Las Burras de San José
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Empiezo diciéndoles que estas hembras me vuelven loco a cada instante paso pensando en ellas y no encuentro la forma de escaparme y buscarlas para echarle un buen polvazo.
En esta ocasión fui a hacer un trabajo en un caserío pero tenia que pasar por una finca que se llama San José, nunca había transitado por el lugar pero me imaginaba que encontraría alguna, bueno cuando iba en la moto después que pasé una casa y mas adelante una represa vi una burra, pero en la represa estaban unos pelaos como de 10 a 11 años y les dije y que ya se casaron alguna burra y hay alguna por aquí, a lo que ellos se sonrieron y dijeron que no, después de la represa a pocos metros estaba un pequeño arroyuelo y muy cerca la burra, pero antes también había visto a un man que venia por el mismo camino a lo que me baje de la moto y me dirigí rápidamente donde estaban las burras y las eché para otro lugar mas apartado
Pero de pronto veo que el man se está acercando a lo que corrí y me agaché me bajé y me subí la ropa para hacerle creer que estaba ensuciando y salí para donde estaba la moto y me monté y me fui pero mirando al man para donde se dirigía, por lo que a unos pocos metros tuve que bajarme para abrir un portillo y aproveche para descansar y esperar para que el man se retirara, pero esto como el que sabia mis intensiones y me miraba a cada rato al fin este tomo una desviación y sin retirarse mucho yo corrí nuevamente ya donde estaba la burra y la ubique en el arroyuelo y me baje la ropa solo hasta las rodillas como esta cerca del camino pensé que alguien podía venir y sorprenderme, bueno me unté saliva en la cabeza de la verga y con gran desesperación le mandé mi trozo de mondá hasta lo mas profundo de esa rica chucha que de una empezó a sentir mis embestidas y le daba caña pero con gran temor por estar cerca del camino hasta que al poco rato le descargué toda la leche en ese rico agujero que me dió tanto placer
Me limpie y me fui caminando rápido hacia la moto pero casi me ven porque cuando me subí la ropa un man iba cerca hacia otro lado, bueno lo mas importante fue que le pude echar un exquisito polvo a esa burra, pero me dije ahora no salgo por allá sino que me regreso de nuevo por aquí calculé que debían ser como la 1 de la tarde al momento del regreso y a esa hora no debía haber nadie, bueno así fue, a esa hora regresé pero no veía nada, a lo que llegué de nuevo al arroyuelo miré para el lado donde me había culiado la burra pero no había nada, después miré para el otro lado y que sorpresa estaba una hembra, paré la moto debajo de un árbol al lado del camino y de una eché la burra para el arroyo y esta vez como estaba el lugar solo y a esa hora me quité la ropa, solo me quedé con la camiseta y me unte de nuevo saliva en la verga y se la empecé a restregar en los labios de esa chucha deliciosa que iba a ser penetrada por un trozo de verga
A a los pocos minutos le metí toda la mondá y le sobaba la verga por el clítoris a lo que esta se movía desesperadamente y culiaba sola y yo seguía detrás pegado dándole verga hasta que al rato oigo un ruido de una moto y le dí verga rapido hasta que le deje toda la leche a esa otra burra, cuando la moto llegaba cerca a donde yo tenia la moto, yo salí del arroyo subiéndome la sudadera como haciéndole entender que estaba ensuciando pero el man no se tragó el cuento porque la burra también salió del arroyo en ese mismo momento, bueno como no conocía al man no le presté importancia y seguí me monté en la moto y regresé a casa dichoso de haberme culiado a dos hermosas y sabrosas burras con esas chuchas apretadas bien ricas, al parecer nadie les da verga porque están bien estrechas eso uno lo sabe por experiencia.
No he vuelto a ir por el lugar porque no he tenido la oportunidad pero se que cuando regrese voy a buscar a esas hembras y les daré otros buenos polvazos.
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