Hogar, dulce hogar
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Trabajo en un gran comercio de comestibles muy conocido, eran las once de la noche de un día de invierno, después de bañarme decidí ir a la casa de una compañera de trabajo, que también es soltera, a charlar un rato y tomar unos mates, nos conocíamos de hace tiempo y ocasionalmente nos visitábamos para ver películas o salíamos a comer. Fui hasta la parada de colectivo que me llevaría al barrio de mi amiga, paso una hora y no aparecía ninguno, no iba a esperar mucho tiempo con el frío que hacia, así que prendí un cigarrillo y empecé a caminar de regreso a mi pequeño departamento, faltaba una cuadra para llegar a casa, al llegar a una esquina en donde hay un par de contenedores de basura, note movimientos detrás de ellos, empecé a cruzar la calle ya que pensé que podía ser alguien que se estuviese ocultando para robar, en eso de entre un montón de bolsas de nylon salió un perro de mediana estatura de color pardo que me quedo mirando, creo que mas asustado que yo. Me reí con ganas, aliviado de que solo fuera ese perro, lo mire y le dije, me pegaste un susto de aquellos, cuando le hable, empezó a mover la cola y se acercó. Realmente estaba mugriento, su largo pelaje marrón estaba apelmazado de suciedad, mientras seguía caminando el animal empezó a seguirme trotando detrás mío, cuando llegue al portoncito de casa entre y lo cerré, el animalito se quedo sentado detrás mirándome, pensé que yo iba a entrar a la calidez y a la seguridad de casa, y ese pobre animal, seguramente con hambre quedaría allí en el frío de la intemperie, me acerque de nuevo al portón y le dije, bueno…mira, por esta noche entrá a la casa, te doy de comer y mañana te rajas cuando yo salgo para el laburo.
Una vez adentro, le serví algo de sobras ya incomibles de un guiso que devoro con gusto, prendí la estufa y me senté en la alfombra del living al lado del sofá a leer un rato, el se recostó a unos pasos de donde estaba yo, en eso empecé a mirarlo con detenimiento, el pobre animal, por lo visto bastante viejo, no tenia dientes, y también me di cuenta que en realidad mi huésped era una invitada, no un macho, yo seguía pensando que su estado era una calamidad. Como si me hubiese leído el pensamiento, el animal se incorporo y acercándose lamió mi mano que sostenía la revista, lo tome como una acto amistoso, así que le devolví el gesto con una caricia sobre su lomo, pareció relajarse y volvió a recostarse, esta vez casi pegada a mi, empecé a revisarla con intenciones no tan entusiastas a futuro de llegar a bañarla, en eso terminó de recostarse abriendo sus patas traseras mostrando sumisión, entonces note su ubres gordas y flácidas que habían estado ocultas por su pelaje y una vulva del tamaño de un pequeño durazno.
Alguna vez, cuando era mas joven, se me cruzo por la cabeza el tema de la zoofilia, pero el tema quedo allí, como una rareza que solo la practicaban algunos inadaptados, lo curioso es que en ese momento algo me sucedió y no pude reprimir tocar con mis dedos su vulva, se sentía blandita y aterciopelada, y en su hendidura se podía ver su interior violáceo y húmedo, involuntariamente tuve una erección, que en segundos se hizo intensa, la perra empezó a azotar el piso con su cola. Un solo pensamiento inundo mis sentidos: la curiosidad de cómo sería copular con una perra, casi sin pensar sentado como estaba, recosté mi espalda contra el sofá y me saque el pantalón, mi pene se deslizo por el costado del calzoncillo, la perra se levanto y se acomodo entre mis piernas, con una de sus patas delanteras piso mi verga, apretándomela contra el piso y empezó a lamerme la cara, en un primer momento trate de evitar sus lengüetazos, pero al sentir su tibia baba en mi cara, saque mi lengua y recibí en mi boca sus lamidas, el animal parecía de alguna manera entender mis intenciones, o quizás era solo una manera de relacionarse con otro animal, de todas maneras lamía con ganas mi boca, mientras yo metía mi lengua en sus encías atrapando su lengua cada tanto. Después de un momento, la tome de las ancas y la obligué a ubicarse de espaldas entre mis piernas, y a sentarse sobre mi miembro, su vulva que quedó sobre el lomo de mi pija estaba caliente y húmeda, con una mano busque desesperadamente ubicar mi pene en la entrada de su concha, hasta que sentí que la cabeza entró un poco, luego abrazándola la empuje hacia mi pelvis, mi verga se deslizó en su vagina, que estaba caliente y babosa, hasta que sentí los bordes de su carnosa vulva contra mis huevos, la perra jadeaba, estaba alborotada y parecía querer salirse, pero no lo hacia, empecé a empujar hacia arriba, su canal vaginal se sentía delicioso, se ajustaba como una funda alrededor de mi verga, …
Lo que estaba sucediendo era impensable hasta ahora para mi…estaba copulando con una hembra peluda…una chola….la abrace por debajo de su panza, mientras apretaba al mismo tiempo sus tetas con mis manos, ella torcía su cabeza restregando su hocico peludo contra mi cara lamiéndome la boca, el olor a perra me embriagaba, sentí que su concha empezó a contraerse y se inundo de flujos calientes y sin poder contenerme empecé a descargar mi leche en el interior de su vagina mientras le decía: siiiii…hija de puta..que delicia de concha…..dame tu acabada, su cajeta seguía pulsando con mi verga incrustada profundamente, y mi pija seguía bombeando semen dentro suyo, después quede abrazado a ella mientras la chola jadeaba cansada también, en un momento se paro con su cola levantada, de su concha chorreo un colgajo de fluidos que cayeron sobre mi verga, la perra se dio vuelta y empezó a comerse los restos de leche y jugos de su cajeta de mi pija, con ganas metiendo su lengua hasta debajo de mis bolas inclusive, y masticándome suavemente la verga cada tanto con su boca desdentada. Cansada, la chola se dio vuelta buscando una escudilla de agua que le había puesto para que bebiera, mientras tomaba agua, yo observaba sus ancas, la perra tenia la cola levantada, su vulva estaba hinchada y todavía rezumaba algo de semen que quedaba colgado en el pelaje de sus patas traseras, pude ver su ano de un color pálido, sus músculos esfinterianos se abrían y cerraban todavía estimulados por la reciente cópula, me quede allí por un momento, observándola, mirando sus ancas, y entonces mi instinto me llevó a avanzar en esa situación bizarra, quería penetrarla por el culo, si me permitía, ya que no iba a lastimarla, me levante y me pare encima de ella, con mis piernas a los costados de su cuerpo, agache mi torso y tomándola de la cabeza se la levante, instintivamente ella abrió su boca y lamió la mía, luego la tome por debajo de su panza y la levante, la lleve alzada hasta el borde de la cama y la puse arriba, la chola quedo con sus patas delanteras y la mitad de su cuerpo sobre la cama, y sus patas traseras quedaron apoyadas sobre el piso, aun mantenía su cola levantada y la agitaba nerviosamente, mientras miraba hacia atrás observando mis movimientos,
Tome una crema humectante de la mesa de luz, y embadurne la cabeza de mi verga, después me arrodille detrás de ella, apoye suavemente mi pene en la entrada de su culo y empujé, pude ver como los pliegues de su ano se distendieron un poco mientras mi pija se deslizaba, ella empezó a gemir, y cuando pensé que quizás la lastimaba e iba a retirarme, la perra empujo su grupa hacia atrás, le dije:…hhhuuu…te gusta verdad?….que rico culo….sos una puta….una vieja chola putita….cuantas vergas te habrás comido hasta ahora..hhhhaa…mmhh..pero ningún macho te cogió por el culo..puta.. la perra seguía gimiendo mientras apretaba el anillo de su ano alrededor de mi verga, empuje más hasta que mis huevos hicieron tope en su grupa, entonces me incorpore un poco, mientras me recargaba sobre su lomo y ubicaba mi cabeza al lado de la suya, sentir su lomo peludo y pringoso por la suciedad rozando mi pecho y panza se sentía delicioso, la perra con mi cuerpo recargado sobre el suyo apenas podía moverse, pero puso su cabeza de costado, y mientras la mantenía empalada con mi verga ella lamía mi boca. No es común el sexo anal en los perros, pero seguramente lo aceptaba como un acto de sumisión. Mi cerebro solo se limitaba a seguir los instintos del momento, mi pija entraba y salía de su culo baboso y caliente, entonces de pronto empezó a lamer mi boca con desesperación y sentí que empezaba a orinarme en las bolas, enchastrándome la entrepierna, su orín caliente aceleró mis sentidos y empecé a acabar en el interior de sus tripas, la perra al sentir mi verga pulsando y notar que se endurecía más empezó a emitir unos gruñidos sordos, mi leche empezó a desbordar su culo y a pegotearse en el pelaje circundante de su culo en cada embestida mientras yo terminaba, agotado me deslice saliéndome de ella y quede sentado a un lado de la cama, la chola quedó sobre la cama por unos instantes, su culo estaba empavonado de mi leche y sus orines, luego se bajo y quedo echada lamiéndose su concha y el culo, luego algo tambaleante se acercó y se recostó entre mis piernas con su cabeza apoyada sobre mi verga, después me pareció despertar a la realidad, tenia a una vieja hembra animal peluda, sucia y desdentada entre mis piernas, y lo había disfrutado muchisimo.
Han pasado varios meses, ahora estoy en mi trabajo en el momento del almuerzo, bajándoles a la web este relato en una de las maquinas de la administración, en lo único que pienso es en volver a la noche, se que la perra, que ahora vive conmigo, esta esperando mi regreso, esta distinta, bastante gorda, tiene el pelo corto y la baño casi todos los días, aunque parezca bizarro ni bien entro a la casa, empieza a llamar mi atención, rasguñando mi bragueta y olisqueándome entre las piernas y no para hasta que ve que empiezo a desabrocharme el pantalón, quizás se siente la única hembra del macho alfa, y trata de que la sigan fertilizando, después de que me desabrocho el pantalón invariablemente, y casi siempre sentado al lado del sofá, mi chola viene a sentarse en mi regazo sobre mi verga y empieza a regalarme su tibia saliva, mientras refriega su ano y vulva contra mi pene y casi enseguida terminamos copulando. A veces solo busca lamer mi verga y gratificarse tragandose su golosina. .
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