ME CULIE LA PERRA DE UNA PROFESORA
Tuve la oportunidad por segunda vez en mi vida con una san Bernardo..
Hola a todos, comenzaré contando que hace unos días me encontraba en la ciudad de visita en la casa paterna, rindiendo cuentas y otras actividades personales, mis papas viven en un conjunto cerrado por lo que no hay problemas de seguridad, la persona que vive en la casa de enseguida es profesora, vive sola y tiene una perra san Bernardo de unos dos años, con ella tenemos una buena amistad de vecinos y de vez en cuando nos hacemos favores, ella por la mañana saca la perra y la deja suelta para que haga sus necesidades, al rato la llama y la deja en el antejardín, como trabaja la jornada de la tarde le deja la llave al celador para que la saque dos veces y le recoja las heces, de manera que cuando llega en la noche no encuentra sucio, pasados varios días vi que la sacó con el tiro y no la dejó suelta ni un minuto eso me causó extrañeza, sin embargo, haciéndome el pendejo conecté una manguera y me puse a regar nuestro jardín, al pasar por el frente me detallé bien y la perra estaba en celo. Yo no voy a negar que eso me pone a mil y ansioso por el morbo que me produce, su hinchada vulva se le veía muy abultada de forma increíble y sobresalía de manera exagerada, los días siguientes la veía pasar por el frente y terminaba excitado con ganas de meterle una culiada única, el fin de semana ella viajó para una cabaña en las afueras de la ciudad y se la llevó de manera que me dejo viendo un chispero, el lunes en la mañana llegó, mas me demoré en verla que me dio una parola muy intensa que me provocó masturbarme.
Eran como las 11:30 del día, cuando la profesora salió y no vio el celador, como estaba pendiente me paré frente a la casa, la profesora al verme me pidió el favor que si era posible que le sacara la perra a eso de la una de la tarde y a las seis de la tarde, le dije que no había problema y ella me dio la llave, mil recomendaciones de no dejarla sola y se fue, el segundo problema eran mis papas, como carajos los saco de la casa, pero las cosas se dieron, ellos salieron a hacer una serie de visitas y otras diligencias, al invitarme no quise ir, cuando se marcharon, sin esperar más fui le coloqué el collar a la perra y me la llevé para dentro de mi casa, mi pene estaba erecto y con los calzoncillos mojados, la metí a mi cuarto, encendí el aire acondicionado y me dejé en bola, comencé a tocar su panocha la cual estaba muy húmeda igual que pelos en su alrededor, la perra se excitó de una e hizo el rabo para un lado, comencé a introducirle mi dedo con facilidad ya que la perra estaba demasiado lubricada, le palpaba contracciones consecutivas y de un momento a otro se agazapó y comenzó a mover esas caderas rapidísimo, se culiaba solita como haciendo esa danza del apareo, cuando le saqué el dedo se volteó y olfateaba mi verga en la medida que la lamia, luego me puso su vulva contra mis pernas, hizo el rabo a un lado y comenzó a elevarse dejando ver aquella panocha muy hinchada y temblorosa, no soporte más la excitación y sin importar los prejuicios, acosté la perra sobre la cama con el hocico hacia arriba, le abrí las patas, la perra olía delicioso porque es muy aseada por su dueña, le metí una tremenda chupada en la vulva, le metía la lengua hasta donde podía, la perra apenas se fruncia, al dejarla de lamer se levantó y se puso juguetona conmigo, luego inició a lamerme otra vez, la sensación de su lengua en mi verga era muy rica, caliente y babosa, suave, casi me explota sin penetrarla, por lo que tuve que pararla, la acomodé y me ubiqué detrás de ella, la agarre por las caderas en la medida que orientaba mi verga en la cavidad de la vulva, la comencé a clavar poco a poco, era hermoso ver como su vulva se tragaba mi glande completo, realmente era una necesidad mutua, ella misma comenzaba a moverse de una manera rítmica haciendo fuerza hacia atrás, poco a poco iba desapareciendo mi pene, hubo momentos en que sentía unos apretones muy fuertes y volvía a soltar, hubo un momento que contrajo la vulva por unos instantes y cuando soltó logré una penetración hasta el fondo porque ya veía la vulva contra mi bello púbico, la perra pegó un pequeño quejido y luego contrajo nuevamente la vulva, pude sentir que me atrapó la verga con una fuerte contracción, de manera que hice algo de fuerza liberando mi pene, mientras me controlaba volví a acomodar la perra a la perra con el hocico para arriba, las patas abiertas y mostrando en todo su esplendor su panocha que estaba rosada y mojada para volver a saborear esa rica vulva, al fin y al cabo estaba solamente conmigo y probablemente era su primer macho.
Ya calmado acomodé nuevamente la perra en el piso, la agarré en posición perruna y la penetré hasta que desapareció totalmente mi verga e iniciamos a culearnos con movimientos lentos para no venirme y disfrutar por más tiempo, estaba totalmente excitado, tenía la entrepierna húmeda de los abundantes fluidos que brotaban de la san bernardo, comencé a darle movimientos más y más rápidos y más duros la perrita jadeaba bastante, después de un buen rato sentía unos hormigueos por todo el cuerpo y literalmente temblaba de pasión, de un momento a otro la perra volvió a contraer la vulva, en ese momento la aferré contra mí como si la fuera a atravesar con la verga y sin poderla retirar de su interior, inicié a botar chorros de semen con mucha fuerza, eran intensos y prolongados, sentía la fuerza que hacían mis testículos por desocupar todo su contenido, hasta que las contracciones eran débiles e imperceptibles, me sostuve en esa posición en la medida que mi verga perdía la erección y se tornaba flácida, alcanzaba a percibir que la perra tenía contracciones pero no me lograba sostener la verga como cuando estaba erecta, hasta que por sí sola salió, en ese instante la perra se soltó, se tiraba al piso, ladraba, luego le comenzó escurrir desde su interior muchos fluidos llenos de semen, se echó al piso y comenzó a lamerse sin desperdiciar una sola gota, después la perrita se me tiró literalmente encima y me lamia por todo lado la verga hasta dejarla limpia, después se calmó, se subió sobre mi cama y se recostó, me levanté fui al baño, me limpié la verga con agua y jabón, me coloqué ropa interior y luego me regresé donde estaba la perra e inicié a acariciarle la vulva para buscar otra erección.
Me quedé dormido un rato y al despertar la perrita seguía ahí mismo, al levantar el cubrecama que me había colocado encima, la perrita se metió debajo e inicio al olfatear mi verga, podía sentir esos resuellos calientes, me quité los pantaloncillos y de una se puso a lamerme copiosamente, en la medida que también le acariciaba su vulva con un dedo adentro, mi verga se fue levantando hasta ponerse tiesa otra vez, tenía una erección fuerte, me acomodé boca arriba sobre las almohadas, senté la perra sobre mí y como pude le metí la cabeza de la verga, luego la agarré por las caderas en la medida que la iba penetrando, la perra temblaba bastante, hasta que la clavé toda y así estuve buen rato, sentía nuevamente esas fuertes contracciones, como la perra hizo amague de levantarse, de nuevo volví a cogerla tipo perruno y continue dándole enviones fuertes, cuando me atrapaba la verga me quedaba quieto y continuaba cuando aflojaba, esa segunda vez pude aguantar mucho más tiempo, hasta que era tan intenso el placer, goce y éxtasis, que acelere los vaivenes para buscar la otra eyaculación, al momento de hacerlo por segunda vez grité del placer fue algo que no se lo puedo explicar, y volví a llenarle su vulva con todos mis líquidos, le mantuve la verga metida y como no se puso flácida empecé a darle verga por un buen rato hasta que perdió algo de ereccion, así duramos varios minutos, ya cansado y al sacar mi verga veía como emanaba de su vulva mucho semen mezclados con los fluidos de ella, me lamio el pene dejándolo limpio, después se lamió ella misma y se limpió todo vestigio de sexo.
Para evitar cualquier inconveniente me bañé el cuerpo, llevé la perrita a la ducha y con agua y habón suave la bañé bien, la sequé con un secador de cabello, conseguí copitos para tratar de asearle al máximo el interior de la vulva, pero de todas maneras se notaba porque había aumentado su tamaño.
Para entonces eran las 4 y 30 de la tarde, así que llevé la perra al exterior de la casa y orinó bastantísimo, algo que noté es que la orina era turbia y tenía un olor muy fuerte, penetrante, más fuerte de lo normal, después regresé con ella a la casa, ella iba adelante y yo mirándole esa rica panocha, que sensación tan rica pero ya no se podía hacer nada de nada porque no demoraba su dueña y mis papas, al llegar la profesora fui y le llevé su mascota, no sin antes hacerla orinar otra vez, preguntó cómo se había portado, si había molestado, si había sido sucia en la casa, le contesté que no, que era muy noble y juiciosa. Si bien ya son prácticamente 25 años de experiencias zoofílicas, hoy si sentí algo de temor de que de pronto se diera cuenta, pero ya pasaron cuatro días sin que la profe haya cambiado su comportamiento, aunque ayer miércoles la volvió a dejar conmigo, no se pudo hacer nada de nada porque no estaba solo, sin embargo, al subir un rato a ver televisión, la perra subió conmigo, se volteaba mostrándome la vulva y haciendo la cola para un lado, me olfateaba la entrepierna, aunque estaba a mil y tuve la tentación de ponerle la verga para que me lamiera, mejor no correr riesgos y seguir disfrutando, más ahora que regreso a la finca y los fines de semana esté a mis anchas con mis hermosas hembras incluidas mis gallinitas.
Que bien vivir esa experiencia
😋 quiero eso.
Puto relato jodidamente caliente… debe ser un sueño coger a semejante hembra… al menos es mi sueño…
Gracias por el relato.
Yo también quiero ese sueño de cogerme a una sabe de algún grupo ?