Hermosa perra criolla y sus travesuras

Aunque no me gusten las perras, no quiere decir que si hay la oportunidad la dejo pasar.
Hola mis zooamigos, aunque estuve perdido estoy de regreso, les cuento que este fin de semana fue periodo electoral en mi hermoso país, lógicamente estuve a mis anchas y completamente solo en nuestra finca, quienes han leído mis narraciones saben de la oportunidad que tengo porque dispongo de todo; gallinas, piscas o pavas, becerras, ovejas, y cerdas, esta vez no fue con ninguna de esas especies,  una persona que vive permanente en nuestra finca (cuidandero) tiene una perra cruzada, de muy buen tamaño porque casi iguala a una rottweiler, ya debe tener al menos tres años y solamente ha parido una camada de cachorros, no está esterilizada por lo cual unas veces se inyecta para evitar el celo, en otras ocasiones simplemente se deja en las noches en el canil y durante el día se le coloca unas braguitas o calzón de nailon mientras le pasa, de manera que pueda orinar y defecar pero aunque sea montada no es penetrada, desde la semana pasada vino la aparición del celo por el aumento exagerado de su vulva, micción frecuente y presencia de sangre, varios perros se acercaban, pero rechazaba la monta, ya el viernes las pérdidas de sangre eran prácticamente nulas, su vulva estaba más inflamada, y esa hermosura estaba urgida de macho, si bien las perras no son de mi predilección, no quiere decir que no me gusten.

El viernes en la noche aprovechando la soledad, después de pasearla me la llevé a la habitación, como estaba bañada la deje subir a mi cama mientras yo iba al sanitario y me preparaba, me unte un poco de RINO y esperé que iniciara a hacer efecto, al rato regresé desnudo a la habitación, al verme se paró, se volteó y hacia el rabo a un lado, me puse a acariciarla y tocarle ese delicioso y grande manjar, al abrirlo estaba rozado, todo gordo, literalmente le chorreaba flujo sin sangre,  con solo verla se me aguaba la boca de solo imaginar toda mi verga desaparecer en esa ricura, mis ganas eran literalmente incontrolables, no sé si es por las feromonas que sueltan, pero sentía más ganas que nunca, le metí la mano entre las piernas y me puse a sobarle la vulva mientras veía como se fruncia y temblaba, esa bola apenas quedaba en la palma de mi mano, era muy rica la sensación sentir que me mojaba la mano, luego le metí el dedo hasta sus entrañas notando que estaba bastante dilatada, sin esperar más la acomodé en el borde de la cama, la agarré por las ancas y le acomodé la cabeza verga dentro el chocho, le fui dando empujones muy suaves, sintiendo como entraba de a pocos, al comienzo contraía la vulva y temblaba demasiado porque lo sentía, pero le gustaba porque hacia fuerza hacia atrás, luego fue soltando hasta que traspase ese anillo y la ensarté en su totalidad, alcanzó a pegar una especie de quejido, pero no se intentó zafar muy por el contrario ella misma hacia vaivenes consecutivos,  que rico se sentía tenerla clavada, era tan caliente y rico tenérselo adentro de ella, una suavidad única, la sensación era maravillosa, luego comencé a meterle una culiada hasta sentir algo de cansancio, pasado varios minutos saqué mi pene  de ese chocho, lo tenía aún más grande, bien rosado y entreabierto, la perra se puso como loca porque se me zafó, ladraba, corría por toda la habitación, brincaba sobre la cama, luego se recostó y se la lamió la vulva, al acercarme se puso a lamer mi verga y me pegaba una especie de mordisquitos muy suaves y placenteros, quise experimentar algo que jamás había hecho, así que la calmé y me acosté  boca arriba, acomodé la perra encima de mí (estaba bien pesada) le abrí las patas hasta acomodarle la verga dentro de la vulva, la agarre por las caderas en la medida que la perra se sentaba y simultáneamente la iba clavando, es una sensación totalmente diferente porque la perra trato de levantar las patas como cuando se limpian el culo después de cagar, temblaba mucho cuando la hacía subir y bajar,  la abracé completamente sintiendo su pansa contra mi abdomen, la clavada no tiene comparación, sentía como jadeaba, como me alcanzó a rasguñar retomé la posición perruna, que rico mirar como se comía toda la verga y me la apretaba, sus labios formaban una protuberancia bastante grande cuando chocaba contra mi pelvis, así estuve un buen rato hasta que no aguante más, aceleré todo lo que pude me aferré a ella y comencé  a eyacular, ese primer chorrote fue prolongado, me le vine adentro hasta que los espasmos eran débiles, no tenía ganas de sacárselo y se lo dejé clavado hasta que por sí solo perdió su erección y se salió solito, al soltar la perra le escurría bastante flujo revuelto con semen, se puso nuevamente como loca, se echó al piso lamiendo la vulva, corría, ladraba se lamia y de un momento se me acercó y por más que trate de hacerla a un lado, duró bastante rato lamiendo la verga, no disfruté porque no tenía deseos, cansado me recosté a tomar una limonada y descansar, al rato me cogió el sueño, e eso de las 11 de la noche le metí otra clavada y durante toda la noche un total de cuatro señoras clavadas, el sábado mi verga me dolía y al verme me dejo rojito el glande, la vulva de la perra casi dobla su tamaño, por la tarde del sábado nos bañamos con agua tibia en la ducha, cuando le estaba secando y limpiando la vulva con papel higiénico, sentí muchos deseos de lamer ese manjar, en otra ocasión será la verdad me dio cosa, aunque lo he hecho con becerras, una burra y una cerda, en otra ocasión que no esté en celo será.