La chispa que encendió mi gusto por la zoofilia.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Primero lo primero, mi descripción: En estos momentos tengo 24 años, moreno, pelo rizo, ojos color cafe, 1.75mts de altura con 166lbs. Complexión normal. Me considero morboso y soy de Ciudad de Guatemala, Guatemala.
Ahora lo mas importante, el relato.
En ese entonces contaba con 14 o 15 años de edad. Edad en la cual descubrí la masturbación y la masturbación con varios objetos. Cualquier roce con mi pene hacia que este despertara y me viera en la necesitad de jalarmela. Me llegue a masturbar cuatro veces al día, ufff, aquellos días. Entre más sensaciones placenteras descubría más exploraba en el mundo sexual y eso me llevo a conocer la zoofilia.
Un día me encontraba orinando con la puerta abierta del baño y veo que mi perrita, que se llamaba Dinka, ingresaba al baño y se ponía a tomar mis orines, cosa que me causo gracia. Luego entraba yo y otro amigo a orinar y poníamos a mi perrita a tomar nuestros orines.
De esos días que mi perrita tomaba mis meados decidí acercarle la punta de mi pene a su hocico y ufff… La sensación que provoco sus lengüetazos cálidos, de lengua áspera y con un ritmo continuo hizo que mi pene se estremeciera junto con todo mi cuerpo y que mi pene reaccionara con una erección como nunca había tenido a mi corta edad. Luego de este descubrimiento las pajas fueron increíbles.
Pero en esto no quedo la cosa. Con el paso del tiempo descubrí que a mi perrita no solo le gustaba lamer mi pene sino también le gustaba lamer mis huevos, los lamia como toda una experta. Cada huevo, cada parte de ellos los lamía de tal manera que provocaba que salieran gemidos de mi garganta o un ¡hay! por que me lastimaba pero a la vez me daba placer.
Y esta forma de placer se repetía semana tras semana. Yo me quitaba el pantalón y boxer, dejaba entrar a mi perrita a mi cuarto, me sentaba en mi cama o me acostaba en mi cama, abría mis piernas, caía mi pene y mis huevos y mientras mi perrita comenzaba a lamer mi pene, huevos e ingle mi pene se ponía erecto y comenzaba a masturbarme viendo como mi perrita no paraba de lamer mi parte viril, hasta yo eyacular. y Ella, Dinka, mi perrita, descubriera el gusto por el semen.
Ahora es turno de yo darle placer…
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