ME CONVERTÍ EN LA PERRA DE MI FIEL AMIGO.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Riendo, como si se tratara de una broma, juego con su hermoso pelo y
acaricio sus orejas diciéndole: "me quieres coger ¿eh?, ¿crees que soy una perra?", has venteado mis pantaletas, lo que me han dejado ésta noche, ¿verdad?.
Tumbada en mi sillón favorito, con un cigarrillo en mi boca, aspiro lentamente el humo y al exhalarlo, no dejo de contemplar a mi hermoso perro, mi hermoso amigo, que tumbado a un lado descansa. Cansada de que me cojan como un depósito de semen, como un desahogo de varones ansiosos, del "tengo ganas", con todas las "fiestas" que implica una relación sexual humana, medito: "¿y si todo fuera tan natural como mi perro me lo ha mostrado, si me satisfaciera ampliamente al hacerlo conmigo, que de malo tendría?.
Enciendo internet y busco videos de zoofilia, acceso información en la red respecto al tema y quedo impresionada: ¡es tan sencillo!.
Soy un hombre que ha disfrutado el sexo con mujeres, formado una familia, divorciado, tomando hormonas femeninas he desarrollado características femeninas y disfrutado el sexo de varones como mujer, pero algo me falta: la naturalidad del placer, la espontaneidad inocente de dos seres que se unen sexualmente sin poder comunicarse con palabras, solo con el acto en sí.
Es cuando contemplo a Joe, mi fiel compañero, mi perro y lo admiro como un potencial amante, un potencial ser que me da lo que tiene, sin pedir nada a cambio, sin condicionarlo a nada, solo por el hecho de ser como es: un ser inocente, que es como es, de obtener de su contraparte todo lo que desea y lo llena como lo que él es: un ser natural, un ser de Dios que obtiene placer y al mismo tiempo lo dá, en una autogratificación divina.
Me pongo "cachonda" y en mi excitación, decido prepararme para mi fiel amigo, seré su perra, su compañera fiel, así como él ha sido "mi perro", por casi cerca de cuatro años, sin pedir nada a cambio, mi compañero: ya no tendré sexo con hombres, solo con él, seré su perra fiel y él me dará cariño, su amor natural e inocente y él tomará de mí, el placer que deriva de tener a su fiel compañera de poseerla y al tomarla como su poseción, realizarse como el ser que es: un ser natural, sin restricciones, sin "valores".
Es el siguiente viernes por la noche, me maquillo y peino lindamente, me calzo un brassiere, me pongo medias negras, una en cada pierna, solo hasta arriba de mis muslos, calzo unas zapatillas negras de plataforma y
así sin pantaletas y con mi ano profundamente lubricado, llamo a joe que acude presto y juguetón, me salta encima, se frota en mis piernas, lo acaricio en todo su rico y peludo cuerpo, beso y lamo sus orejas, tumbados en la alfombra rodamos entrelazados jugando, sintiéndonos uno junto al otro, acaricio su "vaina", lo masturbo, el perro se inquieta y se excita después, jadea ruidosamente, sus ojos brillan: lo he provocado, me ve como a su perra, todo empieza a caminar.
Lleno mi boca con su peluda vaina y siento excitada como se asoma dentro de mi boca, su puntiagudo y rojo pene, lo chupo y lamo con placer, gotas saladas llenan mi paladar; el perro gime desesperado, me enreda con una de sus patas, intenta voltearme, presta, me pongo "en cuatro", sumisa le envío mi mensaje: "estoy lista para tí, cógeme, hazme tu perra, hazme tuya".
Me huele el ano y pasa su áspera lengua en él, me estremezco de placer al contacto de su tibia y rasposa lengua, me lo huele y lame una y otra vez, ya sin poder contenerse salta sobre mi culo y con sus dos patas delanteras me toma por la cintura al mismo tiempo que montándome, frenéticamente mueve su cadera y en ritmo incontrolable busca la entrada de mi ano.
Me siento herida por un millar de agujas en mi recto al encontrar Joe mi perro, la entrada a las profundidades de mi intimidad; animado por lo caliente de mi ano y recto, empuja en un movimiento de su cadera que en frenético de atrás hácia adelante, hunde su vaina en mi recto e intestino.
Grito y jalo aire con mi boca totalmente abierta, la dura penetración ha comenzado, su vaina se comienza a hinchar y empieza lentamente el proceso de "abotonarme": soy su perra, ¿que más podría esperar?.
Arriba y abajo de mi recto siento como una "hinchazón" comienza a desarrollarse, "trabando" la vergota de Joe muy profundamente, dolorosamente, dentro de mi ano, gimo de puro placer y siento como mi ano y recto "fueran a reventar" por el "botón" de Joe, que impedirá que me "zafe" de su cogida hasta que todo haya terminado.
Una vez que Joe me tiene dolorosamente bien "abotonada", se queda quieto, pasa una de sus patas sobre mí y quedamos "culo con culo", me tiene "amarrada" como una perra, no me podré soltar de él, hasta que termine de llenarme con su semen.
Empiezo a sentir las contracciones de la gruesísima vaina de Joe, y cómo con cada contracción, lanza un chorro de semen que me inunda muy profundamente mi intestino, empiezo a tomar cuenta de que mi culo empieza a "chorrear" leche de mi amado perro, por casi media hora me bombea interminablemente con su leche y esta gotea por mi culo, entre su vaina y mi ano.
Estoy rendida y soy suya, me tiene tomada con una verga que dilatada en su "botón" me impide escapar de tan tremenda cogida, espero y despúes de un muy largo rato, termina de vaciarse en mí y su "botón" comienza a deshincharse, hasta que su vaina flácida, me abandona en medio de chorritos de semen que salen de mi ano.
Lo abrazo, siento su peludo y rico cuerpo, me pasa su lengua por mi rostro, lo beso en sus orejas, hocico, paso mi lengua por su vaina, me ha hecho "su perra", no necesito más: tengo a mi amante en casa.
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