FIN DE SEMANA DE LOCURA
Afectuoso saludo a mis colegas que comparten ese delicioso gusto de penetrar hembras, este fin de semana del 28, 29 y 30 de junio para mí fue de lujuria y sexo, si bien he escrito antes, vuelto a hacer una corta introducción, soy modelo 1988, mis inicios en la zoofilia fue en la misma finca donde ha.
Se trata de una becerra de raza criolla rojiza y una vulva colorada, no tan grande, pero se me había convertido en mi obsesión por su primer macho, cuando se alimenta esa obsesión no cesa hasta lograr el objetivo, yo cuando puedo doy rienda suelta a los placeres, por la mañana de hoy bien temprano me fui en busca de mi becerra virgen, entré donde están ellas, el corral tiene techo y alrededor está encerrado, de manera que ahí nadie me puede ver, la amarré en un rinconcito para que no tuviese tanto espacio, me unté retardante en la verga y le unté aceite para la cola de los bebes en la vulva, la cual es muy pequeña, primero lo metí un dedo y la becerrita se movió hacia los lados, le seguí frotando su vulva desde la entrada hasta donde me permitía, así seguí por unos minutos hasta que casi no molestaba, con cada metida del dedo se arqueaba y se fruncía, como emplee bastante aceite estaba súper lubricada esa rica vulva, eso me excitó más con una parola bastante fuerte, estaba ardiente y con unas ganas de penetrarla, si más me le acomodé en las ancas sobre un pedazo de tabla gruesa, quedando perfecto en altura, me encorvo un poco para iniciar a penetrarla, le abrí la vulva y le acomodé bien la cabeza de la verga dentro de la vulva, esa primera sensación de calor, suavidad, pacer que produce ese primer contacto le aumenta de manera exagerada las ganas, la sujeté por los lados para sostenerla por si trataba de moverse, poco a poco le voy haciendo fuerza, me le recosté con bastante peso porque molestaba, esperé que se cansara y seguí presionando, mi pene iba conquistando su vulva por primera vez, hasta que se encorvó y mi verga penetró hasta algo más de la mitad, apretaba muy fuerte y volvía a soltar, miraba como apretaba el culo por las contracciones, que calor tan delicioso, sentía estrecho y húmedo, demasiado suave la vulva, esperé unos instantes e inicie a culiarme la becerra pero no podía clavarla toda, cuando sacaba la verga hasta la entrada y se la volvía a mandar sentía súper caliente como si quemara mi verga y apretadísimo, sentir el rico placer de desvirgar no tiene ni comparación ni precio, cuando estaba ensartada hasta la mitad apretaba demasiado, sin esperar más le hice bastante fuerza hasta clavarla totalmente y ver que mi vello púbico chocaba contra la vulva, la becerra empezó a temblar por esa brutal penetración se encorvó hartísimo y echó la cola hacia atrás levantándola, pujaba demasiado, abrió las patas como si fuera a orinar, yo estaba en la gloria porque la vulva era caliente excitante, tenía múltiples contracciones, los espasmos de esa vulva me hacían disfrutar muchísimo, el goce era muy fuerte, sin más comencé a culearme la becerra sacándolo y metiéndolo lo más rápido que podía, la becerra estaba más relajada, por lo disfruté mucho, muchísimo, cuando no me pude controlar más sentí los impulsos eyaculatorios, sin esperar se lo mandé al fondo con bastante fuerza que la becerra se fruncia y eyacule todo lo poco que me quedaba, fue fantástico ese polvo, sin sacar la verga esperé un rato que se pusiera flácida, luego le saqué la verga y dejé que botara mis fluidos con su orina el cual salía de manera copiosa y abundante, al cabo de media hora cuando recuperé el aliento y le metí otra culiada tan intensa como la primera, yo disfruto mucho de las becerras cuando están vírgenes, aunque he tenido sexo con novillas, vacas, burras, yeguas, cerdas, cabras, ovejas, perras, llamas, todas de distinta edad especialmente cuando están en celo, me gusta iniciar o violar las becerras desde los seis meses en adelante, no rebajo y culito de aves de tres especies: gallina, pizcas y gansas, a las hembras de las especies menores las dejo esperar hasta el segundo o tercer celo, pero siempre he sido el primero. Mis únicas experiencias desagradables, fue una vez que por error me escache y sin darme cuenta se lo metí por el culo a una becerra, quien al sentir que le entraba por el culo, inició a hacer fuerza como si fuera a cagar, expulsando excremento por los lados dejando untado mi abdomen y genitales, la segunda fue con una yegua en celo quien al sentir las clavadas se excitó demasiado y voto mucho flujo amarillento-verdoso, espeso, oloroso, me dejó todo mojado y una vez que clavé una cabra que había estado con el macho, se me impregnó un olor muy fuerte como a vello quemado, casi no logro quitármelo, por lo demás, es normal que en ocasiones el pene quede muy sucio con restos de excremento, especialmente cuando se penetran aves quienes dejan una sustancia blancuzca y algo de rila, siendo las gansas las menos deseables. Para finalizar, las cerdas después de las vacas son la especie que más lubrican en celo, tienen secreciones abundantes de un moco espeso, oscuro lechoso y con un olor característico a cerdo lo cual facilita mucho la penetración y a la hembra que le he dado lengua y más he disfrutado son a las novillas en pleno celo. Algunos compañeros de faena me han escrito que en ocasiones cuando terminan de leer, se va a buscar algo para desfogarse.
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