LE ENTREGUE EL CULO A LA MASCOTA DE MI VECINA
Cómo una lengua canina nos puede volver locos .
Mi nombre es Paulo, un hombre de 32 años de apariencia bastante atractiva, ojos claros y cuerpo ejercitado.
Tengo una vecina de nombre Fernanda que vive sola con Mía su perrita, es una american bully de buen tamaño pero bastante amigable.
Fernanda trabaja mucho y algunas veces sale de viaje y me deja las llaves de su casa para poder alimentar a Mía.
Era un fin de semana común y Fernanda me pidió el favor de cuidar de Mía el fin de semana ya que tenía un viaje de negocios importante.
Era viernes por la noche, Fernanda ya se había ido y me disponía a bañarme ya que tenía que pasar a recoger a mi novia a las 10:30.
Eran al rededor de las 9:00 de la noche cuando el calentador de agua de mi casa empezó a fallar, claramente no podía irme sin bañarme así que decidí ir a darle de cenar a Mía y aprovechar para bañarme en casa de Fernanda.
Todo marchaba en orden hasta que me di cuenta que no había traído mi toalla conmigo y ya me encontraba desnudo, decidí tomar prestada una de la casa de Fernanda, entre a su habitación y sobre el buró había una toalla limpia, así que por flojera de no rodear la cama completa simplemente me empine sobre la cama para estirar la mano y fue cuando todo sucedió.
Estaba completamente empinado con las nalgas abiertas de par el par cuando sentí el cálido aliento de mía justo entre mis nalgas, apenas pude reaccionar cuando la perra ya me había dado el primer lenguetazo, los ojos se me pusieron en blanco del placer repentino que sentí, algo que jamás había experimentado en la vida, soy alguien que nisiquiera permito que mi novia se acerque a mi ano jajaja y vaya sorpresa que me lleve, me quedé en shock por unos segundos intentando procesar lo que acababa de pasar y la sensación tan placentera, deliciosa y morbosa que acababa de sentir. Apenas estaba procesando lo sucedido cuando sentí que mía se acercó nuevamente y sin compasión empezó a lamer nuevamente mi culo, no puse resistencia, su lengua iba desde mis enormes huevos hasta el último pliegue mi ano, estaba vuelto loco de placer, toda la casa estaba en silencio y solo se escuchaban los lenguetazos de Mía dentro de mi culo, tenía la verga dura como nunca en la vida, tenia los ojos en blanco de tanto placer que sentía, pegue más mi pecho a la cama abriendo las piernas y levantando aún más el culo quedando en posición de «perrito» sentía que la verga me iba a explotar de tanto placer y así fue, sin aviso empecé a tirar toda mi lechita sobre la cama de Fernanda, nisiquiera fue necesario tocarme para que saliera disparado todo el semen, caí en la cama y me voltee boca arriba tratando de asimilar lo que acababa de pasar, apenas estaba recuperando el aliento cuando Mia se acercó, empezó a lamer toda la leche que aún escurría de mi verga e inmediatamente me hizo tener otra erección, sentía la cabeza de mi verga palpitar como nunca, mientas Mía terminaba de lamer la lechita me entró una sensación extraña de querer más y más, quise llevar el placer a otro nivel, busque entre las cosas de Fernanda y encontré algunos lubricantes de esos que «elevan la temperatura» sin pensarlo dos veces me fui a la nevera a buscar algo que hiciera más interesante la experiencia y encontré un bote de crema de maní, sin dudarlo lo tome y regresé a la cama, me empine nuevamente quedando con el culo completamente abierto, listo para experimentar de nuevo esa deliciosa lengua canina, tan larga, húmeda y caliente, unte desde los huevos hasta el culo crema de maní y llamé a Mía a la habitación, al ver el maní se emociono tanto que inmediatamente empezó a lamer, yo gruñia y gemía de tanto placer que no me importo que me escucharán, todo estaba en silencio solo la lengua de mía haciendo su trabajo y mis gemidos se escuchaban, estaba vuelto loco, estaba hecho un pendejo de placer tomé el lubricante con una mano y me empecé a masturbar, me jalaba la riata mientras Mía lamía mi culo abierto, es de las mejores experiencias del mundo. Estaba yo gimiendo como toda una puta, me sentí mujer, quizás eso sienten cuando les lamemos la concha pensaba mientras me comían el culo, no quería que esa sensación terminara nunca, empecé a sentir mi orgasmo acercarse, abrí todo lo que pude mi culo y jale mi verga con fuerza hasta que ya no pude más y mi leche salió disparada, fue la mejor noche de mi vida, tanto que olvide que tenía que ir por novia y le dije que me había quedado dormido. Espero que les agrade leerlo por qué después de ese encuentro hubo muchos más bastante interesantes .
Una lengua en el culo siempre es deliciosa. Y más de una perra.