La Burrita del Gabo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sebasstian28.
Realmente yo seguía caliente ya saben a los 13 uno es caliente a todas horas.
Íbamos en las bicicletas y empezaba a oscurecer porque el camino estaba un poco largo. Finalmente llegamos a un corral lejano que tenía el papá de Gabo, un pastizal inmenso y ahí estaba la burrita. Apenas Gabo le hablo y la burrita brincaba y paraba la cola.
Gabo comenzó a observar a todos lados para asegurarse que no hubiera alguien cerca. Luego ató a la burrita con una cuerda y la llevó debajo de unos árboles diciéndome que lo siguiera.
Ató la cuerda al árbol, la burrita se veía muy alegre y tranquila, Gabo le levantó la cola un poco y pude ver su vagina palpitante, era obvio que estaba en celo y segregaba un poco de líquido.
-Ven Sebas arrímate- me dijo Gabo
-¿Patea?- le dije
-¡No! No patea es muy mansita además le gusta que la toque ¿no ves lo caliente que está?
Un poco temeroso me acerqué, Gabo no dejaba de verme a los ojos. Con una mano sostenía la cola de la burrita y con la otra se sobaba el enorme bulto que ya se le marcaba perfectamente su erección. Tomó mi mano y me la arrimó a la vagina de la burrita, rozábamos la vulva de burrita y ésta no dejaba de bombear, luego Gabo me dijo que metiera los dedos en la vagina. Mi respiración comenzaba a agitarse, no me importaba nada más sólo deseaba sentir esa puchita, estábamos sin pendiente de que nos fueran a cachar en la movida.
Empecé por meterle dos dedos a la burrita. Se sentía muy húmedo y caliente, estaba completamente mojada su vagina y goteaba un poco, cuando le metía los dedos no dejaba de bombear, Gabo también metío dedos en la burrita y así los dos la masturbábamos y calentábamos más y más. Luego Gabo comenzó a agarrar el bulto de mi verga, me lo sobaba sin parar y yo ya estaba demasiado erecto y caliente, lubricaba mi verga, se ponía durísima y las venas se notaban. Gabo soltó la cola de la burra, se incó, me sacó la verga y comenzó a mamármela. Yo sentía que iba a estallar, dejé de manosear a la burrita y lo agarré de la cabeza para empujarlo a que se metiera toda mi verga en su boca.
-Sácatela Gabo quiero ver tus pelos- le dije
Él sin dudarlo desabrocho su pantalón y se sacó su verga. Estaba muy erecto también. Luego se puso de pie y juntando las dos vergas nos masturbábamos. Ambos estábamos lubricando mucho. Gabo me empujó a la burrita. Yo creí que me patearía pero la verdad la Burrita estaba muy tranquila no ocupábamos de amarrarle las patas para que no pateara, parecía que esperaba anciosa recibir verga. Gabo fue a traer unas rocas para subirnos en ella y quedar a la altura de la vagina de la burrita.
Me subí a las rocas y Gabo frotaba mi vergota dura contra la puchita de la burrita.
-Métesela- me decía Gabo
-No, mejor hazlo tú, tú sabes como hacerlo yo aún no-
Entonces Gabo se puso en mi lugar y comenzó a penetrar a la burrita. La burrita estaba muy quieta y Gabo comenzaba a bombearla muy duro, yo le subía su camisa y le sobaba sus bolas que las tenía muy peludas, él comenzó a masturbarme. Era un morbo el que me ponía más caliente al ver como él penetraba tan rico a la burrita, yo la verdad no me atrevía a hacerlo.
Me puse detrás de él y comencé a frotarle la verga a Gabo en sus nalguitas
-No me la vayas a meter Sebas-
-No, no te preocupes no pasará nada- le dije a Gabo
Yo le besaba el cuello y le acariciaba del abdomen hasta los pezones, le respiraba al oído y ya desenfrenados nos damos unos besos.
-Ya no aguanto más me voy a venir- dijo Gabo – ¿quieres ver como me salen o se los echo adentro?-
-Échaselos adentro- le dije a Gabo sin dudarlo
Entonces gabo dándole más duro a la burrita dejo caer todo su semen dentro de su vagina mientras yo le acariciba las bolas peludas. Terminó todo cansado y me dijo
-¿Te falta mucho?-
-Un poco ¿ya no me la quieres mamar?-
-No, pero si quieres te la mamo para que te vengas-
Yo sabía que el quería, sólo que se hacía del rogar así que lo tomé de su cabeza y lo inque. Ya incado comenzó a mamarme la verga y cuando estaba a punto de vacearme le dije, entonces se puso a mamarme los huevos y yo comencé a aventar chorros y chorros de mecos por todos lados cayéndole a Gabo en su cara, cabello y espalda y hombros.
No me atrevía acogerme a la burrita pero con el simple hecho de ver como se la cogían me excite tanto y eso fue lo más cercano que estuve a la zoofilia.
Gabo sacó un paño y se limpió, luego con agua nos lavamos las vergas, orinamos y montamos las bicis de regreso a su casa. Ya estaba un poco oscuro y yo tenía que ir por la moto para irme a la casa de mis abuelos. Desde ese día no he dejado de fantasear en la zoofilia. Me gustaría penetrar una yegua o una perra, ahora tengo 33 años y espero con ancia poder hacerlo
Sebas
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