Fui la perra de tres perros callejeros

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Zekyasha.
Antes de empezar a redactar solo diré que esto es algo real que pasó.
No lo planifique ni lo ví venir, solo se dió.
Añado que no me gusta la zoofilia ni soy pasivo natural.
Pero me excito mucho el saber que era tratado como alguien "similar o inferior" a otros perros.

Saludos a todos, tengo un tiempo en la comunidad y recién público algo por qué a mí parecer es algo relevante.
Antes que nada diré, y lo pueden confirmar en el foro que soy un chico que le encanta ser tratado como perro.
Todo se remonta a mi época de preparatoria cuando tuve un novio (soy bisexual.
Activo) mayor que yo qué le gustaban los juegos como el petplay.
El me introdujo en este maravilloso mundo siendo mi primer amo.

Terminó nuestra relación pero aún seguía practicando el petplay.
Para ahorrarnos tiempo de escritura solo diré que lo sigo practicando hasta la actualidad, nada más que ahora para mí no es juego, de verdad me siento un perro.
Actualmente vivo solo así que en casa siempre estoy desnudo y con collar.
Como en el suelo en mis platos con mi nombre.
Mentiría decirles que como croquetas godos los días pero si lo hago por lo menos 1 vez a la semana, mezcladas con sobres de res de pedigree.
Igualmente me baño con shampoo para perros (eso sí todos los días) y jabón PPT (antipulgas, al menos una vez a la semana).
A veces me encantaría ir a trabajar solo con mi collar pero obviamente es imposible.

Una noche acaba de comprar un collar nuevo, regresaba del trabajo a casa cuando tuve un impulso de desviarme de mi ruta normal.
Venía manejando cuando me metí por unas calles alejadas.
En la ciudad donde vivo hay una zona rural, donde hay huertas.
Por esas zonas las calles están poco (o nada iluminadas) y con un flujo de vehículos casi inexistente por la noche.
Llegué a una zona un poco apartada, muy oscura y desolada.
Me quite toda mi ropa y me puse el collar.
Cerré mi vehículo y dejé las llaves escondidas en una zona de la defensa.
Y poco a poco me fui alejando caminando a cuatro patas.
Fue una sensación tan liberadora que no medio el tiempo y estuve así un par de horas.

Empece a hacer eso varias veces hasta que coincidí con una jauría de perros callejeros.
La primera vez, que me vieron me paseaban por qué me desconocían.
Aún así yo me comporté como verdaderamente un perro e igual les ladré.
Fue muy divertido esa vez.

La próxima vez que los vi (obvio yo también comportándome como perro) decidí traer croquetas y sobres pedigree en el auto.
Así que esa siguiente ocasión baje del auto con el alimento y estando cerca de ellos lo esparcía en la calle.
Ellos por lo mismo que tienen una mala alimentación se acercaron inmediatamente a comer, y aproveché yo también para comer junto a ellos, a partir de ese momento las cosas fueron para bien.
Nos oliamos mutuamente, siempre que voy les llevo croquetas y demás.
Ya era un miembro más de la jauría.

Inclusive en una ocasión hace un par de meses un vehículo paso por la calle donde estábamos con la jauría y yo, completamente desnudo no tuve tiempo de ocultarme.
Así que solo me quedé en cuatro patas como el perro que soy.
Esa sensación de saberse descubierto me enchina la piel hasta el momento.

Hace dos semanas aproximadamente fui otra vez pero en esta ocasión una perra de la jauría estaba en celo.
Obviamente en la jauría yo soy un perro de rango inferior, mis compañeros (los demás perros) estaban muy excitados con la perra, pero esta no se dejaba.
Esparcí las croquetas en el suelo para que comer juntos todos pero ellos estaban embobados con la perra.
Así que restándole importancia me puse a cuatro patas y empecé a comer.
Mientras estaba agachado comiendo mis croquetas sentí como el alfa aprovechando que mi trasero estaba a su altura se acercó a mí y me montó.
Cuando quise reaccionar el ya me había penetrado con su punta.
El dolor de sentirme violado fue horroroso, ni siquiera algún humano había hecho cosas en mi trasero y el alfa me había desvirgado.
Quise levantarme pero no pude por dos cosas.

Una, me dolía mi trasero, y dos, el alfa me gruñía cuando hacía el intento de levantarme.
Así que asumo mi papel de perro de rango inferior y me dejé.
En un par de minutos siento como su semen empieza a fluir dentro y fuera de mi (no me abotonó) y terminando su labor se bajó de mi y empezó a lamer mi trasero con los restos de su semen.
Esa parte de las lamidas me encantó.
Cuando el dejó de lamer y antes de que me pudiera levantar ya estaba otro perro arriba de mi haciendo movimientos de cadera queriendo se aparear conmigo.
Los perros son muy territoriales y posesivos.
Si un perro marco algo otro quiere marcarlo también.

Ese fue mi caso, sí fui la perra del alfa el beta también quería que fuera su perra y me dejé, ahí si acepto que me dejé penetrar.
En ese momento me excite mucho que no pensé en otra cosa más que en complacer a mi jauría.
El segundo perro si logro abotonados y fue una sensación exquisita.
Tras acabar el un tercer perro ya estaba formado esperando sur turno el cual llegó y cedí.
Esa noche perdí mi virginidad anal con tres perros callejeros, lo hicieron unas 12 veces (4 cada uno) y quedé abotonado 7 veces.
Sentía su semen en mi interior, una sensación extrañamente placentera.
Mi parte favorita era quedar abotonado por que ellos me arrastraban literalmente a cuatro patas por toda la calle, no podía despegarme.
Si alguien hubiera pasado me hubiera visto pegado a un perro en cuatro patas.
Después de unas tres horas me separé de ellos (algo complicado por qué me siguieron hasta mi coche, no serían dejarme ir) hasta que me fui a casa.
Llegué.

Me metí a bañar por qué estaba lleno de tierra y algo de lodo y mugre, aunque no me limpie el semen en mi interior, lo dejé ahí.
Mi trasero ardía pero me sentía feliz de haber sido uno con los demás perros.

A la mañana siguiente mi trasero me ardía, más que nada por la fuerza y brusquedad de los perros, así que me reporté enfermo al trabajo y descansé todo el día.

No es algo que busque hacer otra vez sinceramente, pero si los perros tienen ganas deberé dejarme, en estos juegos de poder, donde es una forma de dominación y jerarquías en la jauría.