Le fui Infiel a mi Esposa con nuestro Perro 2da parte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
El día siguiente de aquella experiencia desperté con un cargo moral que me atormentaba y más cuando veía a mi esposa quien está bastante provocativa a pesar de sus 43 años, claro es una mujer de tez blanca, 1.77mt 75 kilos y siempre anda muy bien arreglada. Por otro lado no podía borrar de mi mente esa envestida que me había dado aquel animal, fue una cojida salvaje pero excitante sentía una mescla entre vergüenza y morbo que me hacía dudar si era malo o bueno lo que avía echo, solo existía una manera de descubrirlo y era volver a encontrarme en la misma situación. Con mucho miedo pero con más determinación organice el nuevo escenario que me llevaría nuevamente a las nubes o eso esperaba que sucediera.
Una semana después de aquel suceso me quede en casa con mi esposa tomándonos unos tragos en la tranquilidad de nuestra casa, bailamos, bebimos, cenamos e hicimos el amor con mucha creatividad los tragos ya habían echo efecto al punto que mi mente comenzó a ubicar al perro nuevamente en mis planes, esta vez tenía que hacer que mi esposa durmiera tan profundo como la otra vez solo que sin el cansancio y la embriagues de aquella noche, fue por lo que tuve que recurrir a los gotas relajantes medicadas para el estrés, fueron los 45 minutos más largos que había esperado cuando al fin se durmió supe que era para rato.
Baje hasta donde estaba el perro y lo lleve al lavandero el mismo lugar donde me convertí en su perra, comencé a sobar su barriga, sus bolas hasta que comencé a masturbarlo y cuando le salió de su forro ese tremendo guevo ya mi excitación era bestial, no sentía ni un grado de culpa, me acosté a su lado y comencé a mamárselo el animal suspiraba y se movía como pidiéndome el chance de metérmelo lo que me animo a hacerlo. Me quite el interior y me puse en cuatro patas para que me cojiera fue cuando el izo lo que sabe, me dio la mejor de las lamidas cosa que me saco un tremendo grito de placer que termino en gemidos, su lengua rugosa pasaba de mis bolas hasta mi culo haciendo que temblaran mis piernas casi que le grite cojeme por favor el perro lamia y lamia hasta que al fin se decidió a montarme, no sé con qué facilidad y destreza lo ayude a que me lo metiera luego de varios empujes sentí esos 15 centímetros de carne invadir mi cavidad anal fue lo máximo, lo deseaba tanto que llore de placer me echaba hacia atrás como buscando mas pero solo sentía el golpeteo de sus bolas con las mías, sus movimientos eran cada vez más rápido señal de que quería acabar dentro del culo de su perra porque así me sentía quería que mi macho acabara para sentir lo que aquella vez sentí leche caliente y viscosa correr por mis piernas.
El perro seguía maraqueando me y yo súper excitado comencé a pajearme y cuando sentí su leche no aguante y también solté aquel chorro de leche que baño todo el piso mis gemidos eran casi gritos no tenía control solo gemía, lloraba y acababa sin parar, cuando por fin terminamos el comenzó a sacar su gran trozo de carne caliente y erecta, jamás podre olvidar ese momento en el que me encontraba todo lleno baba, sudor y leche tanto mía como de él. Al sacar su guevo comenzó a lamer mi culo como si yo fuese una perra comiéndose todo los jugos que me produjo es magnífico sexo. Casi sin fuerzas camine hasta el baño me duche y medio limpie el piso subí al cuarto y me dormí. feliz, bien cansado y bien cojido.
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