Escort abotonado 2
Luego de ser la perra de toda una manada no volví a ser el mismo..
Luego de haberme estrenado cómo prostituto y perra, volví a casa. Mí mente corría a mil reviviendo todo lo pasado ese día.
Había estado por horas completamente desnudo al aire libre, gateando en cuatro patas por un sueño polvoriento, siendo abotonado una y otra ves por toda una manada de perros de diferentes razas y portes, todos grandes.
Era verano y luego de una pequeña siesta y un refrigerio recibí la llamada de Juan, mí cliente, me comentó que me quería el domingo completo de vuelta en su campo, que había varios tipos que querían conocerme y hacerme servir por sus perros, le dije que si de inmediato aunque me preocupaba que alguien de los nuevo clientes me reconociera.
Juan me vino a buscar cerca de la medianoche y pronto estuvimos en su casa. Me puse muy nervioso porque había varias camionetas caras, luces y música fuerte. Bajamos y Juan me ordenó desnudarme antes de entrar, lo hice y cuando abrió la puerta había más gente de la que imaginaba, mínimo 25 hombres mayores vestidos con su ropa de campo habitual.
Me hicieron subir a una mesa entre aplausos y manoseos, uno de los hombres estiró su mano y me invitó a seguirlo a un dormitorio, lo cual hice. Allí adentro había tres rottweiler enormes y hermosos, miraron mientras le mamaba la verga a su amo y luego me cogía sin piedad. Una ves terminado hizo subir a la cama a sus perros uno por uno, cuando se desabotonaba de mí culo el tip volvía a cojerme y agregar más leche a mí culo. Una ves termine con ellos salí e hice lo mismo con otros siete tipos, tres de los cuales tenían perros, unos ocho caminos hermosos.
No todos los tipos querían cojerme así que Juan me puso un collar camino con una correa y me hizo gatear en cuatro patas hacia el patio interior desde donde entramos y pasando la correa de nano en mano fui siendo montado más veces de las que recuerdo hasta que llego un perro cruza de rottweiler y gran danés, la bola en la base de su pene era demasiado enorme al punto que luego de diez minutos de gritos desesperados, me desmayé, al volver en mí seguía con esa bola desgarradora en mí recto y dolía horriblemente, habrán sido más de cuarenta minutos de tortura anal aunque debo admitir que luego de un rato sentí placer, pero no lo suficiente como para gozarlo.
Cuando salió ese animal enorme de mí culo sentí un río de semen y sangre caer al suelo, pero sin darme tiempo a siquiera cerrar el ano ya tenía otro perro casi igual de dotado que el anterior bombeando mí culo. Luego de un descanso me duche y fuimos todos a comer, un asado increíble, dormí media hora de siesta y volví a ser perra, aún había más de diez dueños con sus perros. Dieciocho perros más y casi caía el sol, mí culo estaba destrozado, todo dilatado y perdiendo borbotones de semen continuamente.
Luego de la cena, conté mí dinero, no lo podía creer, nunca había visto tanto dinero junto. Juan me dijo ‘aun falta lo mio’ me tomó de la nuca y me besó apasionadamente, me llevó a su cama y me hizo el amor tiernamente. Estando aún desnudo casi dormido me sujeto del cabello y casi arrastrándome me arrojo a la jaula de sus perros, yo lo mire asombrado y me dijo ‘vas a servir a tus machos toda la noche perrita hermosa’.
Mis nuevos amantes me gozaron hasta más no poder y me recosté a dormir mientras ellos lamian el semen que escapaba por mí ano, tan dilatado que sentía sus lenguas rugosas metiéndose en mí culo y limpiando mí recto. Me desperté con las primeras luces del lunes, y ya que no tenía más trabajo que la prostitución me deje volver a montar hasta que Juan me encontró culo con culo con un perro y me sonrió tiernamente. Abril la puerta y salieron todos corriendo, incluso el que me estaba culiando, lo que me causo un dolor exquisito, Juan me tomó de la mano y me ayudó a levantarme, me temblaban las piernas pero me metí a la ducha un buen rato y al salir me tiré en la cama junto a mí nuevo dueño y me dormí.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!