ME COGI A UNA PERRA BORRACHA
Tabata era un animal arisco y una verdadera fiera; pienso que siempre estaba de malas, de hecho, yo le tenía miedo, pero me había encaprichado en cogérmela y moquearle la panocha hasta saciarme, y de alguna forma tomar venganza de su difícil trato..
Tirándome a Tabata, la perra borracha.
Antes que nada, deseo comentar que esta historia es parte de mi vida y que en efecto sucedió. Por lo que los verdaderos cabrones, que han clavado con perras, de inmediato sabrán que así es como se da rienda suelta al sexo con animales.
Hoy tengo la edad suficiente para decirles que cuando conocí el porno, eran solo dibujos y libros, no existía la cantidad y calidad que hoy está disponible para todos. Por esta razón cuando me inicié en el zoo, todo fue por instinto y porque soy un enfermo de lujuria, siempre estoy caliente y con ganas de cogerme a cualquier hembra.
En esta ocasión escribo respecto de la tercera perra que me cogí de manera abusiva y salvaje… pobre de su vulvita y pobre de ella porque la hice viciosa.
Mi edad rondaría los 16 o 17 años cuando muy borracha me cogí a esta hembrita de raza dóberman. Aclaro también que mi primera perra la gocé pasando mi 13vo. cumpleaños. En la casa de mis padres teníamos 2 perras (que también me cogí por años) y por azares del destino mi Tía nos pidió hacernos cargo de Tabata de manera indefinida.
Tabata era un animal arisco y una verdadera fiera; pienso que siempre estaba de malas, de hecho, yo le tenía miedo, pero me había encaprichado en cogérmela y moquearle la panocha hasta saciarme, y de alguna forma tomar venganza de su difícil trato.
Cierta tarde, saqué a las tres perras a pasear, llevándomelas a un parque cercano y ponerlas a correr. Era un día caluroso y yo prefería estar descansando en la sobra tomando algo refrescante. Ya de regreso en la casa, decidí darles agua a mis dos perras y a la gruñona de Tabata castigarla dándole a beber cerveza, misma que por ser amarga no toleraría.
Para mi sorpresa, a esta puta perra la cerveza le encantó y moviendo la cola se acercó a mi como pidiendo más bebida. Yo, todavía molesto con ella, le serví en su vasija dos cervezas más. Después de un rato, noté que su comportamiento era extraño, algo errático. La cosa era que ella estaba muy cerca de mi como si fuéramos amigos; le acaricié la cabeza e intuí que estaba borracha, bajé mi mano y le acaricié la vulva o panocha, como decimos por acá.
Ah puta perra de mierda, hoy si te la vas a comer mi verga, te pienso romper la pepa (vulva, coño, pucha, concha, panocha, bizcocho, pocito, chucha, etc.) y vas a sentir lo que es un macho enfermo de lujuria. Sin más que decir, la agarré por el collar y la llevé hacia el cuarto de la servidumbre que estaba vacío, ya encerrados le serví más alcohol y pues como se dice en mi circulo de amigos “no hay cosa más sencilla que cogerse a una borracha”; la puse patas arriba, se la iba a dejar caer a lo MISIONERO.
Me saqué la verga del pantalón, bajándome solamente el cierre de la bragueta, mi mazo ya estaba más duro que el metal, en mi verga se notaban las venas que lo circundan, mi pito era de acero en ese momento, me retiré el prepucio y la cabeza de mi glande estaba toda roja y húmeda. Por mi experiencia zoo con mis otras hembras, sabía que, para un entierro completo en esa puta, tenía que estar lubricado; después de hacer saliva, simplemente dejé caer sobre mi glande un buen salivazo y sin mediar más trabajos, acerqué mi endurecido chile a su rajita y pa´dentro hasta la empuñadura.
Es evidente que la puta borracha que me estaba clavando, quiso enderezarse para escapar, pero de fuerte empujón en la cabeza, la volví a someter en la cama mientras tenía mi verga calada hasta adentro. Supongo que ella se sentía muy mareada o somnolienta por la borrachera, porque ya no hizo ningún otro intento por escapar. Ya estando con el pantalón hasta las rodillas, y viendo su estado de sometimiento, le empecé a dar verga con movimientos muy cortos pero severos. Su concha la sentía muy húmeda y muy apretada, el tema del famoso aniño de las perras, la verdad es que no lo sentí como alguna barrera, ya que desde la primera arremetida la verga llegó hasta topar con el canal del cérvix.
La estuve bombeando durante algunos minutos, solo el tiempo necesario para que su pocito del amor se dilatara más y se acostumbrara a mi herramienta dentro de su ser. Una vez que sentí conveniente le saqué la reata y me bajé a mamarle la concha. Mi boca pretendía abarcar toda la vulva, mi lengua se deslizaba hacia adentro y también disfrutaba de su deliciosa entradita, los lengüetazos eran por momentos delicados y por otros muy fuertes; aquella panochita ya era mía y podía darle el uso que más me complaciera.
Después de mamar hasta el hastío, me incorporé de nuevo y la puse en cuatro sobre el piso; me senté en la orilla de la camita y agarrándola por las ancas, la ubiqué cerca de mi verga, acariciando su super mojado bizcocho, le metí la cabeza y apuntando hacia arriba le clave el mazo hasta la mitad. La levanté de las patas traseras y se la dejé caer toda y permanecí ahí durante algunos minutos, disfrutando de aquel manjar que tanto apretaba mi herramienta de coger.
Para esto ya había transcurrido más de una hora y mis testículos me avisaban la apremiante necesidad de eyacular. La cargué y la acosté de costado y yo me puse atrás, de manera tal que su orificio estuviera al alcance de mi verga. Con la mano izquierda le abrí su rajita, y con la derecha acomodé mi orgullo. Entró la punta y ella levanto la cabeza mirándome, le dije que ahora se jodía pues su mal comportamiento y mi calentura tenían que ser conciliadas para que, en el futuro, su sexo y el mío se dieran el máximo placer cada que se me antojara cogerla sin piedad.
El mete saca duró un buen rato; sin embargo, la urgencia orgásmica me apuraba y quería que mi eyaculación fuera al máximo nivel, pero con el mayor disfrute. Me salí de ella solo para volver a ponerla de frente, justamente con las patitas al hombro, le di la última chupada a su pepa y le clave la verga despacio, empecé a bombearla de manera cadenciosa, pero aumentando la velocidad en cada impele; ya no podía ni quería aguantar más en venirme y diciéndole que ella era una puta viciosa que necesitaba emborracharse para darme placer le enterré todo mi instrumento.
Un par de minutos más y clavándole toda la verga, le aventé los mocos a chorros mientras yo emitía unos sordos quejidos de placer, el estomago me dolía pues los espasmos o contracciones eyaculatorias fueron siete. Haciéndome hacia atrás le podía ver la vulva llena de verga y los hilos de esperma revueltos con sus jugos sexuales se le escurrían rápidamente por la concha.
Me levanté y la dejé tirada ahí en la cama, salí del cuarto dejando la puerta abierta para que cuando se le hubiera bajado la embriaguez y dejara de dolerle la pucha; se largara a su perrera y guardara en su memoria la cogida de su vida que acababa de recibir.
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CDMX mayo 2023
NO hay que emborrachar a ningún ser vivo para tener sexo.
Hola yo igual de CDMX, me gustaría contactarte
Cabron, yo en CDMX , a ver cuando morboseamos chingon
Me parece muy real, porque me pasó casi igual, era una criolla cruzada con pitbull, qué la operaron para que no se saliera preñada y como que la pusieron fue más caliente, xq se calentaba a cada rato, entonces era muy agresiva conmigo y me daba esta rabia cuando la veía colgando de otros machos.. Y..