues claramente estaba observando, como la vulva de la perra se iba abriendo, mientras su gruesa verga iba avanzando al interior de aquella vagina canina.
Daniel: “uuufff” ¡que maravillosa eres Princesa!
Al toparse nuevamente con esa pared, Daniel se quedó quieto, pues pensó que su verga no avanzaría más, entonces, con las manos en las ancas del animal, Princesa hizo algo esplendoroso, pues empezó a moverse rítmicamente cogiendo la verga de aquel macho humano.
Daniel no daba créditos de lo que estaba sucediendo, así que, permaneció inmóvil, para seguir disfrutando de los movimientos que estaba realizando la perra.
Daniel: “ooooohhhhh” ¡así mi niña, sigue así! “mmmmmm”
Aquel hombre estuvo cogiendo a Princesa en esa posición por varios minutos, pero el piso era demasiado duro y las rodillas le dolían, así que, se fue saliendo lentamente del interior de la perra y entonces, la subió a la cama sobre su propio lomo.
Irónicamente, Princesa mantenía las patas hacia arriba, así que, Daniel sujetó las patas traseras de la perra y con la otra mano enterró su dura verga en esa deliciosa vagina; ese hombre estaba de pie, entonces, sujeto cada pata de la perra con cada mano y continúo penetrándola a buen ritmo.
Daniel: ¿te gusta esto nena? “Dime” ¿te gusta mi verga?
Tiempo después, en aquella habitación se escucha el ruido característico de sexo, así que, totalmente excitado, Daniel jaló a la perra hacia el borde de la cama y se acomodó entre medio de sus patas, por eso, ante este movimiento, su duro pecho hizo contacto con la panza del animal y entonces, acomodó sus manos por debajo del lomo de Princesa para aferrarse fuertemente a ella.
Ya ahora, en posición de misionero, Daniel fue iniciando nuevamente con el vaivén y se movía lentamente para ganarse la confianza de la perra, pero poco tiempo después y totalmente excitado, este hombre fue acelerando poco a poco sus embestidas y entonces, de repente se aferró más fuerte a la perra, en donde, sin pensarlo, dio una fuerte estocada a esa deliciosa vagina
Aquella gruesa verga había dado un fuerte empujón, entonces, ese hombre sintió, como ese anillo había perdido completamente su resistencia y, por lo tanto, sin previo aviso, esté se abrió bruscamente y entonces atrapó la cabeza de su gruesa verga, ante este hecho, por parte de Daniel, la perra dio un fuerte chillido, pues claramente sintió, como esa gran verga humana la había abierto de golpe.
Al escuchar aquel chillido, Daniel no tuvo más opción que, quedarse quieto completamente, pues en ese instante, el temió que sus padres se despertarán y fueran a buscarlo a su habitación, pero, por otra parte, también sintió temor de aquella perra reaccionara agresivamente y lo mordiera, por eso mejor opto por quedarse quieto y seguir disfrutando de la rica calidez de esa vagina.
Daniel: “shhhhhhhhh” ¡ya mi niña, ya! “shhhhhh”
Con la punta de su verga adentro de aquel anillo, Daniel se estremecía frenéticamente y no era para más, ya que, estaba disfrutando de aquellos ricos apretones que esa jugosa vagina le estaba proporcionando.
Una vez que princesa se había tranquilizado, Daniel empezó a mover su cintura muy suavemente, así que, con todo el cuerpo todo sudoroso sobre la perra; él movía circularmente su cintura, así, de esta manera, Princesa sentía en su estrecha vagina un rico masaje de placer, pero, para aquel hombre astuto, claramente sabía que estaba enterrando su gruesa verga muy lentamente y con más profundidad.
Daniel: ¡ya mi niña! ¡tranquila, que ya paso todo! ¡ahora solo disfruta! “shhhhhh”
Daniel no podía creer que, por primera vez estaba sintiendo como una rica vagina le apretaba fuertemente la verga; así que, en ese instante, él estaba en la gloria y no era para más, pues nunca en su vida había sentido una vagina humana que le succionara de lo más rico su duro miembro.
A sus 32 años, Daniel había disfrutado de muchas vaginas humanas, pero este caso y poniéndolas a prueba, ninguna de ellas se comparaba con la que estaba cogiendo en ese instante, pues, sin duda alguna, esa vagina canina era realmente maravillosa.
Daniel: “mmmmm” ¡así mi niña, así! ¡sigue apretándome la verga! “aaaaaahhhhhhhhh”
Aquel hombre trato de contenerse lo más que pudo, así que, entonces, por momentos se quedaba inmóvil por unos instantes y luego, volvía a retomar las penetraciones, para disfrutar más tiempo de ese rico sexo, pero tras varios minutos más tarde, esté ya no pudo contenerse más.
Acelerando sus embestidas y tratando de clavar más a profundidad su gruesa verga, Daniel se aferró fuertemente al cuerpo de la perra, luego, dando una fuerte estocada más, su verga empezó a palpitar y disparó varios chorros de leche, los cuales sin duda fueron a parar en el útero de Princesa.
Daniel: “aaaaaahhhhhhhhh” ¡me corro mi niña, me corro” “aaaaaahhhhhhhhh”
La copulación había terminado, así que, para este momento, el cuerpo de Daniel estaba completamente sudado, entonces, por otra parte, Princesa se mantenía quietecita con la lengua de fuera, pues, ella continuaba dando fuertes apretones a la rica verga de aquel macho humano.
Daniel: “aaaaaahhhhhhhhhhh” ¡que rico! “mmmmm”
Cuando Daniel logro recuperarse de aquel rico acto sexual, esté, se incorporó fuera del cuerpo de Princesa, así que, una vez de pie y a la orilla de la cama, Daniel empezó a retirar su gruesa verga, la cual, a estas alturas, ya casi perdía toda su firmeza.
Cuando esa gruesa verga salió por completo, aquel pobre hombre inmediatamente frunció el ceño en desacuerdo, pues claramente vio, que su verga no había entrado lo suficiente como él quería.
Ahora sí, aquella perra había quedado totalmente libre, así que, entonces, ella rápidamente se lanzó fuera de la cama y entonces, empezó a lamer su vagina con audacia, pues, no era para más, ya que estaba disfrutando saborear sus ricos fluidos, los cuales se habían mezclado con la deliciosa leche de ese gran macho humano.
Una vez y totalmente satisfecho con aquel acto sexual, Daniel sacó a la perra de aquella habitación y se dirigió al baño, para darse una buena ducha, pues esta vez, su cuerpo había trabajado mucho más y estaba oliendo completamente a sexo.
Sin saberlo, esa noche, aquel fornido hombre había entrado al mundo de la zoofilia y quizás, por curiosidad o calentura, ya había avanzado lo suficiente con Princesa, ahora solo hacía falta tener más tiempo con aquella perra para satisfacer nuevamente sus deseos sexuales.
Lástima que por la mañana tenía que devolver a la perra a su legítimo dueño…
CONTINUARA…
Muy bueno
5 estrellas para este relato…si pudieran darle más machos a princesa sería de lujo!!!¡