Experiencia zoofilica con sorpresa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por thorpe1948.
Hola amigos, siguiendo con mis experiencia zoo, les diré que soy aficionado a la caza, por lo que siempre tengo perros que me ayudan en esa tarea. En esta ocasión tengo dos un macho, que es perfecto para la caza de aves, experto rastreador y obediente a las instrucciones que le dan, y una perrita de raza sabueso muy buena para la caza de animales más grandes, como jabalíes o ciervos o cabras montesas, etc.
Bien pues en una ocasión, me dispuse muy temprano a salir a practicar mi ocupación favorita, asique me pertreche de los utensilios pertinentes y me dirigí al lugar donde están los perros para abrirles y marchar al monte, en cuanto me vieron, como siempre que salíamos de caza se volvieron locos saltando y corriendo alrededor mío; pero también observe cuando llegue, que el macho no paraba de intentar montar a la perrita, aunque ella parecía no estar por la labor, no le di mucha importancia, asique les abri y se fueron directos hacia el todo terreno que tenía el portón trasero abierto y sin pensárselo se acomodaron dentro.
Puse el vehículo en marcha y sin más, puse rumbo al lugar donde pensaba pasar el día de caza, aunque lo que más me importaba no era si cazaría algo o no, puesto que lo que me gustaba era ver los perros trabajar y pasar todo el día en pleno monte fuera del estrés diario.
Legamos al lugar elegido, estacione el coche en la sombra de unos árboles, pues se tiraría todo el día aparcado y no quería que estuviera mucho al sol, para cuando tocara regresar. Abrí el portón y en el acto saltaron los dos perros muy contentos, dando saltos y carreras, demostrando lo que les gustaba estar en el monte.
En cuanto se hubieron desfogado un poco y se serenaron ya más tranquilos se acercaron cariñosos como siempre, pero, en esta ocasión, había algo más que en otras ocasiones no sucedía, y era que el macho no perdía ocasión de subirse a la hembra intentado montarla, entonces tome más interés sospechando que la perrita estaba en celo, lo que confirme cuando se acercó a mí y pude ver su vulva hinchada y húmeda, esto me excito mucho, mi verga se empezó a parar, he de decir que desde que la perrita tenía dos años he tenido sexo con ella estando en celo o sin él pues esta acostumbrada y me admite en cualquier momento, es más cuando esta por casa y me ve desnudo ella sola se va al cuarto y se para con el rabo apartado mostrando su vulva y esperando que su macho la penetrara.
Volviendo a los que estábamos, la acaricie, le gustaba mucho que la acariciara por su tripa, por la parte de sus mamas, que por cierto las tiene muy suavecitas que da gusto acariciárselas, pero el macho no cesaba de intentar montarla y aprovechaba que ella estaba quieta conmigo para subírsele encima aunque no lograba penetrarla; he de decir también que el macho más de una vez lo he visto que cuando esta con otros machos, se deja montar por ellos, apartando el rabo cual si fuera una hembra más, por lo que no es la primera vez que tengo sexo con el también y se deja penetrar perfectamente, y es bien rico metérsela hasta no dejar nada fuera, pero eso lo contaremos en otro momento, porque si no, se haría demasiado larga la experiencia que quiero relatar.
Pues reñí al perro para que la dejara tranquila, pero yo ya estaba con la verga que se quería salir de su encierro asique viendo lo que había decidí irme con ellos a un lugar un poco apartado del lugar donde estaba el coche, por precaución y aportarse de las miradas indiscretas que podrían llegar por el lugar, aunque no era habitual que el lugar lo frecuentara mucha gente.
Legamos aun lugar que estaba bien resguardado, pose todos lo que llevaba encima, mochila, el arma y demás, y si más me saque la verga que estaba ardiendo de excitación, en cuanto la tuve fuera y comencé a sobarla, tanto la perrita como el macho se acercaron y comenzaron lamerla, lo que me puso aún más caliente me puse de rodillas en el suelo mientras ellos disfrutaban de mi verga y comencé a tocar a la perra por detrás, tenía la vulva muy caliente y abultada, le había crecido más del doble del tamaño normal, intente meterle un dedo para ver su reacción ya que al perro no lo dejaba montarla y no se apartó, por el contrario, levanto el rabo dejándome franca la vista y la entrada de su rajita; entre la mamada que los dos me estaban dando y la actitud de la perra para conmigo estaba en la gloria, asique, sin más me quite los pantalones y el bóxer y comencé a ponerme detrás de la perrita, que continuaba con el rabo apartado como invitándome a hacer lo que tantas otras veces habíamos hecho durante todo el tiempo que estábamos juntos, asique acariciándola por sus tetas como le gustaba, me acomodé en su trasera, puse saliva en la verga dejando la bien húmeda e hice lo mismo con la rajita de la perra; le puse la cabeza en la entrada de la vulva y se la empecé a restregar por ella, en todo esto el macho no dejaba de dar vueltas alrededor nuestro, parándose lamer en mi ano, lo que aún me ponía más y más ardiente.
No espere más, de rodillas como estaba detrás de la perra y como me quedaba a buena altura abrí un poco la rajita y le puse el glande de mi verga dentro, estaba muy caliente y muy húmeda mi hembra, asique, poco a poco se la fui dejado ir, le resbalaba muy bien entrando mucho mejor que las otras veces que lo hacíamos si estar en celo, por lo que en esa postura, con la perra receptiva se la pude meter hasta el fondo, tenía una vagina muy, muy caliente, la piel de mi prepucio al entrarle se había retirado totalmente hacia atrás lo que había dejado todo el glande al descubierto dentro de la perrita lo que me estaba proporcionado, el poder sentir todo el calor del interior de ella y todo el placer que podía darme.
Me quede quieto en esa postura con todo el troco dentro de la perra, con mi pecho inclinado sobre el lomo de la perra, con mis manos acariciándole las tetas mientras la abrazo para sentirla mucho más mía, en estas el perro no dejaba de lamerme la raja del culo y los testículos por detrás, asique estaba disfrutando doble, con la penetración de la perra y con las lamidas del macho. Poco a poco comencé a moverme a bombear a la perra, que reculaba todo lo que podía empujando hacia atrás lo que hacía que la penetración fuera muy profunda, notaba como su vagina de cerraba alrededor de mi verga, lo que me mataba de placer, así estuve un rato, parando cada poco para no correrme y así disfrutar por más tiempo, pero cuando más entusiasmado estaba metiendo y sacando y disfrutando de aquella cogida y por sorpresa el macho se ve que estaba también muy excitado por el olor de la perra y por la cogida que si avisar dejo de lamerme y sin más me moto intentado penetrarme a mí, de momento me sobresalto, porque no lo esperaba, pero tal como estaba disfrutando de la mi hembra y como vi que el por el momento no atinaba, pues lo deje, no estaba dispuesto a sacarla de la perrita, asique seguí a lo mío, fallándola con tal gusto recostado sobre su lomo y acariciándola por la tripa y con el morbo de tener el perro montado encima de mi intentado penétrame, notaba como la verga del perro m estaba mojando todas las nalgas, pues al no atinar me punteaba todas las nalgas y en algún momento, me la metió entre las piernas, presionándome los testículos, esto me gusto asique lo deje, pero cuando más entusiasmado estaba yo con la perrita, el macho acertó y me pego una clavada en el culo que me hizo dar un tirón hacia delante, que se la metí a la perra hasta quedar que no corría el aire entre su trasera y yo.
La situación era, que el perro me la había clavado de tal forma que la notaba en mis entrañas palpitando mientras en mi verga estaba sintiendo los apretones que la perra me estaba dando, entre una cosa y otra empecé a sentir unas sensaciones tal que no había experimentado nunca, el macho me estaba dando duro me tenía atenazado con sus patas delanteras por las caderas, con sus patas bien afirmadas haciendo presión en mis muslos me la tenía metida hasta lo más profundo y sus movimientos endiabladamente rápidos hacían que yo también me moviera sin querer lo que hacía que yo bombeara una y otra vez a la perra, la situación era de total placer sensaciones en mi verga y sensaciones desconocidas en mi culo, el pacer era enorme, la verga del perro después de los primeros compases, empezó a engordarlo que hacía que me culo se fuera dilatando poco a poco, y al mismo tiempo mi verga también se estaba hinchando lo que me hacía presagiar que de seguir así no tardaría en correrme, cosa que no quería, asique para el movimiento abrazando a la perra contra mí para que no hubiera bombeo y así aguantar más, el perro ajeno a todo lo que yo sentía seguía a lo suyo, poco a poco fue parando en su frenética metida y se fue quedando más estático, pero su verga cada vez se sentía palpitar más y cada vez más gorda, sentía una sensación muy extraña, pero placentera pase una mano atrás palpando y note como los testículos del perro estaban pegados a mi culo e intente tocar mi culo y lo que note fue que la verga del perro por fuera era muy delgadita pero que dentro algo crecía cada vez más y más,, creí que me iba a desgarrar el ano, me tenía abotonado su bola había crecido dentro de mí, la situación era dantesca, yo montado a la perra y el macho montándome a mí.
Yo no tarde en correrme, la verdad del perro en sus palpitaciones y movimientos se ve que me estaba tocando o rozando la próstata lo que hizo que me vaciara dentro de la perrita de tal manera, que creo fue la mayor corrida que tuve en mucho tiempo, así me quede sin fuerzas, mi verga se fue poniendo blanda, pero notaba como la perra la tenía apretada con sus anillos vaginales lo que no dejaba que se saliera, pero cuando estuvo totalmente flácida se salio sin más dejando detrás de la perra los jugos de ella y me semen saliendo por su rajita lo que ella se apresuró a lamer dejado la limpia y al mismo tiempo limpiando mi verga.
El macho tardo uno unos veinte minutos en despegarse de mí, la sensación de estar abierto al máximo y lleno de esa manera era impresionante, cuando el perro me la saco pude ver lo que me había metido, era realmente una verga enorme, la mía mide como 19 cms, pero la del perro era tan grade como la mía y la bola era enorme, no me podía creer que todo aquello había estado dentro de mí por casi media hora, pero la verdad la sensación que me dejo fue de una gran satisfacción era algo que yo no había experimentado nunca, si con un hombre de adolescente con un primo con el que me inicie en el sexo, pero jamás con un animal, pero la sensación en absoluto me desagrado.
Yo había estado más veces con el perro, ya dije anteriormente que se dejaba penetrar, pero siempre era yo el que lo penetraba a él, el que se la metía hasta el fondo y al mismo tiempo lo masturbaba, para que el hiciera los movimientos de coger lo que hacía que cuando se la metía fura muy profunda debido a eso y que con su movimiento me hacía correr, me dejaba seco, me sacaba hasta la última gota.
Bien amigos, esta fue una de mis experiencias zoofilicas con sorpresa incluida y doble disfrute.
Espero les haya gustado, si fue así espero sus comentarios, lo que me animara a seguir contándoles más, pues la verdad tengo muchas y buenas.
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