“GENGIS KAN” un enorme perro de mi vecindario…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por BOY_K9.
este ejemplar tiene unos 2 años a los sumo 3, es un animal muy saludable, sus dueños son muy concientes del cuidado y el espacio que estos perros requieren, siempre que el Sr. Abel lo trae a la veterinaria para control mi hormonas se revolucionan, es un animal en verdad muy atractivo, muy similar al de la foto del siguiente link:
http://www.japanangels.cz/wp-content/uploads/tosa-inu-fuwari7.jpg
Yo personalmente lo fui viendo crecer desde muy cachorro y en la revisiones de rutina podía ver la dimensiones de su funda y de solo verle el tamaño, mi piel se ponía de gallina, me estremece el solo pensar en ese animal.
Demás está decir que, cada vez que Don Abel traía a Gengis a la veterinaria donde trabajo yo le recordaba que nosotros tenemos el servicio de hospedaje o guardería para perros, obviamente sin dejar ver mis oscuros deseos con ese hermoso ejemplar. Una tarde llegó mi vecino con su perro a la veterinaria, me extrañó un poco, porque hacia unos 10 días que lo había traído a revisación, le pregunté:
Yo: ¿Como le va Don Abel? ¿Que le anda sucediendo a Gengis?
Don Abel: Buenos días Camilo, no le sucede nada en particular, yo lo saqué a pasear y se me ocurrió pasar y preguntarte ¿si sería posible que atiendas a Gengis durante unos días que nosotros estaremos fuera con mi señora?
Con instintiva alegría respondí que si.
Don Abel: Con mi señora cumplimos bodas de plata y hemos decidido hacer un viaje juntos, y nos preguntábamos ¿si sería posible? que en vez de traerlo a la guardería quizás tu podrías pasar una o dos veces al día por nuestra casa, así el no sufre el desarraigo y le es mas llevadera su estadía sin nosotros.-
Me pareció de muy buen tino su petición y acepté con alegría su propuesta, lo que si me abrió un interrogante, si ellos me dejaban las llaves de la propiedad para poder acceder y además se la dejaban a alguien mas, y por casualidad ese alguien me sorprendía en plena faena con el animal, no seria para nada beneficioso para mi, entonces le dije:
Yo: Don Abel yo le agradezco su confianza hacia nosotros al dejarnos la llave de su propiedad, pero Usted ¿se las dejará a alguien más?, porque de ser así yo preferiría traerlo a la guardería y no correr riesgos innecesarios.
Al decirle esto Don Abel me comenta que tenia planes de dejarle copias de llaves a una vecina para que se de una vuelta cada tanto, para ver que todo está en orden.
Don Abel: Pero de ser así me dijo solo te dejaré llaves a ti, si eso te da tranquilidad, nosotros te pedimos esto Camilo porque somos vecinos de toda la vida y sabemos que clase de personas son ustedes, con tal de que tu puedas dar una mirada a la propiedad y que tengas bien atendido a nuestro perro.
Yo: Despreocúpese Don Abel Gengis estará muy bien, ya lo verá Usted a su regreso.
Don Abel: Hoy es día jueves y nosotros tenemos nuestro tickets de embarque para la mañana de lunes.
Yo: Muy bien, si a usted le parece bien yo pasaré a partir de esta tarde misma a visitarlos para ir estrechando lazos con el, así no se sorprende cuando me vea solo dentro de la casa.
Don Abel: Claro que si!! Además cuando pasas te daré todas la explicaciones de cómo funciona todo dentro de la casa.-
Yo no entraba en mi piel de la alegría y la calentura que me provoca ese hermoso animal, por fin iba a ser mi momento tan esperado con el, durante esos días yo pasé por la casa y me quedaba algunos minutos estrechando lazos y ganándome su confianza. Ya el domingo por la noche mis hormonas estaban en ebullición, mi mente no pensaba en otra cosa que lo que iba acontecer al día siguiente.
Ese lunes Don Abel y su señora tomaron su vuelo a la mañana temprano y yo me fui a mi trabajo como lo hago normalmente, al mediodía ya mis neuronas solo se enfocaban en ese hermoso ejemplar, emprendí el camino a la casa, entré a ella no sin antes mirar hacia todos lados y por suerte no había nadie fuera de la vecindad, eso me dio mayor margen de confianza, cerré perfectamente toda la casa y al saber que nadie me molestaría, entré a la propiedad con mi corazón a mil, Gengis ni bien entré comenzó a ladrar y al verme se tranquilizó, movía su cola con alegría, yo un poco presionado por no estar acostumbrado al lugar decidí recorrer la casa en busca de alguna cámara de videos o algún circuito cerrado de TV que me pudiera delatar, una vez que comprobé que no había nada de eso, me dirigí hacia la sala donde estaba Gengis y mientras le hacia caricias comencé a desnudarme rápidamente, claro con una terrible erección, Gengis al verme desnudo se comenzó a agitar en señal de excitación, se me vino encima y me quería saltar, lamer y jugar; ya muy excitados ambos, pensé en llevarlo hacia el living de la casa donde yo podría ponerme cómodo para comenzar a disfrutar de esa bestia. Me dirigí hacia allí y Gengis me seguía saltándome y dándome empujones, se lo notaba muy alterado, me senté desnudo en el sofá principal y me dispuse a tocarlo y darle caricias, sin perder tiempo puse mi mano sobre su funda y lo que encontré me llamó la atención, no podía creer el tamaño de esa verga que ya estaba dura como un yunque, pobre animal, la tenia tan dura que ni siquiera podía sacarla fuera de la funda, en ese entonces yo llevaba unos 8 años de practicas zoo y pocas veces me había topado con semejante verga, sin dudas su pene media unos descomunales 26 o 27 cm, por la experiencia que tengo con los perros, se que si los dejo que se tranquilicen un poco, con facilidad su pene vuelve al tamaño natural, así es que decidí esperar unos minutos, mientras esperaba tomé conciencia de esa dimensiones y me entró un poco de temor, si bien yo he tolerado perros con vergas grandes, pero este me preocupaba por el tamaño y fuerza, me dí cuenta que si me dejaba montar en el living ni bien me abotonara el animal me arrastraría sin problemas por donde el quisiera y eso si podría provocarme lesiones serias, pero por otra parte mi calentura con ese animal era demasiada como para abandonar mis intenciones de intimar con el, así es que se me ocurrió seguir adelante –pese a todo- pero para controlar mejor la situación busqué una habitación donde Gengis no pudiera moverse demasiado cuando se bajara de mi espalda, puse unos cojines al pie de una pequeña cama, fui a la cocina y busqué un poco de aceite vegetal y me dispuse a dilatar un poco mi ano con los dedos bien aceitados, eso facilitaría un poco mas las cosas, con algo de temor me fui al living e hice que el animal me siguiera a la habitación donde había preparado todo, me arrodillé al pié de la cama y separé bien mis nalgas, Gengis torpemente entró y se me subió por la espalda haciéndome unos dolorosos rasguños,
Comenzó a darme empujones y mientras picaba en mis nalgas sin lograr dar en el blanco, yo me acomodé una vez mas buscando que su pene entrara en mi canal y no tardó en encontrar mi orificio dilatado, yo temblaba como una hoja por la calentura mezclada con nerviosismo, ni bien sentí su pene caliente entre mis nalguitas Gengis me tomó y empujó con fuerza, su pene entro en un solo embate y yo colaboré un poco haciéndome hacia atrás, con un brazo lo tomé de su cola y lo empujé con fuerza hacia mi, yo sabía que tenia que hacer que su bulbo aún pequeño debía ir lo mas profundo posible para que al crecer no dañara mis esfínter, Gengis intentaba con éxito hacer el vaivén característico, yo intenté que se quedará quietecito mientras sentía como su miembro crecía rápidamente mío dejándome casi sin aliento, cuando sentí que ya estaba atascado solté su cola para acomodarme bien, su miembro seguía creciendo dentro mío, el dolor no tardó en llegar, así es que tomé aire profundo y me relajé lo que mas pude, muy pronto sentí que mis entrañas estaban repleta de esa masculinidad canina, parecía que su miembro había llegado a mi estomago, en algunos tramos de la sesión el dolor era tan marcado que me maldecía a mi mismo, hacia tiempo que no me encontraba en una situación tan aguda, si me movía el dolor se intensificaba, mientras sentía los jadeos de Gengis sobre mi nuca
Cuando ambos estábamos perfectamente acoplados el se bajo de mi y al girar pensé que me partía en dos, sentí como su enorme bulbo se giraba dentro de mi recto y no pude evitar dar un grito de dolor (algo que no recomiendo hacer en ningún caso, así no asustamos al animal y que quiera salir disparando produciéndonos un desgarro) , realmente sentí que me moría, por fortuna el se bajó y se quedó quietecito, solo podía sentir los latidos característicos de tremendo falo dentro mío, al quedarse quieto, el dolor comenzó a menguar lentamente, estuvimos largos minutos sin movernos, apenas el movía una de sus extremidades impactaba directamente en mis entrañas, la fuerte presión de su bulbo sobre mi próstata hacia que mi pene chorreara semen casi permanentemente, si bien no podía tener un gozo pleno, mi felicidad era enorme porque estaba una vez mas sobrepasando mis limites de tolerancia, al voltear hacia Gengis veía a una enorme bestia que se vaciaba dentro mío y nada podía ni quería hacer yo por evitarlo, la agitación constante del animal me daba la certeza que estaba inundándome con sus líquidos seminales, realmente me sentía “una perra indefensa” –sensación que amo- , pasaron mas de 15 minutos cuando las paredes de mi recto se acomodaron un poco y ya el dolor no era tan intenso, al menos eso me permitía moverme un poco e ir mejorando mi posturas, mientras Gengis seguía con sus jadeos yo comenzaba a disfrutar de ese tortuoso proceso, la sensación de estar siendo sometido por una verdadera máquina sexual en un sitio que ni siquiera es mió me daba un morbo y una excitación aún mayor
Gengis me tuvo pegado a el exactamente 43 minutos, en materia de sexo es casi una eternidad, cuando me soltó yo casi no me podía mover, muy pronto el se dispuso a limpiar mi ano con su lengua, yo solo atiné a subirme a la cama y quedarme quietecito para que mi intestinos comiencen a volver a su lugar, estuve algo mas de una hora acostado y Gengis acompañándome en la habitación
Luego de darme una cogida bestial el se puso en un rincón lamiéndose ese terrible falo, par luego guardarlo en su funda, al vérselo ya algo mas chico me costaba creer que todo eso estuviera hace escasos segundos dentro mío. Luego de que el dolor cedió casi por completo me fui al baño y me higienicé mis partes, de mi ano salía mucho semen mezclado con un poquito de sangre, como no era mucho el caudal de sangre supe que pronto todo estaría en su lugar.-
La felicidad se ganó en mí porque realmente estaba con un espécimen al que deseaba hace mucho tiempo y con quien todavía me restaban 15 días de sexo desenfrenado para experimentar, sencillamente Gengis es una bestia llena de energía.
Espero le haya gustado el comienzo de este pequeño “romance” que hemos vivido con este perro de aspecto feroz y de verga realmente descomunal, luego les contaré las sesiones de sexo que vivimos con este precioso animal.-
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